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Capítulo 4

Reinas

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Jungsoon se mueve de un lado otro, mientras no deja de debatirse. Por mi parte, solo la miro. Es normal ver a mi hermana actuar de esa forma, lo que no es normal, es verla tomar rápidamente el móvil de Jin Hyung que se encontraba encima de la mesa. Le miro extrañado, pero ella solo tiembla mientras parece leer algo. Incluso me asusto, y me levanto de mi asiento para acercarme a ella. Vuelve a temblar, y termina dejando el móvil rápidamente encima de la mesa.

La presencia de mi Hyung nos hace mirar en su dirección. Observa a mi hermana con expresión confundida, pero ella solo niega con la cabeza para acercarse a él y darle una bofetada que le voltea el rostro.

-¿La Pizzeria te extraña? -cuestiona alzando la voz- ¿Te necesita en su cama? -da otra bofetada en el rostro de Hyung- ¿Una pizzeria llamada Queen?

Me congelo por leves segundos.

-Amor... -intenta decir Jin, pero mi hermana no le deja hablar, volviendo a darle otra bofetada.

Tomo a Jungsoon desde atrás y la aferro a mi pecho mientras ella patalea y niega entre gritos. Mi hermana es una persona pasiva, alegre, calmada, pero cuando se enoja, la historia ya es diferente.

-Hey, está bien... calma. -susurro en su oído, intentando calmarle.

-¡No! ¡Nada está bien, Kookie! ¡Este idiota me ha estado engañando con Queen! -grita completamente fuera de sí.

Levanto la mirada, Jin solo me observa y yo le miro con seriedad. Si verdaderamente ha engañado a mi hermana, entonces va a conocerme verdaderamente.

-Amor... solo, era una deuda que no podía pagar, no tenía dinero... y...

-Y decidiste que pegarle el cuerno a mi hermana, era una buena forma de pagar. -termino por él.

Sus ojos me miran con furia. Y la situación casi me da risa, porque él se h encargado de recordarme lo mala persona que he sido, cuando ahora mismo, él también es una.

-No te metas, Jeon. -espeta.

-Oh, pero claro que me meto. Porque a quien has estado engañando, es a mi hermana.

-Amor... -me ignora y dirige su mirada a Jungsoon- Podemos hablarlo, podemos solucionarlo... -murmura él.

Jungsoon niega entre mis brazos.

-Lárgate de mi casa. -gruñe mi hermana, y ahora, es ella quien se aferra a mi.

Jin baja la mirada sin saber que más decir.

-Kim SeokJin. Te quiero fuera de esta casa cuando vuelva. -espeta Noona, sacándose mi agarre y saliendo de casa dando un fuerte portazo.

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Me miro una última vez en el espejo. Sé que Jungsoon está en su habitación llorando, pero también sé que necesita estar sola y que lo que menos quiere es que yo esté allí con ella. Me resulta algo difícil de creer, el hecho de que Jin halla estado engañando a mi hermana. Pero lo que no me parece difícil de creer, es que Queen esté metida en todo esto.

Esa mujer es mala, pero verá que existen personas más malas que ella. ¿Quién? Yo. Y se lo demostraré esta noche.

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// EVERGLOW - LA DI DA//

A paso relajado me acerco a la entrada del Black Night. El guardia me mira dos veces con el ceño fruncido y luego de mirarle con indiferencia, le muestro la identificación que se utiliza para apostar o entrar en clubes nocturnos de apuestas. Aguardo en silencio unos cuantos segundos y al final el hombre termina haciéndose a un lado, dejándome entrar. Me apresuro al interior y soy rápido cuando me acerco a la barra y le pido un trago al encargado.

Mi mirada recorre el sitio, lo mismo, mujeres bailando o toqueteando tíos, hombres apostando, o bien, hablando muy de cerca. Dejo de mirar mi alrededor cuando me entregan mi trago y me lo bebo de una para devolverlo a la barra y levantarme del asiento que había adquirido previamente. A pesar de todas las apuestas que se están llevando a cabo, y el gran tumulto de personas que hay esa noche, me llama la atención ver a unas seis chicas que nunca en mi vida había visto allí. Soy lo más disimulado posible cuando me acerco a ellas. Una nota mi mirada y mi rápido acercamiento, pero se mantiene en silencio mientras las otras parecen tener una conversación. Finjo querer sentarme en un asiento cercano a la tarima.

-No sir. No sir, no. -dice una voz afeminada a mi lado, hablando en inglés, mirándome con una expresión neutra.

Le miro levantando una ceja.

-¿Si? -cuestiono, no sé qué más puedo decirle a una joven que parece querer decirme que hacer y que no.

Mantiene una expresión indescifrable y solo se encoge de hombros.

-A mamá no le agrada que las personas que no están en la lista, se sienten cerca del escenario. -explica.

Frunzo el ceño. ¿Su madre? ¿Qué demonios me importa si su mere quiere o no? Espera... ¿dijo lista?

-¿Lista?

Me da una mirada, esta vez más interesada, escaneándome de pies a cabeza con sus ojos.

-No estás en la lista, de lo contrario, traerías uno de los broches con la corona que mamá le da a sus invitados de honor. Esos invitados son los que pueden acercarse al escenario. -la chica que segundos antes me miraba, se queda en silencio, mientras que la voz que me habla es la de una rubia, de expresión engreída pero a la vez superior y desinteresada en mi persona.

Niñas.

-¿Y su madre es? -está situación me está comenzando a molestar, yo solo vine a ver a Queen, a ganarle, a ver de qué forma logro insmicuirme en todo esto.

Se miran entre sí, mientras sus otras compañeras continúan hablando bastante animadas y sin parar. Aunque veo sorpresa en sus rostros, me mantengo serio, sin saber quién demonios es su madre.

Y ahora se quedaron mudas.

-¿Y bien? -pregunto moviendo mis manos hacia ellas, indicándoles con ese gesto, que hablen.

Digo, no puedes despertar la curiosidad de alguien y luego quedarte callado.

-Es Queen. -dice la rubia- Nuestra madre es Queen.

Ok... debe estar algo ansiana esa Queen entonces.

-¿De las seis? -cuestiono algo incrédulo, ganándome la atención de las demás.

Si algo he aprendido en estos años como agente encubierto, es que tarde o temprano, terminas despertando interés en la multitud, cuando más de un miembro de la misma, te comienza a prestar atención.

En respuesta a mi pregunta, todas asienten con su cabeza. Y sigo sin podérmelo creer, porque son diferentes, se ven jóvenes, y es probable que alguna que otra tengan la misma edad. Si son hermanas, entonces deben ser hijas adoptivas de Queen, es la única lógica que encuentro. Y hablando como locos, pienso acabar con esa mujer. No solo por todo lo que me han contado o he escuchado, sino también por interesarse en la bragueta del novio de mi hermana.

Se hace el silencio nuevamente y entonces noto un detalle. Las seis chicas, todas van de negro, y llevan una pollera con un número en grande al frente. ¿Que significa eso? Y por favor... ¿Alguien me explica por qué solo hago preguntas desde que llegué?

Mis compañeras de momento, o sea, las seis desconocidas, hacen una reverencia en mi dirección y comienzan a caminar alejándose. Las sigo con la mirada, y veo cómo se detienen justo al frente de una mujer vestida de negro. Me acerco con cautela, intentado escuchar la charla. No es demasiado difícil, la mujer grita.

-¡¿Se puede saber qué demonios hacen aquí?! -cuestiona entre gritos.

Lleva un velo, o algo por el estilo, que no me permite ver su rostro. Es bastante alta, de cabello castaño oscuro, incluso parece negro. Pero hay algo en esa voz, que me resulta, bastante chillón y familiar.

-Está claro que vinimos a ver... -comienza a hablar una de las chicas, la que tiene el número cuatro en su pollera, pero es interrumpida por los sonoros gritos.

-¡Estoy cansada de que siempre intenten pasar por encima mío! ¡Tienen que tener claro y entender de una maldita vez, que yo soy Queen, y soy quien mando y decido aquí! -les grita.

En una situación como esa, una persona normal, se habría alarmado, por las personas alrededor, y porque pudieran escucharle, pero la verdad es que en este sitio, todos están demasiado concentrados en lo que hacen, como para prestarle atención, a la que ahora se que es Queen, y a sus hijas.

-No, tienes que entender tu, que no te vinimos a ver a ti. -le contesta la rubia que me había estado hablando, su pollera lleva el número uno.

Es entonces cuando la mujer gruñe y termina arrancándose el velo del rostro.

...

Sólo una palabra...

Seulgi.

Ella mira a las chicas con recelo, y no se de donde saca un arma, arma con la que le apunta a las chicas. ¿Es normal que Queen haga eso? Ah, no lo sé, yo también aprecio el show. Porque si algo tengo claro, es que me esperaba, que Queen, fuera alguien más interesante y menos chillona.

-¡Me importa una mierda a quien vinieron a ver! ¡A mi no volverán a faltarme el respeto! -expuso sin dejar de gritar, y es que, ni siquiera con el arma que portaba en brazos, parecía amenazante.

-Por Dios, Seulgi... bájale al estrés... terminarás asustándome a las niñas... -dice otra voz femenina.

Al principio no le presto demasiada atención a la mujer recién llegada, pero veo que subestimé su presencia, cuando Seulgi baja el arma que apuntaba a las chicas, mientras la mano le tiembla. Escucho una risa, y mi cuerpo completo se estremece, porque yo conozco esa risa... y por mucho tiempo la odié. Mis ojos recorren por sí solos el camino hasta la imponente presencia de la mujer vestida de negro, elegante, con un vestido que se pega a todas sus curvas, y con un sombrero negro, acompañado de un pequeño velo que le cubre el rostro. No necesito verle, el cabello negro le cae por los hombros hasta reposar encima de sus pechos, y esa pose definida y elegante, me recuerda todas las veces que la vi burlarse de los demás. Su alma es cruel, pero también noble, ella es oscura, pero también brilla... es Bae Joohyun, y es mía, y soy un maldito perro, con lo que es mío, cuando me lo quitan.

No necesito acercarme para asegurarme, sé que es ella, y está mal, muy mal, porque vine aquí a acabar con Queen, y ahora no solo acabaré con Queen, sino que también me llevaré a mi propia reina a rastras, por los cabellos si es necesario, aunque no soy partidario del maltrato a las mujeres.

Cínico, lo sé.

-¿Intentabas matar a mis hijas? ¿O... jugabas a ver si lograbas que te matara a ti? -cuestiona ella, ahora con voz dura, pero a la vez desinteresada, como si estuviera hablando del clima.

Joder, esta mujer va a matarme.

La miro en silencio, pero me escabullo intentando que no me vea... aún.

-Yo... no quería... -intenta excusarse Seulgi.

-Oh, sí que querías, se veía en tu mirada. -dice una de las chicas, y esta vez no presto atención a qué número tiene en la pollera, toda mi atención la tiene mi maldita adicción.

La risa sensual y a la vez cruel se vuelve a escuchar.

-¿Ves, Seulgi? Al parecer sí que querías... -se mira la manicura, aún con el velo puesto.

-Es que ellas vinieron, y... están pasando por encima de mi...

-Pueden pasar por encima tuyo, son mis hijas después de todo. -dice con la misma voz, encogiéndose de hombros para luego acercarse a las chicas.

Se nota que Seulgi no sabe qué decir, pero no le presto atención a eso. Le presto atención, al hecho de que ella acaba de decir que son sus hijas...

Si las chicas dicen ser las hijas de Queen, y ella dice que es su madre... entonces...

-Se que es muy interesante sentir que puedes ser yo por unos minutos, pero recuerda que solo lo haces en apuestas no deseadas. Con mis hijas, solo eres un peón más, Seulgi. Que te quede claro la próxima vez que quieras jugar a ser yo. -es elocuente, molesta, dura, y toda la crueldad la refleja cuando quita con cuidado y sensualidad, el sombrero en su cabeza, y con el, también quita el velo, dejándome deslumbrado cuando confirmo lo que ya creía.

Mi reina...

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