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Una producción de

Director: respaldoRS
Productor ejecutivo: EDUARDOX999

Protagonizado por Kranin
Antagonizado por...

Previamente en "King in the Underworld":

—Señor, No tuvimos tiempo de decirle —inicia un soldado Atlanteano..

—¿Qué ocurre?

otro soldado al escuchar eso, pone un maletín muy largo sobre una mesa, y lo abre, revelando el cetro del cristal del conocimiento.

—Estaba en el helicóptero que usted derribó —informa ese segundo soldado.

—Eso no es todo —interrumpe el primero soldado y del mismo maletín saca un orbe verde, el cual contiene el cristal de la tecnología.

—Esto es fascinante, buen trabajo los dos —felicita Kranin—. Escóndanlos por ahora, en algún momento se lo consultaré a Albert.

—¿Consultarme el qué? —irrumpe este mismo.

—O lo hago ahora... —susurra Kranin y se da vuelta, dejando ver el cetro y el orbe.

—He escuchado sobre estas cosas, le dan un increíble poder a su portador —describe Albert mientras con un dedo toca la textura del cetro—. Se necesita una gran voluntad y fuerza mental para resistir tanto poder, o al menos eso pasa en humanos... Hay probabilidad de que puedas quedártelo si es que es lo que quieres, dudo mucho que al Líder le interese.

—Entiendo —dice Kranin y Albert se retira, luego de que se fuera, nuestro protagonista mira el cetro por unos segundos y finalmente a sus soldados—. Si esto pudiese estarme matando, me lo quitan —dicho eso, toma el cetro y al hacerlo, le da un dolor de cabeza inimaginable que incluso lo hace perder el equilibrio a la par que a su cabeza vienen un montón de imágenes de toda su vida, entre ellas una imagen de su coronación en el palacio de Atlantis.

Dalian, China

Gallhil, un miembro egipicio de la CKQ, camina por las calles de la ciudad buscando algo, pero en eso, sujetos vestidos de blanco aparecen detrás de él y corren para apuñalarlo, cosa que logran con éxito y antes de que muera, uno de los aparentes samurái le dice:

—Por Mao dalai

En la sala del trono de Atlantis, Kranin camina entre su pueblo, quienes están arrodillados ante él, los Atlanteanos, seres humanoides de distintos colores con escamas en diversas partes del cuerpo, cuando Kranin pasa a su lado, susurran en Atlanteano:

—Larga vida al rey.

El Atlanteano camina hacia el trono dorado en esa sala igual de dorada, con piso plateado reflejante y al estar cerca de él, se arrodilla también.

—Kranin, hijo de Atlantis, primogénito y único descendiente de Palkar, estamos reunidos hoy para llevar a cabo tu coronación como monarca y suprema autoridad de Atlantis... ¿Te sientes listo para tomar esa responsabilidad? —pregunta el sacerdote padre, un Atlanteano de piel rojiza y ojos oscuros, que viste túnicas blancas.

—Estoy listo —responde Kranin con firmeza.

—Entonces procederemos con el juramento... —toma el tridente de Atlantis y lo clava en un lugar específico del suelo—. Tus manos en el tridente —Kranin obedece—. ¿Juras gobernar con firmeza y justicia durante absolutamente todo el tiempo que dure tu mandato?

—Lo juro.

—¿Juras velar por la seguridad de tu pueblo incluso por encima de tu propia vida?

—Lo juro.

—¿Juras proteger, sin importar el costo a Atlantis, pero sobre todo a sus ciudadanos de cualquier amenaza incluso si esta proviene de la superficie?

—¡Lo juro! —grita Kranin.

—¡Entonces levántate y toma tu trono! ¡Ejerce el legado que te pertenece! Hijo de Atlantis, ¡Toma el poder de tu padre, el poder de los antiguos y futuros reyes! Toma... Tu tridente, Kranin, rey de Atlantis —Kranin toma con seguridad el tridente, se voltea y lo levanta para mostrarlo a su pueblo, el cual festeja por el nuevo rey, pero en eso, unos flashazos muestran el lugar destruido mientras otros muestran el pueblo festejando.

En unos instantes, la gente llora sangre y en otros, la gente llora de alegría.

—Fallaste —comienza el sacerdote, al cuál se le ve la túnica blanca manchada de sangre y su piel frita.

—¡No nos protegiste! —continúa un niño.

—¡Nos condenaste! —agrega una mujer.

—No entiendo —susurra Kranin asustado ya que cada vez se ve más el pueblo destruido que la gente celebrando.

—Dijiste que nos protegerías... y fallaste —reprocha una mujer que en su momento fue muy cercana a Kranin, una mujer de armadura roja y su traje roto, la general y mano derecha de Kranin, Kadell.

—Basta —ordena Kranin, pero su pueblo sigue gritando—. ¡Suficiente! —su pueblo lo empieza a rodear en un círculo.

—¡Falso rey!

—¡Solo tenías un trabajo!

—¡No debí coronarte como rey! —dice el sacerdote.

—Nunca debí aceptar ser tu general.

—¡Basta! —grita Kranin y clava su tridente en el suelo, levantando así una nube de polvo que cesa los reclamos, pero en la entrada de la sala se logra distinguir una silueta aparentemente masculina con los ojos iluminados de azul y rayos en las manos.

—En la guerra hay dos bandos, sin embargo, ninguno tiene la razón, ninguno es bueno o malo, cada uno pelea por sus propios intereses, tu amenazaste los míos, yo solamente los defendí destruyendo los tuyos —dice Electrick Man usando la misma frase que la de aquel fatídico día en el que Kranin lo perdió todo.

Kranin corre hacia la silueta para atacar, pero en eso vuelve a la realidad, donde sus soldados le quitan el cetro del conocimiento y lo lanzan al otro lado de la sala antes de que se apodere de sus mentes.

—¿Está bien, señor? —pregunta uno de los soldados.

—Si... —susurra Kranin tocándose la frente—... Solo... Fue un mal recuerdo.

—Como usted diga, señor.

—Guarden esas cosas por el momento.

La puerta produce un pequeño pitido y se abre, entrando por ella un soldado de la CKQ, que viste un uniforme negro con detalles rojos como algunos bordes, botones, etc.

—Señor Kranin, El Líder solicita su presencia en el noveno subsuelo —dice el soldado.

—Enseguida voy —el soldado sale—. Cuando lleguen los demás por favor que no salgan.

—Si, señor —Kranin sale de su dominios en el subsuelo cuatro de la base de la CKQ y se dirige al ascensor.

Al llegar al subsuelo nueve, Kranin vuelve a sentir esa aura de muerte y desesperación, avanza por aquella sala de decoraciones que iluminan con fuego azul, característico de los poderes de Albert.

—Bienvenido, te mandé a llamar para... Un cierto asunto que ya está empezando a cobrar más fuerza —introduce el líder.

—¿Cuál sería ese asunto?

—Hay un enemigo que nos ha estado pisando los talones desde hace muchos años, nunca le di tanta importancia porque no creí que llegara a tal nivel, sin embargo, su poder y sus números se han vuelto una preocupación para la organización.

—¿Quién es exactamente este hombre?

—Es el bisnieto del difunto Mao Zedong.

—¿Quién? —en modo de que no lo conoce y él líder lo mira con cierta incredulidad, luego recuerda que no es humano y procede a explicarle.

—Mao Zedong fue un revolucionario chino que fundó la República Popular China y lideró el Partido Comunista durante mucho tiempo..

—Entonces era alguien muy poderoso.

—Básicamente...

—¿Cuál es el problema con alguien que murió hace asumo mucho tiempo?

—El problema es que él bisnieto, Mao Dalai quiere recuperar lo que un día le perteneció a su bisabuelo.

—Ajá...

—Por lo que está conquistando zonas de China, de nuestro territorio junto a personas inculcadas con la ideología de Mao Zedong.

—O sea, tengo que matarlo.

—Así es.

—Dame su ubicación, no creo tardar.

—De hecho, lo harás —irrumpe Albert, a quién Kranin no había notado.

—¿Estuviste ahí todo este tiempo?

—Si, a decir verdad, si fuera un enemigo no la habrías contado —echa una pequeña risa burlona.

—¿Por qué dices que tardaré?

—Hay una razón por la que te enviamos a ti y no a cualquier otro —justifica el líder.

—¿Y esa es?

—No has hecho pública tu colaboración con la CKQ, nadie de afuera te conoce —responde Albert—. Ni Santa Isabel te conoce —los dos se le quedan mirando sin entender—. Perdón, referencias de Chile.

—Sinceramente no me había preguntado porqué me enviabas a mí solo —menciona Kranin mirando al Líder.

—Ve a la ciudad de Dalian, ahí me han informado que está actualmente, finge no tener un propósito, estar perdido, gánate su confianza, que intente darte un propósito... Y en cuanto menos se lo espere, lo asesinas.

—¿Tengo algún plazo?

—Mientras lo mates, no me interesa cuanto tardes.

—Entendido —se da la vuelta hacia el ascensor.

—Si lo matas en público, sería mejor —Kranin se detiene—. Serviría cómo advertencia a quién se quiera atrever a desafiarnos nuevamente —Kranin avanza y presiona el botón del ascensor—. Y recuerda, la CKQ no admite fracasos.

Kranin sin decir nada, entra al ascensor y se va.

Al llegar a su habitación, Kranin ve a sus hombres en formación.

—Preparen la nave, tenemos una misión en Dalian, puede que tardemos unos días —ordena Kranin.

—Si, señor —obedecen los soldados en coro y salen del lugar, pero Kranin detiene a uno antes de que salga, se trata de Feilan, comandante de las pocas fuerzas que le quedan al antiguo rey de Atlantis.

—¿Pasa algo, señor?

—Quiero que al llegar, visualices las posibles posibles amenazas, así al momento de hacer acto de presencia, las tenga en consideración.

—Entendido, señor.

—Ahora sí, ve.

Al irse todos, Kranin mira el orbe esmeralda que contiene el cristal de la tecnología y piensa "¿Qué es lo peor que podría pasar?", lo toma y por unos instantes, rayos verdes recorren su brazo derecho, hasta que finalmente se calma.

"Una regla de este lugar es que no confíes en nadie así que... ¿Cómo puedo estar seguro de que si dejo el cristal del conocimiento aquí, seguirá aquí cuando vuelva?"

Pensado eso, Kranin usa el cristal de la tecnología en el cetro que contiene el otro cristal y lo convierte en un orbe para así disminuir el dolor al tomarlo.

Al agarrarlo, Kranin no siente ni dolor ni se le vienen malos recuerdos a la cabeza por lo que avanza hacia la salida.

Al llegar al hangar de la base, nuestro protagonista y sus hombres se suben a transportes plateados que asemejan motos, pero estos no tienen ruedas, sino que al subirse los soldados, uno en cada uno, estos empiezan a flotar. Kranin por su parte se sube en uno de esos mismos, pero dorado y luego, una gran compuerta circular se abre, no sé ve nada en ella y aún así los Atlanteanos proceden a ir por ahí.

La puerta da a un estrecho túnel por el que los Atlanteanos avanzan uno por uno por varios minutos hasta salir cerca de la zona cercana a la costa, pero relativamente lejana a Shanghái para no ser vistos en la cuál los transportes se alinean dos adelante al mismo nivel, dos atrás de ellos, pero más a la derecha e izquierda respectivamente, detrás el transporte celeste brillante de Kranin en el medio, atrás otros cuatro transportes en una formación espejo de los primeros y detrás el transporte burdeo de Feilan.

Al acercarse más a la costa, una nave submarina Atlanteana emerge del agua y abre una compuerta en la cuál los transportes entran. Al no quedar ninguno fuera, la nave se hunde y empieza a avanzar lejos de la costa.

Dentro del submarino, Kranin entra a una sala de paredes celestes fluorescentes, piso blanco brillante y techo blanco reflejante.

—Bienvenido, alteza —saluda (en lengua Atlanteana) uno de los dos Atlanteanos asignados a resguardar el submarino.

—¿Un destino en mente? —pregunta el segundo Atlanteano que estaba ahí.

—Dalian —responde Kranin y se sienta en un trono ubicado en el centro de esa sala.

—¿Eso qué es?

—Una ciudad en este mismo territorio humano —Feilan entra con un maletín a esa sala y lo coloca en el reposabrazos izquierdo del trono de Kranin—. Justamente lo que iba a pedir —abre el maletín, saca el orbe esmeralda del cristal de la tecnología y lo coloca en un espacio circular en su reposabrazos derecho que se ajusta al tamaño del orbe.

—¿Puedo preguntar qué es? —consulta el primer soldado.

—Básicamente puede controlar, mejorar y crear cualquier tecnología que desees —manipula el orbe y ciertas partes de la sala se ilumina verde, aparte de que un holograma del mismo color que proyecta el planeta tierra se manifiesta en un espacio circular delante del trono de Kranin, donde se encuentran los dos soldados que lo recibieron—. Manipúlalo desde ahí —el segundo soldado lo mira con duda—. Con las manos —el soldado obedece y tocando el holograma con ambas manos juntas, las separa y se hace un zoom enorme hacia China.

—Esto es fascinante... —se sorprende el segundo soldado y busca la ciudad de Dalian en el holograma que proyecta los nombres de las ciudades.

Kranin nota que debido al zoom, el holograma se expandió en toda la sala atravesándolo incluso a él, por lo que manipula el orbe haciendo un círculo con un dedo y el holograma se limita a la base circular donde se encuentra el Atlanteano que manipula el holograma.

—Dalian ubicado —avisa el soldado y presiona con un dedo la ubicación de la ciudad.

—La ubicación aparece en el panel de control —se asombra el primer soldado viendo una pantalla que luego traza una ruta hacia—. ¿Si estamos listos?

—Proceda —autoriza Kranin.

Al cabo de una hora, Kranin y sus hombres (sin Feilan) aparecen en una playa de Dalian, dicha ciudad famosa por sus playas, estaba acostumbrada a ver barcos y embarcaciones en su puerto, pero la llegada repentina de los atlantes causó sorpresa y preocupación, tan así que las fuerzas policiales locales no tardaron en llegar.

Los oficiales vistiendo camisa, pantalón, gorra (los tres de azul marino), zapatos negros y un distintivo de la policía en la camisa se acercan tranquilamente a los Atlantes, pero alerta por si deben sacar sus armas de servicio.

Uno de los policías pregunta algo, pero Kranin al saber Chino sumamente básico no le entiende, por lo que alza su mano derecha levemente hacia su pecho y en este se materializa (en realidad estaba invisible) el orbe del cristal de la tecnología, el cuál manipula para crear en sus oídos (y los de sus soldados) unos audífonos que traducirían las palabras del hombre y una lengua que entiendan, a la par que altera sus voces para que los humanos entiendan.

—¿Puede repetir? —pregunta Kranin.

—¿Quiénes son? ¿Qué hacen aquí? ¿Cuáles son sus intenciones?

—Solo estamos buscando a alguien, tal vez usted lo conozca.

—Responda la primera pregunta.

—Mi nombre es Kranin, legítimo rey de la caída Atlantis y he venido buscando a alguien, su nombre es Mao Dalai —al oír eso, el policía susurra unas palabras junto a otro—. ¿Y bien? ¿Pueden llevarme con él?

—Me temo que en lugar de eso tendremos que arrestarlos por entrar en esta ciudad sin ningún registro o identificación.

—Somos Atlanteanos, ¿Cómo quieres que tengamos identificación humana?

—Por favor, no se resista —pide el policía y sus compañeros se acercan a los atlanteanos.

—¿Si dejo que nos arresten podremos tener una audiencia con Mao Dalai? —disimuladamente usando el orbe crea un dispositivo pequeño ensamblado en su brazalete derecho.

—Es bastante probable —responde el policía y el dispositivo que Kranin acaba de crear brilla en rojo revelando que es una mentira, por lo que el rey da la orden de defenderse sin matar a nadie.

Los soldados Atlanteanos rápidamente se defienden quitándoles sus armas a los oficiales y empujándolos a una distancia prudente como para que no sufran mucho daño por la caída, por lo que el oficial que trató inicialmente con Kranin trata de dispararle, sin embargo, este último saca su tridente de una pequeña funda en su espalda y lo mueve de forma que bloquea las balas a medida que avanza hacia el policía.

Al estar lo suficientemente cerca, Kranin golpea hacia su izquierda el arma que el oficial sostenía con ambas manos, provocando que la suelte y que cierre los ojos esperando su fin, sin embargo, al abrir los ojos al cabo de unos segundos, se encuentra con que si bien, la punta central de su tridente muy cerca de su rostro, aún no la clava.

—¡Alto! —grita una voz misteriosa desde un techo cercano, Kranin mira en dicha dirección y ve a un hombre vistiendo túnicas negras con anaranjado y partes grises, entre esas una perchera reflejante que le cubre la parte frontal del torso.

—Al fin alguien que tiene apariencia de conocer a Mao Dalai.

—Se acercan más por los alrededores —advierte Feilan por un comunicador y los demás soldados miran alrededor suyo, presenciando a más aparentes samuráis/ninjas o sea lo que sean rodeándolos.

—¿Qué quieren con Mao Dalai? —pregunta la figura en el techo.

—Por lo que veo él es un gran líder, así cómo yo lo fui una vez, solo quiero conocerlo para pedirle su consejo.

—¿Sobre qué?

—Sobre qué haría él en mi situación

—¿Qué situación?

—Una situación en la que pierde casi todo lo que una vez gobernó, prácticamente todo lo que le importa —el soldado intenta negarlo, pero en eso, recibe un comunicado por voz a través de un comunicador en su oreja derecha.

—El mismísimo Mao Dalai te concede la audiencia, pero solo a tí, por lo que tus soldados tendrán que quedarse fuera del palacio.

—Si es verídico, acepto los términos del trato.

Minutos más tarde

Al llegar al palacio de Mao Dalai, Kranin queda asombrado por presenciar un imponente edificio construido con mármol blanco, con grandes columnas y arcos ornamentales que lo hacen parecer majestuoso. La entrada principal está flanqueada por guardias bien entrenados, y hay un gran jardín lleno de fuentes y estatuas de bronce en el frente del edificio.

Al entrar al palacio, hay un gran vestíbulo con techos altos y un suelo de mármol pulido. En el centro del vestíbulo hay una gran escalera de caracol que conduce a los pisos superiores. Al fondo del vestíbulo, hay una puerta doble de madera tallada a mano que conduce a la sala de operaciones de Mao Dalai.

La sala de operaciones es un espacio grande y bien iluminado, con techos altos y paredes de madera oscura. En el centro de la habitación hay una gran mesa de caoba rodeada de sillas de cuero, donde Mao Dalai se encuentra sentado, Kranin mira a los alrededores y ve numerosos guardias completamente quietos.

Además, la sala cuenta con un gran mapa del mundo en la pared izquierda a Kranin, al lado del mapa hay otro, pero este de China, llamando la atención del Atlanteano el hecho de que el papel tenga diferentes puntos de papel marcados con dardos rojos.

En otra pared se pueden encontrar obras de arte y fotografías de líderes revolucionarios y figuras importantes de la historia del comunismo. Las esquinas de la sala dan con aberturas hacia pequeñas salas circulares, las cuáles tiene tecnología de punta para comunicación, intercambio de información y monitoreo de lo que pasa en el territorio de Mao Dalai, aparte de pantallas de alta definición y equipos de videoconferencia para conectar a Mao Dalai y a sus colaboradores con líderes de toda China.

—Bienvenido, alteza, adelante —inicia el hombre de piel levemente bronceada, quién viste un traje oscuro y bien cortado con una camisa blanca de alta calidad y una corbata de seda. Su ropa es de alta calidad y está confeccionada con telas finas y lujosas. Complementa su look con zapatos negros brillantes y una serie de accesorios cuidadosamente seleccionados, como un reloj de oro y gemelos de plata.

—Me temo que aquí la alteza es usted —dice Kranin mientras avanza y mira de reojo el mapa de China, el cuál es cubierto por un soldado con una cortina rápida, pero disimuladamente.

—Yo no me considero lo que sería un rey, solo soy un noble líder.

—Lo mismo puedo decir en mi situación.

—Hablando de su situación... ¿Por qué necesita mi consejo? —le señala que se siente.

—Digamos que no tengo a quién acudir, por meses he tratado de reconstruir Atlantis o de rehacerla en otro lugar, sin embargo, no tengo los recursos —se sienta frente a él, pero en el otro extremo de la mesa redonda.

—¿Quieres mis recursos?

—En primer lugar sé que no lo dice en serio, en segundo, sería muy descarado de mi parte venir a pedirle recursos a usted que no me conoce en lo más mínimo.

—Si tuviera que darte un consejo sería que hagas un par de misiones para mí a cambio de recursos para refundar Atlantis o bien, asentarse en otro lugar... Luego de eso quién sabe, tal vez te ofrezca un terreno en mis territorios —Kranin lo piensa por unos segundos—. Otro consejo que te podría dar sería irte de aquí, me temo que si no me eres de utilidad no tienes el derecho de pisar mis territorios.

—Tomaré el primer consejo.

—Sabia decisión, digna de un rey que piensa en su pueblo.

—¿Por qué cree que tomo esta decisión basado en mi pueblo?

—Porque no le queda mucho pueblo e imagino que lo desea preservar, de otro modo, no veo a un rey aceptando con esa naturalidad trabajar para alguien más.

—Me temo que ya no soy rey de nada.

—Haga lo que le pediré y sus probabilidades de acercarse a su máxima expresión del pasado aumentarán exponencialmente.

—¿Qué me va a pedir? —las puertas se abren y por ellas entra el sujeto que confrontó a Kranin desde un techo—. Tu...

—Veo que ya conoce a Zhan Shí.

—¿De verdad ese es su nombre?

—También se me conoce cómo el general supremo de las fuerzas armadas de Lord Mao Dalai —revela Zhan.

—Definitivamente tu nombre es más sencillo.

—Usted me llamará general supremo.

—Suficiente —irrumpe Mao—. Zhan, por favor lleva a nuestro invitado hacia la prueba de iniciación, nos hará unos cuantos favores.

—Si, Lord Mao Dalai —se da la vuelta y Mao pide a Kranin seguir al general supremo, por lo que el rey abandona la sala.

Al seguir a Zhan, Kranin contempla los pasillos, altos y lujuriosos, decorados con impresionantes detalles y obras de arte de gran valor, las paredes están cubiertas de tapices y pinturas cubiertas al óleo de artistas famosos mientras que los suelos están hechos de mármol pulido de la más alta calidad.

Por una ventana de ese pasillo Kranin logra ver que está anocheciendo, por lo que las lámparas de araña y candelabros colgados del techo comienzan a dar cada vez más luz.

—¿Has vivido siempre aquí? —pregunta Kranin a Zhan.

—Mi padre era el general supremo de las fuerzas de Mao Xiang.

—Quién imagino es el padre de Dalai.

—Es "Lord Mao Dalai" para todos, no será diferente para ti.

—Ya veremos.

—Cómo decía, al ser mi padre la mano derecha de su padre, yo nací en el que llamamos "El camino de Mao".

—Eso suena hasta religioso.

—Irónicamente es lo contrario a lo que creemos... —paran frente a una majestuosa puerta de madera—. ¿Tu pueblo creía en fuerzas superiores?

—En lo único que debían creer era en el trono Atlanteano.

—Bueno, aquí no es muy diferente, en lo único que debemos creer al seguir el camino de Mao es en él, en ese apellido.

—Interesante comparativa —desde el otro lado de las puertas, dos soldados las abren dejando ver una sala amplia y bien iluminada, con techos altos y grandes ventanales que permiten la entrada de luz natural. Las paredes están cubiertas de espejos, lo que le da una sensación de amplitud y profundidad a la sala. En un extremo de la sala hay un amplio armario de madera cuyo contenido es un misterio para nuestro protagonista.

Créditos

Personajes

Kranin
Mao
Feilan
Zhan Shi
Soldado Atlanteano x6
Soldado de la CKQ
El líder/Jin
Albert
Sacerdote Atlanteano 
(pesadilla)
Niño Atlanteano 
(pesadilla)
Mujer Atlanteana 
(pesadilla)
Kadell 
(pesadilla)
Electrick Man (pesadilla)
Policia de Dalian
Mei Ling

Base de la CKQ, Shanghai

—Albert... ¿No crees que Eduardo y Mao Dalai se podrían haber aliado en estos años? —comienza el líder en su oficina.

—No... Pese a que son nuestros enemigos, el dicho "El enemigo de mi enemigo es mi amigo" no aplicaría aquí ya que sus ideologías son muy distintas —responde Albert.

—¿Ah, si? Cuéntame por qué dos enemigos tan poderosos no se aliarían en nuestra contra —Albert estaría por responder, sin embargo, es interrumpido por una tercera voz que dice:

—Mao Dalai solamente sigue la doctrina de su bisabuelo Mao Zedong, es decir, sigue sus ideales comunistas digno de la china tradicional mientras que detesta todo lo que tenga que ver con Estados Unidos, el capitalismo y la derecha occidental, por otra parte, Eduardo es todo lo contrario... Solo piénsenlo, el único país importante al que nunca le ha hecho nada ha sido Estados Unidos, además, mis informantes lo han visto alguna que otra vez en dicha misión. Como pueden ver, lamentablemente, bueno... Afortunadamente para nosotros crié a Eduardo con ese tipo de mentalidad, sinceramente jamás vi importante el tipo de ideología que él tendría ya que nosotros no respondemos a ninguna de ellas —dice una voz femenina correspondiente a una mujer asiática de piel blanca y pelo negro amarrado hacia atrás. mientras se revela a los dos caballeros presentes.

—Mei Ling, no te había detectado—se sorprende Albert.

—Si no me han logrado detectar significa que aún les falta demasiado.

Producción

Director: respaldoRS
Productor ejecutivo: EDUARDOX999
Director de efectos visuales,
diseñador de portada,
banner y de los personajes: respaldoRS
Inicio de pre-producción
(Idear el capítulo):
Finales 2022
Final de pre-producción del capítulo:
15 de Diciembre de 2022
Inicio de producción:
(Escritura):
16 de Diciembre de 2022
Final de producción:
23 de Marzo de 2023
Inicio de post-producción
(Edición):
29 de Julio de 2023
Final de post-producción:
30 de Julio de 2023

Presenta

Una serie original de Wattpad

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