Capítulo 6
Ni coronas ni reyes. A ella no le hace falta nada para ser una reina.
D.S
Pago.
PARTE I
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Lo único que entiendo es que Junmyeon me aferra contra su cuerpo para que pueda seguir de pie. Mi anatomía tiembla presa del ataque de pánico, mientras mi cabeza se entretiene comenzando a reproducir un sinfín de imágenes donde él es el protagonista, donde está haciéndome daño y lo está disfrutando.
Niego mil veces sin poder creer lo he tengo al frente.
—Por f-favor.... no n-no no... —murmuro entre los brazos de mi hermano, quien solo me aprieta contra sí en un agarre consolador.
Jun apoya su barbilla en mi cabeza y me susurra que todo estará bien. Solo me doy cuenta de que estoy llorando cuando siento el frío de las lágrimas contrastando con el frío del lugar.
—Tranquila... —me dice Jun al oído.
Respiro de forma entrecortada mientras solo continúo mirando la pantalla.
—Vamos... se que estás viendo esto, Queen. No seas maleducada y ven a divertirte conmigo un rato. —dice él con esa sonrisa tan suya, tan torcida y llena de maldad.
Reconozco la sensación que me hace temblar, reconozco los escalofríos en mi cuerpo y cada una de las cosas que hacen mella en mi en este momento, pero sé cómo reducirlo todo en una sola palabra: miedo. Maldito y grande miedo, de miedo que me hace temblar sin dejar de mirarle. Trago saliva, no hay escapatoria, él sabe quien soy, sabe que estoy aquí. Ha sido demasiado tiempo libre, demasiado tiempo en paz, ha vuelto de nuevo a mi vida y esta vez, estoy segura de que tiene como interés, lastimarme a mi y solo a mi.
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Doy un último trago a la bebida y miro mis manos moverse solas por reflejo de los nervios que me abarcan. Miro a Junmyeon y él solo asiente. Voy hacia la puerta y camino poco convencida hasta la cantina del bar donde está todo el mundo. Me acerco a la mesa donde está Seulgi, me tenso tanto pronto veo cómo la espalda de Jeon.
Y que espalda.
Oh, revives después de tres años, y solo es para decirme que te gusta la espalda de nuestro victimario.
¿Que te puedo decir? Yo le extrañé, a él y a todas la cogidas que nos dio.
Dios, cámbiala de cabeza y mándame una conciencia que no padezca de Estocolmo, por favor y gracias.
Con toda mi fuerza interior, camino hasta estar frente a Seulgi. Ella me mira con súplica pero yo hago acopio de todo lo que tengo y camuflo mi expresión con la misma coraza de siempre, la de hija de puta. Le indico con mi mano que quiero que se levante de de donde está sentada y ella lo hace rápidamente. Me siento mirando al frente y cuando sus ojos miran los míos siento que desfallezco. Me duele todo, la cabeza, el corazón, todos los músculos de mi cuerpo. Seulgi mágicamente desparece y solo somos él y yo mirándonos fijamente a los ojos, sin reparos. Me recorre todo lo que tiene a la vista con los ojos y luego lo veo lamerse los labios.
Asco, desprecio. Pensé que no le vería nunca más en mi vida y ahora la misma vida se encarga de traerlo de vuelta, de hacer que me arrepienta de todo, y sobre todo, de haberlo dejado vivo.
—Hola Juliet. —sonríe.
Señor Jeon! Joder te he extraño tanto....
Conciencia por favor, necesito estar en mis plenas facultados ahora mismo, y tú no me estás ayudando.
—¿Qué quieres? —cuestiono mirándole seria.
No deja de sonreír y siento que mi cuerpo no deja de temblar, porque su sonrisa sigue poniéndome de los nervios.
—Solo estoy aquí porque ustedes querían una revancha y yo vine a darla. Cómo ves, volví a ganar, así que ahora quiero mi premio. —explica y luego se encoge de hombros.
Frunzo el ceño, porque sé muy bien que no habían aclarado nada sobre un premio para él si él ganaba, porque contábamos con que ganaría Seulgi. Y tal parece, que hoy ha sido un día de errores.
—¿Q-Qué sería ese premio? —cuestiono y me reprendo mentalmente cuando me doy cuenta de que he tartamudeado.
Y es que no es algo que pueda evitar! Le quiero a metros de distancia, a kilómetros de hecho, porque no tolero estar cerca de la persona que más daño me ha hecho en toda mi vida. Suspiro de forma leve, intentando que no note el debate mental en que me tiene. Me tenso al ver que ahora sonríe con malicia, aunque no es que antes no lo estuviera haciendo.
—Mmm yo tengo una idea de que podría ser... —murmura lamiéndose los labios.
El temor, Dios, tiemblo y muevo de forma nerviosa los pies debajo de la mesa.
—¿Entonces? —es probable que mis mejillas estén rojas y que mis ojos delaten todo lo que estoy sintiendo en este momento.
—Creo que eso está claro, reina. Te quiero a ti, porque creo que tenemos mucho de que hablar... —sonríe.
Yo niego con la cabeza, haciendo ahora más que notorio todo el miedo que me corroe.
—Tú y yo no tenemos... —intento hablar pero me interrumpe.
Ríe y levanta el dedo índice indicándome que me calle.
—Oh si, sí que tenemos mucho de que hablar. —aunque sonríe, la alegria que denota con la boca, no le llega a los ojos— Por ejemplo, acerca del papel de payaso que hice en la prisión por dos años, mientras Taehyung, Sunghye, y tu, disfrutaban de su "muerte" y vivían un paraíso. —expone haciendo comillas con los dedos.
No quiero llorar, al menos no delante suyo, pero no puedo evitar sentir que no le queda mucho tiempo a la coraza que suelo usar.
—Y no puedes negarte, pequeña Julieta, porque sé que una apuesta es sagrada, y sería una pena, que mi pequeña Joohyun, alias, Queen, dejara ver que su palabra de honor, no cuenta nada. —casi escupe las palabras con desdén, con rabia.
Suelto un suspiro exasperado y terminó asintiendo con mi cabeza. Está más que claro, que esta noche será muy larga, porque creo que conozco la forma de pago de este maldito.
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