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Epílogo pt.2

Bueno, quizás poner un freno era más fácil de pensar que de hacer.

Era tan débil, lo sabía, lo era y más cuando ni siquiera pudo reunir el valor de hablar con Yoongi como él quería.

Ya habían pasado como tres meses y seguía en lo mismo; no sabía que rayos eran.

En algún punto Jimin sintió que eran amigos, que podían tener una amistad buena y dejar de lado su aventura lujuriosa. Habían hablado como personas normales, ponerse al día como viejos amigos que se habían reencontrado. Eso había sentido la noche hace unos días cuando fueron a un bar e invitaron a Taemin con su novio MinHo (hasta él se había sorprendido que siguieran juntos) y Suran incluso había sido una buena compañía. Se la habían pasado de maravilla hasta que un tipo intentó ligar con él y tocarlo mientras bailaba que se había ido por la borda.

La máscara de control de Min había caído tan mal que incluso sorprendió a todos cuando prácticamente lo arrastró fuera del lugar. Nunca lo había visto tan colérico.

Oh Dios, pero lo que vino después fue otro nivel. Nunca había sido follado tan intensamente, con tanta brutalidad y Jodida puta de Zeus. Lo había amado, había amado ver cómo Yoongi había quebrado su autocontrol.

Aún así las cosas no habían subido de nivel otra vez, al contrario, parecían haber bajado después del arranque de Yoongi.

Este ahora lo miraba y lo besaba como si lo estuviera castigando, como si lo culpara de todo.

A la mierda. Pensó ya cuando era el segundo vaso que se caía de las manos. Era una total suerte que eran los de plástico, no quería volver a reponer vasos.

Le murmuró a Suran que estaría un momento afuera. Así que con sus manos sudadas y sus torpes pasos, llegó afuera. Era el lado izquierdo de la cafetería, dónde dejaban la basura para que fuera retirada por el camión.

Se deslizó en la puerta siento el aire helado brindarle un alivio a sus mejillas calientes y a su corazón agitado.

Está mañanas había hablado con Suran, ella le había dicho varias cosas y entre ellas lo había dejado muy inquieto en una.

Entiendo lo que quieres decirme, pero ¿Estás seguro que eres el único que se siente así? Solo digo, poniéndome un momento en el lugar de Yoongi... creo que estaría igual de frustrada porque no sé lo que tú quieres de mí.

¿Que quieres decir?

Hombre, ustedes si hablan, pero no de lo que tienen que hablar. ¿De qué tienes miedo? Ninguno de los dos pone un alto porque saben que no quieren ¿Acaso eso no es más que evidente?

Ya te dije, él es tan complicado. Es demasiado cerrado con todo e incluso sus expresiones, no logro entenderlo.

Y yo tampoco logro entenderte a ti. Dices que estás harto pero permites que sigas pasando. Dime la verdad ¿Lo quieres, es por eso que no puedes hacer una raya? Porque si es así debes decirle, Min no es adivino, tampoco yo ni tú.

Yo...

¿Te digo algo? Yoongi es un gran tipo y un buen partido, no lo desperdicies, tienen buena química se les nota esa atracción. No lo dejes ir, habla con él y deja de posponerlo —se encogió de hombros mientras hacía una mueca— No es que sepa cómo es, pero si sigues así podría perder el interés, creo que es del tipo de una relación estable y esto no se ve así.

Las palabras de Suran le habían caído como latigazos en la espalda, uno tras otro, porque sabía que era verdad.

Yoongi varias veces le había insinuado de forma casual que le gustaría tener una buena relación, no era de cosas a la ligera, en estos meses que lo había conocido de nueva cuenta se había dado cuenta de ello.

Lo sabía, se conocía. Tenía miedo de echarlo a perder, de alejarlo, de que Min se cansara de jugar al gato y al ratón. Pero no sabía que decir o quizás las palabras no salían de su boca cuando estaban juntos. Debía de hacer algo, por dios.

No era un niño, no era un adolescente hormonal, era un adulto y debía de hacerse responsable de sus acciones. Min no era el único que estaba involucrado, él lo había permitido, ambos.

Solos debían de hablar, debían de hacerlo porque era hora de hacerlo.

Sacando si teléfono con sus manos heladas ante el frío que estaba haciendo ese día, se dijo que esto era lo correcto.

Pensó que Yoongi no respondería cuando se escuchó el cuarto tono, pero la voz grave casi lo hizo saltar en su lugar.

—¿Jimin?

Joder, Jimin bebió su voz. Ese tono grave, había algo de desconcierto en él que solo lo hizo sentir mareado y una sensación cálida se desplazó por su pecho. No sabía porqué pero la voz de Yoongi lo calmaba en más de una manera, lo hizo pisar tierra y sentir que podía anclarse.

—Hey... ¿Cómo estás? —murmuró intentando que su voz sonara casual.

—Bien, pero estoy algo ocupado en este momento ¿Necesitabas algo? —Jimin se mordió el labio algo culpable al entender que los horarios de Yoongi no eran tan flexibles como los de él.

-Si, a ti. Digo, necesito hablar contigo de algo ¿Podrías? -se reprochó internamente de lo patético que había sonado.

—¿Ahora mismo? Estoy revisando unos papeles de un caso —dijo con su voz bastante conversacional pero Park podía sentir que había algo de tensión en ella.

—No quiero molestar, no es tan importante -Idiota, idiota, idiota. Park casi quería reír ante lo que había dicho. Si no era tan importante ¿Entonces para que había llamado?

—No suena como algo poco importante —murmuró Yoongi por la otra línea con su voz en sospecha.

—Solo...¿Puedes verme hoy? —susurró esperando que su voz no sonara patética.

—Iré cuando cierre la cafetería ¿Está bien?

—Claro...

Hubo un silencio en la línea hasta que escuchó a Yoongi aspirar por la otra línea.

—¿Está todo bien? —su tono precavido hizo sonreír a Jimin.

—Lo está, solo ven —le dijo para luego escuchar una despedida a medias y luego colgar.

Viendo su celular en dónde decía llamada finalizada, sintió algo agrio posarse en su garganta impidiendo que alguna palabra saliera de ella. El frío había entumecido su cara y sus manos casi no podía sentirlas tomando su celular, pero estaba bien, aunque se sentía entumecido ahí mientras estaba sentado con su espalda tocando la fría puerta.

Debería de entrar, quizás lo haría cuando se sintiera en mejores cabales para no terminar confundiendo un pedido o algo.

Tal vez estaba siendo un cobarde, tal vez tenía miedo y era débil. Yoongi tenía una espeluznante forma de hacerlo sentir tan frágil como una muñeca de porcelana y hacerlo sentir bien en cuestión de segundos solo con escuchar su voz.

Era hora de dejar de fingir que no había un problema, que todo estaba bien y que no era codicioso.

Aún así no podía entender porqué no podía conformarse con lo que tenía. No sabía porqué se sentía tan insatisfecho y codicioso a la vez.

Quería parar, quería gritar, quería lanzarse a los brazos de Yoongi y morir en ellos. Quería ese calor que le ofrecía Yoongi, que lo hacía sentir seguro en un instante.

Aunque quizás estaba mal, estaba mal desear más ¿Verdad? Pero en todo caso ¿Por qué estaría mal? ¿Por qué no solo dejaban de complicarlo todo?

Min Yoongi era tan difícil de leer, quería que dejara esa faceta imperturbable con él y que demostrara más. Aún así no sabía lo que sea que eran ¿Amigos? Un malestar se asentó en su estómago ante esa palabra.

No, simplemente no podía verlo como un amigo, no podía actuar como tal. No quería actuar como si fueran amigos ¿Pero Yoongi sentía lo mismo? ¿Veía a Jimin de esa forma? No lo sabía.

Se sentía tan ridículo, tan pero tan ridículo con cuestionarse todo eso hasta ahora. Cuando pasó semanas sin entenderse a sí mismo.

Hablarles les sentaría bien, demasiado bien.

Por ello mismo, cuando ya eran las ocho de la noche, cerró exactamente a esa hora. Despidiendo a Suran cuando Taemin llegó por ella, aún ante los reclamos de la más baja pero es que Jimin sabía que su Hyung era todo un hermano sobreprotector.

Haciendo el inventario correspondiente y apagando las luces para que nadie pensará que estuviera abierto el lugar, se encontró con que habían pasado dos horas desde que había cerrado.

Quizás Yoongi estaba tan ocupado que no llegaría.

Pero cualquier otro pensamiento deprimente que se le ocurriera, se esfumó cuando vió a una figura familiar en la puerta.

-Lo siento, se me hizo tarde entre tanto papeleo -dijo Min en cuanto Jimin lo dejó entrar y cerró de nueva cuenta.

-Está bien, apenas acabo de terminar de ordenar todo -Su corazón traicionero parecía estar en una maratón porque no dejaba de latir desenfrenado, sus manos contraídas y aspirando el olor embriagante de la Colonia de Yoongi lo mareó-¿Mucho trabajo? -murmuró viéndolo a los ojos mientras parpadeaba. Su cuerpo lo traicionaba porque se balanceaba, queriendo estar entre el pecho de Min, queriendo frotarse en su mandíbula como un gatito necesitado de mimos.

Yoongi pareció mirarlo, había algo oscuro, cansado y duro en su mirada. Jimin no tenía idea de lo que pasaba por esa cabeza.

-¿Querías hablar de algo? -preguntó con su tono imperturbable que tocó en más de un sentido a Jimin.

—Si, pero nosotros parados aquí no creo que sea un buen lugar. Vamos arriba —Si Yoongi notó su actitud nerviosa y extraña no dijo nada, solo asintiendo de forma seca.

Jimin nunca había sido tan consciente de otro cuerpo a su alrededor. Podía escuchar el latido enloquecido de corazón, su respiración desigual y sus pasos como los de Yoongi. Fue consciente de la calidez del cuerpo detrás del suyo, de sus pasos y su respiración. Estaba jodido, lo sabía.

Parecía que era un adolescente hormonal que no podía mantener sus manos para si mismo.

El recorrido a su apartamento de arriba no debería de haber sido eterno, no lo era porque era un camino corto pero se había sentido abrumadoramente largo.



Diablos.

Ellos eran tan malos hablando, tan pero tan malos porque ahora mismo solo eran un manojo de besos, gemidos, toques y más. ¿Cómo jodida mierda habían llegado a esa situación?

Solo registraba vagamente en su mente que no estaba nublada por el placer, el haber murmurado algo a Yoongi y este igual, hubo un pequeño intercambio de palabras al que no prestó atención porque se había abalanzado a Min.

"No esto otra vez" pensó Jimin, pero aún así no podía y no quería parar los besos que desendian por su cuello.

No quería parar ese rastro de fuego que las manos pálidas y venosas dejaban tras su paso. Su piel sobrecalentada exigía alivio, su polla contraída lo estaba torturando y ese Vaivén de parte de sus caderas era difícil de parar.

Deja de pensar, solo déjate llevar. Siente todo esto, porque así quieres, lo necesitas...

Sonaba tan crudo, pero se sentía tan pero tan bien. Dejar que tomara el control, dejar que Yoongi lo tocará a su antojo. Esa sensación de sumisión y a la vez de poder que sentía era inigualable.

No me dejes, te necesito, lléname tan bien. Trátame bien y hazme llorar de placer. Sus ojos lujuriosos decían eso y más.

Los mismos orbes almendrados ardían en esa llama de pasión, furia, hambre e intensidad que parecía arrasar una ciudad. El fuego entre ellos creciendo, como un bosque incendiandose y arrasando todo a su paso.

Vamos, lo quieren, lo necesitan. Demuestren que las cenizas de lo que alguna vez fue se puede volver avivir.

Era tan cierto aquel dicho que decía; dónde hubo fuego, cenizas quedan. Quizás las cenizas de ellos habían quedado ocultadas y a la mínima chispa había explotado en una llama que ninguno de los dos podía sofocar.

Esa necesidad arrolladora, esa atracción que no les permitía respirar y la propia intensidad de como sus cuerpos se sentían juntos era demasiado.

Era demasiado y a la vez no, podía ser todo pero a la vez no era nada. No era suficiente para ninguno de los dos.

Era tan codiciosos, lo quería todo, querían tenerlo por completo. No había más ni menos, no estarían satisfechos hasta tenerlo todo, hasta la última gota.

Tan codiciosos, tan perfectos e imperfectos. Era esa pasión, esa intensidad que los devoraba.

La niebla opacado todo sentido racional, la voz de la consciencia se fue al caño en cuento Jimin correspondió de forma ávida e intoxicante aquellos besos que Yoongi le daba. Estaban siendo tan descuidados, pero no importaba. Se encontró con que no le importaba nada, solo quería sentir esos besos por siempre, esa sensación de ser apreciado y hermoso.

Ambos estaban tan fuera del control, ninguno supo cómo es que habían llegado a lo habitación de Jimin sin caerse en el intento. Solos ataba esa sensación caliente que los abrumó, la locura del momentos los cegó. Solo querían sentir, desear y más.

Soltando un gemido feliz, solo pudo pensar "por fin" cuando se dejó caer en la gran polla de Yoongi. Nunca se había sentido tan aliviado, tan abrumado y feliz por estar así, así de unido a Yoongi. La intimidad entre ellos fue cegadora, los enloqueció como nunca tuvieron idea.

Los gruñidos que salían de la boca de Yoongi eran por él, por lo bien que Jimin estaba montandolo, por lo bien que se sentía con él. La plenitud de lo que estaban haciendo lo hizo saltar tan entusiasmado.

—Vamos, cariño. Puedes tomarme —dijo Yoongi con gemido gutural. Sus pechos se rodaban, la polla de Jimin entre ellos eran cruelmente ignorada y friccionada en ese firme abdomen.

Jimin abrió sus piernas un poco más, permitiendo que la polla de Yoongi lo empalara más profundo. Su postura en alto mientras sus manos apretaban los hombros de Min y empezaba a moverse.

Miró como aquellos ojos almendrados se entrecerraban ente el placer, su cabeza levemente hacia atrás dejando a la vista ese cuello lechoso que tenía marcas de los besos y chupetones que Jimin había dejado.

Podía sentir sus propios chupetones en todo su cuello, sus labios abiertos de forma obscena solo atinaban a gemir ante lo bien que se sentía, lo caliente de la polla de Yoongi, lo caliente que era ser abierto por esa larga longitud, ser destrozado por ese experto hombre.

Miró fascinado como de los labios delgados de Yoongi salían gruñidos de placer, jadeos y más. Jimin estaba embobado con la vista, pero solo cuando echó un vistazo abajo se perdió en el movimiento que hacía su cadera mientras se giraba, saltaba y se engullía por completo de esa rica longitud. Lo bien que se sentía en su interior, como los músculos de su entrada succionaban la polla de Yoongi al estar tan acostumbrado de ella. El como se sentía tan lleno y empalado de su longitud.

Sintió las manos grandes, venosas y pálidas posarse en sus caderas y está vez Yoongi dirigió el movimiento de ellas, enterrandolo por completo, sintiendo como su interior se expandía para tomarlo por completo.

La polla de Jimin era ignorada entre ellos, solo siendo friccionada y plantada por sus movimientos erráticos y duros; estaba toda húmeda y roja en la punta, la humedad saliendo de su bien hinchado eje.

Los besos de Yoongi subieron por su cuello aumentando las sensaciones, la franja húmeda siendo deslizada por toda su mandíbula hizo a Jimin sollozar. La intensidad del acto empañaba su visión, pero las sensaciones eran tan pero tan intoxicante que podía estar embriagado de ellas.

—Yoongi —gimió sin poder tragarse sus gemidos cuando empujó hacia abajo para aumentar la sensación. Los pulgares de Min subiendo para acariciar el hueso de su cadera y solo subir más y pellizcar sus pezones erectos. Sintió besos en su pecho, chupetones que se tornarian morados ante la fuerza en que Min los hacía. Quería marcarlo, Jimin quería igual marcar esa mandíbula y ese pecho lechoso.

—Oh Dios, oh Dios —siseó cuando la sensación del abdomen duro de Yoongi deslizándose de forma deliciosa con su llorosa polla fue demasiado. Él se aferró a los hombros de Min, demasiado absorto en las rotaciones que estaba haciendo, en como abría más sus piernas para tomarlo todo y luego subir un poco y bajar, lo montaba tan bien, lo sabía, podía sentir como Yoongi estaba tan duro en su interior.

Jimin bebía con sus ojos toda la lujosa vista que le estaban dando. Ese magnífico y tonificado poderosos cuerpo lo hizo babear. Se lamió los labios anhelando esa arrebatadora boca, su polla palpita de acuerdo.

Luego, los orbes almendrados lo miraron y no era necesario decir más cuando fue jalado hacía él para ser besado de forma tan hambrienta, tan codiciosamente húmeda. La intoxicación de sus besos fue abrumador, no podían dejar de besar, sus lenguas entrelezadas jugueteaban y se unían para chuparse, morderse y jugar entre ellas.

Cuando la respiración de ambos necesitó un respiro, se separaron con sus respiraciones aceleradas y la intensidad brillando en sus ojos.

Yoongi lo veía como un hombre hambriento ve a un festín de comida. Parecía querer comerlo, consumirlo tan mal y tan bien. Y Jimin lo dejó, dejó que tomara un ritmo más brutal, más codicioso y arrollador.

Las manos del pálido hombre se movieron por toda su espalda, se sintió estremecer del placer que estaba sintiendo, y luego Jimin fue puesto con la espalda contra el colchón. Su polla sin salirse de su usado agujero húmedo.

Jimin quedó embobado ante la vista de ese cabello rojo cobrizo húmedo ante el sudor de la acción que estaban haciendo, los músculos de su cara siendo flexionados y sus ojos nublado del placer y el hambre cuando sus miradas cruzaron. Todo ese cuerpo poderoso entre sus piernas, todo ese escultural hombre encima de él y mirándolo como un depredador miraría a su presa.

Jimin dejó escapar un largo gemido cuando cuando sintió a Yoongi embestirlo con firmeza, movía sus caderas como un experto y bombeaba en él hasta dar con ese punto repetidas veces en su interior haciendo que él viera estrellas chisporrotear a través de sus ojos.

—Oh joder, cariño eres tan bueno, tan hermoso _las palabras de Yoongi lo estremecían mientras su eje lo embestía sin descanso, lloriqueó ante todas las palabras que Min le decía-Tan cálido, tan bueno.

Él ya estaba cerca pero podía sentir como Yoongi también. Sus bolas se apretaron mientras sentía las de Yoongi azotarse en su culo en cada aguda embestida profunda que arremetía contra él. Ambos respiraban tan inestablemente, se sentía todo tan crudo, las sensaciones y todo en realidad.

Jimin movía sus caderas para encontrarse con las de Min, el ritmo que construyeron fue exquisito en más de un sentido. La fuerza en que Yoongi lo tomaba era excitante, era embriagante y jodidamente intoxicante. Su próstata era cruelmente golpeada mientras su polla era friccionada, podía sentir su orgasmo construyéndose, su propia polla expulsando presemen y su interior contrayéndose para sacarles gruñidos a Min.

El cuerpo de Jimin se estremecía en alegría al ser brutalmente usado, al sentirse dominado y completamente poderoso al mismo tiempo. Sentía venir un orgasmo terriblemente intenso, como nunca antes y no sabía si era la intensidad del momento o es que lo había anhelado todo el día. Pero ahora estaba felizmente debajo de Min, tan vulnerable, manejable y inmovilizado.

-Eso es amor, tómame completo. Lo quieres, sé que lo haces -esa voz que Yoongi estaba pasando lo puso al borde y a la vez no, estaba en el borde del orgasmo más intenso que había alcanzado.

Él observó el rostro de Yoongi; esa mandíbula perfilada, esa boca entre abierta, sus pómulos y mejillas rojas dejando que su rostro pálido se tornara con vida, su cabello rojo cobrizo humedo colgando sobre su frente, los músculos de su cara flexionados con rigidez y sus labios rosados ante los besos que se habían dado.

Jodido Cristo. Jimin lo bebió por completo, se perdió en esos ojos almendrados, en esa intensidad arrasadora. Jimin lo quería, lo quería, lo quita tanto.

Y ambos explotaron, primero Jimin para después que Yoongi le siguiera. Soltó un sollozo feliz en cuanto su polla expulsó chorros de sustancia blanca en su pecho y parte del abdomen de Min. Sintió también la caliente escencia que lo llenaba y ahí supo que no habían usado condón.

No importa, se encontró con que nada importaba, solo eran él y Yoongi.

Suspiró de placer y completamente satisfecho cuando Yoongi se derrumbó encima de él. Era pesado pero estaba bien, le gustaba su peso, su olor, su calor y esa presión que lo hacía sentir seguro.

Solo eran ellos dos, el mundo no importaba cuando lo único que sentía Jimin era profunda felicidad y satisfacción.

Ninguno de los dos tenía prisa, sus respiraciones entre cortadas. Sus corazones bombeando y sus pechos con una calidez embriagadora.

Ahí solo estaba ellos dos, así que cerró sus ojos, olvidando por completo cuál era su objetivo principal. Demasiado a gusto en la posición en que estaba, con esa pesada presión en él se durmió felizmente.

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Jimin se despertó cuando escuchó el sonido inconfundible de ropa siendo puesta. Sus ojos pestañearon hasta que se adaptaron y se dió cuenta que la lámpara en su mesa de noche estaba encendida.

Jimin frunció el ceño cuando dió con Yoongi, estaba con la ventana abierta, sus pantalones puestos. Su piel lechosa con ese pecho en forma al aire mientras fumaba un cigarro.

—Estas fumando... No sabía que fumabas —dijo Jimin sintiendo su garganta seca y buscando por alguna parte de ella habitación su ropa.

—No lo hago —habló Min sin verlo, no parecía muy impresionado.

—¿Entonces? —murmuró Jimin cuando decidió levantarse y ponerse un Short limpio al menos.

—Nada, solo lo necesitaba —se encogió de hombros Min, aún sin mirarlo. Su tono cuidadosamente ligero y esa cara impenetrable que estaba tocando fibras sensibles en Jimin.

Park no pudo aguantarlo más. Él explotó con sus mejillas ardiendo y su interior burbujeándo en ira que ya no podía ser contenida. Estaba harto de esto, de que Min se pudiera en ese modo después de hacer todo lo que había hecho.

Si, otra vez habían terminado en la cama. Si, otra vez no habían hablado como querían, si, todo era un desastre pero él no era el único culpable.

_Bien ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando aquí? Si vas a decir algo, ten los huevos suficientes y dilo —espetó Jimin gruñendo cruzado de brazos, estaba tan harto de la actitud de Yoongi.

—¿Qué está pasando de qué? No está pasando nada —el tono duro de Yoongi no lo hizo retroceder, incluso cuando su mirada intensa lo alcanzó.

—Bien, estoy harto. Esto me está jodiendo la cabeza. ¡¿Qué rayos pasa entre nosotros?! De un momento al otro pasas a ser un grano en el culo. No sé que quieres de mí. Siento que la cabeza me va a explotar porque ninguno de los dos puede darle un nombre a lo que sea que es esto. Por un lado explotaste cuando ese tipo intentó besarme, pero al otro luego dices que no está pasando nada. Deja de jugar con mi cabeza, Yoongi —gritó ya harto de la situación, de todo en general.

Un músculo se flexionó en la cara de Min, por fin obteniendo una reacción en ese maldito imperturbable y atractivo rostro. Los ojos de Yoongi se estrecharon y algo agudo y oscuro estaba en su mirada.

—¿Qué deje de jugar con tu cabeza? Tú eres el que juega con la mía. ¿Te acuerdas de lo que siempre dices? Dijiste claramente que solo soy un viejo "amigo". Me presentas como tu amigo, me tratas como uno pero luego cambias radicalmente y me necesitas, solo necesitas mi polla para jugar un rato. ¿No dijistes que estás harto de tantas relaciones, que no necesitas ningún dolor de cabeza? Lamento informarte, Park. Pero tú eres el mío, el único que jode mi cabeza siempre. Dices que me quieres, luego que no estás seguro de nada y luego me tratas como un amigo. Ya no estoy seguro de quién está jugando con la cabeza de quién —soltó de forma brusca cada palabra.

Jimin palideció, como si muchos baldes de agua fría le hubieran arrojado. Uno tras otro.

Él no se había dado cuenta de su actitud. Suran había tendió razón, él no era el único con sentirse tan irritado, no era él único ahí que no sabía que estaba pasado.

—Yo...sabes que yo no quería. Si hubieras hablado conmigo...no quería lastimarte, Yoongi —le dijo de forma honesta, tanta cruda verdad en su voz que suavizó la expresión de Min un poco.

—Lo sé, solo por eso mismo no me ido a la mierda. Puedes ser tan despistado como un perrito perdido.

—Entonces... ¿Qué hacemos? —susurró viéndolo con esos ojos desenfocados y tan jodidamente bonitos que Min tuvo que apretar su mandíbula para no abalanzarse a él.

—No sé lo que buscas en mi, Jimin. Pero algo que definitivamente no seré, es tu juguete. Vamos a aclarar todo ahora —su tono firme que hizo pestañear a Jimin.

—Lo sé...y-yo...solo no se que decir. Me haces sentir tan vulnerable, como si volviera a ser ese niño de 13 años que solo estaba anclado a ti —murmuró. Su expresión abierta y sus dientes mordiendo su hinchado labio inferior, una vista que contrajo la polla de Min.

—Oh Jimin, ya no somos niños de 13 años —se acercó en cuanto apagó y botó su cigarro que apenas había probado. Alzó su barbilla y lo obligó a verlo.

Esos orbes almendrados profundos mirando fijamente a los ojos mieles.

Tantas emociones pasaban por los pares de ojos que era difícil saber cuál predominaba.

—¿Qué quieres decir? —susurró Jimin con su voz injustamente inestable, su tono suave y abierto lo hizo sonrojarse, pero estaba hipnotizado por la vista de esos ojos intensos.

Tragando de forma audible y relamiendo sus resecos labios, el ritmo de su corazón aumento, esperaba que Yoongi no lo escuchara. Su rostro ridículamente caliente y su piel chinita parecía temblar en el toque tan suave de aquellas manos pálidas.

—Aún me quieres —rozó sus labios, sacándole un jadeo al más bajo—Me deseas, puedo verlo en tus ojos.

—¿De qué hablas? —Jimin quiso que su voz sonara firme, pero sonó demasiado temblorosa para su gusto.

—El deseo está en tú mirada. Me miras como la primera vez que me viste —la intensidad en la atmósfera. La caliente sensación, la respiración de ambos tan lenta y anhelante. Fusionado con la atracción que los tiraba cada vez más y más cerca. Vamos, no es suficiente.

—¿Lo quieres? ¿Sientes lo mismo? —murmuró el pelinegro con un sonido estrangulado saliendo de él. La espesa bruma de calor que estaba sintiendo en su rostro y la revolución de fuegos artificiales en su Interior lo hacía tener que explotará en cualquier momento ante todo lo que estaba sintiendo

—Cariño, eso debería preguntártelo a ti —El escalofrío de una agradable y adictiva sensación recorriendo cada gramo de Jimin fue lo suficiente bueno, pero quería más de ello. Se sentía tan codicioso. Quería tener más. Lo necesitaba.

—Lo quiero...te quiero —La distancia entre sus bocas fue reducida a nada. Un demandante, sucio, codicioso como intoxicante beso dió paso a un sin fin de emociones que se desplazaban a través de ellos. El escalofrío de placer y satisfacción fue casi como un pequeño orgasmo que los embargó de forma vertiginosa y codiciosa.

—Esta vez también serás mío —dijo Yoongi, sus ojos almendrados tan serios como su agarre posesivo en su cintura.

No sabía cómo Jimin había llegado a estar en el regazo de Min, solo sabía que se sentía tan feliz, tan cálido con burbujas haciendo una fiesta. Deslizando su cabeza en el hombro de Yoongi, se acurrucó soltando un gemido satisfecho al estar ahí con su nariz felizmente embriagada por el olor de Yoongi. Joder, podía verlo y sentirlo por siempre.

—Está bien. Yo también puedo ser tuyo, pero solo tuyo —murmuró viéndolo con una sonrisa astuta en usa labios hinchados ante los besos.

—Mientras seas mío, yo también seré tuyo.

Eso estaba bien. Más que bien. Porque mientras se tuvieran ellos dos, no había nada más.

Ambos suspiraron con esa caliente sensación en sus pechos extendiéndose, su ser interiormente satisfecho y dejando aplacado ese sentimiento codicioso.








Meses después...

El sonido reconocible de la campana hizo sonreír a Jimin, eran las 3 de la tarde y esa era su hora favorita en los últimos días.

—Cariño ¿Podrías atenderme? —una voz grave y sensual hizo que las burbujas en su estómago se agitaran y aspirara con avidez. La sensación cálida en su pecho expandiéndose.

—Será un gusto ¿Qué necesitas? —dijo con su sonrisa pintada en su cara solo con ver a Yoongi que parecía muy divertido.

—Me gustaría algo agridulce ¿No estarás tú de casualidad en el menú? —murmuró apoyándose en el mostrador y acercando sus rostro al de Jimin.

—No lo sé ¿Qué ganaría yo con eso? —murmuró en tono coqueto bajo mirándolo a través de sus pestañas.

—Umm estoy pensando en muchas cosas ahora mismo ¿Qué tal si empezamos con un par de besos? —mumuró de igual forma Min con ese brillo astuto en sus orbes almendrados.

—Me gusta como suena eso —susurró con sus ojos mieles brillando, él estaba tan enamorado de su novio.

—Chicos, en serio me alegro mucho por ustedes, pero esto se está tornando demasiado cursi —interrumpió Suran a la feliz pareja, había visto todo el intercambio desde su lugar.

—Solo estás celosa porque no tienes a alguien en tu vida —le sonrió Jimin con burla justa en su voz.

—¡Claro que sí! Es difícil no estar celosa de lo bien que se ven juntos —refunfuñó pero parecía más divertida que otra cosa-Iré a atender, pueden seguir coqueteando -movió sus cejas de forma astuta.

—Como si no tú no hicieras lo mismo con mis clientes —bufó Jimin mientras Suran se encogía de hombros.

—Solo hago mi trabajo, jefe, no me paga para descansar ¿No es así?

—Esa mocosa —gruñó Park.

—Eres tan tierno cuando te enojas —rió Yoongi tocando su nariz.

—Te burlas de mí —dijo haciendo un puchero que fue besado, no podían permitirse profundizar el beso cuando estaba en horario de trabajo, pero era inevitable no poder tomar solo un poquito y solo un poco más de los labios de Yoongi.

Absorbió por completo todo lo que Yoongi le daba, suspirando entre beso y beso felizmente con su mente en blanco. Los besos de Yoongi siempre se sentían tan crudos, tan buenos y tan satisfactorios en un nivel impensable.

Besar estaba bien, pero besar a Yoongi era algo tan adictivo. Solo con Yoongi los besos se sentían tan bien, tan pero tan bien.

Se quejó protestando cuando Yoongi se alejó.

—No nos dejemos llevar, estás trabajando ¿No? —se burló Min sonriendo con esa bonita sonrisa dónde sus encías relucían y dejaban a Jimin embobado.

—Puedo dejarlo un momento y acompañarte en tu descanso —murmuró Jimin relamiendo sus labios húmedos.

—Acompáñame entonces, pero aún quiero mi postre agridulce —dijo Min de forma seria siguiendo el recorrido de la lengua del pelinegro.

—¿Si? ¿Entonces no vas a comer? —preguntó Jimin con fingida inocencia aleteando sus largas pestañas.

Siguió con sus ojos brillantes como Yoongi daba la vuelta al mostrador y iba a su lado, como un depredador cazando a su inocente presa.

—Creo que ya tengo a mi postre aquí —susurró Yoongi en su oído ocasionando en Jimin que se estremeciera de forma deliciosa.

Sus mejillas adquiriendo color cuando Yoongi estuvo detrás de él y envolvió un brazo en su cintura atrayendo la espalda de Jimin a su pecho.

—¿Cuánto tiempo tienes libre? —murmuró Jimin, entrecerrando sus ojos al sentir los besos de Yoongi en su mejilla.

—Tengo perfectamente dos horas libres.

—Vamos arriba —abrió sus ojos mieles de forma instanea, aún cuando la risa de Yoongi lo hizo sonreír cuando le dijo a Suran que estaría ocupado un rato.

—Uhm, Señor Park parece estar muy ansioso —murmuró Min cuando sintió que Jimin lo volvía a callar con sus labios. Sus lenguas jugando y siendo absorbidos por esa sensación cálida en sus pechos.

—Es tu culpa, Min —susurró Jimin cuando alzó sus brazos y los pasó por el cuello de Yoongi, sintiendo como esos fuertes brazos se envolvían su cintura.

—Está bien, puedo hacerme cargo de todo lo que te hago sentir —Jimin sonrió entre el beso sintiendo el cálido aliento de Min haciéndole cosquillas.

—Me parece bien, porque hay una larga lista.

—Una que amaré al igual que a ti —Jimin se relamió sus labios mientras sus frentes estaban juntas, sus rostros a centímetros de distancia.

Oh dioses, las burbujas parecían hacer una revolución con los fuegos artificiales, ya no sabía si iba a flotar en cualquier momento o explotar ante toda la colisión en su interior.

—Yo también lo hago, te amo demasiado —lo cruda que salió su voz. Sus ojitos vidriosos en media lunas y la curva de sus labios en una sonrisa impotente ante las crudas sensaciones en su pecho.

—Lo sé, amor...

—Lo sabes —sonrió respirando con avidez el aroma varonil de Yoongi, su mente felizmente mareada sin saber que más hacer que rebotar de la felicidad incontrolable que estaba sintiendo ahora mismo.

Los brazos de Yoongi se apretaron a su alrededor atrayéndolo a un beso distinto, uno lleno de ternura, afecto y amor. Fue tan lento y tierno que casi hizo llorar a Jimin, nunca se había sentido tan feliz, por fin se sentía completo.

Así estaba bien, ellos estaban tan bien. Así de juntos y completos.

Ahí se dió cuenta que no había forma en que cambiara algo en su vida, si todo había pasado como debía de pasar para llegar a este punto. Si el dolor estuvo implicado para llegar a sentirse así de feliz, estaba bien, podía aceptarlo.

El amor no tiene que ser todo color rosa. A veces duele, a veces es raro, a veces es espeluznante y algunas veces es perverso...pero si es así ¿No sería más divertido?

Hay millones de formas de amar, no hay una que sea cien porciento la correcta y tampoco una regla exacta que seguir para sentir esa palabra con "A". Así que solo hay que dejarse llevar, dejar que el río de la vida siga su curso y quizás podrás encontrar mucho más...


Y colorín colorado, esta historia ha terminado...Fin.


"Está tan mal, pero me siento tan bien entre tus brazos. Te necesito, te quiero.

Aún así no podemos detener este tren con la vías siendo jaladas. Así que dejemos de intentar detenerlo y solo dejemos que nos lleve."



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Me gustó cómo quedó al final y espero que a ustedes también y puedan seguir apoyándome. ¡Muchas gracias por leer^^! ¡Los amo mucho!

¡Nos vemos en Alíen🛸🐱!

¡Luna fuera🌙!

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