·Página Uno - Capítulo Doce - Tsukasa Tenma Kagamine·
CAPÍTULO DOCE
Tsukasa Tenma Kagamine
Los mullidos asientos de la sala común del ala este no frenaron la ansiedad que empezaba a crecer en el pecho de Tsukasa.
"Q-qué!?" exclamó, su vello erizándose. "Un segundo levantamiento?" el horror se agolpaba dentro suya, consciente de que la gente que se encarase con Tenma-sama acabaría sin vida. Aunque eso pudiese convertirles en mártires de la revolución- dudo que eso suceda, si acaban con todos los que hagan oír su voz...
El ejército de Akuninaru estaba preparado, tanto para contiendas y disputas con otros países, como para enfrentarse a la misma gente de su patria. Se rumoreaba que en la academia militar se les hacía disparar a gente, aún consciente, que conocían.
Todo eso era mito urbano, ya que los métodos de instrucción de la academia cambiaba constantemente.
Además, la mayoría de la población no recibía instrucción militar, y en caso de ser requeridos en operaciones, lo más seguro es que fueran carne de cañón.
"Exacto, otro levantamiento..." Toya hablaba con una voz monótona, como si se desentendiese del asunto. Debe estar aún abjo las influencias de la sedación... Casi inconscientemente, la vista de Tsukasa bajó, observando el brazo, si es que se le podía llamar así, de su hermano.
Ahora estaba todo embenado, pero le habían dicho que ver el brazo daba escalofríos. Tratarían de hacer una reconstrucción, pero no sabían si volvería a tener plena movilidad.
Un golpe en el sillón le hizo despertar, y volver a la realidad. Toya estaba sentado sobre él, y se había dormido.
Maldito imbécil... sonrió, y sacó sus brazos de bajo el peso muerto que era el bicolor. Tras eso, trató de levantarse, y unos cuantos intentos fallidos más tarde, lo consiguió.
"Venga, Toya, será mejor que vuelvas a tu habitación-" pese a las noticias que había recibido, no podía hacer otra cosa más que sonreír.
Esa tarde, debía encontrarse en uno de los callejones del barrio de Poitiers, que entre los habitantes de Kurushimi tenía fama de silencioso, y perfecto para encuentros discretos.
Por ello, estaba lleno de hostales y hoteles de bajo presupuesto, que utilizaban los amantes para sus encuentros fugaces. No podía hacer más que emocionarse ante la perspectiva de ver a Rui otra vez.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro