𝐂ap. 𝐂uatro | 𝐏𝐚𝐫𝐭 01 | ♥︎!
Cap. 04 (Part One): En el Armario.
Jungkook caminaba por su propio palacio con una expresión seria, por el suceso de ayer en la tarde con esa mujer estaba de muy mal humor, y esto solían pagarlo los ministros de la corte y sus sirvientes dándoles miradas asesinas llenas de molestia, cuando él era así todos sabían que en definitiva algo había pasado con algunos de sus consortes ya que eso era lo único que parecía poner de mal humor al emperador.
Las dos sirvientas que lo seguían temblaron ante sus ojos brillando con ira y su expresión retorcida, el par de mujeres estaban en silencio, hacía un tiempo precioso afuera, pero no podrían hablarle de eso al rey como de costumbre.
Jungkook caminaba refunfuñando sobre lo sucedido ayer, planeaba descansar en su habitación y leer un poco para calmarse ya que ayer no había logrado eliminar su enojo incluso habiendo amenazado a aquella mujer tan desagradable.
— Éstas sirvientas saludan al estimado consorte Park. —El peligris sale de sus pensamientos al escuchar las palabras de sus sirvientas y ver como estas se arrodillan frente al hermoso hombre de cabellos rosados que ahora le daba una leve sonrisa llena de coquetería y seducción.
El peligris siente su corazón latir al ver a Jimin, sus mejillas inevitablemente se sonrojan al verlo ser hermoso como siempre, pero entonces se recuerda lo de ayer y frunce el ceño mientras observa la delicada figura de su consorte en esa túnica azul celeste, en su cabello una delicada corona de jade y en sus muñecas diversas joyas, también había algunas en su cuello.
El pelirosado emitió una risa al ver a su bebé mirarlo embobado, solía odiar la atención indeseada de los demás, pero amaba tener la atención de su pequeño muñequito.
— Buenos días al emperador. El clima es precioso ¿no cree? —El súcubo saludó al peligris con una sonrisa coqueta y atrayente, Koo miró por los ventanales y efectivamente había un tiempo precioso, muy apropiado para disfrutar del té de la tarde.
— Buen día, consorte Park. —El saludo tan seco le hizo sentirse un poco aturdido a Jimin, por boca de los demás había sabido que Jungkook estando enojado era muy terco, también rencoroso, él nunca había hecho nada para molestar a su muñequito por lo que pensó que los demás exageraban pero ahora podía ver que era completamente cierto.
Sus ojos rojos brillaron levemente y sus ojos se pusieron llorosos, usó la manga de su túnica para cubrir su boca y evitar que escapen sus lamentables "sollozos" tristes.
— Este consorte entiende que su majestad esté enojado, pero no puedo evitar sentirme mal al ver la indiferencia de mi amado y precioso muñequito. —dijo el pelirosado con voz quebrada, incluso las sirvientas no pudieron evitar sentir que el emperador era injusto con él y casi se pusieron a su lado a consolarlo hasta que sus hermosos ojos brumosos dejaran de soltar esas lamentables lágrimas amargas.
Jungkook frunció el ceño sintiendo su corazón estrujarse de dolor al ver el estado de su hombre, apretó los puños y se mordió el labio, finalmente no pudo evitar suspirar y acercarse a Jimin, secó sus lágrimas y lo miró con amor.
— No estoy enojado, MinMin. —dijo en su oído, el pelirosado sintió su corazón latir desembocado en su pecho y quiso llevarse a su lindo muñequito a la habitación para follarlo hasta que entendiera que solo podía ser suyo.
Respiró aceleradamente, su cola demoníaca se movía con alegría y Koo emitió una leve risa al ver eso, parecía un perrito recibiendo caricias de su amo.
Acarició el cabello rosado del súcubo y dio un suave beso en su mejilla, las dos sirvientas desviaron la mirada con tacto, en su interior emocionadas del amor que mostraba su gobernante a sus consortes.
El emperador sentía su pecho arder con rabia aún, pero no era culpa de su lindo súcubo, así que tampoco podía recriminarle mucho. Emitió un suspiro y caminó con su consorte hacia el salón donde planeaba tomar el té junto a él, por boca de su MinMin supo que los demás estaban ocupados con los deberes que le encomendó por lo que no les vería el rostro hasta la noche.
Ambos caminaban con las dos sirvientas siguiéndolos mientras de vez en cuando emitían risas por alguna cosa que dijo el otro.
— Escuche que hay un nuevo tipo de diamante que es rosado, he visto a muchas damas nobles usar ese tipo de diamante para sus joyas, es muy hermoso. —comentó el pelirosado con ojos brillantes, Jungkook sabía que a Jimin le gustaban las cosas bonitas y brillantes por lo que solía comprar distintas joyas y siempre tenía accesorios hechos con joyas en su delicado cuerpo.
— Te compraré algunos, haz accesorios con eso. —La mano del peligris acarició el cuello del súcubo, cosa que hizo sus ojos brillar de deseo y su corazón latir con fuerza en su pecho—. Un collar se vería muy bien en ti. —comentó.
Los ojos rojos del demonio brillaron y se relamió los labios viendo la hermosa figura de su lindo humano en esa túnica roja y dorada, al igual que la corona en su cabello gris y las pocas joyas en su cuerpo.
— Y tu cuello se vería muy bien con la marca de mis besos. —susurró el demonio en el oído del humano, el peligris lo miró con ojos llenos de sorpresa y vergüenza, se sonrojó mientras desviaba la mirada, sabía que los demonios y sobre todo los súcubos eran muy honestos con sus deseos, pero seguía sorprendiéndole la poca vergüenza de Jimin.
— No seas indiscreto. —dijo el emperador con voz digna fingiendo indignación, pero sus orejas y mejillas rojas de vergüenza delataban su timidez que parecía ser lo más tierno a ojos de Jimin.
— A mi nene le gusta que sea indiscreto ¿no es así? —Koo sólo desvío la mirada y siguió caminando, ignorando de manera magistral las palabras del súcubo.
Cuando estaban a punto de llegar al salón para tener una buena tarde de té, Jimin repentinamente empujó al peligris hacia un armario destinado para algunos artículos de limpieza, las sirvientas no lo esperaban por lo que abrieron los ojos en sorpresa, cuando salieron de su estupor comenzaron a tocar la puerta del armario, pero esta se encontraba cerrada con llave.
— ¡Consorte Park, su majestad, abran la puerta! —Ambas mujeres se miraron con preocupación mientras seguían tocando la puerta.
— ¡Váyanse! —Las chicas se sorprendieron ante la voz apresurada y algo ronca del emperador Jeon, ambas se miraron e hicieron una reverencia antes de dejar de tocar la puerta e irse.
En el interior del armario, Jimin se encontraba despojando de su túnica al emperador, Jungkook lo miraba con supuesta rabia por su desvergüenza, pero sus suspiros llenos de deseo dejaban en evidencia lo mucho que le gustaba.
Pronto el blanco pecho del peligris quedó expuesto a los ojos lujuriosos del pelirosado, el súcubo se mordió el labio inferior con deseo mientras sus dedos delicados comenzaban a jugar con los pezones erguidos de Jungkook, haciendo que de sus labios rojos brotaran los más hermosos gemidos.
— Eres tan bonito. —susurró el demonio en el oído del gobernante, Koo tembló al sentir el cálido aliento de Jimin chocar contra su oreja mientras una de sus manos acariciaba su espalda y la otra retorcía su pezón con rudeza.
— P-Puedo hacer que te castiguen por esto ¿lo sabías? —comentó el peligris con voz ronca a causa del deseo que lo consumía, su cuerpo temblaba ligeramente mientras Jimin acariciaba todo su pecho.
— Pero mi muñequito no haría eso ¿no es así? Porque sabes que en realidad te gusta. —susurró en su oído con una risa coqueta y mordió ligeramente su oreja haciendo temblar al emperador.
— Eres un desvergonzado. —dijo como último intento de conservar su dignidad y no lo follaran en un armario de limpieza del palacio, el súcubo solo emitió una leve y coqueta risa antes de comenzar a dejar mordidas y besos en el cuello blanco del peligris.
— Y a ti te gusta que así sea. —dijo en respuesta el pelirosado, Koo emitía suspiros o jadeos placenteros con cada acción de su hombre mientras Jimin solo disfrutaba de las reacciones de su bebé—. Te trataré muy bien, tan bien que olvidarás que alguna vez estuviste enojado conmigo. —susurró con voz sensual el demonio en el oído sensible del emperador, enviando corrientes de deseo por su cuerpo.
Los ojos de Jungkook se empañaron con deseo mientras se mordía el labio intentando callar sus gemidos, no quería alertar a cualquiera que pudiera pasar por los pasillos del palacio, Jimin siguió dejando diversas marcas por cada tramo de piel del menor mientras quitaba su ropa interior, dejando su ereccion ansiosa de atención a la vista.
— J-Jimin. —susurró en un gemido el humano, parecía pedir de manera desesperada saciar la lujuria que quemaba su piel, su mente sólo podía pensar en lo bien que se sentía cada caricia del súcubo.
— Quédate quieto, bebé. —dijo el pelirosado, se pasó la mano por el pelo dejando su frente al descubierto y volteó a Jeon hasta que estuvo de frente contra la pared del armario y sus manos apoyadas allí—. Abre las piernas para mi, cariño. —La voz sensual en su oído enviaba escalofríos al peligris y solo abrió las piernas como se le pidió.
La túnica del emperador se encontraba en el suelo mientras sus piernas temblorosas se encontraban abiertas para uno de sus consortes, sus manos contra la pared mientras su respiración acelerada demostraba la lujuria que lo consumía.
Jimin sonrió y su cola de demonio se movía de manera pausada por la gran satisfacción que sentía de ver a su muñequito de esa forma, ardiendo de deseo, sus manos se pasearon por la espalda y la pequeña cintura del gobernante, haciendo que temblara con ansias.
La mano de Jimin dio una palmada en las llenas nalgas del peligris haciendo que este suelte un delicioso gemido, el pelirosado chupó el lóbulo de la oreja del emperador mientras uno de sus dedos delineaba su agujero necesitado.
Jungkook emitió un sonoro gemido cuando el pelirosado introdujo un dedo en su interior, Jimin sonrió y mientras simulaba embestidas con su dedo, sus labios recorrieron toda la extensión del cuello del peligris.
— Tus paredes son tan apretadas siempre, seguro mi polla se sentirá muy bien allí. —dijo dando una mordida poco profunda en el cuello blanco del emperador.
— N-No digas cosas así. —dijo tímidamente con un lindo sonrojo el peligris, el pelirosado emitió una suave risa, su aliento chocando contra la oreja el gobernante, enviando escalofríos por su cuerpo ardiendo de deseo.
— ¿Mmmm? Pero te prende que las diga ¿no es así? —susurró antes de introducir un segundo dedo, Koo no pudo evitar gemir, no podía negarlo, le gustaba la charla sucia de Jimin cada vez que lo hacía suyo.
Mientras dos de sus dedos hacían movimientos de tijera en el interior del peligris, el súcubo llevó su otra mano al pecho de Koo y comenzó a jugar con sus pezones, el peligris intentó callar sus gemidos, pero falló miserablemente cada vez.
— Tan lindo... —susurró el pelirosado en el oído del emperador, esos ojos estrellados empañados de deseo miraron a Jimin con anhelo, necesitado de mucho más que solo dos dedos en su interior.
— J-Jimin... por favor. —rogó con voz quebradiza, movió ligeramente sus caderas diciendo de manera implícita lo que necesitaba.
— A sus ordenes, su majestad. —dijo el pelirosado en la oreja del gobernante, su aliento caliente chocando contra la nuca del peligris mientras el súcubo sacaba su miembro erecto, sus manos se aferraron a la cintura de Jungkook mientras lentamente se introducía en su ansioso interior.
Ambos emitieron un gemido lleno de satisfacción cuando el pene del súcubo estuvo por completo en el interior de las cálidas paredes del emperador Jeon. Las uñas del pelirosado se clavaron en la tierna piel de las caderas del peligris, Koo soltó un jadeo de dolor pero al mismo tiempo sintió cierto placer.
Las embestidas comenzaron lentas y profundas, Jimin usó sus manos para hacer que el cuerpo de su muñequito se inclinara un poco y así sus nalgas chocaran contra su pelvis con cada embestida.
Jungkook emitía gemidos y jadeos placenteros y satisfechos con cada embestida de su consorte, por su espina viajaban escalofríos que solo nublaban su cabeza haciendo que se entregara al delicioso placer.
— Te sientes tan bien, bebé. Siempre aprietas mi polla tan jodidamente bien. —susurró el pelirosado en el oído del peligris, haciendo que este se estremeciera y apretara aun más el miembro en su interior.
— M-MinMin, ve más rápido. —rogó el emperador con voz ronca, el demonio sonrió y cumplió el pedido de su amado, embistió en su culo con rudeza, las piernas del gobernante comenzaron a temblar mientras su cuerpo era empujado hacia adelante con cada embestida.
Jungkook apoyó su rostro contra la fría pared del armario mientras Jimin lo follaba y su boca soltaba aquellos dulces gemidos que volvían loco de deseo al súcubo.
— Tan bueno para mi. —murmuró el pelirosado aumentando el ritmo de los empujes en el interior del peligris, los ojos de Koo comenzaron a acumular lágrimas a causa del intenso placer que recorría su cuerpo y su mente nublada.
El pelirosado volteó el rostro de Koo y sonrió al ver su expresión retorcida de lujuria y deleite, su bonito rostro sonrojado, sus ojos estrellados llenos de lágrimas y sus rellenos labios entreabiertos solo jadeando, gimiendo o murmurando el nombre de su consorte.
Los labios del súcubo se unieron a los del humano, Jimin devoró la boca de Jungkook mientras su lengua jugaba con la contraria.
— Me fallan las piernas... —susurró el peligris intentando aferrarse como pudo a la pared, el pelirosado solo dio un beso a su mejilla antes de salir de su interior, el peligris emitió un suspiro insatisfecho, pero antes de poder quejarse, Jimin volteó su cuerpo y lo hizo envolver sus piernas alrededor de su cintura antes de levantarlo por la cadera y entrar en él en una sola estocada.
El emperador envolvió los brazos alrededor del cuello del demonio mientras sentía su miembro rozar su punto dulce, su mente cada vez más confundida a causa del deleite.
— ¡Jimin! —gritó Jungkook abrumado por el placer, inclinó la cabeza hacia atrás y sus manos se aferraron a los hombros de su consorte mientras los empujes del pelirosado se hacían cada vez más rápidos, además, dada la posición, el humano podía sentir la polla del súcubo chocando contra su próstata cada vez, haciendo que continuos temblores y escalofríos lo azotaran.
El pelirosado empujaba su pelvis hacia arriba, sus embestidas eran profundas y certeras, una sonrisa pícara se instaló en sus labios al ver a su muñequito derretirse de placer mientras lo follaba bien.
— Estás apretando cada vez más ¿estás a punto de correrte? —La voz aterciopelada y tentadora del súcubo llegó a oídos del emperador mientras su cálido aliento chocaba contra su sensible oreja.
— Sí, quiero correrme. —respondió el peligris con voz un poco quebradiza, su cabeza se movió de arriba hacia abajo para asentir.
Jimin emitió una leve risa y apoyó ligeramente la espalda de su bebé contra la fría pared del armario, sus brazos ahora sosteniendo las nalgas llenas del peligris mientras su polla lo hacía casi delirar. Sus labios recorrieron su cuello dejando suaves besos y mordidas rojizas.
— Vamos mi muñequito, correte para mi. —Esas palabras junto a una embestida que dio de lleno en su punto dulce bastaron para hacer que el peligris emitiera un chillido y junto a eso su cuerpo llegó al climax entre temblores y escalofríos.
Al ver la expresión llena de éxtasis del humano, el súcubo no pudo evitar sonreír y mordió con fuerza el cuello del gobernante antes de correrse en lo más profundo de su interior. Koo emitió un jadeo al sentir el líquido pegajoso recorrer su interior, pero no se quejó.
La respiración de ambos era acelerada y sus cuerpos aún seguían unidos como uno solo, Jungkook apoyó su cabeza en el hombro de Jimin mientras este miraba el techo en busca de esperar a que pasarán los efectos del intenso orgasmo que acababa de experimentar.
Como siempre, su lindo bebé había sido muy satisfactorio de devorar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro