Kagaya Ubuyashiki
Los labios de Kagaya se deslizaron de tus mejillas a tus labios, el suave roce de estos te hizo estremecer, no fue hasta que llegó a tus labios que se unieron en un suave beso. El azabache inclinó un poco su cabeza para tener más accesibilidad a tu boca, las yemas de sus dedos recorrieron tus brazos hasta llegar a tus hombros; un movimiento tan simple hizo que te dieran escalofríos. Tu corazón se aceleró golpeando tu pecho una y otra vez, cada que Kagaya te toca o besa de esa manera, se siente como si fuera la primera vez. Sentiste como el calor inundó tu cara, fue entonces que se alejaron, al sentir la distancia entre los dos algo te hizo falta, la calidez de su unión.
—Estás algo agitada, ¿no es así? —la calma de su voz solo te hundió más en tu fantasía.
—Sólo estoy feliz...
Respondiste en un murmuro, tocaste tus labios recordando la sensación de hace un momento. El azabache te atrapó y rodeó con sus brazos, acercándote de nuevo a él, correspondiente al abrazo. Un suave apretón hizo que te tranquilizaras más, el aroma de Kagaya llegó a tu nariz, ocasionando que te aferres aún más a él.
—Siempre te pones feliz cuando hago algo así —comenzó a acariciar tu cabello.
—Estoy feliz con el simple hecho de estar contigo... —confesaste.
Su risita te hizo sonrojar, agradeciste que no sea capaz de ver tu rostro en este momento.
—Sabes cuanto te amo y te aprecio, ¿verdad? —su pregunta te confundió.
—¡Claro, lo sé!
—Me preocupa que sólo estés conmigo y no tengas amigos, mi niña. También me siento agradecido de tener tu presencia, pero tarde o temprano me iré y tendrás que seguir con tu cami...-
Antes de que pudiera terminar de hablar, te alejaste de él, te quitaste de encima suyo y te acomodaste para sentarte de rodillas. Tomaste sus manos entre las tuyas apretándolas con cuidado. La tenue luz de la habitación solo hizo más dramática la escena, lo miraste a los ojos, también te diste cuenta de como sus labios se curvaron formando una sonrisa.
—¡Puedo irme contigo! —exclamaste.
Él negó.
—Pero tú me compras...
Puso uno de sus dedos sobre tus labios, la señal fue sutil, pero te callaste de inmediato.
—No lo digas de esa manera, suena mal y no lo hice con esa intención. Entiendo tu lealtad, estoy honrado de tenerla, pero...
• • •
Estás caminando y las cadenas te pesan un montón, apenas puedes abrir los ojos y el sol es abrasador. Pudiste sentir como alguien detrás de ti cayó, como empezaron a golpearlo y los gritos que soltó. Tu boca está tan seca que ni siquiera puedes tragar saliva, sientes que si no sigues caminando en cualquier momento vas a desmayarte. Tampoco viene bien las miradas que la gente da, para después ver como giran la cabeza y empiezan a murmurar entre ellos. Apretaste los ojos intentando mantenerte de pie para seguir caminando, eres la más pequeña de toda esta gente y sin embargo, te cuesta mantenerte consciente. Aunque creías mantener la esperanza, todo eso se desvaneció cuando cerraste los ojos cayendo al piso, ni el dolor, ni el sonido del golpe te dieron ganas para levantarte.
Alguien te pateó, ni siquiera te dolió. Sin embargo... En cuanto entreabriste los ojos, te encontraste con una figura que luego de mucho se convertiría en tu salvadora.
Despertaste en un futón, con ropa nueva, te levantaste exaltada, pero viste que al lado de ti se encontraba la misma figura que observaste antes de desmayarte. No sabías que decir, te temblaban las manos. Así que cuando el azabache se dio cuenta de esto, te ofreció una sonrisa que te tranquilizó un poco.
—Desde hoy vivirás aquí, conmigo. Estarás bien.
No podías entender nada.
—¿Recuerdas tu nombre? Yo soy Kagaya Ubuyashiki, llámame por mi nombre si gustas.
La actitud tan calmada del joven hizo que dejaras de temblar, aunque aún te encuentras algo confundida. Trataste de pensar para responder a su pregunta.
—__-____-____.
—No estoy seguro de que tan bien te encuentres, así que no te preocupes y sé honesta conmigo. Me encargaré de cuidarte mientras me sea posible.
—¡N-no! —respondiste rápido, causando que se sorprendiera. —T-tú me compraste, ¿verdad? Entonces debería ser yo quien siga tus ordenes y te cuide a ti...
Bajaste la mirada, el niño se acercó más a ti y tomó tu mano, tu expresión cambió a una llena de sorpresa en cuanto sentiste su calidez.
—Sí vas a hacer algo, debe nacer de ti, pero bien... ¿Qué te parece esta orden? Te ordeno que vivas tu vida como gustes, y si te quedas a mi lado que sea decisión tuya.
Aunque claro, él te enseñó a escribir, te ayudó a volver a llevar una vida normal y también te ofreció tu libertad; un año después de todo esto se casó con Amane, su actual esposa y tuvieron hijos; aún así decidiste quedarte a su lado. Ya que su relación también dejó de ser de pura amistad. Al darte libertad para elegir, pese a todo decidiste quedarte con él, quizás no siendo su esposa o teniendo un hijo con él, pero si ocupando un lugar grande en su corazón. Que ahora te pida te alejes de él... Simplemente no terminas de entenderlo. Tampoco puedes culparlo, él ya te dio muchas cosas durante muchos años, así que solo te queda ser agradecida.
Kagaya te miró, aunque la ceguera está avanzando es capaz de ver un poco.
Una de sus manos fue a tu mejilla y comenzó a acariciar tu rostro, pusiste tu mano encima de la de él; se movió para acercarse más a ti.
—También has crecido...
—Kagaya, yo... Yo de verdad no quiero irme —él negó aún con esa sonrisa en el rostro.
—Está bien, está bien, ahora estamos juntos, aprovechemos este tiempo.
Tus ojos brillaron.
—¿Sabes que es lo qué más disfruto de estar contigo?... Eres muy cálida.
Murmuró para después unir sus labios con los tuyos, te tomó por sorpresa, en cuanto lo sentiste cerraste lo ojos para disfrutar la sensación. Tus manos apretaron su haori, mientras te sujeta por la espalda, Ubuyashiki se movió para estar frente a ti, sin tener que separar sus labios de los tuyos. Con timidez abriste un poco la boca para profundizar el beso y hacerlo más húmedo. Sus lenguas se unieron, ya no podías pensar en nada más que el beso y los rudos latidos de tu corazón. Esta no es la única ocasión en que se han besado así, sin embargo sí es la mejor. Una vez se separaron para recuperar el aire, los dos jadearon y un fino hilo de saliva unía sus bocas.
Aflojaste tu agarre en el haori de Kagaya, habías arrugado la tela, pero le dio igual.
Puso un mechón de tu cabello detrás de tu oreja, se acercó y besó tu frente con cariño. Cuando se alejó le ayudaste a quitarse el haori.
—Te amo... —tus palabras lo hicieron sonreír.
—También te amo, mi niña.
Con tan solo 5 palabras te relajaste por completo, agradeces que haya una iluminación tenue, así no se nota mucho lo roja que te encuentras. Sin embargo toda tu cara de pintó de rojo, tus mejillas se calentaron cuando te diste cuenta de la cercanía de la cara de Kagaya a la tuya, una risita salió de su boca para después besar tu mejilla. Sus manos bajaron a tu cintura.
—Realmente quiero mantener en mente la imagen de lo hermosa que eres.
Ese halago hizo que tu corazón se acelerara, tu rostro sigue ruborizado y parece que ese color se le quedará.
—Siempre encuentras la manera de avergonzarme...
Volvió a reír.
—¿No te gusta que te diga lo bella que me pareces?
Tragaste saliva, pese a ser alguien tan calmado y sereno, Kagaya sigue teniendo ese lado juguetón que es difícil de sacar.
—Me gusta, pero...
—Pensé que ya te habrías acostumbrado en todo este tiempo.
Kagaya se puso detrás de ti y recargó su mentón en tu hombro, mientras que con sus manos deshacía el nudo que ata tu hakama. Sentiste tu respiración en tu cuello, su aliento rozó tu piel y eso te hizo estremecer.
—Nunca me cansaré de recordarte lo que significas para mí, y tampoco me ahorraré las palabras en cuanto a tu encanto...
Susurró cerca de tu oreja mientras sus manos tomaban las tuyas y las movía recorriendo el contorno de tu cuerpo. Las está tomando con firmeza, con la suficiente fuerza como para que puedas sentir el calor de sus manos, pero no para que te lastime o algo por el estilo. Esto y el hecho de que se encuentre detrás tuyo solo hace que la situación sea más bochornosa para ti. Ni siquiera te diste cuenta cuando te soltó y también cuando deshizo los nudos de tu kimono, él se apartó un poco de ti; aprovechaste la oportunidad para darte la vuelta y también abrirle el kimono. Te miró con serenidad, esperando a que hicieras lo que quisieras. Terminaron en la misma posición que al principio de todo esto.
Sumándole ahora el hecho de que los dos están exitados.
Ni hablar de lo larga que fue la noche, de los sonidos, imágenes y expresiones que es difícil que olvides... Pero; Kagaya aún así insistió en que consiguieras amigos.
En efecto, no supe como terminarlo XD
Era una buena idea, lo juro, pero no supe desarrollarla y luego me puse a pensar y dije nmmms XD
Quiero escribir un lemon sobre Gyomei, denme ideas omg por favor 🙏🏻
Voy a continuar con los pedidos, pero quiero escribir de Enmu también alv aaaaaaaaaaa
Perdón si últimamente los one shots se ven medio bajoneados en calidad, no ando cn mucha inspiración
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