Carlos, el científico, miró a Kimil con los ojos brillantes.

    —¡¿Por qué diablos me miras?! —Preguntó la Alien sobresaltada.

   — Umm... perdón si te incomode, es que estoy muy feliz de encontrar a alguien de mi misma especie— Se disculpó Carlos.

   — ¿Misma especie? ¿Acaso se te fue volando el cerebro?—Preguntó Kimil.

    —Pues... No. Te puedo demostrar que es cierto. —Dijo Carlos.

    —A ver... ¿Cómo se llama nuestro planeta? 

    —Aldian—

    —Esa fue fácil de responder, mejor te doy una mas difícil. ¿Cuál es nuestra característica?

    — Hay varias características, entre ellas, los diamantes en los brazos y que todos tenemos: un talento o un poder y parte de ello está preservado en esos diamantes.

 — ¿Cuál es tu talento o poder?

   — Mi talento es la tecnología, yo pude ver el video que estabas grabando con tu dispositivo donde contabas parte de tu historia pero, como verás, le mentí a Niels.

   — Entonces... sí eres como nosotros ¿Por qué eres como un humano?

    —Por esto.—Dijo Carlos antes de apretar un botoncito. Este botoncito era de una pulsera que llevaba puesta Carlos.

    La pulsera parecía ser normal, pero en realidad era un dispositivo que podía cambiar la apariencia de uno. Sus botones se ocultaban cuando el dueño lo deseaba y volvían a sobresalir cuando este también los deseaba.

    Carlos dejó de parecer humano, ahora estaba como, él mismo. Un Alien.

   — ¿Ahora me crees?

   — Si, y... ¿Por qué estás aquí?

   — No es el momento de contarte, tardaríamos tiempo que se necesita para salir de aquí, confía en mí.

    —¿Por qué trabajas con Niels?

     —¿Si no estuviera aquí, quién te ayudaría? Prometo explicarte todo, ahora concéntrate en estar a salvo.

    La joven alíen, asintió con la cabeza, esperando escuchar que hacer.

   — Vas a tener que usar esto—Dijo el Alien mientras le mostraba una pulsera a Kimil.  —Yo te voy a decir en quien te vas a tener que transformar. Luego de eso me vas a acompañar, yo seré el único que hablaré y diré que tu personaje tiene mucho dolor de garganta y le cuesta respirar. Después de eso ya estaremos fuera del edificio, a salvo ¿Entendido?

    Kimil movió la cabeza marcando un "Si".

   — ¿Cuál es tu verdadero nombre?— Preguntó la joven alien al científico.

    —Quintillones.