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1. Ojo por hijo.



❝Algún día pagarás. El karma

 vendrá a cobrar tu deuda. 

Set It Off - Wolf in Sheep's Clothing❞

━━ ˓ ֹ 𖥻» MIS HIJOS, MIS PRECIOSOS NIÑOS« Pensó la ahora princesa mientras sostenía las largas faldas del vestido y caminaba lo más rápido. La arena empezaba introducirse en las zapatillas,la sensación de diminutas piedras tallando la piel resultaba desagradable para ella. Por un momento, se detuvo con la intención de retirarlas, pero un rugido de una bestia la estremeció.

❛Vhagar❜,  el aire escaso por segundos. Todo alrededor comenzó a dar vueltas como si el mareo la quisiera doblegar, la bilis amenazó en querer en emerger a la superficie. Recordó de golpe lo que ocurriría en minutos, y por primera vez que recobró conciencia pudo comprobar que el miedo aun continuaba en cada fibra de su ser. ¿Qué debía hacer? ,¿devolverse a brazos de su tío y advertirle lo que les deparaba o luchar por su cuenta?, se sobresalto tras otro alarido por esa criatura.

Ojo por ojo era el principio del fin. Una deuda que fue cobrada de la manera más cruel ¡oh! recordemos que los actos del bando verde no eran crueles a comparación de Rhaenyra la cruel, tan deprisa que el horror vino, se fue remplazándolo con el profundo resentimiento; Rhaenyra no tuvo tiempo para asimilar las perdidas cuando declararon la desagradable guerra, deseo abandonar su legitimo derecho pero, se trato de Daemon Targaryen que se encargo de mantener la lucha viva por ella aunque a la vez dado por rumores causo que enloqueciera.

— ¡Princesa! — dos voces la llamaron provocando que el ensoñamiento culminara. Observó por medio del rabillo del ojo, Daemon, la seguía como si ella fuese la damisela en apuros y al frente un guardia de Marcaderiva se aproximaba.

»Mis adorados hijos...« rememoró a lo que la preocupación la sacudió y sin dar espera continuo. Esquivó al guardia, cuya expresión agitada reflejaba la misma inquietud que la suya, los gritos a sus espaldas aumentaron pero, la princesa se hizo la ciega y sorda. Adentrarse en el castillo que una vez le abrieron las puertas para defender su derecho al borde de la destrucción generó que le retumbara el corazón.

Las luces del pasadizo se volvían más tenues a medida que avanzaba, y el aire se tornaba asfixiante. Se apoyó en las paredes, obligándose a seguir adelante. Debía tener claridad sobre quién era su aliado y quién su enemigo, porque al cruzar la puerta que se encontraba a poca distancia, ya no habría vuelta atrás.

— Vaya mierda— susurró.

 El pánico la sucumbió tras atisbar a la guarnición Velaryon custodiando la sala principal, respiro profundamente y  sin manifestar alguna ayuda empuja la puerta que la separaba de la nefasta realidad.

— ¡Jace —jadeó al momento que los orbes violáceos se detuvieron en el menor— Luke!

Estaba en la boca del lobo aun así no le intereso lo suficiente. Quizás, revivir a piel propia aquella escena resultaba el castigo divino, el precio que debía retribuir a los dioses. Deseó seguir con el mismo libreto que en un pasado pero, los sentimientos estaban a flor a piel ni siquiera se le aflojaron las palabras al contrario un nudo en la garganta evito que lanzara una confrontación. Acuno a los pequeños, los examinó y a la diferencia cuando incrimino exigiendo una explicación simplemente los acobijo entre los brazos.

Nunca pudo brindarle un funeral adecuado a Lucerys porque no hubo cuerpo al que llorar, ni Jacaerys después de todo se lo trago el mar y Joffrey agonizo solo sin su madre que huyo, ni tiempo de lamentarse le dieron. Le pidió perdón en silenció al par de hermanos que aun estaban desconcertados.

— Explíquenme— finalmente pronunció— ¿quien hizo esto?

— ¡Ellos me atacaron! — contestó el niño que era victima. Esa voz chillona encrespó a Rhaenyra aun no procesaba con concordancia más encima el resentimiento estaba latente, no se inmuto ni cuando sus vástagos iniciaron una discusión con el fin de proteger su inocencia.

En un pasado estaría nerviosa por las calumnias, las señalaciones y pretensiones de la legitimidad, sin embargo, el tiempo en guerra conllevo a una fortaleza mental que en el proceso la arrojo al declive... aunque después de todo, teniendo conocimientos de lo que le deparaba el destino estaba en sus manos transformar todo lo que la lastimo en sabiduría.

— Nos llamó bastardos, madre— murmuró Jacaerys. La confesión en un inicio la escandalizarían, no sucedió, se mantuvo en dicha posición parsimoniosa mientras admiraba a los menores.

Viserys se apreciaba consternado por la repentina situación aun más cuando irrumpieron la armonía con tal defender los actos.

— ¡Suficiente! — trató de alegar el rey pero, aquel recado no parecía ser escuchado— ¡silenció!

Las voces se apagaron con lentitud a lo que Rhaenyra aprovecho para inquirir en voz baja;

— Díganme, a parte de lanzar acusaciones falsas, ¿Aemond los agredió?

— Quería desvivir a mi hermano con una roca— respondió tímidamente Lucerys encogiéndose por la fulminante mirada que recibía por parte de uno de los hermanos de su madre— por eso ataque.

El niño lucia mal, quizás, tan noble era que se arrepintió del agravio. Rhaenyra sonrió dado la nueva información que había sido ignorante, se levanto con lentitud como si ordenara cada idea meticulosamente. Oculto a sus hijos con su cuerpo y se dedico a observar a cada presente: Alicent, Aemond, Helaena, su padre, Lord Corlys quien se mostraba a la defensiva, Rhaenys, las hijas de Daemon, Larys, Otto, Ser Criston, Ser Harrold, al parecer Daemon hizo acto de presencia y por ultimo, Aegon, el maldito usurpador.

El recuerdo la abrumo al punto que inconscientemente revivió las crudas palabras del muchachito. Lo repudio incluso más al sentir como invisiblemente el fuego del dragón de Aegon la quemaba, tal vez, reparo en aquel hecho un tiempo considerable debido que susurros la atrajeron nuevamente a la realidad donde aun no cometieron traición, y su hijo Aegon el menor jamás presenció como su madre se desligaba del mundo de los vivos.

—  Aemond es el más herido, mi hermano los agredió para protegerse y como recompensa de eso, perdió su ojo— la intromisión de Aegon causo que toda la furia que escondía Rhaenyra ardiera. Pero la respuesta quedo apagada ante la indiferencia del padre que ambos compartían, punto a favor de ella.

— Aemond, quiero oír la verdad ahora — dijo el enfermo rey.

— ¿Qué vas a oír? —siseó Alicent tan venenosa como siempre— tú hijo fue mutilado.

— Mutilado por defensa propia, padre— respondió enseguida Rhaenyra sin denotar una pizca de temor en la afirmación.

Los iba a proteger.

Los salvaría.

— ¿Defensa propia? — preguntó incrédula la reina consorte— el príncipe Lucerys llevo una navaja en una emboscada.

Sintió como Jace como Luke le dieron un apretón en sus manos y reparo en que Corlys dio un paso adelante por si debía intervenir.

— Si, defensa — respondió. Encaró fijamente a quien fue su amiga en antaño y la escrudiño de arriba hacia bajo, es madre cierto es pero, Rhaenyra también— aparte que llamaran bastardos a mis hijos, mi reina, agradece a los dioses que Aemond Targayen perdió solo un ojo por que en sus planes estaba desvivir al príncipe heredero si mi hijo Lucerys no intercedía.

 Alicent boqueó. Viserys observó a Aemond quien se le reflejo una expresión llena de horror pues, las palabras insolentes de su hermana mayor provocarían algún castigo grave en él.

— ¿Qué? — el rey no dejaba de mirar a su hijo y luego a su hija.

— El príncipe Aemond debe ser interrogado como un adulto, mi rey — exigió a pesar de que posiblemente lo estipulado no podría ser.

Sentía que podía saborear la gloria tan solo deleitarse por las expresiones ajenas. Un sentimiento enriquecedor la agobió al grado que esbozo una sonrisa de lado a lado como si ganase en silenció, Alicent parecía un cachorro malherido junto a Aemond, Helaena estaba tan dispersa de costumbre con la diferencia que la mirada yacía desviada directa al suelo, sin embargo, Aegon lucia desafiante dispuesto a sacar garras por su familia. No lo reconocía pues, según hacia memoria él se quedaba callado aceptando las insolencias de su familia paterna.

Tan pronto la sonrisa se dibujo en el rostro desapareció ante las palabras mañosas del adolescente.

— No. Aemond es un niño, tal vez,  fue un simple chiste que tus hijos tomaron como una burla, ¿por que tan atacados hermana? Al parecer si se parecen al final un poco a los Strong— Aegon sonrió de lado y fingió tomar un poco de vino.

¿Acaso ella alterar la línea principal inevitablemente el acto también se movía? los dioeses eran aterradores si se lo proponían.

Rhaenyra no se dejo intimidar ¿por qué debía? tenia mucho que perder, sin embargo, aun poseía un haz bajo la manga que jamás utilizo, pueda que nunca lo analizo hasta que estaba cayendo a la cordura. La princesa clavo la mirada sobre Aegon, sus ojos destilaban un veneno de desdén palpable. Cada movimiento de el parecía avivar el fuego de su antipatía y cada palabra que pronunciaba resonaba en su mente como eco de despreso.

— Te refrescó la memoria, hermanito— Rhaenyra poso la mano sobre su mentón — mis hijos no solo poseen rasgos Velaryon combinados con los Targaryen también son portadores de una minúscula parte de rasgos Beratheon otorgados por la princesa Rhaenys. Las insinuaciones del ilegitimidad del linaje de mis niños se considera una ofensa, padre, muy grave.

La sonrisa del príncipe Aegon decayó.

Los ojos de Viserys iban de un lado a otro intercalando entre Rhaenyra o Aegon. Poco a poco el rostro se tiño de rojo en el enfermo rey.

— ¡Estas discusiones interminables deben terminar! — exclamó el rey enfermo  silenciando a todos de una vez por todas— ¡somos familia ahora pidan disculpas y muestre buena voluntad al otro, su padre, su abuelo su rey lo demandan!

Rhaenyra estaba al tanto lo que continuaba; casi podía visualizar a Alicent queriendo malherido a Lucerys ¡claro que esta vez estaba más que preparada! no obstante, su lengua esta vez gobernó sobre sus acciones.

— Eso no será suficiente...— contestó la Hightower al borde de la desesperación— Aemond ha sid-

— Disuelve mi matrimonio con Ser Laenor Velaryon, mi rey — interrumpió ágilmente sin esperar una refutación de su antigua mejor amiga—  propongo una unión para reivindicarnos por el daño que han cometido nuestros hijos. Deseo desposar a Aegon, mi rey.

El rostro del rey se ilumino al instante a comparación de la reina. La princesa sintió un malestar, probablemente, la mirada de Daemon clavada en ella no era un buen augurio apenas iniciaba la tormenta por que en los ojos de Alicent se reflejaba en desacuerdo, una madre que quería ver correr sangre y estaba dispuesta darle el placer que necesitaba.

— No, Aegon ya está comprometido con Helaena, no se puede casar, la boda de ambos será pronto — Alicent intenta refutar desesperada al ver que sus planes se derrumban poco a poco.  Rhaenyra percibió la mirada de su hermano quemarla por la intensidad.

Estaba convencida que si amarraba a Aegon de cierta manera podría manipularlo a su favor. Encadeno a la estirpe Hightower que codiciaba el trono de hierro a lo que la invadió tan pronto una sensación de jubilo al notar las muecas de Otto conjunto de Criston, si debía proteger a su familia sacaría los colmillos más afilados que escondía.

 — Todo compromiso se puede romper, Alicent, ¿no era esto lo que querías? Que se saldara una deuda— replicó el rey enfermo extasiado por la idea sin darse cuenta que su mano y la reina se encontraban al borde del colapso  aun así, no eran los únicos Daemon estaba igual o peor.

 — Me rehusó completamente que mi hijo contraiga nupcias con alguien que le duplica la edad, esposo— busco la justificación perfecta para diluir aquella situación.

— Alicent! Este asunto está zanjado, Rhaenyra y Aegon se casaran, el compromiso de Helaena y Aegon culmina justo ahora — el rey contrataca sin titubear a lo que su reina consorte ve como este se aleja. El mutismo se conglomeró, las respiraciones era el poco ruido que se escuchaba .

— Gracias, padre— respondió la princesa tras realizar el amague de querer marcharse del salón. 

Sin embargo, había un detalle que olvido por completo a lo mejor, por que la mujer anhelaba huir antes que la ahogaran con preguntas por la decisión precipitada. Alicent respiraba entrecortadamente apretando fuertemente los nudillos, no obstante, bajo la colera se dirigió en zancadas hacia el rey arrebatándole la daga.

— ¡Madre! — exclama el pequeño Lucerys alarmado provocando que la princesa se volteara.

Las voces se convirtieron en pequeños susurros cuando agarro con brusquedad la muñeca de su ex mejor amiga, se repetía la escena aunque por una diferente circunstancia.

» Pruébame perra maldita« pensó la princesa.

— ¿No lo has llevado muy lejos?—  los forcejeos se hicieron mas prolongados.— ¿Yo? Siempre te has escondido detrás de tus errores! Mientras que yo me e sacrificado por el honor, la ley y esta familia. ¿Ahora te crees con el derecho de robar a mis hijos? — dice una desesperada Alicent apuntándola el filo de la daga apuntando directamente al ojo de Rhaenyra, ambas sujetándose con fuerza no dejándose llevar por la otra. 

 Aegon se aproximó a la escena con sigilo, escuchaba de reojo al rey enfermo, gritar desesperado para que la reina se detuviera 

 — ¿Debe ser muy agotador? Esconderte detrás de la falda de tu honradez— replicó Rhaenyra sacando de sus cabales a la Reina que abrumada por demostrar que no era así retrocedió con fuerza, en el proceso no se dio cuenta hasta después que había creado una herida demasiado profunda en el brazo de la princesa. La daga cayó al suelo mientras que Alicent perpleja miraba lo que causó en  mudez y el salón principal se sumió en un silencio profundo— Alicent Jamás fuiste un lienzo en blanco, lo has manchado desde que decidiste pisotear la amistad que te ofrecí por estar cerca del poder.

Aegon se acercó con sigilo sin dirigirle la mirada a su hermana mayor, a cambio levanto la daga manchada ante los ojos atentos de Rhaenyra. La princesa sujetaba con ímpetu su brazo mientras Corlys la ayudaba a ejercer presión en la zona herida.

— Mantén la calma, madre  aceptaré el compromiso. — susurró Aegon a  su madre, puso su mirada en el todavía perplejo, Aemond se acercó por atrás abrazando a la reina quien lo recibió. 

 — Tranquila madre, habré perdido un ojo pero gane un dragón — Aemond intenta suavizar el ambiente.

 — La boda será al atardecer— lo estipula el rey  cuál denotaba cansancio. Le dirigió una última mirada a su primogénita tratando de transmitir si estaba de acuerdo a la decisión como si fuese un código entre padre e hija, ella asintió. Tras la afirmativa, el rey se retiró con la intención de guardar reposo.

Rhaenyra observó al adolescente, viceversa.

« Los dioses me han dado la oportunidad de destruirte« pensó, sin embargo, brindo una sonrisa que casi se camufló como una mueca. Le dio la espalda con la intención de descansar. 

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NOTITA: Debido a las políticas de Wattpad me pondrán encontrar en inkitt donde los capítulos estarán más explícitos que en wattpad.

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