Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Prologo


Después de mucho pensar en la soledad de su habitación, de tocar compulsivamente una y otra vez la melodía de Marinette y de repasar mentalmente todos sus momentos juntos Luka no entendía por que ella no podía notar la veracidad sus sentimientos y cuan sincero era con ella, solo deseaba apoyarla y que fuera feliz pero ella siempre parecía tan dispersa, tan tensa y ocultaba tantos secretos.

Lo había intentado aceptar pero no podía negar que odiaba los secretos, las mentiras y las excusas y por eso siempre prefería dejarla marchar sin preguntar pero cuando sus ausencias, retardos o plantones fueron tan constantes era doloroso fingir que estaba bien con ello y que su ausencia no dolía.

Solo deseaba la verdad incluso en esos momentos, si ella no deseaba estar a su lado no podía obligarla. Luka dejo que sus ojos se perdieran en el cielo azul y suspiro. Sus manos danzaban sobre las cuerdas en una melodía triste y dolorosa de manera independiente a su mente que corría desenfrenada con miles de pensamientos igualmente sombríos.

Era obvio para él que jamás podría compararse con Adrien, el no era un modelo famoso si no un aspirante a músico, no era millonario aun que tampoco podía negar que su familia estaba bastante bien financieramente. Ni siquiera era alegre y sociable como el chico rubio, su máxima virtud era su amabilidad en todo caso y poco a poco se estaba convirtiendo en una carga para el mantenerla todo el tiempo.

Se pregunto por que acepto siempre ser la segunda opción de Marinette, lo fue desde el principio y siempre supo en el fondo que ella solo lo buscaba cuando era conveniente y lo dejaba de lado cuando Adrien estaba involucrado.

Incluso en esos momentos cuando la verdad sobre su padre le había abrumado estaba solo, ella ni siquiera lo llamo después de que rompieron y si era honesto con él mismo así era mejor. Sabía que no podría negarle algo a Marinette y estaba bastante cansado a esas alturas de ser... a falta de una mejor descripción su tapete.

Aparto la guitarra y suspiro de nuevo, sabía que estaba actuando patético y rencoroso pero supuso que estaba en su derecho de quejarse un poco y ser egoísta al menos en la comodidad de su mente.

Guardo su guitarra y se encamino a su nuevo trabajo, una cafetería a unas calles de allí donde estaría trabajando a media jornada como barista. La paga era buena y le ocuparía mas tiempo y concentración que simplemente pedalear por la cuidad repartiendo pizzas. Necesitaba alejar su mente de Marinette y de Jagged Stone.

Llevaba ya una semana allí y comenzaba a adaptarse muy bien, usar uniforme era algo nuevo para él pero no era nada fuera del otro mundo, pantalones negros, camisa blanca y chaleco negro con zapatos también negros. Era un estilo entre formal y casual que no solía usar pero no era incomodo del todo. Podía mantener sus pendientes, cabello teñido e incluso sus uñas pintadas sin problemas mientras usara el uniforme con pulcritud. 

Una vez vestido y en su lugar tras la barra atendió algunos clientes, era realmente un trabajo agradable, desde que había tenido edad para hacerlo le había gustado trabajar y ganar su propio dinero y en esos momentos que deseaba estar lo mas ocupado posible asistía como siempre a un colegio con especialidad en artes y música por las mañanas y ocupaba sus tardes trabajando en el café.

Termino de limpiar el mostrador y se lavo las manos rápidamente al escuchar la campanilla de la entrada sonar, una chica rubia vestida en tonos amarillos y blancos camino a la barra con los ojos azules fijos en su teléfono móvil y una extraña expresión, se veía arrogante pero había algo en su melodía que sonaba... triste.

-Buen día señorita, bienvenida al café Espoir ¿En que puedo ayudarle?

Sonrió amablemente al ver a la chica mirar rápidamente el menú y mover sus labios como si debatiera consigo misma que debería tomar.

-Quiero un ice Latte sin demasiado sirope de vainilla y un cheesecake con frutos rojos.

Luka tomo la orden y tomo la tarjeta dorada que le extendió la chica, su compañero de turno ya se encontraba atendiendo al siguiente cliente por lo que se apresuro a preparar el café, era una suerte que el día anterior le habían mostrado como prepararlo, uso solo un poco de sirope y tomo la rebanada de cheesecake mas apetecible, el local estaba tranquilo y decidió llevar la orden hasta la mesa de la chica que a juzgar por la manera en la que veía al atardecer Parisino y la melodía triste que había escuchado de ella estaba teniendo un mal día.

-Aquí tiene señorita, disfrute su orden.

Al caminar de vuelta tras la barra escucho los murmullos de unas chicas en una mesa cercana, estaban hablando sobre la rubia. Era la hija del alcalde, la misma chica que había logrado exponer a los héroes temporales y que estaba en boca de toda la cuidad desde ese día. Supuso que esa clase de murmullos eran frecuentes para ella y sintió algo de pena por ella. Debía ser absolutamente horrible que a donde fueras te recordaran una y otra vez tus errores sin piedad alguna.

Volvió tras la barra y continuo con su rutina olvidándose de pensar en sus problemas y dejándose llevar por el ajetreo del lugar. Tiempo después la chica rubia se marcho, con la barbilla en alto y actitud confiada, tomo una charola y los artículos de limpieza y se dirigió a la mesa vacía, encontró una generosa propina y sonrió un poco, quizá esa nueva guitarra seria suya mas rápido de lo esperado a ese ritmo.

🐍 🐝

Ridículo, absolutamente ridículo. Ella era la hija del alcalde de Paris, La hija de una de las criticas de moda mas famosa internacionalmente y además de todo era hermosa. Era ridículo que todo el mundo la tratara como una don nadie y murmuraran chismes a sus espaldas. Ya no se limitaba a ser tratada como una paria en su colegio desde el incidente de miracle Queen todos la trataban con desagrado.

Incluso en la cafetería donde solía beber ice latte el barista la había mirado con una expresión irritada y el café había resultado imbebible. Amargo y tibio cuando debía ser dulce y frío. Había salido del lugar luego de lanzar la bebida al suelo y se marcho con la frente en alto. Si todos la veían como una villana de lo peor entonces les daría eso.

Busco un café cerca de allí y encontró un lugar pequeño pero de apariencia sofisticada. Observo que no había muchas personas y decidió entrar, necesitaba un café y algo dulce después de ver que su madre continuaba ignorando sus mensajes.

Mientras llegaba a la barra mando un mensaje más, odiaba Paris en esos momentos y quería alejarse de allí, Nueva York o incluso a Londres con su parientes maternos pero deseaba alejarse de allí lo antes posible.

-Buen día señorita, bienvenida al café Espoir ¿En que puedo ayudarle?

Levanto la vista y se encontró con unos ojos azules y una sonrisa amplia, oculto su sorpresa al notar que el barista no la miraba con irritación, rencor o indiferencia. Miro rápidamente el menú y se decidió

-Quiero un ice Latte sin demasiado sirope de vainilla y un cheesecake con frutos rojos.

Extendió su tarjeta dorada y lucho por mantener el control de su rostro y no dejar ver lo sorprendida que estaba de ver como ese chico de ojos y cabello azul la trataba como una persona mas. Como si ella fuera alguien común y nunca pensó que lo agradecería algún día.

Busco una mesa cerca de la ventana pero lejos de los demás clientes, ese breve lapso de anonimato donde fue tratada como una persona y no como el monstruo que se alío con Howk Moth era agradable y le gustaría que durara un poco más.

Pero escuchaba los murmullos, las palabras crueles donde desmenuzaban su vida a su antojo sin detenerse a pensar en sus emociones, y que la estaban culpando a ella por sucumbir a la rabia, al dolor y al sentimiento de traición que la habían abrumado.

Ella se había esforzado, nunca nadie le había enseñado como ser amable, su madre era una mujer famosa, fría y ocupada que no recordaba el nombre se su propia hija y su padre que tampoco tenia demasiado tiempo libre la malcriaba con dinero y dejándola salirse con la suya para compensar el abandono de su madre.

Todos pensaban que era estúpida. La clásica rubia idiota que tenia mas dinero que cerebro y ella solía dejar que esa fuera la parte suya que todos veían. Era mejor eso a que vieran lo dañada que estaba. Lo rota que se sentía y cuanto le dolía estar sola.

-Aquí tiene señorita, disfrute su orden.

Aparto la vista del paisaje que realmente no estaba viendo al escuchar la voz masculina suave y amable y su orden fue colocada delicadamente frente a ella. El barista de ojos azules le sonrió de nuevo y lo vio marcharse antes de que si quiera pensara en decir gracias.

Sonrió un poquito ante el excelente servicio y se dedico a mirar de nuevo por la ventana, se coloco sus audífonos inalámbricos y decidió ahogar el murmullo de esas chicas imbéciles a unas mesas de la suya. Estaba decidida a disfrutar de algo delicioso sin que nadie le arruinara el momento.

Se relajo con música clásica mientras comía y bebía su ice latte lentamente, de vez en cuando veía al barista atendiendo clientes y verlo sonreír no le molesto. Ver que era tratada como un cliente mas le ayudo a pensar que quizá no todos en París la odiaban y quizá si lo hacían entonces solo debía demostrarles que ella no era el monstruo que todos pensaban.

Cuando llego el momento de marcharse robo un ultimo vistazo al barista que se encontraba solo tras la barra y dejo una pequeña propina bajo el plato, el había sido amable y sin saber le había ayudado en ese día terrible. Con la barbilla en alto y pasos mas seguros que cuando entro abandono la cafetería dispuesta a volver a su hogar.

El viento revoloteó en su cabello y le dio un ligero empujón al frente, recordó por un momento a Pollen y acomodando sus mechones dorados en su lugar avanzo. Ese momento se sentía para ella como un nuevo comienzo y no estaba dispuesta a desaprovecharlo.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro