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Capítulo 16 - Saliendo de la burbuja


   Xilva sentía la energía que Kimil generaba para leer su mente.

   Se podía observar el cansancio físico de la alienígena, mientras hurgaba las memorias de Xilva. Se debilitaba levemente, pero volvía a erguirse al a penas detectarlo, haciendo todo lo posible para recomponerse y continuar.

   La visión prosiguió.

...

   Las prácticas seguían siendo lo mismo, exigentes y duras.

   El tiempo había pasado y Xilva escuchaba quejas frecuentemente, de todas maneras, ella seguía entrenando, distrayéndose de los sentimientos del resto. Creía de esa forma alejarse más de la realidad, pero solo la negaba estúpidamente.

   No registraba el lavado de cerebelo de los comandantes, porque todas las ideas que tenía eran gracias a ellos. Traída desde bebé, como el resto, elegida por medio de sorteo obligatorio, sin siquiera saber la existencia de su familia. Que inocente bobería era.

   Se escuchó un llamado, era hora de un descanso.

   Xilva siguió la orden y se dirigió al comedor junto con el resto

   ¿Qué había de comer? Ensalada viscosa, nuevamente. El platillo tenía todo lo que necesitaban y no debían de desechar nada, aunque no poseía sabor.

   Se escuchaba barullo, Xilva no intervenía, solo comía con la cabeza gacha. Pero de repente, alguien le habló.

   — Hey, ¿tu qué crees sobre los sargentos?— Uno de sus compañeros acababa de empezar una charla con ella

   — ¿Eh?— Soltó confundida Xilva

   — No hablas mucho, simplemente me gustaría saber tu opinión sobre el polémico asunto

   — ¿Polémico?

   — ¿No escuchaste nada? Hay quejas sobre el modo de enseñanza de los de alto rango por doquier.

   — De hecho, sí...

   — ¿y qué piensas?

   — No lo sé

   El compañero la miró confundido y en silencio.

   — Bueno, no puedo pretender que todos tengan una opinión definida— El joven, tornó la cabeza, parecía que había finalizado la conversación, pero después volvió a observar a Xilva, notando que se había olvidado de algo— ¡Disculpa por no presentarme! Mí nombre es Kraigen, aunque dime Jefe Kraken, suena mejor— El chico sonrió— Bueno, ¡ahora sí! ¡Nos vemos!

   — Espera. ¿Por qué quieres que te llame Jefe Kraken?

   — Oh, es porque me parezco a una poderosa criatura mitológica de uno de los planetas verde y azul.

    — ¿A qué te refieres con verde y azul?

   — Simplemente me olvide del nombre del planeta, pero era de esos colores, tenía líquido, y creo que estaba sobrepoblado de criaturas. Aunque igual, así son todos los planetas verde y azul— El joven terminó de hablar y después se perdió en la multitud.

   Xilva se quedó en silencio, había que volver al entrenamiento.

...

    La aldiciana se estaba esforzando bastante, se podía notar en sus facciones, tensaba su frente constantemente.

    Xilva se sentía responsable por el estado de Kimil, pensaba en disuadirla en parar, se sentía algo culpable, su proceder impulsivo con Niels, su tosquedad a la hora de expresarse, sumado a la forma desafiante en la que le había propuesto a su compañera, estaba generando consecuencias arriesgadas, no solo por la reacción de Niels y su equipo, sino por el estado de la Aldiaciana. Ella debía encontrarse fuerte y alerta, no en estado de trance.

...

    El tema de los sargentos aun seguía en pie, y había pasado más de un mes, era un asunto recurrente y resultaba impresionante aun no conseguir algún comentario de parte de los maestros.

    Xilva estaba en el comedor, descansando de la primera fase de entrenamiento del día. Hasta que finalmente volvió a ver a kraken.

   — ¡Kraken!— Se acercó Xilva

   — ¡Hola Xilva! ¿Ya tienes una opinión?

   — No

   — Ooww, no importa igual— El amigo dijo desilusionado, después respiró y agregó— Te luciste en el entrenamiento, por cierto

   — ¿qué esperas? ¡No me distraigo! — Dijo entre risas la enrojecida

   — Jaja, igualmente debería irme, preguntar sobre pensamientos es mi trabajo

   — ¿No seria tu hobby o entretenimiento?

   — No, es un trabajo— Finalizó el joven.

     Desde que Xilva lo conocia el había estado todos los recreos preguntando la misma cosa, resultaba un tema serio y era completamente sobreexplotado en cualquiera de sus charlas.

    Kraken se iba, pero Xilva lo detuvo

    — ¿Por qué siempre preguntas lo de los generales? Digo, ya sé que es entretenido conseguir múltiples opiniones, pero es agobiante siempre hablar de lo mismo.

     — Creo que no lo entiendes, es mí trabajo

    — Perdóname, pero nuestro trabajo es batallar...

    — No el mío, sí no lo entiendes te lo puedo explicar

    — ¿Qué eres, un espía?— Kraken giró su cabeza para ambos lados, viendo que nadie los vigilara y después habló

    — Tienes potencial, tomate

   — ¿Qué es un tomate, Kraken? No entiendo tu vocabulario, pareces extranjero...

    — Una fruta de un planeta, aunque no es importante— Kraken se acercó a Xilva para después susurrarle algo al oído — Despiértate antes de la hora de entrenamiento y dirígete al pasillo oeste numero 3, allí te explicaré todo. Sí revelas este plan que te acabó de decir, me enojaré mucho.

   — Eh

    —Cállate, nos vemos en el entrenamiento.

    Kraigen desapareció entre la multitud, misteriosamente.

    Parece que para conseguir repuestas Silva tenia que perder su tiempo de descanso, el cual era muy valioso, pero algo no le generaba confianza y debía investigar.

...

    Xilva tenía un tiempo limitado.

    Se habían apagado las luces del edificio, lo que indicaba el momento para dormir, pero seguramente alguno no podría conciliar el sueño y eso era un potencial problema para que Silva saliera de su habitación para dirigirse a la locación decidida, alguien podría verla y dar una voz de alarma a sus superiores.

     Ella tenía que llegar al pasillo oeste número 3, no sabía más que eso.

     El silencio llenaba el lugar, Xilva iba a salir de su cuarto. Lentamente abrió la puerta de su habitación dispuesta a emprender su cometido. Trató de desplazarse con pasos sigilosos pero al no estar acostumbrada a tal cosa, sus pasos parecieron resonar en ese silencio que parecía absoluto.

    Ya estaba afuera, ahora debía ir hacia el oeste. Y sorprendentemente, llegó a su destino final, el pasillo.

     Entre las sombras se distinguió una silueta, la cual se acercó lentamente.

   —Que bueno que has venido, ven, sígueme — Saludó Kraken.

      Xilva lo siguió, en silencio. Caminando hasta llegar a callejón sin aparente salida, allí Kraigen abrió una diminuta puerta camuflada en la pared con una tarjeta magnetica. Entraron por el pasadizo.

    — ¡Bien! ya falta poco, creo que tendría que explicarte algunas cosas en el camino—dijo kraigen —Antes te preguntaste si yo era algún tipo de espía y ahora puedo confirmar tu duda. Sí, lo soy.

     Tendría que explicarte más detalladamente. Mi fin no es malicioso sino todo lo contrario. Vengo a explotar sus burbujas.

     —¿A qué te refieres con burbujas? Si eres un infiltrado, también puedes ser el enemigo.

    —Corromper sus burbujas es sacarlos de la ignorancia.

   — ¡¿Ignorancia sobre qué?! ¡¿acaso nos quiere llevar para tu bando?!

    —No soy del bando enemigo, de hecho soy de tu misma especie y vengo de uno de los planetas que defiendes, solamente tengo un ideal diferente al tuyo. Quiero informarles lo que conlleva el desconocimiento de todo lo que podrían haber hecho libremente.

    — ¿Qué? No llego a entenderte.

    — Déjame ilustrarte.

        Kraigen y Xilva bajaron por unas escaleras y cruzaron un pequeño pasillo hasta llegar a destino, un salón de amplias dimensiones que albergaba múltiples pantallas.

    — Aquí normalmente habría algún sargento aceptando pedidos, pero eso no es lo importante. En este sitio hay una gran cantidad de pantallas con miles de fotos de bebés secuestrados.

    — ¿Cómo que bebés secuestrados y a qué te refieres con pedidos? Deben estar rastreando la cantidad de bebés perdidos por la guerra.

      —No están rastreando bebés perdidos a causa de la guerra, están buscando futuros soldados y así es como tu y tus compañeros llegaron aquí.

    — Yo...— Xilva se quedó paralizada, con una expresión de asombro en su rostro, su mirada perdida y la reparación entrecortada, mientras negaba con su cabeza.

— Los sargentos no eligen a todos los bebés, sino que también mandan a matar a otros porque no todos les sirven para sus propósitos. Xilva, podrías haber elegido que hacer con tu vida, ahora estas obligada a cumplir con un trabajo nefasto, Podrías haber aprendido mucho más o haber tenido una infancia mas libre.

    La joven sollozaba, y sin pensarlo dos veces empezó a correr de vuelta, mientras Kraigen trataba de detenerla sin lograrlo, la persiguió durante un tramo del camino, hasta llegar a unas de las puertas que no logró abrir.

    — ¡Deja de correr! —. Le gritó a la joven escurridiza, logrando detenerla— No tienes que escapar de mí...

     Xilva inmovilizó a Kraigen de forma repentina sin que él pudiera advertir sus movimientos, el entrenamiento se dejaba ver en su maniobra, sus tentáculos rodeaban a quién quiso detenerla y con destreza le arrebató la tarjeta con la cuál con anterioridad habían abierto la puerta.

    El la miró sorprendido, estaba confundido sin saber que pasaba por la mente de la joven.

   — ¡Espera, no puedes revelar esto a nadie!...— Xilva le tapó la boca y después respondió.

    — Voy a que me den respuestas, no te incriminaré.

      Kraigen trató de explicarle las consecuencias de sus futuras acciones, pero no lo logró, la joven le cerró la puerta en la cara.

      Xilva se alejó de aquel lugar buscando una estrategia para que la encontraran despierta y la llevaran a la oficina general en donde los sargentos solían llevar a los rebeldes. Su maniobra resultó. Las autoridades llegaron hasta el lugar en donde se encontraba la joven y la trasladaron a donde ella pensó que lo harían.

     La sentaron en una silla y empozaron sus brazos y tentáculos. Le preguntaron porque estaba levantada y en ese sitio cunado debía estar en su habitación durmiendo.

    —Estaba esperando que vinieran por mí. Quiero hablar sobre algo importante y parece que es la única forma de llegar a ustedes. — respondió Xilva.

     —Tu accionar es inapropiado.

      —Y el de ustedes también—cuestionó con insolencia.

  — ¿A qué te refieres? No tienes derechos para calificarnos.

   — No tienen derecho a no dejarnos elegir nuestra vida— Reclamó— Nos tomaron desde bebés, nos separaron de nuestras familias... — Xilva continuó vociferando de una manera altanera preguntando de mal modo todo aquello que dejaba en evidencia a sus superiores. No medía consecuencias por su desbordado proceder.

     Fuera de darle explicaciones la amordazaron para que no pudiera hablar, para que no lograra alertar a otros sobre el tema, ella trató de zafarse con todas sur fuerzas. De la nada sintió un pinchazo y se desvaneció perdiendo el conocimiento.

...

    Xilva abrió sus ojos, se sentía débil.

    Se escuchaban ruidos estrepitosos y las luces se prendían y apagaban rápidamente por algún desperfecto eléctrico.

     Aun mareada por la droga que le habían inyectado pudo analizar que se encontraba en el mismo lugar y que ese momento era clave para huir, nadie la observaba, quizás habían descuidado la atención hacía ella por atender alguna emergencia y creyendo que el efecto del anestésico se prolongaría más.

     No podía liberarse, pero arrastrándose y girando sobre si logró deslizarse por un ducto de extracción basura cayendo en un cúmulo de desperdicios que le sirvió para encontrar con qué forzar las esposas.

      Un estado caótico la rodeaba, todo se debía a una batalla contra un ejército invasor. Buscó con la mirada donde refugiarse y en eso divisó a Kraken a bordo de la nave de los enemigos "sabía que era un espía de los enemigos" pensó.

      Siguió escapando mientras se protegía. Encontró una nave y al ver que no tenía nadie a bordo, se subió y se fue en ella saliendo del planeta.

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