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13. El pasado y el presente.


❝Primer toque, el primer beso,

la primera chica que me hizo sentir así

mi corazón roto me está matando,  te amé primero, ¿por qué no puedes ver?

— Loved you first,❞


AÑO 122 DESPUES DE LA CONQUISTA DE AEGÓN

DESEMBARCO DEL REY— FORTALEZA ROJA.

━━ ˓ ֹ 𖥻EL ENCAPOTADO CIELO DABA ILUSIÓN QUE UNA TORMENTA crujiría con impetuosidad. Las ramas de los arboles chirriaban contra el cristal de modo que, producía un ruido agudo para el gusto de Rhaenyra. La princesa se frotó el vientre que apenas daba señal de cambio aunque no lo suficiente para que la corte sospechara de preñez, se giró sobre los talones para encarar a quien la esperaba con impaciencia.

— ¿Como sucedió? — Inquirió la mujer que, decidió reposar en la única silla del aposento. 

Aun le generaba asombro e incertidumbre un hecho; el retorno de Daemon Targaryen. Nunca tuvo la leve sospecha de su tío o de un cambio distinto a lo que conocía, sin embargo, la confesión en Marcaderiva causó un conflicto irreversible dentro la ambigüedad de ella.

— Era casi imposible sobrevivir a esa caída de tal calibre pero, me aseguré en asesinar al segundo hijo de la reina verde  aun así, los dioses no consideraron mi valía lo suficiente o quizás mis pecados eran demasiado grandes para culminar  tan patéticamente. Por lo tanto, cuando todo se convirtió en penumbras estuve en un sitió muy perturbador cuyo propósito era revivir mis temores. Mi vida sin mi hermano, el dolor de Laena, sin tu amor y sin mis hijos y finalmente, una voz santa alumbró mi sendero; " Ella ha transitado, ha sido devorada, sangre derramada así, la segunda oportunidad será labrada." Desperté a tu lado— Pausó. La duda de acercarse persistía. — Comprendí que si actuaba diferente podría evitar la guerra, tener la paz que siempre acogimos fue ingenuo, si, porque de algún modo la situación cambió, tu eras lo distinto. Callé y observé, sin embargo, mi error fue eso, no entrometerme ya q...

— Siempre yendo y viniendo, ¿no te cansas, tío? — Cuestiono durante tras interrumpirlo. La princesa se levantó del asiento.— Estuve sola en un consejo de hombres que me veían con gracia y no su alteza. Esperé, esperé a que vinieras a mi pero solo te escapabas, tal vez, con la esperanza de tener la corona por que notaste la vulnerabilidad, como no estarlo si... perdí a quienes luchaban a la causa.

Brillosos estaban los orbes violáceos. Rhaenyra se aproximó al príncipe canalla a lo que llamó ironías de la vida pues, estaba tan cerca de ese que una vez fue la entrada al más precioso paraiso, pero también fue su dolor, su prisión y el más grande anhelo. Lo atisbó como si escrudiñara las transgresiones ajenas en busca de la falencia en la turbia alma. A cambió, para Daemon fue un golpe directo al corazón por que fueron esas dudas que los dividieron, es más, Rhaenyra le recordó a la amarga sensación de Harrenhal con Alys Rivers.

La tomó del rostro con el propósito de sentirla o afirmar que ella era real.

— Mori por ti, Rhaenyra. — La sujetó con firmeza.—  Yo también perdí ¿no crees? a mi hermano, a mi hijo Lucerys, y a mi esposa. Redimí mis infracciones al eliminar al mayor de tus artimañas ¿verdad? 

— Daemon...— Lo golpeó débilmente en el pecho conteniendo las lagrimas.

— Dime, ¿como fue tu reinado? dime, ¿como son ellos? —Buscó en el desesperó un ligero reflejo de nostalgia.

¿Como fue ella? un chiste para la corte.

— Valientes fueron y muertos están, mis dulces niños. — Confesó con un nudo en la garganta. — Todos. Luego de que huyeras para encontrarte con el extrañó, el pueblo vino a mi, me sacaron donde pertenecía y Aegon me asesinó... No me protegiste.

La mujer dio paso hacia atrás manteniendo la lejanía. Le dolía la cabeza, se frotó el vientre bajo una sensación de ardor, tantas emociones juntas pasaba la factura. Cierto es, la guerra saca la peor versión en especial si es una guerra entre parientes y la reina en aquel tiempo, logró  empuñar el mando con una determinación flaqueante ¿como pretendía ganar si no fue criada agarrando una espada si no una copa? tiempo era lo que carecía para aprender prematuramente.

Se aferró a la corona  sin descifrar que luego ese gélido hierro derramaría liquido carmesí; niños de sus entrañas que osados fueron y cayeron con honor. Cada intención de querer gobernar se debilitó incluso la ilusión de proteger un reino se disipo sumado eso, repudio cada ciudadano del desembarco cuando arribo la noticia sobre lo acontecido con el pequeño Joffrey.

Se recargó rápidamente en una de las columnas, las lagrimas se desprendían. Suscitar lo que creyó enterrado era retornar a la pesadilla que trató de lidiar, a los miles de tormentos. Solo era cuestión de tiempo para explotar...los horrores de guerra jamás se curan. Sin más cayó de rodillas ligada a un fuerte dolor abdominal.

Perdidas.

Aemma Arryn, Viserys I Targaryen, Visenya Targaryen, Lucerys Velaryon, Ser Arryk, La princesa Rhaenys, Ser Sttefon, Viserys II Targaryen, Jacaerys Velaryon, Daemon Targaryen,Joffrey Velaryon y Aegon III Targaryen.

— ¡Rhaenyra! — Vociferaron a lo lejos.

Estaba destinada a recordar los dolores que vio obligada a padecer. Definitivamente, los dioses querían divertirse ¿a que costó?, ¿reviviendo cada segundo los traumas?, ¿cual era el verdadero propósito en regresar? tantas preguntas pero sin ninguna respuesta. Dejo que la oscuridad se aprovechara de la fragilidad que representaba


❛ i l o v e y o u ❜

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❛ i h a t e y o u ❜



VOCES MARTILIARON LOS OIDOS. Dos hombres que pretendía conocer hacían bulliceó cosa que la forzó a despertarse, frunció el ceño cuando la luz penetró directamente al rostro molestándola en el proceso. No había sido un sueño la conversación por que la sentía tan vivida que le quemaba la piel, le dolía en lo profundo y se sentía culpable al atisbar orbes violáceos que la detallaban con preocupación.

— Te desmayaste Rhaenyra— Dijo Aegon que, estaba inclinado frente a ella tomando la mano.

La princesa asintió y por instinto coloco la palma de su mano en la mejilla contraria con el fin de calmar los miedos del contrario, aun ante ella era un joven.

— ¿Como te fue con Aemond? — Cuestionó. —Se que es una decisión muy difícil pero, fue la más sensata, esposo.

Sabia que, alejarlo del segundo hijo de la reina era un detalle que mantenía huraño a Aegon. Si bien era ignorante de la relación de hermanos que actualmente ambos construyeron, estaba al tanto de los rumores que hubo en la danza de dragones, quizás, la fraternidad siempre estuvo quebrada o así, lo anunciaron al momento del deceso de la princesa Rhaenys y que, el usurpador fue atacado por Vhagar.

Notó el distanciamiento del menor pero, decidió observar antes de entrometerse aun así se asombró por el siguiente movimiento del hombre quien sacó un collar de su bolsillo .El hilo se detallaba frágil y en algunas áreas levemente puntiagudo. El  tono del metal se reflejaba y la piedra en forma de dragón que lo decoraba bañado por oro.

Rhaenyra logró atisbar como Daemon salía del aposento, frunciendo el entre cejo.

—¿Te gusta? Mande a que fuera Syrax— señaló al pequeño dragón. La princesa plasmó una sonrisa de lado a lado.

Se levantó como pudo de la camada y le dio la espalda a Aegon, lentamente retiro el cabello que caía por su espalda; — Es hermoso, Aegon.

Aegon era su presente y futuro.

Dolorosamente Daemon se convertía en su pasado.

— Espero que estos detalles compensen el tiempo que estuve lejos y te den la calma que necesitas para saber que no me alejaré, callaré si soy la razón de tu pesar pero siempre tendré mi mano y corazón abierto si necesitas un poco de mi, tanto como yo mismo eh notado mi deseo de estar más cerca de ti.

Las dulces palabras de Aegon resultó ser un baldado de agua helada, si bien, lo juzgó erróneamente desde un principió y ahora su relación en consecuencia era un manojo de placeres que se sentía deseosa en descubrir, no obstante, existía una brecha que evitaba cruzar más allá.

El trauma y su amor ciego hacia Daemon.

— Gracias, esposo. — Reconocía el esfuerzo del menor y una sonrisa se atajo en el rostro. Se giró sobre los talones para así quedar frente a frente.

 El amor la llenaba de una calidez indescriptible, le hacía latir el corazón con fuerza cada vez que él estaba cerca. Pero el odio también estaba presente, latente, alimentado por la cicatrices del cruel, del sanguinario y el malvado que se impregnó en la guerra. Cada asesinato y cada traición eran como dagas que se clavaban en su corazón, llenándola de rencor y desconfianza. 

Esta dualidad la mantenía en un estado de constante conflicto interno, oscilando entre la ternura y la amargura, sin poder decidir si rendirse al amor o dejarse llevar por el rencor. 

Quería acogerlo en su corazón de madre y mujer. Beso con cuidado la frente del joven como señal de abrazar el niño roto que había en ese par de ojos violáceos, lo estimaba y en especial por que seria padre de la criatura que por ahora llamaba Aegon, el tercero.

— Quizás, sea mi recelo por una vieja enemistad declarada años atrás que causaran que mi devoción hacia mis hermanos fuera nula, sin embargo, nuestra convivencia ha abierto horizontes de los dotes de tu gentileza que me eran complicados de ver. — Acuno el rostro entre manos.— Estoy explorando este fervor que impregna mi endurecido corazón por qué pueda que no lo entiendas pero, existe desgarros de perdidas profundas que aun no sanan pero te aseguró, amor mío, que el tiempo reparara todo los males que viven en mi.

Con eso, la princesa beso con ternura los belfos ajenos.

— No entiendo. — La acunó entre manos tomando una ligera distancia.— ¿Cuales perdidas?

Rhaenyra se maldijo internamente por no cuidar las palabras, no obstante, ¿de que le serviría explorar todo el dolor que traía? la tomaría como loca si, contase que una vez el la asesino frente al hijo que este por nacer pero, amarró la lengua calculando el próximo movimiento.

—No prestes atención, esposo. — Sonrió tratando de aplacar la inseguridad que se reflejo en el ajeno.

Se atrevió envolverlo entre brazos, y aspirando el suave aroma que desprendía. Fue por un breve momento que, la culpa la sucumbió por estar  presa de la presencia del príncipe canalla y temía que si alguna vez, Aegon se enterara de su verdad, este se alejara; tenerlo todo y a la vez nada, la dañaba, no era el conquistador simplemente una mujer que asumiría el trono de hierro por primera vez.


MARATÓN 3/4

ENTRE MÁS VOTOS Y COMENTARIOS SALDRA EL PROXIMO CAPITULO.

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