·Página Cinco - Capítulo Ocho - Rui Kamui Megurine·
Caminó por la calle, bajando por ella hacia la Embajada de Satralis, más para descansar y desconectar del mundo, que para notificarles de que Kaito había tomado su propuesta por una broma, y le había dado completamente igual lo que había dicho.
Los árboles que bordeaban la avenida se mecían suavemente en el viento, y los habitantes de Kurushimi transitaban las calles sin la mas mínima preocupación.
Se notaba que en Akuninaru, a diferencia de en Satralis, aún no se notaban los ecos de la guerra.
Rui llegó a la Embajada, ignoró de nuevo a todos quien le hablaban o preguntaban por como había ido, y entró en la habitación que le había sido reservada.
Las luces estaban apagadas, dándole un toque sombrío a la estancia. Fue hacia la cama, para acostarse, sin molestarse para encender la luz siquiera, cuando otra figura se le abalanzó encima.
Rui se tensó, y cogió a la figura del cuello.
Entonces, reconoció el cabello rubio con puntas melocotón.
"Tsukasa!" exclamó, sobresaltado. "Eres bobo? Acaso quieres que te mate o algo?"
Los ojos naranjas del chico relucieron en la oscuridad, no apenados, como Rui hubiera esperado, si no decididos, aunque Rui desconncía a qué. No hubo de preguntárselo durante mucho tiempo más.
"Rui... quiero que repitamos lo de hace dos semanas." declaró, su voz clara y concisa.
A pesar de la ambigüedad de la frase, Rui sabía demasiado bien a qué se refería el rubio. Y la idea no le disgustaba lo más mínimo. Tsukasa le quitó la ropa, y Rui a él.
Rui empezó a acercársele por detrás, pero Tsukasa le apartó.
"Lo siento, pero- esta vez-" su amplia sonrisa apareció por primera vez en dos semanas en su rostro. "esta vez, yo seré quien domina..."
Rui parecía divertido, y le siguió la corriente.
Se apoyó contra la cama, y se abrió de piernas. Tsukasa se agachó, y, al igual que había hecho Rui con él, y empezó a lamerle el agujero. Rui no sintió nada especial, pero quiso hacer feliz a Tsukasa, y siguió en esa posición.
Tras varios segundos, Tsukasa retiró la cara, y empezó a usar los dedos. A diferencia de lo que había hecho Rui con él, Tsukasa fue muy cuidadoso con Rui, e intentó hacerle disfrutar tanto como el rubio estaba disfrutando en ese momento.
Ahora, Rui realmente estaba disfrutando lo que Tsukasa le estaba haciendo, a diferencia de lo que hubiese pensado.
"Por el amor de Kish, Tsukasa... sigue..." gimió, sumido en el placer.
Tsukasa se levantó, y, cuidadosamente, entró dentro de Rui.
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