— Hoy quiero que dibujen a su animal favorito, ¡Y nada de dibujos sin pintar! Quiero ver hojas llenas de colores y animales... ¡A trabajar, mis pequeños!

Los niños empezaron a dibujar en sus papeles; algunos dibujaban perros, otros leones, gatos, o hasta unos ñandúes.

De repente la pequeña Dahyun, quien estaba buscando algo debajo de su mesa, empezó a llorar con todas sus fuerzas.

— ¡¿Q-qué pasa?!, ¿Te sientes mal?  — Preguntaba Suzy mientras se le acercaba.

— ¡Pedíd mi lápiz!

Suzy sacó una leve sonrisa.— Mi vida, ¡No tienes que llorar por eso! Ven, yo te prestaré un lápiz.

— ¿De colod azul?

— De color azul.

 La mayor agarró de la mano a la pequeña y se dirigió hasta su mesa para agarrar un lápiz de color azul... Pero había un gran problema, ¡No lo encontraba!

— Ah... Espera un minuto... Debe estar suelto en la mochila. — Agarró su mochila y metió la mano para ver si tenía suerte y encontrar el bendito lápiz.

— ¡Toma mi lápiz de colod azul!— La pequeña Dahyun se dio vuelta y se encontró con Momo. — Yo ya lo tedmine de usad.

Suzy dio un suspiró. — ¡Me has salvado Momorin! Ahora ve a pintar y recuerda de devolverle el lápiz a Momo cuando termines.

— ¡Gacias Momodin!, ¡Le contade a mi mami que me hice una nueva mejod amiga!