chapter thirteen
La noche anterior Ana se había ido a dormir pensando en todo lo que había ocurrido ese día, pensando en la situación de Margarita, y el problema en el que se había metido con Daisy y Merlín, y pensando en Rey y lo que le había contado de su pasado y su familia. Ana estaba segura de que lo que el chico le había contado no era ni la mitad de todo lo que guardaba respecto a esos temas, y estaba segura de que si conseguía la ayuda de Delfina o Salo para poder empezar terapia todos podrían notar un cambio, una evolución en Rey.
Todavía no había vuelvo a ver al chico, por lo que no sabía qué había ocurrido con el pedido a Delfina y Salo, cuando había ido a servirle el desayuno a los chicos notó la ausencia de Rey, pero prefirió no preguntar y simplemente esperar. Había pensando en escribirle, para ver si estaba bien o no, pero le parecía demasiado invasivo de su parte. Sí, el chico le había contado parte de su historia familiar, pero no sabía que tanta confianza había entre ambos y cómo se sentiría Rey si veía un mensaje de ella preguntando sobre ese tema.
A la otra que no había visto desde la mañana era a Margarita, a quien sí le había escrito y había recibido como respuesta un simple "Estoy bien, nada de qué preocuparse.", sin emojis, sin signos de exclamación, ni siquiera sin algún sticker de esos llenos de corazones que la chica usaba seguido. De forma instantánea Ana supo que no estaba bien, pero Pipe le había dicho que su amiga había ido a andar en bici para despejarse, por lo que asumió que necesitaba tiempo para ella.
La chica de los ojos chocolate se encontraba en el patio del Hangar, regando con tranquilidad la huerta que había armado junto a Luca en una zona apartada del mismo, donde por lo general los chicos del programa no llegaban.
— Me desnuda tu partida, quedé sola con la herida. En le medio de los mundos ni tu aire se respira. —las palabras brotaban de sus labios siguiendo la pista que salía del parlante de su teléfono, guardado en el bolsillo de su pantalón. Ana se movía entre los distintos sectores de la huerta, acomodando algunas hojas para tratar de que crecieran en otra dirección, cortando algunas que estaban secas y tirando un poquito más de abono en las zonas donde consideraba que hacía falta— De qué me sirve la boca si no puedo mirarte, ni hablar, ni gritarte. Dime ¿para qué? ¿Para qué te conocí? —la chica no había escuchado los pasos que se acercaban, demasiado entretenida en su tarea, de espaldas al resto del patio donde una figuraba estaba de pie, su cuerpo recargado en uno de los árboles que había junto a la huerta disfrutando de la pequeña serenata que Ana estaba dando— De qué me sirven los ojos si no puedo besarte, sentir, olvidarte. Dime, ¿para qué? ¿Para qué te conocí?
Unos aplausos llamaron la atención de Ana en el momento en la melodía terminó y su teléfono pasó a reproducir otra totalmente diferente. Ana se sobresaltó, casi cayendo de culo en el piso, de no ser porque atinó a frenar la caída con sus manos manteniéndose como si fuera un cangrejo.
— Bastante desubicadas las plantas como para no aplaudir después del show que les diste. —comentó con tono divertido cuando había terminado de aplaudir, sonriendo de forma tal que sus ojos estaban casi cerrados— Ya que ellas no lo hicieron me parecía justo que lo hiciera yo.
Ana negó con su cabeza, sonriendo y colocándose de pie con un poco de dificultad a la vez que el chico dejaba de reposar el peso de su cuerpo en el árbol para acercarse a donde estaba ella.
— Ya estoy acostumbrada a recibir silencio a cambio, son un público difícil. —respondió la joven encogiéndose de hombros. La chica sacudió la tierra de sus manos en el delantal que llevaba puesto, para agarrar la regadera que había dejado a un lado, acercándose al chico— ¿Todo bien? Hoy... Hoy temprano no te vi cuando fui a llevarles las cosas del desayuno.
— De eso mismo quería hablar, te había estado buscando y tu hermano me dijo que podías estar acá. —la chica asintió, indicándole que continuara mientras ella detenía la música— ¿Viste que ayer fui a hablar con Delfina y Salo? Bueno, les conté un poco de lo que estaba pasando y que creía que necesitaba hablar con alguien, y ellos también me recomendaron empezar terapia, que probablemente me iba a hacer bien sobre todo si era yo el que estaba tomando la decisión por voluntad propia. Pero les dije que tenía el problema de que no tenía la plata que necesitaba para pagarlo, si sabían de alguna forma en la que pudiera hacerlo. —Rey hizo una pausa, una sonrisa formándose en su rostro— Salo tiene un amigo que es terapeuta, ayer cuando estaba con ellos ahí lo llamó y hablamos sobre mi caso, dijo que podía ayudar y que no me preocupara por el tema del pago.
Ana sonrió con emoción al escuchar eso— ¿En serio? ¡Viste que te dije que hablando con ellos podías conseguir algo!
Rey asintió— Por eso no estaba en el desayuno hoy, tuve la primera sesión con Julián, así se llama el amigo de Salo. —el chico no pudo evitar soltar una risita al ver lo emocionada y feliz que Ana estaba por él.
— ¿Y? ¿Cómo te sentiste? ¿Cómo salió eso?
— Bastante bien, mucho mejor de lo que esperaba la verdad. —explicó, rascando su nuca nerviosamente— Al principio fue un poco raro, pero de a poco me fui soltando y al final de la sesión me tuvo que frenar él porque se nos había terminado el tiempo.
Ana soltó una risa— ¿Eso significa que vas a seguir? —el chico asintió sin dudarlo— Me alegro muchísimo por vos Rey, y me alegra mucho que estés dando este paso, vas a ver que va a ser muy productivo para vos. ¿Te sentiste cómodo?
— Sí, al principio pensé que iba a ser un viejo medio aburrido y que me iba a morir del embole, pero al final era bastante copado y tira buenos consejos. —la chica negó riendo— Quería contarte a vos primero porque fuiste la que me ayudó a tomar la decisión y volver a decirte gracias, supongo que necesitaba un empujón para tomar esta decisión y fuiste vos la que me lo dio.
La de la mirada chocolate se encogió de hombro, restándole importancia— No fue nada, pero de verdad me pone muy feliz por vos, Rey. —el chico asintió, removiéndose nerviosamente en su lugar, lo cual no pasó desapercibido por Ana— ¿Pasa algo? ¿Hay algo que quieras preguntar?
Rey aclaró su garganta antes de volver a hablar— ¿Te puedo dar un abrazo?
Ana no esperaba para nada esa pregunta, y sintió que se desarmaba por completo al ver la forma en la que Rey la miraba, completamente vulnerable— S-sí, obvio que podés. —la joven vio como Rey se acercaba a ella, tomando la regadera que la chica tenía en sus manos para dejarla a un costado— Para, tengo todo el delantal con tierra, te vas a manchar la ropa. —pero Rey ignoró sus palabras, y sin importarle demasiado si se ensuciaba o no, la atrapó en un abrazo que a Ana le robó el aliento, un abrazo tan sentido, tan cálido. Un abrazo que se notaba que el chico necesitaba y Ana estaba más que gustosa de otorgarle.
— ¿Interrumpo algo?
Los dos se separaron de golpe al escuchar esa voz, girándose para encontrar otra figura de pie a unos pasos de ellos, observándolos con una ceja alzada. A pesar de que habían roto el abrazo, Rey se mantuvo bastante cerca de la chica, parado a su lado, sus brazos casi rozándose.
— ¿Qué querés Merlín? —cuestionó la chica, su mirada había perdido la suavidad con la que estaba mirando a Rey segundos atrás, dando paso a una mirada mucho más fría.
— Quería saber si habías visto a Margarita, ya que pasan bastante tiempo juntas. —el chico del bigote los miró a los dos con atención, no recordaba que Ana y Rey fueran tan cercanos, aunque tampoco era como que pasara demasiado tiempo alrededor de ellos. Rey lo detestaba, aunque el sentimiento era mutuo, y Ana... por algún motivo también lo detestaba.
— No, no la veo desde el desayuno.
— ¿No tenes idea de a dónde se fue? O vos Rey, ¿no la viste?
— Yo recién llego al Hangar, ni siquiera estuve en el desayuno. —se explicó Rey alzando sus manos a modo de defensa.
— Se fue a andar en bici, pero ni idea por dónde.
Merlín asintió, chasqueando la lengua— Bueno, me voy a buscar a Daisy entonces. —al escuchar eso, Ana frunció el ceño, y antes de que Merlín pudiera siquiera dar media vuelta habló.
— Quieto ahí. —dijo la chica con tono firme y Merlín acató sin dudarlo, por algún motivo que todavía no le quedaba claro Ana le imponía respeto y un poco de temor, no quería ver su lado enojado— ¿A qué estás jugando Merlín?
— ¿A nada? —dijo el chico, aunque más que como una afirmación sonó como una pregunta. Rey por su parte observaba todo en silencio, deleitándose con la actitud que el chico de bigote tomaba frente a Ana.
— Ah sí, a nada, seguro.
Merlín carraspeó removiéndose bajo la mirada de la chica que lo ponía muy nervioso, se sentía testigo falso en un juicio— Yo no te caigo muy bien, ¿no?
— ¡No puede ser! ¿Qué te dio a entender eso? —preguntó Ana con falsa sorpresa, provocando que Rey se carcajeara ignorando la mirada frustrada que Merlín le otorgó— No me gusta que jueguen con mis amigas y eso es justamente lo que estás haciendo vos, con bastante impunidad. Primero buscas a una, después buscas a la otra ignorando a la primera, y así sucesivamente. ¿No te parece un montón jugar a dos puntas como lo estás haciendo con ellas? Mintiendo, haciendo promesas falsas, diciendo que sentís cosas que no son verdad. —Merlín miró con nerviosismo a Ana, sin saber bien qué decir, porque estaba seguro de que cualquier cosa que dijera a la chica no iba a gustarle en absoluto— La verdad que no sé cuáles son exactamente tus intenciones con mis amigas, Merlín, pero que te quede claro que donde las lastimes se te va a venir la noche, ¿quedó claro?
— Muy claro.
— Che, Salo pidió que todos vayan al salón principal del Hangar. —Luca llegó con una sonrisa animada, claramente sin notar la tensión que había entre su hermana y Merlín— Dijo que nosotros también Ani, parece que con Delfina tienen una sorpresa o algo así.
— Vayan, yo en unos segundos voy, primero tengo que guardar las cosas. —señaló la regadera y las herramientas de jardinería que había usado, además del delantal lleno de tierra que todavía llevaba puesto.
Merlín ni siquiera lo dudó antes de seguir a Luca y desaparecer de ahí, mientras que Rey se quedó con la chica— Te ayudo Ana, así lo haces más rápido y vamos a ver que onda.
— Gracias, Rey. —agradeció la chica con una sonrisa.
Mientras guardaban las cosas que Ana había usado, Rey notó como la actitud e incluso la postura de Ana habían cambiado por completo a la que tenía segundos atrás mientras hablaba con Merlín. Ahora lucía más tranquila, más relajada, la tensión de sus hombros había desaparecido y la calidez había regresado a su mirada.
Un cosquilleo raro hizo acto de presencia en el pecho de Rey al recordar la actitud de Ana ante Merlín defendiendo a sus amigas del chico, no sabía cómo describir lo que había sentido al ver a Ana de esa forma, pero malo no era, más bien todo lo contrario.
Cuando los dos habían terminado de guardar las cosas y Ana había dejado el delantal colgado en un galponcito que había para todo lo del jardín, los dos se encaminaron hacia el Hangar, notando como de a poco aumentaba el volumen de la música.
Al llegar vieron una imagen que los tomó completamente por sorpresa.
Delfina y Salo se encontraban juntos en el escenario, cantando Reina Gitana, con una pantalla en el fondo que decía "KARAOKE" y pasaba la letra de la canción que ellos estaban cantando. Al fondo del lugar, atrás de las mesas que habían distribuido para que todos pudieran sentarse cómodos, inclusive Ada y Luca, había una cámara en un trípode grabando todo, lo que les indicó que todo estaba siendo transmitido en las redes del Hangar.
Los aplausos no se hicieron esperar cuando la presentación terminó, y rápidamente Ana y Rey se sentaron entre los demás presentes. Al ver que Margarita estaba ahí sentada con Pipe, riendo, Ana no dudó en sentarse en la misma mesa, acercándose para hablar.
— Mar, ¿todo bien? —cuando la chica se giró, Ana notó que tenía la punta de su nariz ligeramente roja, al igual que sus ojos, un claro indicio de que había estado llorando. Pipe le otorgó una mirada que le decía que él también sabía que Margarita no estaba bien.
— Sí, algo así, después hablamos ¿te parece?
Ana asintió, no queriendo presionar a la chica en ese momento— Como vos quieras, yo estoy para escucharte cuando lo necesites.
Margarita tomó la mano de su amiga, dándole un suave apretón y murmurando un "Gracias, Ani" para luego girarse y mirar la siguiente presentación.
Luego de que Delfina y Salo terminaron con la canción elegida, el siguiente fue Sasha con una reversión de Por eso estoy preso, mientras todos aplaudían al ritmo de la música y el chico disfrutaba como toda una estrella de la ovación que estaba recibiendo.
Al ver que Merlín se acercaba con intenciones de hablar con Margarita, Ana se colocó de pie y se movió a la mesa donde estaban Zeki y Mei, no teniendo ganas de ver al chico del bigote y tampoco escuchar que excusas le iba a dar a Margarita. Los tres estaba riendo y cantando con diversión al ritmo de Voy por más, el tema que había elegido Alaska para cantar junto a Ciro.
— Esto se va a poner interesante. —ante las palabras de Zeki, Ana miró a donde estaba señalando, viendo como su tía le entregaba los micrófonos a Merlín y Rey, acercándolos al escenario.
— Música, Nenes bien. ¡A sacarse las caretas! —exclamó su tía Ada, para luego bajar del escenario y tomar asiento junto a Luca una vez más.
— Nenes bien, que van portando apellido y a la calle no los dejan ni asomar. —comenzó Merlín— Que no saben que lo simple y divertido, es vivir como uno quiere y nada más.
La tensión que había entre los dos era muy notoria, parecía que querían sacarse los ojos mientras cantaban Nenes bien de los Teen Angels. Sin embargo, todos aplaudían y gritaban apoyando, porque era una presentación que entretenía bastante. El chat del vivo estaba en llamas, todos diciendo cuál de los dos era su favorito, además de votar cuál de las presentaciones que se habían hecho hasta el momento les había gustado más.
— Vení a bailar y sacate la careta. Yo estoy acá y te quiero acompañar. —cantaban los dos, mirándose de una forma que dejaba muy en claro que se detestaban. Pero mientras Merlín parecía querer fulminar a Rey con la mirada que le estaba otorgando, Rey estaba sonriendo de forma altanera, disfrutando del poder poner a Merlín de los pelos de esa forma— Vení a soñar que la vida nos espera. Vos sabes que podrás ser feliz de verdad, ¿nene que esperás? No tardes más.
En el momento en que ambos terminaron, el Hangar estalló en aplausos y Delfina subió al escenario— ¡Pero que presentaciones estamos teniendo! Espectaculares, ¿no les parece? —exclamó la mujer sonriendo, se notaba que estaba disfrutando de todo el show y el talento de los chicos— Bueno, ¿quién sigue ahora? Cualquiera de los presentes puede venir a deleitarnos con cualquier tema que quieran, tenemos muchos para elegir en la compu.
Todos se miraron entre ellos, a ver quién era el siguiente valiente, y Ana alzó sus cejas confundida al ver que Zeki y Mei la miraban a ella fijamente— ¿Qué? —preguntó la chica confundida.
— Subí vos, Ani. —la alentó Zeki— Ya sabemos que cantas, Ciro nos contó que te escuchó cantando y que lo haces hermoso.
— No, no, Ciro estaba exagerando. —trató de excusarse la chica— Aparte es para ustedes esto.
Mei chasqueó la lengua— Delfi acaba de decir que puede subir cualquiera, ¡dale Ani! Por favor. —rogó la chica, Zeki uniéndose a ella. Al ver la duda en el rostro de la chica, los dos empezaron a cantar a coro su nombre, y Pipe que estaba cerca los escuchó, uniéndose mientras reía. A ellos tres se le unieron también Ciro y Luca, y luego se fueron sumando los demás chicos. Ana estaba completamente roja, queriendo que la tierra se la tragara.
— Bueno, parece que el público quiere que alguien en específico suba a demostrarnos que tiene para ofrecer. —dijo Delfina riendo, bajando del escenario para acercarse a la mesa donde estaba Ana, entregándole el micrófono que la chica tomó con duda— Yo sé que no vas a decepcionar Ana, Daisy me cuenta cosa. —la mujer le guiñó el ojo para luego irse a la mesa donde estaba sentado Salo, los dos mirando expectantes a la chica.
Viendo que no le quedaba otra opción, Ana se colocó de pie, tomando una respiración profunda mientras los demás aplaudían coreando su nombre al ver que la chica se dirigía al escenario, acercándose al chico que manejaba la computadora con los temas para pedirle uno específico.
Todos en el chat del vivo del Hangar se preguntaban quién era la chica, algunos decían reconocerla de la presentación que había hecho Margarita para anunciar su ingreso al programa, mientras otros decían que al recordaban tocando la guitarra para Daisy y Rey en el desafió que había hecho Delfina días atrás.
Ana se colocó en el medio del escenario, mirando a todos los chicos que estaban abajo, sus nuevos amigos, mirándola expectantes por lo que podía llegar a hacer. Entre ellos Rey, que tenia una sonrisa radiante en su rostro, sabiendo que hiciera lo que hiciera Ana iba a ser increíble.
Lo primero que se escuchó fueron un par de notas tocadas en un piano, y cuando Ana supo que le tocaba entrar a ella lo hizo, comenzando a cantar— ¿Cómo haremos? No puedo evitar mirarte, no puedo evitar pensarte. No puedo sin perder la razón. —aquellos que no habían tenido la oportunidad de escucharla cantar antes, básicamente la mayoría en ese lugar y el vivo exceptuando a su hermano y su tía, y a Rey, Daisy y Ciro, estaban con la boca abierta, totalmente sorprendidos por la hermosa voz que Ana tenía y lo lindo que cantaba. Todo en un silencio total, disfrutando del show que la chica estaba dando— Y lloro por tu amor, mientras te miro a los ojos. Buscando el perdón de Dios.
En ese momento la música se volvió mucho más animada, el ambiente en el lugar cambiando por completo y las luces comenzando a cambiar de color y a titilar, acompañando la energía de la canción. Todos comenzaron a aplaudir al ritmo de la música, colocándose de pie mientras Ana continuaba cantando, una sonrisa en su rostro, disfrutando de poder interpretar la canción dejando todo de ella en cada verso.
— ¿Vos sabías que cantaba así? —la pregunta de Salo llamó la atención de Delfina, que estaba meta aplaudir y moverse al ritmo de la música junto a él.
Delfina negó con su cabeza— Daisy me había dicho que cantaba y la ayudaba a practicar, pero no pensé que lo hiciera tan bien, tiene mucho talento.
— Los dos sabemos, que hay cosas que son imposibles. Mejor será olvidarlo todo, buscar alguna forma de decir adiós. —Ana estaba disfrutando del momento todo lo que podía, sabiendo que no era algo que iba a repetirse, aprovechando la oportunidad de ver que era lo que los chicos del programa de becas experimentaban cada vez que se subían a ese escenario— Quiero ser todo el cielo que te cubra, respirar cada parte de tu ser. Darte todo el corazón. —la chica de los rizos sonrió viendo como varios de los chicos que estaban abajo se habían puesto a bailar entre ellos, como Mei con Pipe, Zeki con Daisy y Margarita con Otto, mientras del otro lado estaban Delfina y Salo bailando juntos, e incluso Luca había sacado a bailar a su tía mientras reían.
En el chat del vivo muchos de los espectadores estaban votando por la presentación de Ana como una de las mejores, incluso si no sabían exactamente quién era la chica o por qué no estaba dentro del programa de becados con el talento que demostraba tener. Sin saberlo, Ana había logrado que muchos en el chat pidieran su ingreso al programa, que Delfina le diera un oportunidad porque el talento lo tenía y decenas y decenas de mensajes más apoyándola.
— No pareces muy sorprendido con lo bien que canta. —el comentario de Alaska llamó la atención de Rey, notando que la chica había tomado asiento a su lado, observándolo con atención.
— Es porque ya sabía que ella cantaba así, ya la había escuchado. —el chico hizo una pausa, notando lo feliz que Ana lucía cantando para todos, lo feliz que la ponía que los demás pudieran disfrutar con ella— Tiene una voz hermosa, viste. —la mirada de Rey no podía abandonarla, Ana era magnética, era como que incluso si lo intentaba sus ojos no podían despegarse de ella. Sus ojos azul cielo brillaban con admiración, la sonrisa fija en su rostro, sobre todo cuando su mirada finalmente chocó con la mirada chocolate de Ana.
— Quiero ser todo el cielo que te cubra, respirar cada parte de tu ser. Sin dolor, el alivio y tu locura. —su mirada había dado con la de Rey, y podía sentir como un calorcito aparecía en su pecho al ver la forma en la que la miraba, ignorando por completo a los demás— La razón y la fuerza de tu fe... Darte todo el corazón. Darte todo el corazón...
Cuando la música terminó, el lugar estalló en aplausos y la chica sonrió radiante, toda ella parecía emitir una luz que iluminaba el lugar. Ana paseó su mirada por el público, deteniéndose en su tía y Luca que la miraban con sus ojos cargados de orgullo, los dos aplaudiendo a más no podes. La chica pudo ver a las Margarita, aplaudiendo, gritando y silbando con Pipe, Zeki, Mei, Ciro e incluso Otto y Romeo, hasta Alaska y Merlín aplaudían. Hasta que finalmente su mirada se posó en Rey, cuya expresión era similar a la de Ada y Luca, una que desbordaba orgullo, mientras aplaudía y chiflaba, haciéndola reír.
La chica no llegó a bajar del escenario por completo que ya tenía a los chicos del programa con los que había pegado amistad abrazándola con fuerza mientras la felicitaban a los gritos, dando saltos y provocando que Ana riera.
— ¡Que guacha! ¿Por qué no dijiste que cantabas tan bien? —le preguntó Zeki dándole un golpe en el brazo.
— ¡Tenemos que cantar algo juntas! —le siguió Mei mirando a las demás chicas que asintieron de acuerdo con ella sin dudarlo— ¡Cantas hermoso Ani!
— Gracias chiques. —agradeció sintiendo como se sonrojaba ligeramente por los halagos.
— Un fuerte aplauso para Ana que nos dio tremenda presentación. —dijo Delfina una vez que subió al escenario— Hasta acá llegamos con la noche de karaoke y van a ser ustedes los que decidan quién fue su favorito y quién se va a llevar el premio sorpresa. —luego de despedirse, la cámara finalmente se apagó y todos comenzaron a dispersarse hablando emocionados de las distintas presentaciones que habían dado.
Ana observó como Delfina se reunía con Salo y Yamila, los tres hablando mientras la miraban a ella, algo que la dejó un poco confundida, pero decidió no prestarle atención.
Su tía y Luca la habían abrazado con fuerza felicitándola por lo que había hecho, su tía diciéndole lo hermosa que había estado y lo orgullosa que estaba de ella, y su hermano diciéndole que la había rompido y que todos en el vivo estaban como locos apoyando su presentación y votando por ella. Fue en ese momento que Salo se acercó, pidiendo hablar con Ada unos minutos, y llevándosela del lugar.
Luca abrazó a su hermana una vez más, dejando un beso en su cabeza— Entre nos, les rompiste el orto a los demás, Ani.
— ¡Luca! ¡No digas eso! —exclamó la chica provocando que su hermano se carcajeara— Es una banda.
— Pero es la verdad boba, les pasaste el trapo. —le aseguró su hermano.
— Tu hermano tiene razón, dejaste la vara bastante alta. —la voz de Rey se hizo presente y el chico se acercó a ellos. Luca haciéndose el que Pipe lo llamaba, se alejó, ganándose una mirada agradecida por parte de Rey— Ya te lo había dicho esa vez que te enganché cantando escondida, pero tenes una voz hermosa.
— Gracias, Rey. Lo aprecio mucho.
— Ahora que es algo de conocimiento público que cantas, ¿Cuándo me vas a dar el privilegio de cantar algo juntos? Los dos solos, sin cámaras, ni grabación ni nada, solo para nuestro disfrute. —cuestionó el chico en voz baja, acercándose a ella, como si fuera un secreto entre los dos.
Ana se hizo la que pensaba lo que el chico le pedía— No sé si te lo mereces la verdad, tendría que pensarlo. —sus palabras provocaron la risa de Rey.
— ¿Vas a hacer que te ruegue?
— ¿Rey? ¿Rogar? ¿Sabes como hacer eso? ¿Qué significa? —cuestionó Ana fingiendo confusión y sorpresa, provocando que el chico riera una vez más— Pensé que Rey no le rogaba a nadie.
— No, pero puedo aprender, puedo hacer una excepción por vos. —declaró el chico. Ana sintió como la temperatura de su rostro aumentaba, seguía sin entender como el de los ojos azul cielo podía decir esas cosas con tanta facilidad.
— Sería interesante ver eso. —murmuró Ana, sus ojos chocolate encontrando los azul cielo de Rey.
— Preparate entonces, porque pienso hacerlo y hasta no conseguir un sí no voy a parar. Así que anda pensando en qué vamos a cantar juntos.
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