𝐂ap. 𝐓res ♥︎!
Cap. 03: Amenaza.
Sullyoon había sido excluida totalmente de la conversación.
Los siete hombres hablaban sobre política, guerras, relaciones entre reinos, la chica no entendía nada, ella era hija de una concubina, no había sido educada tan a fondo como las hijas principales, no tenía conocimiento sobre aquellos temas.
Sabía de las identidades de los consortes, por lo que no era raro que supieran sobre aquellos asuntos, pero era sorprendente que el rey les permitiera opinar sobre todo, dándoles papeles importantes en sus planes a futuro sobre el reino.
Sabía de las contribuciones de las joyas en el reino, pero había llegado a pensar que era una simple estrategia del rey para darles crédito, Jungkook había sido coronado a los dieciséis, ya tenía más de veinticinco años, debía de tener más experiencia que ellos a la hora de gobernar, pero parecían estar iguales, todos daban su punto de vista, se veía muy armonioso.
Se mordió el labio, ella también aspiraba a convertirse en alguien así, que apoyara al rey.
Tal vez así ganaría su confianza y podría obtener un beneficio para su ambicioso padre.
Jungkook ignoraba la presencia de la joven concubina mientras comía pasteles de avena y hablaba con sus hombres sobre el futuro del reino, tenían planes ambiciosos, pero con las conexiones y pasos correctos podrían lograrlo con facilidad.
Taehyung no pudo aguantar más ver como su lindo ángel se encontraba tan apartado de él, casi no podía llegar a tocarlo, se levantó del asiento, Sullyoon lo miró y se sorprendió al ver como cargaba al peligris, este emitió un ruido de sorpresa, pero no emitió queja alguna, solo se dejó llevar hasta que el rubio se sentó y lo acomodó a horcajadas en su regazo.
La castaña desvió la mirada, se sentía inapropiado ver como la fachada del rey de hielo se derretía.
Jungkook parecía convertirse en otra persona junto a aquellos hombres, la chica suspiró algo incómoda, había planeado mencionar lo de sus papeles de casamiento como concubina, pero ahora sería un poco extraño hacerlo.
Jimin la miró, sonrió y le extendió a la chica una taza llena de té, la joven dio sus respetos y la recibió con una sonrisa, gracias a ese gesto los demás parecieron recordar su presencia.
— ¿La señorita tenía algo que consultar con nosotros? —La voz de Namjoon era tranquila y amable, pareció darle a la castaña el impulso de valor que necesitaba.
Sullyoon asintió tomando un poco de té, dejó la taza sobre la mesa y observó al peligris, este se encontraba sobre las piernas del tritón mientras este le daba besos en las mejillas y el cuello, el rey reía por la sensación de cosquillas mientras recibía palabras amorosas de parte del hermoso rubio.
La chica no podía engañarse, esos seis hombres eran hermosos, su belleza parecía estar fuera de este mundo, era irreal.
— Esta concubina había venido a discutir con los estimados consortes sobre los papeles de casamiento, su majestad me informó que ustedes gestionaban esto. —dijo con voz dudosa, hizo una reverencia demostrando su respeto.
Namjoon pensó un poco, pareció estar a punto de responderle, pero entonces Jungkook se abalanzó sobre su cuerpo entre risas, el castaño sonrió con ternura dándole un beso esquimal al peligris mientras este envolvía sus piernas alrededor de su cintura, la posición era algo incómoda por lo que el dragón se levantó del sofá.
— ¿Qué sucede, bebé? —cuestionó en su oído, Koo se sonrojó mirando a Sullyoon, la chica desvío la mirada al escuchar el tierno apodo.
— Quiero ir a ver el jardín de cerezos de Yoongi. —respondió, el vampiro, por alguna razón, parecía ser amante de estas flores, por lo que poseía un patio propio llena de las mismas, Jungkook disfrutaba verlas de vez en cuando.
— Mm, está bien amor, en un momento vamos ¿si? —El menor asintió con una sonrisa, alegre de que su pedido fuera concedido, aunque sus pedidos siempre eran concedidos por sus joyas.
Sullyoon miró al dragón en busca de que pudiera aprobar el asunto de los papeles de casamiento, esto era muy importante para su estatus y le daría un poco más de libertad a la hora de ayudar a su padre.
El general Lee era un hombre en extremo ambicioso, todos lo sabían, pero últimamente el hombre había querido obtener influencia y dinero de manera apresurada, la joven sospechaba que era por la incompetencia de sus hermanos mayores, esos chicos nunca habían sido trabajadores, por lo que no eran adecuados para heredar, el general quería al menos dejar una gran fortuna e influencias para sus hijos, esto les haría más fácil la vida, incluso si no tuvieran habilidades para triunfar por sí mismos.
Namjoon notó la mirada de la chica, le dio un último beso al peligris antes de acariciar su espalda y sonreír a la joven, las mejillas de la chica se pintaron de carmín, la belleza del hombre la aturdía.
— Señorita Sullyoon. —comenzó el dragón mientras notaba como Koo se apoyaba en su hombro—. Estos papeles son muy importantes, ciertamente es necesario firmarlos, ¿qué tal dentro de una semana en mi palacio? —culminó, la joven concubina boqueó sorprendida por la tardanza, normalmente estos papeles se firmaban al momento de ingresar al harén, ya lo había retrasado un día, ahora tendría que esperar una semana.
Apretó la tela de su ropa enojada por la situación, en definitiva no era bien recibida en el harén.
Miró al emperador con esperanza de que adelantara la fecha o negara lo dicho por Namjoon, obviamente, esto no pasó. El peligris bostezó y pareció querer quedarse dormido, asintió a las palabras del castaño, dejando a Sullyoon con la ira inundando su ser e ingenio.
La chica se levantó del sofá, los hombres que antes solo prestaban atención al rey ahora la miraban con seriedad, parecían a la espera de alguna protesta de su parte, la chica sintió miedo, pero debía hacerlo, no sería bueno si no llegaba a ser concubina oficialmente.
— E-Esta concubina sabe que no debe cuestionar la autoridad de los consortes y el emperador, pero la firma de esos documentos es importante para mí. —dijo, su voz muy pequeña, casi susurraba, pero todos la lograron escuchar.
Jungkook, que se encontraba plácidamente en el regazo de Namjoon y parecía querer dormir, abrió los ojos y miró a la chica con frialdad e indiferencia.
— ¿Desde cuándo una humilde concubina puede refutar las órdenes del emperador? —cuestionó duramente, la castaña tembló y se arrodilló, gotas de sudor recorriendo su frente y cuello, su cabeza se inclinó con respeto y miedo.
— ¡Lo siento mucho su majestad! Esta concubina no se atreve a desobedecer sus órdenes. —exclamó con nerviosismo, Koo se levantó del regazo del dragón e inclinó su cuerpo para quedar un poco a su altura cercana al suelo.
— Bien, ahora vuelve a tu palacio y en una semana se firmarán los papeles, así de simple. —La chica asintió múltiples veces, parecía un pollo picoteando arroz, el emperador le dio una tierna sonrisa antes de ordenar a un sirviente que la guiara a la salida del palacio.
Cuando Sullyoon salió del palacio resistió las ganas de insultar todo aquel que se le cruzara, estaba molesta, enojada, además de no firmar los papeles tuvo que arrodillarse frente al emperador.
Fue humillada.
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Cuando la chica se fue todos parecieron relajarse, Namjoon le dio una sonrisa al peligris, este se encontraba aferrado a su cuello mientras miraba aburrido al techo.
— ¿Quieres ir a ver el jardín? —preguntó Yoongi, había escuchado la petición del rey por lo que al ver que Sullyoon ya no estaba, era buena idea relajarse viendo el jardín.
Con esas palabras Jungkook se levantó del regazo del dragón, haciendo que este frunciera el ceño insatisfecho, el chico mostró una radiante y hermosa sonrisa que hizo latir los corazones de los chicos, asintió repetidas veces con esa gran sonrisa instalada en su lindo rostro, dio un par de saltos emocionados.
— ¡Vamos ya! —exigió para luego llamar a un sirviente y ordenarle que asignara un par de guardias para recorrer el jardín del palacio.
— Calma, cachorrito. —susurró Jimin en su oído, enviando escalofríos al cuerpo del rey Jeon, este se sonrojó y asintió cohibido, el súcubo emitió una risa.
Seokjin ordenó que los sirvientes arreglaran el jardín para la visita del gobernante, todos se apresuraron, ya que sabían que Jeon odiaba esperar.
Las orejas del elfo temblaron haciendo que el peligris mirara con interés, siempre le habían gustado las lindas y puntiagudas orejas de Jinnie, las tocó haciendo que el elfo de hebras carmesí se alejara.
Los siete chicos caminaron hacia el jardín con dos guardias y dos sirvientas siguiéndolos, al llegar había una mesa extensa muy bonita y siete sillas, sobre la mesa se encontraban diferentes postres y una tetera con té recién hecho, todos se sentaron y comenzaron a disfrutar de la hermosa tarde.
Jungkook era otra persona junto a sus consortes, no podía parar de bromear y pedir mimos, todos amaban cumplir sus deseos por lo que ahora se encontraba Taehyung alimentando al peligris con un pequeño pastel de cerezas.
El humano lo tragó con una gran sonrisa, derritiendo el corazón de sus consortes, Koo comió diferentes pasteles y postres, en poco tiempo su estómago estaba lleno, era redondo y su boca se encontraba llena de trozos de galleta y pastel.
El vampiro a su lado emitió una risa y acercó su rostro al contrario, Jungkook lo miró confundido hasta que sintió una cálida y húmeda lengua limpiar los restos de comida, Koo se sonrojó y dejó un casto beso en los rojos labios del azabache.
Yoongi estaba a punto de iniciar un beso más profundo, pero una sirvienta llegó y susurró algo en el oído del rey, todos fruncieron el ceño, normalmente anunciaban las cosas en voz alta cuando se encontraban todos presentes, que la sirvienta hiciera eso podría considerarse una falta de respeto a una autoridad superior.
Un suspiro cansado brotó de los lindos labios del gobernante, echó a la sirvienta mientras asentía.
— Déjala entrar. —Antes de que alguno pudiera preguntar qué estaba pasando la mujer se retiró y al poco tiempo una hermosa chica de cabello castaño ingresó, llevaba una túnica diferente de la que portaba hace ya un rato, esta era de un hermoso tono rojo con detalles dorados, simple, pero bonita.
Sullyoon se inclinó con sudor recorriendo su frente, estaba entrando en desesperación, necesitaba con urgencia el favor del rey, sino su padre estaría decepcionado de ella.
Más de lo que ya lo está...
Suspiró y colocó su mejor sonrisa, miró al emperador, este se encontraba sentado junto a Yoongi y Taehyung, ambos lo alimentaban y luego limpiaban su boquita con un pequeño pañuelo, la mujer apretó su ropa, mientras ella vestía ropas simples, aquellos seis hombres vestían túnicas y ropas hermosas, elegantes y delicadas.
Estaba envidiosa, celosa y enojada. Respiró hondo y se acercó a la mesa con una leve sonrisa mientras pensaba que pronto iba a poder disfrutar de aquellos lujos.
— Esta concubina saluda a su majestad y sus estimados consortes, esta concubina desea unirse a su hora del té. —Su voz era suave y agradable, también bastante cordial.
— Este rey te permite unirte a la mesa y nuestra hora de té. —respondió el peligris tomando un sorbo de té luego de terminar de comer galletas de menta.
— Esta concubina agradece la amabilidad del rey. —murmuró, la castaña envió a un sirviente a buscar una silla, se sentó a un lado de Hoseok y Jimin, ambos hombres le sonrieron leve al verla sentarse.
Todos tomaron té y comieron postres en silencio, Jungkook ya había comido muchos por lo que ordenó a los sirvientes que enviaran más postres y pasteles, estos llegaron muy pronto y todos, incluida Sullyoon, disfrutaron de los deliciosos postres en silencio.
En medio de la reunión silenciosa Jungkook de repente comenzó a emitir risitas, estas se convirtieron en sonoras carcajadas que hizo reír a sus consortes con ojos brillando llenos de amor y devoción.
El tritón de hebras rubias platino mantenía una leve y linda sonrisa mientras le hacía cosquillas al rey en su cadera causando que este se retorciera y riera en voz alta, la taza de té en su mano incluso cayó al suelo y se quebró con un estruendo.
Sullyoon sintió su corazón apretarse, esa taza de té valía más que todo su armario, era de una línea exclusiva pintada personalmente por el pintor más reconocido de todos los reinos.
Tomó un sorbo de té en un intento de no arrodillarse y recoger los escombros de porcelana mientras lloraba por el dinero perdido.
La castaña observó como el tritón besaba la gordita mejilla de Koo, este se reía y pronto ambos se dieron un amoroso beso en los labios, estos se entrelazaron en una danza lenta y pausada, causando que todos los presentes los miraran.
Los consortes miraban a Taehyung queriendo tomar su lugar mientras que Sullyooon solo quería desaparecer del lugar.
Al separarse Koo notó todas las miradas sobre él, desvío la mirada y se sonrojó hasta parecer un tómate, el rubio le pinchó la mejilla mientras emitía una agradable risa ronca.
— Aún eres un bebé. —dijo lo suficientemente alto como para que todos escucharan, Jungkook hizo un puchero mientras tomaba el dedo del mayor y lo mordía.
— ¡No lo soy! —Su voz salía un poco distorsionada a causa del dedo en su boca, el tritón lo sacó observando como la saliva cubría su dígito.
La chica castaña se levantó de su asiento, no podía soportar más esa vista, al intentar levantarse chocó de manera accidental con la pata de la silla, tropezó con la mesa e iba a caer al suelo, Sullyoon cerró los ojos y se preparó para el golpe.
Este nunca llegó.
Abrió los ojos temerosa y se sorprendió al encontrarse en los fuertes brazos de Jimin, un seductor súcubo, al igual que uno de los estimados consortes del rey.
El hermoso chico de cabello rosado y seductores ojos rojos como un reluciente rubí, sostenía ahora su cintura y en sus labios pomposos una amable sonrisa que solo ocasionó un sentimiento confuso en Sullyoon, su corazón latió rápido y sus mejillas se sonrojaron.
Es hermoso, esas palabras fueron lo único que cruzaron por su mente.
El peligris observó esto, apretó el puño hasta lastimarse las palmas y su expresión relajada se retorció a una llena de frialdad, rabia e intenciones asesinas. Taehyung, que se encontraba a su lado, notó el estado de su cachorrito, tomó sus mejillas y las apretó, formando una tierna boca de pato.
— ¿Nuestro lindo cachorrito está celoso? ¿Uhm? —preguntó el rubio sabiendo que tenía razón, Koo se sonrojó, no le gustaba que otros siquiera miraran a sus hombres y esto era un hecho, pero igualmente le avergonzaba que los demás notaran sus intensos celos.
Todos miraron hacia el chico con ojos brillantes, las orejas de Jin temblaron mientras que los ojos rojos de Yoongi brillaron con cierto deseo peligroso. En secreto, todos amaban cuando su lindo bebé amado se ponía celoso.
Jimin soltó a la joven, la castaña se tambaleó, pero no apartó sus intensos ojos del pelirosado, parecía hipnotizada con su belleza etérea, y es que Jimin era hermoso, sus rasgos andróginos obtenían miradas tanto masculinas como femeninas.
El súcubo volvió a su asiento notando las miradas de desaprobación de todos, mostró una mirada llena de confusión, observó los ojos ardiendo de ira de su rey y entendió todo, se sintió un poco enojado consigo mismo, pero a su vez se sintió tan complacido.
Ver a su humano ardiendo en celos era tan delicioso, aquellos ojos de ciervo con un brillo lleno de ira, sus mejillas rojas, sus delicados labios fruncidos y sus uñas apretando el borde de la mesa con fervor.
Tan hermoso.
— E-Esta concubina se retira, su majestad. —Al notar el ambiente tenso, muy consciente de su error, Sullyoon se retiró a su pequeño palacio, sudor recorriendo sus sienes, pero sus ojos nunca abandonaron la sexy figura de Jimin.
La chica notó detalles que antes no le importaban, el suave cabello rosado de Jimin, sus gruesos labios rosados, sus ojos rojos característicos de la raza demoníaca, su tersa piel blanca, sus uñas levemente largas, parecía cuidarlas con entusiasmo, su nariz pequeña y su esbelta figura llena de sensualidad bajo aquella túnica del mismo tono que su cabello, también la pequeña cola de demonio que sobresalía de su ropa y balanceaba con suavidad cada cierto tiempo.
La misma era roja con la punta en forma de corazón, bastante tierna, esta cola solo la poseían los súcubos ya que no era propio de los demonios tenerlas, una suave sonrisa colgaba de su angelical rostro mientras miraba con intenso deseo al peligris.
Sullyoon caminó con rapidez y suspiró aliviada al finalmente sentarse en la pequeña cama vieja de su palacio.
No debió tentar su suerte yendo al lugar, ahora disgustaría más al emperador, con un suspiró se acostó en la cama dura, se sonrojó al recordar como el consorte Park la salvó de aquella caída.
Se mordió el labio inferior, aquel hombre hacía latir su corazón, tal vez su poder de seducción al ser súcubo la había alcanzado.
Sí, probablemente solo fue eso.
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Los grillos podían escucharse a través de las delgadas paredes del palacio al igual que algunos búhos, las paredes agrietadas daban a entender que la concubina viviendo en el interior no era nada favorecida, Sullyoon suspiró al ver una gotera en el techo, siempre que llovía fuerte, como lo estaba haciendo en esos momentos, gotas de agua comenzaban a caer desde ese pequeño, pero molesto agujero.
El pequeño y destartalado armario de la esquina despedía un irritante aroma a humedad, gracias al agua que se filtraba a través de las paredes, la madera se había mojado y ahora olía bastante desagradable.
La joven castaña emitió un suspiro, una suave túnica interior la cubría, la misma era de un tono melocotón, su lacio cabello castaño caía en cascada mientras su rostro libre de maquillaje denotaba su juventud.
Se sentó en la cama y peinó su cabello con un peine de madera con rosas talladas en el mango, era bastante bonito, pero tosco a su vez.
Dejó el pequeño peine en su tocador, estaba a punto de acostarse y dormir finalmente luego de un día cansado, pero entonces escuchó unos pasos pesados, miró hacia la puerta del palacio y vio como esta se abría de golpe, frunció el ceño pensando en regañar al sirviente que osaba molestarla a esas horas.
Se quedó helada al ver al rey Jeon.
El hombre vestía una túnica negra con detalles plateados y grises, se veía elegante e imponente, totalmente contrario a su mimada figura de la tarde, gotas se agua recorrían su cabello gris al igual que su tierno cuello, la chica tembló al ver aquellos ojos estrellados brillar con una terrorífica luz fría.
Toda su ropa se encontraba mojada al igual que sus botas de cuero, bajo sus pies se encontraba un charco de agua, su largo cabello suelto se encontraba libre de accesorios mientras que su piel pálida y labios levemente morados dejaban ver el intenso frío que sentía.
Sullyoon se arrodilló, estaba segura, por la apariencia del rey, que este se encontraba muy enojado.
— Esta concubina se disculpa por la ofensa cometida y espera que su majestad tenga misericordia de esta humilde concubina. —exclamó mientras su cuerpo era azotado con intensos temblores y escalofríos, no solo por el frío que se filtraba por la puerta abierta del palacio, sino el miedo que abrumaba su sistema.
— Cállate. —dijo con voz ronca el peligris, caminó hacia ella y tomó su cabello con rudeza, jaló la mata de hebras castañas e hizo que la joven levantara el rostro, el chico no se vio conmovido por la belleza de la chica.
— L-lo siento. —murmuró con dificultad, su cuero cabelludo dolía por la fuerza que empleaba Jeon.
— Nunca más te vuelvas a acercar a mis consortes, no los toques, no los mires, ni siquiera los pienses, porque lo sabré. —emitió con voz tensa llena de rabia.
Sullyoon tembló, intentó asentir, pero el agarre en su cabello le evitaba realizar la acción.
— Esta concubina entiende. —dijo al pasar unos pocos segundos.
— Entonces espero nunca más verte cerca de mis hombres. —susurró en el oído de Sullyoon, haciendo que su menudo cuerpo temblara de temor.
Jungkook soltó a la chica, la castaña cayó al suelo, pero no prestó atención al leve golpe que se había dado, siguió arrodillada mientras pensaba en su error de esa tarde, le extrañaba que el rey no la haya matado directamente, pero no iba a tentar su suerte, a partir de ese momento se alejaría de aquellos seis hermosos hombres.
El rey Jeon salió del lugar luego de darle una mirada asesina a la chica, la puerta se cerró detrás de él con un fuerte estruendo que sobresaltó a la concubina temblorosa.
Ah, estaba tan jodida.
El capítulo quedó más largo de lo que tenía planeado.
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