·Página Cuatro - Capítulo Seis - Emu Otori·
Los gatos, ya en la bolsa, se revolvían por dentro de ella.
Emu ignoró los maullidos y los golpes, y ató la bolsa.
"Tranquilos, mis gatitos..."
Atándose la bolsa con los gatos al 'cinturón' de cuero que llevaba colgando del hombro, saltó, se agarró a unas vigas que sobresalían del edificio de enfrente, y empezó a trepar.
La escalada se le hizo fácil, siendo algo que acostumbraba a hacer. Según ella, y los del Servicio Secreto, era importante saber orientarse y viajar por la ciudad mediante los tejados, evitando grandes aglomeraciones si era necesario, y apartado de la vista.
El viento le ondeaba el cabello.
Acercó su mano de vuelta a la cinta de cuero, esta vez buscando la pequeña bolsa donde llevaba el Propole, pronunciando el nombre de Tsukasa, y esperó a que este contestara.
Por fin, apareció la figura del chico, más lánguido y deprimido de lo habitual.
"Tsukasa-kun!!" exclamó. "Dijiste que tenías una reunión con-" se corrigió antes de delatarse- "con dos antiguos compañeros. Qué tal? Me puedo acercar y unirme a vosotros?"
Tsukasa sacudió la cabeza.
"Emu, han sido asesinados. Estoy hablando con el SS, y van a tratar de hacerlo pasar como un accidente de camioneta a las afueras... no sé como, porque murieron en un restaurante... pero bueno. Y eran figuras- bueno, hijos de un duque y un conde..."
Emu colgó.
Ya había oído lo que necesitaba.
Seguía segura de que esos dos eran espías para Satralis.
Su Propole vibró repetidas veces, siendo Tsukasa, probablemente para saber la razón para colgarle, pero Emu no cogió las llamadas.
Guardándose el dispositivo de nuevo en la bolsa, echó a correr por los sucios tejados de Kurushimi, con unos seis gatos en una bolsa, y sin inmutarse siquiera por lo que hacía.
Esa era su naturaleza.
Hostil, manipulativa, fría, agresiva, e impulsiva a veces, pero también meticulosa, estratégica, creativa, y afable otras.
Llegó a un edificio que parecía entre nuevo y antiguo, pero que no destacaba demasiado. Halló una rendija, y la abrió, saltándo allá adentro.
Se encontró con pasillos iluminados, con paredes de mármoles y cenefas verdes y azules, muebles de madera, y más objetos que la hacían parecer un bloque de apartamentos normal, pero los guardias armados a ambos lados del pasillo disuadían el concepto. Entró en un despacho, y miró delante suya.
"Madame Shiraishi, mis saludos... En relación a la guerra, me pareció que... que igual el conflicto podría tornarse a nuestro favor si incorporáramos... bueno, digamos que algo a lo que he decidido llamar... gatos-bomba..."
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