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Capítulo 1

Un estruendo que retumbó por toda la universidad fue la causa de que Liu YangYang acabara por décima vez en el despacho del director en lo que llevaba de mes.

-¿Puedes explicarme qué has hecho ahora?- Suspiró el director, Moon Taeil.

-Tan solo intentaba hacer una pócima del sueño... ¡Y lo logré! De verdad que sí. Pero de repente hizo ¡Pum! Y todos en la clase se desmayaron al oler el humo que salió de la mezcla.- Contestó el chico con una sonrisa algo avergonzada.

-¿Y tú por qué no te desmayaste?

-Sabía que algo así podría pasar así que me tapé la nariz para no aspirar el olor y salí de la clase lo más rápido que pude.

-Yangyang, escucha... Eres un buen chico y sé que no haces nada con mala intención, pero esto no puede seguir así. Por eso he decidido asignarte un tutor durante un tiempo para que al menos dejes de explotar cosas o envenenar a tus compañeros.- Dijo con voz pausada el mayor.

-Pero... Si ni siquiera los profesores me aguantan, dudo que un alumno cualquiera sea capaz de hacerlo.- Contestó el travieso chico con una sonrisa inocente en sus labios.

-Verás... Te he buscado a alguien que sí podrá. Qian Kun, estudiante de último año con notas sobresalientes en absolutamente todas las asignaturas... Y que tiene el don de la paciencia.- Finalizó con una sonrisa satisfecha el director.

-Si un objeto imparable choca contra un objeto inamovible ¿Qué cree que sucedería director Moon?- Preguntó el alumno logrando que la sonrisa del contrario se borrara lentamente.

-Eso ahora mismo no viene al caso, YangYang. - Fue la respuesta del mayor en un intento de ocultar su nerviosismo.- A lo que iba, irá tres veces por semana después de clase a tu casa durante dos horas y espero que, por favor, no le hagas nada malo.

-Claro que no, Moonie, si yo soy un ángel.- Dijo YangYang antes de despedirse con una exagerada reverencia y salir del despacho en dirección a su siguiente y última clase del día.

Haechan y Hendery estaban esperando a su amigo fuera de la clase que les tocaba y no pudieron evitar reír al ver a YangYang con su resplandeciente y contagiosa sonrisa.

-¿Ya te han castigado limpiando otra vez?- Dijo Haechan mientras pasaba un brazo por sus hombros mientras se dirigían adentro del aula.

-Qué va, seguro que esta vez tendrá que hacer trabajo extra en la biblioteca junto al amargado de Renjun.- Repuso el otro.

-Os equivocáis y además, Renjun es simpático... A su manera. A mí me cae bien. La cuestión es que creo que su hermano mayor me va a tener que hacer tutorías extraescolares para que deje de hacer volar las cosas por los aires.- Dijo el menor de los tres.

-¿Kun? ¿Qian Kun?- Preguntó el de tez morena abriendo los ojos exageradamente mientras tomaba asiento.

-Sí, ¿Por?

-¡Es guapísimo! Qué suerte tienes, ojalá me hiciera tutorías a mí. Yo le enseñaría sobre antología.- Dijo Haechan en un tono que intentaba ser sensual.

-Querrás decir anatomía... ¿Pero a ti no te gustaba el chico ese de segundo año? ¿Mark Lee?- Rebatió Hendery mientras sacaba su libro de historia de la magia.

-Y a ti te gusta su amigo Xiaojun ¿Y qué más da? Nunca nos van a hacer caso.- Terminó por bufar Haechan.

Hendery se ruborizó mientras intentaba ocultar su vergüenza tras una risa forzada al verse descubierto por su amigo.

-Haechan, sacas notas muy buenas en todas las asignaturas, me sorprende que aún no sepas distinguir antología de anatomía. Igual no te vendrían mal unas tutorías... Con el profesor Seo.- Susurró en un tono no lo suficientemente bajo YangYang.

-¿Me llamaba señor Liu?- Carraspeó el profesor de lenguas élficas al entrar a clase.

YangYang se tensó momentáneamente, más que nada por la sorpresa, y enseguida le sonrió a aquel apuesto hombre.

-Solo decía que debería hacerle unas tutorías a Haechan porque ya ni hablar sabe el pobre.- Contestó risueño el chico.- ¿No está el profesor Jung?

-No, eso venía a comunicaros. Podéis iros a casa, os enviará los deberes por mensaje.

YangYang, Hendery y Haechan emprendieron su camino a casa siendo que este último tenía las mejillas totalmente sonrojadas a causa de que el profesor Seo le había ofrecido su ayuda en caso de dificultad con cualquier lengua.

-¿Ya le has dicho que la única lengua que quieres aprender es la de la suya en tu boca?- Preguntó Hendery antes de echar a correr para que Donghyuck no intentara pegarle.

-Aún no entiendo cómo puede resultarte atractiva tanta gente.- Comentó el menor.

-Yangyang, he llegado a la conclusión de que eres asexual o estás enamorado de las bromas. Porque otra explicación no le encuentro yo. ¿Cómo puede ser que absolutamente nadie te parezca al menos un poco atractivo como para besarte con él?

-No he dicho eso en ningún momento, Haechan. Me besaría con Hendery si me gustara, pero no es el caso, además de que a él le gusta Xiaojun. Lo que no entiendo es que un día te guste uno y al siguiente otro.

Hendery volvió al lado de los otros dos chicos al darse cuenta de que el moreno no intentaría asesinarlo por el momento. Por ese motivo ambos desviaron un poco el tema de conversación. Hendery no sabía del a penas existente enamoramiento de YangYang por él.

-El profesor Seo lo veo un hombre muy guapo, solo eso. No podría tener nada con él ni aunque fuera posible. Kun es un chico asombroso o al menos eso dice todo el mundo y además es bien parecido, no hay nada de malo en pensar que alguien lo es y Mark... Supongo que es mi amor imposible.

-Podrías pedirle ayuda a tu primo para acercarte a él.- Sugirió Hendery.

-¿Lucas?

-Sí, ¿Acaso no hace baloncesto con Mark?- Preguntó el menor mientras se detenía delante del portón de su hogar.

-¡Es cierto! Ya no me acordaba de eso. Esta tarde le pediré ayuda...

Ambos chicos se despidieron de su amigo antes de que este entrara a su querida casa o más bien mansión.

Los Liu eran gente de mucho dinero, quizá era por ese motivo que aún no habían expulsado definitivamente a YangYang de la universidad. Su mansión estaba revestida en oro, ámbar y mármol pulido. Constaba de escaleras curvas y arcos de medio punto por doquier que creaba un verdadero laberinto para aquellos que no conocieran la casa a fondo. A los Liu les gustaba mostrar y ostentar todo lo que tenían... Menos al menor de la familia.

-¿Ya vienes de la pocilga?- Preguntó Ten, el hermano mayor de YangYang al notar a su hermano entrar a su habitación sin permiso y tirar por algún rincón su mochila.

-Que tú decidieras ir a una universidad privada no te hace mejor que yo, Ten... Pero bueno, hoy he logrado que toda mi clase se durmiera durante una hora.

-Uhm... Lo que tú digas. ¿Te han castigado?

-Va a venir un chico de último curso para hacerme tutorías tres veces por semana.

-¡No pienso dejar que un hechicero de cuarta pise más allá de lo que es tu habitación! Como toque algo mío créeme que no será bonito el final de la historia.- Dijo Ten mientras lentamente sus ojos se iban poniendo azules, muestra de su enfado.

-¡Prometo que no tocará nada! Además, me han dicho que es el mejor de su curso. Quizá pueda enseñarte algo de magia.- Se burló el menor logrando que el otro empezara a tirarle lo que tenía más a mano.

-¡Al próximo comentario sacaré las garras, YangYang!

-Te traeré el cortaúñas entonces, gatito.- Pronunció el pequeño antes de salir corriendo de la habitación de su hermano a la suya riendo sin parar.

Amaba molestar a su hermano más que a nada en el mundo. Eso sí, no le gustaba que nadie aparte de él se metiera con Ten. A pesar de que constantemente peleaban sabían convivir bastante bien, sobre todo cuando Ten adoptaba su forma animal, la de un gato negro, más que por comodidad que por otra cosa. Esos eran los únicos momentos en que en su mansión no retumbaban los gritos de ambos.

YangYang estuvo toda la tarde intentando no quemar las páginas de su libreta mientras acababa de copiar la receta para una comida con extra de picante que estaría muy contento de prepararle a su querido hermano mayor.

A veces uno olvidaba que el extraño don de YangYang era justamente el de saber desquiciar a cualquiera si lo pretendía mientras que su hermano pasaba más tiempo en casa en su forma animal que en la humana, actitud común en los cambia formas. Hay quien dice que eso podría afectar a su comportamiento racional, pero Ten era perfectamente consciente de su entorno y además era realmente brillante en todos los ámbitos de la magia. El motivo por el que nunca se había ofrecido a ayudar a su hermano era, justamente, porque él no tenía ni un ápice de paciencia.

-¡YangYang! ¿Dónde está la leche? ¡Me arde la boca! ¡YangYang! ¿Qué le has puesto a la comida?

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Este es el primer capítulo de esta nueva historia. Se nota bastante que es básicamente introductorio pero espero que os haya gustado. Pronto se vendrán más. No olvidéis vuestra 🌟. Besitos 💞

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