𝐂ap. 𝐃os ♥︎!
Cap. 02: Consortes.
El peligris abrió los ojos un poco aturdido, sus ojos oscuros parpadearon múltiples veces hasta despertarse casi por completo, miró a su alrededor, pronto notó que la cama se encontraba vacía.
Hizo un puchero mientras se estiraba, recordaba haber sido invitado por Yoongi a beber, debió saber que la bebida sería él. Luego de quedar satisfecho, el vampiro le dio un beso y lo dejó dormir.
Se levantó de la cama y abrió las cortinas, la habitación era de colores oscuros como negro, gris y rojo sangre, una gran cama en el centro, al lado de la misma una mesa de noche donde había un incensario, sabía que en la pequeña gaveta de esa pequeña mesita había lubricante y algunos palitos de incienso.
Una de las paredes de la habitación se encontraba llena de estantes y un gran armario, allí había variedad de zapatos, accesorios y ropa de la más alta calidad, en una de las esquinas había una estantería con varios libros de medicina y novelas de temáticas variadas.
Justo al lado de la estantería se encontraba un tocador de madera roja sobre la cual se encontraban múltiples joyas costosas, a Yoongi le encantaban los zafiros y la obsidiana, tenía muchas cosas hechas con aquellas piedras.
Se colocó su túnica exterior, la misma era color azul marino con un dragón plateado alrededor de los hombros, también sus botas de cuero negro y se ató el largo cabello gris en una cola alta, algunos de sus mechones reposaron en las mejillas y el pecho del chico.
Caminó fuera de la habitación mientras bostezaba, al salir se topó de frente con una sirvienta, la joven chica humana sostenía un cuenco lleno de agua tibia y una toalla.
— Buenos días, su majestad, el consorte Min me ha enviado a despertarlo. —La chica realizó una sentida reverencia, el rey sonrió al escuchar sobre Yoongi.
Asintió hacia la chica, pero no dejó que le atendiera, le preguntó a la joven donde se encontraba su consorte y caminó hacia el salón, ya que allí se encontraba el vampiro, abrió la gran puerta dorada y allí se encontró a los seis chicos en la mesa de ébano tomando el té.
Una sonrisa afloró en su rostro, si los sirvientes se encontrarán allí se sorprenderían al ver aquella expresión en el rey Jeon, el que siempre estaba serio y poseía una personalidad desagradable.
Corrió hacia el chico más cercano, Jimin se sorprendió al sentir el cuerpo fuerte de Jungkook sobre el suyo, pero sonrió al notar la linda sonrisa del peligris, lo tomó por la cintura y lo sentó a horcajadas sobre sus piernas, acarició la cabecita del rey mientras este restregaba su nariz en su cuello.
— Buenos días, pastelito. —saludó el pelirosado, el súcubo dejó un beso húmedo en su mejilla rosada.
— Buenos días, Jiminnie. —saludó el peligris con una suave sonrisa, dejó un beso casto en los pomposos labios del pelirosado, todos lo miraron con envidia, al notar esto Jungkook se levantó de las piernas del chico y dejó un besito en los labios de los seis chicos, estos le sonrieron y le dieron los buenos días.
— ¿Por qué no seguiste durmiendo? Tomé bastante sangre. —mencionó el vampiro, Jeon le dio una sonrisa, pero todos miraron mal al vampiro, siempre le decían que no tomara mucha sangre, pero él seguía mordiendo el cuello del humano cada noche que pasaban juntos.
— No quería estar solo. —dijo con simpleza, Jimin no pudo evitar jalarlo y sentarlo en su regazo nuevamente, notó la mordida que había dejado Yoongi y frunció el ceño, acarició el área con el dedo, enviando escalofríos al peligris.
Los seis consortes arrullaron al chico al verlo ser tan lindo desde la mañana, Jungkook en privado dejaba su fachada de rey frío, pero igualmente era raro que despertara tan mimoso desde temprano, odiaba madrugar por lo que no era raro que apenas abrir los ojos frunciera el ceño con molestia.
— ¿Jungkookie tiene hambre? —La pregunta de Seokjin fue respondida con un asentimiento, al ver esto el pelirrojo emitió una risa y le extendió al chico un plato que contenía algunos pasteles de avena.
Jungkook los aceptó y comenzó a comerlos, sus mejillas se llenaron como si fuera un hámster y se cubrieron de un poco de avena, Jimin lo limpió con su lengua, haciendo sonrojar al menor.
— ¿Cómo se llamaba la nueva concubina? —preguntó de la nada Taehyung, todos miraron a Jungkook con curiosidad, ellos tampoco eran muy claros, la chica había llegado ayer en la tarde y en ese momento estaban ocupados por lo que no habían tenido tiempo de recibirla, se enteraron al anochecer que el peligris se los había mencionado.
Era costumbre que un consorte reciba a las nuevas concubinas, ya que estas eran de rango más alto, debían instruir a la nueva y guiarla en su palacio, si no lo hacían y el rey no decía nada, podría haber habladurías diciendo que no tenía el favor del rey, Jungkook la había guiado personalmente por lo que no había tantos chismes, pero decían que la presencia de esa chica no le gustaba a los consortes.
Jungkook notó todas las miradas sobre él y tragó el pastel en su boca, se limpió los restos y les sonrió.
— Creo que era Sullyoon, no sé su apellido, pero sé que es parte de la familia del General Lee. —informó tomando otro pastel y comiéndolo, los seis se miraron, sabían que Koo no usaba a esas chicas, por lo que no les preocupaba, pero era molesto tener que espantarla cada vez que intentará establecer relación con ellos, al menos eso habían hecho las anteriores concubinas.
Contrario a los rumores, las chicas no duraban no por el descontento de ellos, sino el de Jungkook, estaba molesto de que la chica intentará llevarse bien con sus joyas y les robará aunque sea un minuto de su tiempo, se sentía celoso, por lo que les adjuntaba algún error sin importancia y las echaba del harén.
Al comienzo los ministros protestaban argumentando que necesitaba hijos, Jungkook se enojó, nadie tenía el derecho a darle órdenes, luego de una reprimenda los ministros dejaron de opinar sobre el asunto, aun así, el peligris decidió, junto a sus joyas, adoptar a un pequeño niño huérfano de la familia de su madre.
El pequeño era bien cuidado y entrenado en serio como un heredero, periódicamente Jeon lo visitaba y el niño le tenía mucho cariño a sus seis padres, por lo que las habladurías se detuvieron al cabo un tiempo.
Justo cuando Seokjin estaba a punto de continuar con su anterior conversación, un sirviente ingresó corriendo, todos fruncieron el ceño ante su falta de modales, Jungkook tragó el pastel en su boca e iba a regañar al hombre, pero este se arrodilló con sudor en la frente.
— La señorita Sullyoon se encuentra en la puerta del palacio, solicita la presencia del consorte Min. —dijo con voz temblorosa, había sido asignado como sirviente personal de la joven mujer, cosa muy lamentable, ya que sabía que el favor que recibiría la chica sería poco, por no decir nulo.
Yoongi frunció el ceño, nunca le había gustado charlar con esas jóvenes concubinas, siempre le hablaban como si fuera como ellas, dependiendo del favor del rey para obtener beneficios.
El azabache había conocido a Jeon el día de su coronación, habían sido invitados diferentes clases de personas y razas, la mayoría de gran estatus, en ese entonces el harén del rey estaba vacío, él fue uno de los primeros en ingresar, fue por cuenta propia claramente, en un comienzo pensó que el rey Jeon sería arrogante y dominante, pero pronto se dio cuenta de que esto era una fachada, Jungkook era solo un bebé en busca de amor y cariño.
Cosas que ellos amaban darle.
Gracias a su estatus como rey, no podían dejar su relación completamente clara, pero todos en las diferentes razas y reinos sabían que estaban juntos y se pertenecían, eso era lo importante.
El vampiro se levantó, la túnica roja sangre que portaba contrastaba con sus ojos y labios, al igual que con su piel mortalmente pálida.
— Iré a recibirla. —El peligris frunció el ceño, dejó el plato de pasteles de lado y negó con la cabeza, no quería a esa chica cerca de alguno de sus hombres.
— ¡No! Solo déjala entrar. —ordenó con voz firme, el azabache sonrió a sabiendas, Jimin y Taehyung emitieron risitas, Seokjin los miró negando en desaprobación, Namjoon jaló al peligris y le dio un beso profundo para aplacar sus lindos y tiernos celos.
El sirviente asintió y corrió hacia la entrada para hacer saber las órdenes directas del rey Jungkook.
Al cabo de unos minutos donde Koo solo se dedicó a recibir besos y mimos de parte de Namjoon una hermosa chica ingresó al salón, junto a ella una tenue fragancia a gardenias, su cabello castaño atado en una cola alta, junto a esto una horquilla de jade, vestía una túnica verde agua con flores blancas bordadas en el pecho y falda.
— Esta concubina saluda a su majestad el rey. —Sullyoon se arrodilló sin ver del todo la escena frente a ella, tembló al saber que en el lugar no solo se encontraba el emperador sino sus seis consortes, aquellas conocidas joyas.
— Levántate. —escuchó la imponente voz del peligris, se levantó del suelo, casi no pudo aguantar su expresión de sorpresa al ver a aquel frío y arrogante hombre sentado en el regazo de Kim Namjoon, aquel conocido político dragón y una de las joyas del rey.
La castaña tragó grueso al sentir la mirada penetrante de todos sobre ella, se sorprendió al notar como la gran mano del dragón de hebras castañas acariciaba el largo y lacio cabello gris del gobernante, este parecía a gusto con esto e incluso emitía ronroneos satisfechos.
Jungkook no temía que alguna de esas mujeres comenzará a crear chismes sobre su actitud hacia sus consortes, tenía todo el derecho a matarlas o echarlas si lo hacían, estos rumores desaparecerían al cabo de un tiempo por lo que no era problema alguno, odiaba no poder actuar como él mismo en su propio hogar, por lo que ya no le importaba aparentar estando en su palacio.
Sullyoon no dijo nada más al ver que nadie hablaba, según las reglas los consortes debían recibirla y conversar con ella cordialmente, entretenerla, pero ellos parecían concentrados en la presencia del rey, no podían dejar sus manos quietas, acariciaban su mejilla, su cabello, su pecho, sus manos, dejaban tiernos besos en sus labios y mejillas, era una vista linda y sorprendente.
Incluso escuchó un murmullo de parte del hada en el oído de Jungkook diciendo: "¿Bebé sigue teniendo hambre?" Pregunta a la que el rey asintió con sus mejillas adquiriendo un tono carmín.
— U-Uhm, ¿dónde debería sentarme, su majestad? —La castaña tomó la valentía de preguntar, no quería pensar en aquellas muestras de cariño, frente a aquellos seis hombres, Jeon parecía dejar su fachada del rey de hielo, su arrogancia e indiferencia, todo esto era reemplazado por sonrisas tiernas, sonrojos y cariño.
Al escuchar la suave voz de la joven, todos la miraron, el peligris pareció reparar en su presencia, apuntó con un dedo blanco hacia un sillón, este se encontraba justo al lado de Taehyung, el tritón de hebras rubias la miró con ligero desagrado, pero no comentó nada.
Con un suspiro, Sullyoon se sentó en el sillón, no parecía caerle nada bien a los consortes del rey, y al rey no parecía importarle el trato que recibía por parte de ellos.
Su tarea sería difícil.
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