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12.A través de la oscuridad.

❝Pero no rompas en llamas incluso si gritas y gritas,

volveré a tí y yo estaré aquí para ti. —  Through the dark❞

━━ ˓ ֹ 𖥻  RHAENYRA DESCANSABA. La pesadez del cuerpo apareció cuando curaban a su hijo Lucerys y el malestar la abrumo al notar que Aegon ni siquiera se asomó a verificar como estaban. Los nítidos rayos de luz apenas duras se colaban por las rendijas del ventanal del aposento, y con ello la princesa se vio en la obligación a levantarse.

Por si misma, acomodó los utensilios para darse una ducha en la tina a lo que mando a llamar a las doncellas para que prepararan el agua, sin embargo, la voz ronca de Cyrus la sobresaltó.

— El Maestre Gerardys desea verla ahora, mi princesa. — Dijo con un tono de aburrimiento. Rhaenyra asintió desinteresada dandole la espalda al hombre.

Las doncellas se apresuraron para verter el agua en la bañera.

—  Princesa. — La carrañosa voz del adulto  resonó. — Hay un asunto que tengo que conversar con usted, no obstante, debido al accidente de los niños me impidió acercarme.

La mujer se deshacía de las joyas que adornaban las manos. Se soltó las trenzas que mantenían acomodado el cabello mientras los rizos platinados cayeron por los hombros.

— Cuéntame, ¿que es lo tan urgente que me has manado a  convocar? — Se giró sobre los talones.— Agradezco cada uno de los servicios que ha tenido con mi familia, Maestre.

— Cuando usted se desmayo quien la atendió a primera instancia fue el Maestre Orwyle, sin embargo, la doncella Elinda me solicitó para una segunda revisión como precaución. — El anciano se ruborizó al momento que notó que lo que cubría el cuerpo de la princesa eran finas telas casi al borde de la transparencia.— Tal como lo ordenado cumplí el deber y...

Rhaenyra desconocía por completo la situación de su salud y como sus emociones variaban constantemente. 

—¿ Y...?, escúpalo, por favor Maestre, ¿acaso dejaré el mundo tan rápido? — Bromeó con la intención de cortar la tensión.

— Usted está embarazada, princesa, enhorabuena.

La pequeña sonrisa de la mujer se disipó e inmediato perdió el equilibrio por lo que las damas que se situaban allí en la estancia la sostuvieron de los brazos evitando que cayera.

— ¿Qu..qué? — Un terciario hizo acto de presencia.

—A-aegon.— Susurró la adulta al recobrar la compostura por lo que se volteó nuevamente dándole la espalda.— Maestre muchas gracias pero-

—Lo sé, tienen que conversar así que me retiro, permiso.

El chillido de la puerta resonó. Los ojos violáceos de la Targaryen, llenos de una mezcla de determinación y cansancio, se posaron en las doncellas que aguardaban a su lado. Con un gesto imperioso, les indicó que le quitaran las prendas. En un abrir y cerrar de ojos, la ropa yacía en el suelo, esparcida descuidadamente.

Rhaenyra se acercó lentamente a la tina, sus pensamientos aún nublados por la reciente y sorprendente noticia. Sumergió su cuerpo en el agua caliente, sintiendo cómo el calor empezaba a relajarla, aunque su mente seguía inquieta. Cerró los ojos por un momento, tratando de procesar lo que había oído, pero un leve estremecimiento la recorrió al notar la mirada de su esposo.

A los pocos minutos, sin aviso, Aegon yacía allí desnudo. Adentrándose a la tina sin importarle que el agua rebosara. Aun, le causaba revuelo la premisa y resultaba irónico la jugada de los dioses, pronto, las manos descendieron al vientre que aun no mostraba el cambio.

— Seremos padres, esposo.—  Rhaenyra murmuró y plasmó una sonrisa torcida.— Se me olvidó tomar el té de luna, perdón. 

Quería sentir cuya emoción la emanaba de los embarazos anteriores, no obstante, solamente la aplasto la perturbación. Se sobresaltó tras notar como Aegon se acercaba a ella, juntos, pieles queriéndose acariciar debajo el manto del agua a lo que las sirvientas se marcharon  para otorgar privacidad.

— No te disculpes, creo que me gusta la idea.— Escuchó la voz arrastrarse.

¿Por qué le dolía?

— Si es un varón.— Susurró .— Quiero que se llame Aegon.

Observó como su esposo fruncia el ceño en seña de disgustó, quizás, lo retribuía que era por él que llamaba al futuro bebé pero, la realidad de ella era otra; tributo al niño que dejo en manos de este cuando la devoro el fuego del dragón. Mantenía la esperanza que lo que se formaba en el vientre era a ese que perdió y por suerte, en unos años tendría acunado a Viserys, solo tal vez los dioses se  compungían de la desgracia de la próxima reina.

— ¿Qué tal Rhaegon? Creo que ya hubieron muchos Aegon en esta dinastía — Sugirió rápidamente en busca de cercanía.— Si es una niña Jaehaera me gusta. 

Ahora fue el turno de  arrugar la nariz la mujer; un recordatorio de la primogénita de Aegon en la anterioridad y meneo la cabeza en señal de desacuerdo.

— Visenya.— Masculló con un tono apenas audible, terca.— En honor a la reina Visenya.

Recordar perder a la niña tras la noticia de la usurpación, el sufrimiento de tres días en parto, las maldiciones, y dolor como si le escapara la vida de las manos. El breve silenció lo tomo como una confirmación de sus sugerencias.

— Disculpa por no estar de tu lado, mi hermano necesitaba mi apoyo.— Dijo levemente afligido — Te consolara saber que su odio ahora está dirigido hacia mi.

La mención del incidente fue un golpe en el rostro de Rhaenyra. Había pasado por alto aquello pero, revocar al insólito hecho la encolerizó nuevamente; Aegon unido a la familia materna (no lo culpaba) pero, se disgustaba por que creyó que la lealtad permanecía para ellos, en si creyó, incluso maquivelo que quizás Helaena estuviera dispuesta a estar a Aegon.

No obstante,  se impresionó cuando los tibios labios de Aegon tocaron el cuello de ella incluso por un instante disfruto.

— Nunca me ha agradado la revalidad entre familia, Aegon. — Confesó. Era desalentador que la mayoría de actos se saliera de control.— Los dioses se han encargado de enseñarme que la guerra entre familiares resulta ser la más sangrienta.  Me aterra pensar que Aemond... se atreva a dañar a Lucerys como lo trato de hacerlo, me causa escalofríos.

— Si te consuela protegeré a Lucerys si Aemond logra intentar algo como lo que ocurrido hoy, lo prometo.— Se comprometió en un intento de apaciguar la incertidumbre de la mayor.

Prontamente caricias ajenas fueron depositas en el vientre bajo y el silenció los adornó por un par de minutos. Deseaba brindar palabras reconfortadoras o reñirlo por los actuares tan desconcertantes pero, un vago « te quiero« quedó camuflado tras un efímero beso en los labios que al final lo sintió helado; Aegon abandonó la tina.

— Te dejo para que termines tu baño tranquila. — Mencionó. Se vistió con ropajes limpios que las damas habían traído.

Una parte de ella desearía aceptarlo y acceder que esa era su nueva vida. Los dioses le concedieron una oportunidad para evitar el desastre pero, ¿por qué tendría que martirizar el alma con los pesares del pasado? quería dejar ir las atrocidades, y Rhaenyra atisbó como Aegon se marchaba a lo que ella en silenció se aferraba al vientre que no crecía, al varón que creía que reposaba ahí, Aegon, su Aegon, el niño que abandonó cruelmente.

¿Como amar correctamente al enemigo? Aterrada se levantó para vestirse. Debía continuar, asegurar el legado antes que herencia culminara.

— ¡Cyrus! — Bramó agitada al acomodar el vestido.

— ¿Me has llamado, princesa? — Inquirió el caballero desconcertado abriendo par a par la puerta.

— Así es, organiza una audiencia con el príncipe Daemon,—Anunció mientras organizaba el cabello.— Las semillas de dragón debe traer. 

— ¡Como ordene!

Cuando estuvo a punto de retirarse la voz temblorosa de Rhaenyra lo detuvo: — Elimina a la rata, ahora, Cyrus.



❛ i l o v e y o u ❜

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❛ i h a t e y o u ❜

━━ ˓ ֹ 𖥻 AÑO 122 DESPUES DE LA CONQUISTA DE AEGÓN.

EN ALGÚN PASAJE SECRETO  EN MARACERIVA.

  ERA UN CHISTE ESTAR FRENTE A FRENTE CON BASTARDOS. Esas semillas de dragón que una vez lucharon por su causa pero, también desistieron. Reconoció al hombre enorme Hugh Martillo, al lado de este se ubicaba Ulf el Blanco ambos, de cabellos platinados y quienes en primera instancia fueron desertores.

El corazón de la princesa se ablando al ver a Ortigas cuya niña nunca demostró otras intenciones y solo ensuciaron el buen nombre al relacionarla con Daemon, (se negaba que él la tomara) aun así, jamás lo sabría dado que ese siempre seria el enigma que martillo los contados días de su vida, y luego estaba Addam  que, leal hasta la batalla de la Ladera.

— ¿El príncipe los ha tratado bien?— Cuestionó. Las manos reposaban en el vientre brindando ligeras caricias a lo que aun no se manifestaba.

— Demasiado. — Masculló Hug sin querer levantar la vista. — Hemos sido apremiados sin siquiera tener un renombre en el reino.

Daemon la quemaba con la mirada. La hacia temblar sin realizar algún movimiento amenazantes simplemente el sepulcro de él era lo suficiente.

— Ustedes tienen sangre de dragón en las venas. — Reparó con una sonrisa.— Si son demasiado audaces para domar a las bestias que reposan en Montedragón y quien amanse grandes dragones que habitan  no muy lejos de aquí, ganaran lugares en mi corte, serán reconocidos con valía siempre cuando hinquen la rodilla a mí.

Los cuatro presentes sin titubeos se arrodillaron y se atrevieron por primera vez a mirarle. 

— Yo, Ortigas, velaré por la seguridad de la princesa heredera, sus heredero y consorte. juro que entregaré mi vida si la causa ha de ameritar. — Recitó con la determinación que tanto la caracterizaba.

— Yo, Addam Mares, velaré por la seguridad de la princesa heredera, sus heredero y consorte. juro que entregaré mi vida si la causa ha de ameritar.

— Yo, Hugh, velaré por la seguridad de la princesa heredera, sus heredero y consorte. juro que entregaré mi vida si la causa ha de ameritar.

— Yo,  Ulf, velaré por la seguridad de la princesa heredera, sus heredero y consorte. juro que entregaré mi vida si la causa ha de ameritar.

La princesa les sonrió dando así a entender que tenia la bendición de ella. Se dio media vuelta antes de dar el instructivo que los condujeran en barcos a Montedragón para que pudieran reclamar; — Addam, tú buscaras la manera de vincularte con Bruma es mi única petición para ti.

Sin más se marcho por donde vino escuchando los metales zanjar en el suelo, los susurros en muros y cuando estaba apunto de salir a la intemperie fue detenida impetuosamente tomada por el antebrazo aunque, ni siquiera se giro simplemente se mantuvo en dicha posición sumamente suspendida.

—¿Rhaenyra...Acaso tú...— la pregunta quedo en el aire tras el asentimiento.

— Así es, tío.

Poco a poco aflojo el agarré hasta dejarla libre de él; — Aun es difícil apartarme, ¿lo sabes? dime, ¿por qué debo ser infeliz nuevamente? se supone que si todo marchaba a la perfección el niño que cargas en el vientre seria de nosotros. Nuestro Aegon o Viserys incluso Visenya por fin la tendríamos.

La princesa abrió los ojos, asombrada pero cuando se volteo a encarar al mayor este había desaparecido entre los pasajes. Quería perseguirlo pero, necia es  solamente se retorno al castillo de Marcaderiva para refugiarse en las incertidumbres o en los brazos de su actual esposo. Los dioses habían movido las cartas, devuelto a quienes menos esperaba y eso la hacia querer vomitar.



MARATÓN 2/4

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