Capítulo 2
Reto a la reina
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La sonrisa más genuina que he podido tener en todo el tiempo que llevo en Daegu, se forma con tan solo ver el hermoso rostro de la hija de mis mejores amigos. La pequeña Hyejung es un encanto y es demasiado tierna. Me hace un puchero y yo solo puedo acariciar la pantalla como si pudiera tocarle las mejillas.
-Prometo que iré a verte, solo que no se cuando... -aseguro.
No soy buena mintiendo, así que supongo que los papás de la pequeña logran darse cuenta. Taehyung me sonríe comprendiéndome y Sunghye solo me asiente con la cabeza en señal de que también entiende. Hablamos por un largo rato, uno en el que Taehyung no duda en contarme que Jennie, su vecina, le ha estado haciendo ojitos y que Sunghye cada que puede se molesta con él culpándolo por ello.
-Vamos, Hye. No puedes culpar al pobre Taehyungnie. -digo sin poder evitar divertirme con la situación.
Ella niega con su cabeza y le da un sape a Taehyung en la cabeza.
-¡Si la vuelvo a ver haciéndote ojitos juro que la mato! -grita tomando a mi amigo del cuello.
Hyejung no está en la habitación desde hace varios minutos así que no ve la escena en vivo y en directo, pero incluso yo, que estoy a kilómetros de distancia, siento la tensión. Taehyung es rápido a la hora de tomar la parte baja de la nuca de Sunghye y acercar ambas bocas comenzando un beso al cual ella se niega al principio pero termina siguiendo y de hecho, correspondiéndole con salvajismo. Suelto una risa baja y cuelgo la llamada sin mediar palabra. Los amo demasiado y les agradezco todo lo que hicieron por mi. Cierro la lapto y la dejo encima de la mesa del estudio. Salgo de allí y camino a paso apresurado hasta mi habitación.
Entro, cierro la puerta, y me deshago de mi ropa. Cae al suelo y respiro de forma entrecortada pero me apresuro al baño. El agua de la ducha me recibe y comienzo a respirar de forma pausada intentando calmarme. Es algo que ocurre siempre que hablo con Taehyung y Sunghye, no importa cuanto tiempo pase o halla pasado, él siempre aparecerá en mi cabeza, atormentándome con los recuerdos que se repetirán una y otra vez en mi cabeza como la escena de una película. Me acaricio el cráneo entre las hebras de cabello y me recuesto a la pared dejando solamente que el agua caiga por mi cuerpo limpiando cada impureza. Tomo el jabón y comienzo a esparcirlo por mi cuerpo mientras me dedico a pensar en cualquier cosa. El cabello me pesa y también los ojos, pero termino de ducharme y salgo del baño. La tela blanca del albornoz me cubre, pero de un momento a otro termino acostada en la cama respirando mal.
El ataque de pánico me toma por completo y termino viendo cómo cada parte de mi habitación deja de ser visible y cada color es reemplazado por el negro.
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Mi cuerpo se mueve como un resorte y termino sentada encima de mi cama mientras respiro mal. Una mano acaricia mi cabello con lentitud y mi cuerpo se tensa. Miro hacia un lado intentando no demostrar expresión en mi rostro y suspiro aliviada cuando veo la mano de Junmyeon moverse y continuar acariciando mi cabello. El llanto me inunda y me acerco más a él rodeándole con mis brazos volviendo a acostarme. No habla, solo me acaricia el cabello dejándome abrazarle. Sollozo bajo, intentando que el llanto sea solo una ilusión para que poco a poco termine desapareciendo. Minutos después, dejo que Junmyeon me limpie el rastro de las lágrimas con sus dedos y veo cómo sostiene mi barbilla.
-Deberías decirles que no puedes hablar con ellos... que te colocas mal cada que lo haces... -murmura.
Veo la preocupación en su rostro y solo le miro detallándole. Niego con la cabeza.
-Son mis amigos. No puedo dejar de hablarles solo porque un fantasma del pasado termine visitando mis pensamientos.
-Joohyun, tienes que darte cuenta de una vez. Si eres quien eres, y estás donde estás, es porque has logrado dejar a un lado ese maldito fantasma. -dice acariciando mis mejillas.
Me lamo los labios al encontrarlos secos.
-Si estoy donde estoy es gracias a ellos. Porque si Taehyung no hubiera planeado algo, Jeon nunca habría salido de mi vida. -dejo de mirarle para perder la vista en la cama, el solo mencionar su apellido me hace tragar saliva en seco.
Sigue teniendo el mismo efecto en mi, sigue haciendo que tiemble y que mis ojos brillen producto a las lágrimas de anticipación, o más bien, de sobreviviente, porque eso es lo que Taehyung, Sunghye, y yo, somos. Unos sobrevivientes al juego de Jeon Jungkook, y al parecer, la más afectada soy yo. Enmascaro cada emoción volviendo a colocar la coraza que cargo desde hace tres años y vuelvo a mirar a mi hermano.
-¿Estás bien ahora? -cuestiona.
Asiento con mi cabeza y me besa la frente.
-Cada vez que vallas a hablar con ellos, solo recuérdate que ya no eres Irene, eres Bae Joohyun, mi hermana, la que nació aquí en Daegu, esa que no le tiene miedo a nadie, y que no tiembla por un fantasma, esa que es una reina.
-Nuestra reina. -dice la conocida voz de Hwasa.
Sonrío levantándome un poco sin dejar de abrazar a mi hermano y le miro. Ella es una gran persona y muy buena en su trabajo.
-¿Está todo bien? -cuestiona sentándose en la cama, justo a un lado de Junmyeon.
Asiento con mi cabeza. Antes habría negado, pero Jun, mi torre, mi pilar, mi hermano, me ha recordado quien soy y lo que valgo. Y es cierto, no puedo seguir temblando por un fantasma del pasado, que está en Seúl, tras las rejas, y no volverá a dañarme. Sonríe complacida por mi respuesta y mueve las cejas de forma sugerente.
-Adivina quien cogió... -dice lamiéndose los labios con picardía.
No puedo evitar reír mientras Junmyeon solo blanquea los ojos.
-¿Tú?
Finjo sorpresa cuando asiente de forma frenética.
-Vamos, cuenta el chisme completo. ¿A quien? -pregunto con curiosidad, y en verdad la tengo, ella es muy selectiva a la hora de acostarse con alguien, por eso llevaba varios años sin acción.
Como yo...
-¿Conoces al hermoso extranjero de ojos azules y cuerpo de infarto que siempre va al Black Night? -dice entusiasmada.
Mi hermano y yo nos dedicamos una mirada digna de viejas cotillas y asentimos al mismo tiempo.
-Bueno... terminó arrinconándome ayer en el club... y terminamos cogiendo en los baños. -relata su historia.
Junmyeon resopla y yo no puedo evitar reír. Hwasa es una chica muy fuerte y atractiva, pero también tiene un carácter que estoy seguro persiste a la hora de la acción. La noche anterior yo había estado algo atareada pasando en blanco algunos documentos muy importantes del club y las apuestas, así que no había podido ir a divertirme, o mejor dicho, a trabajar.
-Pero.. además de eso hay algo que debes saber.
Mi hermano se endereza apretando un poco más su agarre en mi. Le miro sin comprender su cambio de repente y el solo me indica con la barbilla que le preste atención a Hwasa.
-Ayer Solar apostó con alguien y perdió... -comienza comentando y no me gusta como está yendo la historia- Al principio pensamos que solo había sido suerte, pero ella terminó pidiendo la revancha y él volvió a ganar.
Afirmo con mi cabeza, no me gusta que mis chicos pierdan, pero, si ellos intentaron arreglarlo no fue su culpa. Aún así, parece ser algo bastante fuerte cuando ellos están sacando a relucir el tema conmigo.
-El dinero que hallan perdido es lo de menos. -digo.
Si es eso lo que les preocupa pueden estar seguros de que no es importante, y Junmyeon debería saberlo mejor que nadie, porque el dinero para nosotros, afortunadamente, no es un problema. Hwasa niega con la cabeza.
-No fue dinero lo que pidió el hombre a cambio. -explica moviéndose tensa.
Me comienza a exasperar el hecho de que no vallan al punto. Si no fue dinero, entonces... ¿Qué mierda pidió?
-Pidió tener una apuesta contigo, Queen.
Sigo sin entender el maldito punto, confío en quien soy y en la forma en que juego, confío en lo mucho que mi cuerpo disfruta las apuestas y en la forma en que me emocionan como nada más lo hace. Soy Queen, y si soy conocida por algo en Daegu, es por ser la hija de Bae JunSook el dueño del más grande casino de apuestas y también, el rey de las apuestas mientras vivía. Sigo su ejemplo, y disfruto cada minuto de incertidumbre en el rostro de mi oponente a la hora de apostar, porque al final, termino ganando, y no es falsa confianza, si algo sube mi autoestima, es lo buena que soy en lo que hago. Si, los años me han vuelto una perra, lloro, caigo, pero como mismo caigo, me levanto.
-No es cualquiera quien te retó...
-¡¿Entonces quién fue?! -cuestiono exasperada.
-Ese del que tanto te han hablado, King.
Sonrío de forma falsa. Me han mencionado varías veces ese apodo y siempre termino sonriendo, porque si se hace llamar a sí mismo Rey y tiene la osadía de desafiarme, entonces le demostraré la razón por la que me llaman Queen.
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