·Página Tres - Capítulo Once - Mizuki Kamui Megurine·
"Mizuki, concéntrate."
La pelirrosa despertó de su ensoñación.
"Huh?"
Su hermano la miraba, la frustración brillando en sus ojos.
"Porfavor, que trato de conseguir tu ayuda- lo mínimo que puedes hacer por mí es prestarme atención. Aunque sea unos segundos."
Mizuki asintió, sin saber muy bien el porqué.
Ambos se encontraban en una de las habitaciones del ala oeste del palacio de Tawagoto, el lado menos concurrido, con más tranquilidad, dentro de lo que cabía.
Una sala que debía ser para el servicio, ya que solo había una mesa, junto a la pared, y varias sillas, todo de madera de eucalipto, salida de las plantaciones del reino, en las que se basaba parcialmente su economía. Maderas baratas, y un suelo de linóleo parecido al de las cocinas..
"Mizuki... puedes concentrarte aunque sea 3 segundos? Vuelves a divagar, y te acabo de llamar la atención hace nada."
De la habitual sonrisa felina de Rui no quedaba nada. La miraba con frustración, pero en sus ojos, que solían irradiar confianza en sí mismo, ahora solo transmitían miedo.
"Además, esto te concierne a tí también. Al fin y al cabo, podría pasarnos tanto a tí como a mí lo mismo que a Toya y a Akito- y dudo que o Ena o tú queráis algo de eso."
Eres más pesado que- Aunque no le podía culpar. En el fondo, aunque no lo quisiese admitir, sí que temía que su padre les concertase un matrimonio por conveniencia. De que me separen de Ena... Para este punto, dependo completamente de ella...
"Sí- pero no creo que Kamui-sama lo haga en mitad de una guerra." comentó Mizuki, tratando, más que de convencer a Rui, de convencerse a sí misma de que estaban seguros, aunque fuera de momento.
Rui bufó, exasperado. "Tu ignorancia irrita a veces. Si nos 'vende' en matrimonio con otro país, se podrían aliar contra Akuninaru, no lo crees, Mizuki?" sonrió sarcásticamente. "Y, si casaran a alguien, probablemente serías tú. La mayor."
Mizuki temblaba.
"Y la más 'guapa', la que, según Kamui-sama, menos utilidad tiene para el gobierno del país, y la guerra que estamos librando contra Akuninaru- y contra Tsukasa."
Rui le sonrió, no de forma alegre, sentimiento del que en ese momento carecían ambos, si no con cariño, con toda la ternura que fue capaz de transmitir.
"Aunque creo que no lo hará. Al menos durante la guerra." dijo el pelimorado. "Creo que tratará de mantenernos junto a él mientras pueda, o deba, con tal de utilizarnos como publicidad."
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