Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2

Ten se estiró en su cama con pereza, puesto que los viernes como aquel no iba a la universidad. Sonrió embobado antes de levantarse y dirigirse al baño de su habitación para tomar una ducha. Por mucho que controlara su cuerpo a la perfección, siempre que se iba a dormir en su forma felina despertaba como humano. Esa transformación también sucedía de manera involuntaria cuando se hacía daño, suponía que porque así soportaba mejor el dolor. Por motivos obvios estaba desnudo así que tan solo tuvo que encender el agua y esperar a que se calentara.

Se relajó instantáneamente al sentir el agua caer sobre sus hombros y su pelo de color azabache. Puso música en los altavoces que tenía en el baño y se puso a cantar a todo pulmón sabiendo que no había nadie en su hogar. Cuando hubo acabado, salió de la ducha y pasó una mano por el empañado espejo contemplándose a sí mismo y observando sus ojos color gris con motas verdes. Soltó un pequeño suspiro y se secó con lentitud con una esponjosa toalla para después aplicarse crema por todo su cuerpo. Se dirigió a su armario y escogió una camiseta blanca básica, unos pantalones negros y un jersei de color beige abierto. Se planteó el si realmente valía la pena vestirse siendo que pasaría la mayor parte del día como gato, pero finalmente se encogió de hombros y se puso ropa interior y después lo demás.

Cuando bajó a la cocina recibió una llamada de su mejor amigo la cual atendió mientras pedía el desayuno.

—¿Qué pasa Winwin?— Preguntó el pelinegro mientras se sentaba en un taburete esperando su comida.

—TenTen, ¿Acaso te has olvidado?— Dijo el otro con su grave voz.

Ten frunció el ceño pensando qué podría habérsele olvidado.

—¿Qué he olvidado?

—¡Habíamos quedado! Ábreme la puerta de una vez.

Ten colgó mientras reía y mandó a Yuta, uno de sus criados, a que le abriera la puerta a su mejor amigo. Cuando empezó a desayunar después de agradecerle a la cocinera escuchó pasos retumbar por los pasillos de su pequeña gran mansión.

—¿Nunca vas a venir a abrirme tú la puerta? ¿Dónde han quedado la amabilidad y hospitalidad del anfitrión de antaño?— Dijo el chino allegado con indignación mientras le daba un pequeño golpe en la nuca por su descaro.

—Winwin, para algo tengo criados, sino mis padres no les pagarían.

El más alto negó con su cabeza antes de robarle algo de comida a Ten.

—¿Quieres hacer algo?

—Serás bruto... Tienes que ayudarme con la metamorfosis, lo hablamos ayer ¿Cómo se te ha olvidado? La prueba de nuestros dones es la semana que viene y aún no logro conseguir nada.

—Es que... ¿Como estás tan seguro de que eres un cambiaformas? Digo... Nunca antes te has transformado y yo desde los doce años puedo.

—Mis padres lo son y el médico dijo que probablemente yo también lo sea.

—"Probablemente" no es una palabra muy concisa que digamos. Venga, vamos a mi habitación y te ayudaré a descubrir cuál es tu don.— Finalizó Ten cuando acabó de comer para después levantarse y dirigirse a paso ligero al lugar indicado.

—Sigo sin entender cómo haces para tener todo tan ordenado a estas horas de la mañana.

—Mientras estábamos hablando abajo había criados ordenando mi cuarto ¿Qué te crees? ¿Que hago magia?— Bromeó Ten indicándole que se sentara en su cama.

Winwin rió mientras hacía lo que le había pedido su amigo antes de que Ten hiciera lo mismo.

—¿Qué tengo que hacer?

—Primero debes relajarte, respirar lentamente y cerrar los ojos para evitar distraerte de tu propósito. Bien, inhala profundamente y después exhala todo el aire. Una vez estés calmado tienes que intentar visualizar una imagen de ti mismo en tu otra forma. No intentes darle una apariencia, tan solo deja que aparezca delante de ti y cuando la imagen sea nítida tienes que abrazarla hasta que sientas que se ha fundido contigo.— Explicó el pelinegro con voz baja para no molestarlo en su aprendizaje.

El más alto asintió concentrado en seguir los pasos que le habían sido indicados. Al hacer todo lo dicho pensó que la imagen trataría de algún animal, algo predecible, pero en vez de ello observó agua cristalina, vidrio y la sensación de una corriente de aire envolviendo su ser. En ese momento estiró la mano mentalmente y juró que pudo sentir el agua mojando aquel vidrio casi... Invisible.

—¡Winwin! ¡Tienes el don de la evanescencia!— Gritó Ten emocionado haciendo que su amigo abriera los ojos desconcentrándose y, por lo tanto, recuperando su figura y sus colores.

—¡Ha sido increíble! Me he sentido tan ligero e imperceptible por un instante... Muchas gracias, TenTen.— Dijo el chino abalanzándose sobre este para abrazarlo con fuerza.

Estuvieron toda la mañana practicando el don de Winwin, logrando que pudiera hacerse invisible durante más tiempo y con más rapidez al hacer la transformación.

—Practica todo lo que puedas, Winnie, con el tiempo se te hará más fácil y casi lo harás sin pensar... Según lo que he leído los que tienen el don de la evanescencia al principio solo pueden hacerse invisibles pero después logran que su cuerpo se desvanezca hasta convertirse en una especie de humo. Estoy seguro de que lo conseguirás.— Lo apoyó Ten una vez fue siendo hora de que el más alto regresara a su casa para comer ya que había declinado la oferta del anfitrión de quedarse con él.

—Eres genial, ojalá no gruñeras tan seguido. Sonreír te sienta bien.— Dijo el chino mientras revolvía el pelo del contrario y observaba sus ojos tan verdes como los campos en primavera.

Ambos se despidieron y Ten entró a su hogar de nuevo, sabiendo que pronto llegaría su hermano para molestarlo ya que los viernes acababa antes las clases.

Efectivamente así fue y cuando YangYang entró en su casa Ten y él compartieron la comida mientras el menor de ambos le contaba las anécdotas del día y el mayor lo escuchaba con atención. Los ojos de este se fueron apagando a lo largo de las horas hasta volver a su habitual tono gris, signo de su indiferencia. A veces detestaba que sus ojos reflejaran tanto sus estados de ánimo, pero era algo que no podía cambiar además de que se negaba a ponerse lentillas puesto que, lo quisiera o no, sus ojos policromos eran algo fundamental en su encanto.

A eso de las cinco de la tarde Ten se dirigió a su habitación dejando la puerta entreabierta sabiendo que nadie entraría. Se desvistió completamente y dobló su ropa dejándola en su cama para después adoptar su forma felina y estirarse soltando un bostezo. Salió de allí con la cola en alto y se dirigió a la habitación de su hermano puesto que este le demostraba más cariño cuando lo veía en esa forma y Ten no iba a admitir que le encantaban sus mimos por lo que de ese modo evitaba hablar.

Una vez allí se acercó a su hermano quien estaba sentado frente al ordenador tecleando algo, él saltó cayendo delicadamente sobre el regazo del menor haciendo que este lo acariciara de forma distraída.

Ten ronroneó y cerró sus ojos quedándose poco a poco dormido hasta que alguien llamó a la puerta sobresaltando a ambos. El gato estaba completamente erizado cuando un extraño para él se adentró al lugar. YangYang sonrió con picardía al ver a su recién adquirido tutor.

Los ojos de Ten se habían tornado algo rojos, claramente debido a la sorpresa de aquella visita. YangYang acarició su lomo intentando tranquilizarlo.

—¿Cómo está mi persona favorita en el mundo?— Dijo el menor de todos ganándose un maullido molesto de su hermano.

—YangYang, solo soy tu tutor y recién nos hemos conocido hoy, preferiría que me llamaras Kun. — Contestó este mientras observaba el lugar hasta posar su mirada sobre el gato negro lo cual provocó cierto brillo en sus ojos.

—Bueno, Kun, este es Ten, Ten este es Kun, el tutor del que te hablé ayer. Ahora tenemos que estudiar así que vete.— Pronunció el menor mientras empujaba al gato fuera de su regazo, de forma que este cayera al suelo con su habitual elegancia y provocando que este les dirigiera una azul y fría mirada llena de enfado a su hermano pequeño.

Kun miró extrañado al que sería su estudiante, pues el hecho de presentarle al gato y hablar con él lo había descolocado.

—No creo que vaya a molestarnos, deja que se quede con nosotros.— Susurró Kun con voz apacible mientras se acercaba al animal lentamente.

Dejó que este le olfateara la mano y Ten, agradado por el olor del chico, olvidando completamente las palabras que él mismo había formulado el día anterior, se acercó más a él y se restregó contra su mano intentando pedirle más mimos ya que los de YangYang habían resultado insuficientes.

No es que Ten no fuera cariñoso, pero no le gustaba demostrarle a los demás que necesitaba de esos cariños para sentirse querido ya que era muy orgulloso. Winwin pocas veces lo abrazaba debido a su carácter algo reticente al contacto físico y Taeyong y Doyoung, sus otros amigos, al ser pareja se ensimismaban demasiado entre ellos como para prestarle atención a los demás.

Kun sonrió y cogió al gato en brazos para acariciarlo y observó sus preciosos ojos verdes decorados con gris. Ten ronroneó satisfecho ante la atención y pasaron la tarde los tres juntos. YangYang molestándolo de vez en cuando ganándose regaños poco amenazadores de Kun y leyendo los principios básicos de la magia interior.

************************

Hooolaap. Aquí otro capítulo. Me encanta esta historia y eso que soy yo quien la escribe. Espero que os haya gustado. Nos leemos prontito 💞

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro