·Página Cinco - Capítulo Once - Toya Tenma Kagamine·
Se encontraba tumbado sobre un banco de piedra blanca, en medio de una habitación esférica, de un verde-azulado inmaculado, lleno de cristaleras que brindaban al espacio de un montón de luz, que ayudaba al crecimiento de las plantas que ocupaban el espacio.
Considerándolo todo, un espacio perfecto para que Toya desconectara, dejando sus pensamientos correr libremente, dejándolo relajarse aunque fuera tan solo unos minutos.
Sus preocupaciones se concentraban mayormente en Akito, y en como debía estar sintiéndose en ese instante.
Sabía que, tras el encontronazo en la playa, se estaría sintiendo mejor, sabiendo que el corazón de Toya aún le pertenecía.
Se sentía relajado.
Mafuyu se había mantenido en su habitación desde la boda, reclusa del mundo, y habían tenido que llevarle la comida hasta su 'prisión'. Todo el servicio estaba preocupado por ella.
En cambio, fuera de Tsukasa y el mismo Toya, al resto de la família presidencial, la salud de Mafuyu le traía sin cuidado.
El peliazul temía que su esposa tratase de cometer suicidio, con alguno de los objetos que poblaban su habitación.
Todo era un desastre.
Las fuerzas del ejército de Akuninaru y el de Satralis habían chocado en la localidad del Sudoeste Akuninarense de Akumanouma, donde el pequeño pueblo marítimo había sido arrasado, tanto por el ejército de Satralis, como por las llamas en las que lo habían sumido.
Unos pocos supervivientes habían escapado, llegando hasta la capital, y contando los horrores de la invasión.
Y parecía que en los siguientes días, se iban a abrir aún más frentes de combate en distintos partes de la frontera con el otro país, especialmente en las localidades costeras.
Habían solicitado ayuda de Muryokuna, por enésima vez, y también a Kimyona, que de nuevo hahbían proclamado mantenerse neutrales, aunque habían llegado a oídos de Tenma-sama que Muryokuna estaba entregándole a Satralis material bélico.
Cerró sus ojos, imaginando un futuro idílico, lo que había estado sucediendo en los últimos días constantemente.
A pesar de todo el caos que se desarrollaba a su alrededor, quería, y conseguía, preocuparse tan solo por Akito.
Suena a cliché- a algo que leería en una novela... una de las que lee Saki cuando la obligan a leer...
"Tenma-sama, Asahina-sama reclama su presencia en su habitación, cuanto antes, mejor."
Debí ser otro de los sirvientes a los que habían hecho acompañar a Mafuyu, e instalarse en Akuninaru.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro