AU escolar! Obanai Iguro
Son 4000 palabras, disfrutalo con alguna botana (⁎⁍̴̛ᴗ⁍̴̛⁎)
—No sé quien es peor, si Iguro-san o Sanemi-san... —murmuró tu amiga.
—Sanemi es amable si le sabes a su materia —dijiste en voz muy baja. —Pero Obanai, Obanai siempre es serio y pide buen rendimiento en su materia.
Las dos suspiraron, volvieron a su lugar en cuanto el profesor entró al aula. No lo recordabas y comenzarán las peores dos horas del día. Iguro entró como siempre, con un cubrebocas puesto, su bata y ese reptil que ni siquiera saben como es que tiene permitido tenerlo. Tu preocupación se hizo más grande y se comenzaba a notar, no recordabas que el día de hoy tocara química, no guardaste tu bata para traerla, tragaste saliva mientras escribías en un papelito y se lo aventabas a tu amiga; quien por suerte lo atrapó e Iguro no se dio cuenta.
—Vamos a ir al aula de química —fue lo único que dijo para que después saliera.
Sin cuaderno, sin libro y posiblemente toque una sesión de preguntas horrendas.
—¿Cómo que no trajiste tu bata? —preguntó tu amiga, reíste nerviosamente.
—¡No recordaba que hoy tocaba química! —ella suspiró.
Sentiste como tu amiga te aventaba algo y lo atrapaste, era una bata. Te la pusiste y junto a ella saliste del salón. Apenas llegaron a tiempo.
Cada quien fue a su lugar, Obanai se encuentra escribiendo algo en el pizarrón mientras que tú y tu amiga se dan miraditas. Cuando Iguro volteo a verlos a todos, pusiste atención. No odias química, en cambio te interesa; sin embargo el método de aprendizaje que utiliza el azabache es "aprendes porque aprendes". Así que cuando tienes una duda y preguntas, la duda se divide en muchas dudas más y sólo sigues haciendo cuestiones. Así que debías estudiar sí o sí cuando no estuvieran en clases, cosa que obviamente no haces porque aunque lo intentes; sigues sin entender. Esto es un claro ejemplo de como algo puede gustarte pero no ser compatibles.
—¿Alguien me recuerda que vimos el martes? Le daré un punto extra si... —la mayoría levantaron la mano. —También me explican el tema.
Algunos la bajaron rápido, sin embargo Obanai los mencionó antes de que lo hicieran.
—Hiroshi, explica cuál tema fue —el azabache se cruzó de brazos.
—¿Configuración electrónica? —mencionó dudoso que parecía una pregunta. —eh... ¿Indican la manera en la que los electrones se estructuran en un átomo; de acuerdo al modelo de capas electrónicas?
Hizo ademanes raros con las manos.
—¿Me estás preguntando o respondiendo?
—¡Respondiendo!
—Hoy fue tu día de suerte —Obanai tomó su lista.
Fue un alivio que no levantaras la mano.
—Si bien recuerdan el martes también hicimos un examen sobre este tema —sus palabras hicieron que tus manos temblaran. —Pese a que es fácil y lo hablamos con anterioridad, hubo un par de personas que no salieron muy bien pero me enfocaré en una persona en específico.
Tus manos no dejaban de temblar, estabas jugando con tus dedos, uniendo tus manos, separándolas y múltiples cosas más; lo sabes, se refiere a ti. Sin embargo agradeciste que nadie se diera cuenta, quizás tu amiga sí. La clase es agobiante, agobiante hasta el punto de querer matarse; aprender de forma autodidacta es importante también, a ti no te sirve ni una ni la otra. Si tan sólo pudiera ser como historia o biología sería más fácil, pero no. Obanai comenzó a nombrarlos para pasar lista, cuando llegó a tu nombre y dijiste "presente" el nerviosismo en tu voz delató tu estado. Obanai se quedó callado un momento pero después siguió con lo suyo, tu amiga volteó a verte haciendo señas, le respondiste igual.
—El tema que veremos hoy será el siguiente —dijo señalando el pizarrón.
• • •
Ibas a quitarte la bata mientras caminabas hacia la salida, pero Iguro te detuvo. Con algunas palabras hizo que te detuvieras, le pediste a tu amiga que siguiera sin ti y te acercaste al azabache.
—Iguro sensei, ¿se trata de mí? —dijiste preparada. —Yo fui quien salió mal.
—Es obvio que algo no anda bien contigo, necesito que tengas mejores calificaciones. Me pidieron ayudarte a mejorar tus calificaciones así que desde hoy; los martes, miércoles y viernes tendrás clases extra con total disponibilidad de tiempo.
—¿Es un colegio o un trabajo en oficina...? —murmuraste desviando la mirada. —¿Durante?
—Durante el tiempo que sea necesario, cada semana te haré un examen de lo que te enseñé. Depende de ti cuando tiempo quieras utilizar.
—Su serpiente parece estar diciendo que es cruel —el reptil siseó, Iguro te miró feo. —Lo lamento, estaré puntual a la hora que usted me indique.
—Ahora...
El azabache fue a su lugar de trabajo para buscar papel y pluma, se recargó en la mesa para escribir algo y después te lo dio. Abriste el papelito que te entregó, tuviste que contener tu expresión de sorpresa ante su acción. Obanai seguía con esa mirada seria, esperaste a que dijera alguna otra palabra más.
—Si alguien de tus compañeros llega a tener mi número, te repruebo.
Tragaste saliva.
—¡Le prometo lo cuidaré bien, Iguro-san! —hiciste una reverencia. —¡Con permiso! Linda tarde...
Como buena chica chismosa fuiste corriendo a buscar a tu amiga; para contarle una parte de lo sucedido e intentar liberar tu impresión de una forma discreta. Era casi imposible ver el rostro de Obanai sin el cubrebocas, pero no puedes quitar el hecho de que es atractivo de alguna manera. El que te haya dado su número, te pareció una excusa para coqueteo discreto (imaginaciones tuyas quizás). Sin embargo eso no pudo evitar que te sintieras feliz, no sólo porque podrás conocer más a tu profesor, si no que también vas a poder estudiar de mejor manera en química; quizás sea algo exhaustivo pero con verdadero esfuerzo lo lograrás.
Al pasar el fin de semana y el lunes, llegó por fin el día martes. Durante ese lapso de tiempo tuviste una pequeña conversación con Obanai, él indicándote la hora a la que se verían después de clases. Así que al finalizar las clases debías esperar media hora más y después ir a la biblioteca.
Fue difícil concentrarse en su clase sabiendo que después pasarás tiempo a solas con él. Sólo escribías y dibujabas garabatos en tu cuaderno, esperando que algo entrara en tu mente. Intentabas concentrarte pero era imposible, tus pensamientos vagaban en otro lado.
Fue entonces que llegó la hora. No sabías si ir directo a la biblioteca o buscar a Iguro por el aula de química, así que hiciste lo primero luego de mucho pensar. Pasaste por el lugar, él se encontraba hablando con su mascota/amigo mientras calificaba algunas cosas. No podías escuchar que era porque sólo podías ver, cuando volteó a ver; te agachaste de inmediato porque no querías que te viera, así que hasta pasar las cortinas abiertas, volviste a levantarte para caminar normal e ir a un paso rápido a la biblioteca.
Te sentaste en una de las mesas del fondo, tu celular sonó mientras sacabas tu libreta de tu mochila.
"Estaré ahí en 5 minutos." Aún faltaba tiempo para las 2, así que tu primer pensamiento fue que quizás se apresuró porque te vio. Aunque tu imaginación es realmente grande así que quién sabe. Estabas haciendo rayones y dibujitos en tu libreta, decidiste comenzar a dibujar a Obanai en lo que llegaba; querías probar que tan buena es tu memoria para recordar rostros. Así que en lo que se tardaba tú estabas tranquila, trazando cada línea del dibujo, hasta que...
—Tú a mí no me gustas —te sobresaltaste, asustada.
—¡No es por eso! —respondiste de inmediato. —¡Avise por favor, Obanai-san!
Tu corazón latía rápido debido a la impresión de sus palabras, ni siquiera le escuchaste llegar; de pronto escuchaste su voz y palabras que te asustaste debido a lo concentrada que estabas en el dibujo.
—¡Espere! No será que dijo eso porque en verdad le gusto en secreto y teme a mi rechazo, ¿eh? —reíste. —Vaya tontería... A mí me gusta Rengoku-san.
—Más te va a gustar reprobar mi materia —dejaste de reír.
—Eso es cruel, Iguro.
—¿Quieres quedarte sin tiempo libre? Si no es así, pon atención —te dijo mientras sacaba un libro. —Hago esto porque me lo pidieron y es mi trabajo. No creas que es porque quiero pasar tiempo contigo.
—Profesor —él volteó a verte, se miraron a los ojos. —Tiene unos ojos muy bonitos.
A Obanai le dieron escalofríos cuando dijiste eso, sin embargo no te diste cuenta porque lo dejaste de ver en cuanto te volteo a ver; sólo pudiste observar sus ojos.
—¿Qué es lo que no entiendes? —te preguntó. —Ya sé que todo pero necesito que me expliques más a fondo.
—Creo que lo que necesito es no aprenderme las cosas de memoria, así que creo debería hacer cosas que me ayuden a memorizar lo que aprenda —comentaste. —Puede que me sirva relacionar una cosa con otra que ya conozco para que me sea más fácil de identificar.
—Si ya sabías esto, ¿por qué no lo aplicaste antes? —preguntó Iguro.
—Lo acabo de pensar —sonreíste.
Así fue como pasaron un par de horas estudiando, Iguro haciendo preguntas que debías responder e incluso tenía más material para ti. Parecía ser mucho, pero el hecho de estar solos los dos lo hizo más personal; tener que resolver solo tus dudas era más fácil. Incluso llegaste a comprender un par de cosas que antes no habías podido entender, Obanai explicaba de forma más calmada y tranquila, de una manera más larga que te permitía entender mejor las cosas, entonces tus dudas se dividían e ibas respondiendo tú sola las demás. Mientras el tiempo pasó cuando estaban juntos, la lluvia comenzó a caer, era algo suave al principio pero después se puso más fuerte. Justo cuando se iban a ir.
No quedaba mucha gente en la biblioteca y todos tenían sombrilla.
—Profesor —miraste a Obanai recoger sus cosas. —¿usted tiene paraguas?
Él negó mirándote.
Caminaron hacía la salida de la biblioteca, tenías tu sombrilla en la mano, saliste un poco para abrirla y entonces se la diste a Iguro.
—Tomela —dijiste mientras sonreías. —Usted lleva a ¿Kaburamaru? Y no debería de mojarse.
Iguro se quedó callado sin saber que hacer, su serpiente siseo, le sonreíste.
—Yo soy joven y no me importa mojarme —Obanai tomó el paraguas. —¡Nos vemos mañana!
Te despediste para después irte corriendo, por estúpida casi te caes e Iguro se rió. No te percataste de eso porque ya ibas un poco lejos. Su serpiente le siseó; "sólo me hizo un poco feliz, no es nada del otro mundo". Le respondió Obanai mientras se iba caminando.
• • •
Al día siguiente te sentiste más feliz y tranquila (un poco enferma quizás) pero nada que un buen caldo como desayuno y una bufanda no pudieran arreglar. Cuando llegaste a la escuela te topaste con tu amiga y mientras se dirigían a su salón, en el aula de arte vieron a una chica con cabello peculiar; a la cual no le habrían puesto atención si no hubieran escuchado que mencionó a Iguro. Uzui casi las atrapa así que se fueron a paso rápido. Hoy la primera hora es química así que al entrar se quedaron en su lugar (debido a que Obanai suele llegar antes), sin embargo el tiempo pasó... Sonó la campana que da inicio a las clases y el azabache aún no llegaba. Tú amiga te aventó una goma para que voltearas, en cuanto lo hiciste viste que Iguro se estaba despidiendo de esa chica.
—Tú que lo conoces más ahora, ¿quién es ella? —preguntó en murmuros tu amiga.
—No la conozco pero había escuchado de ella, ¿recuerdas a Shinobu? —tú amiga asintió. —Una vez la mencionó y lo recuerdo por su cabello... Pero no sé cual sea su nombre.
—Pregúntale a Iguro-san —te dijo tu amiga.
—No sería apropiado —respondiste.
—¿Eso te interesa? —río.
Así fue como pasaste el resto del día pensando en ello, hasta que tocó el momento de despedirte de tu amiga e ir a la biblioteca. De nuevo sacaste tu libreta para poder terminar el dibujo que estabas haciendo de Obanai, no te faltaba mucho, no planeabas darle color a algo más que no fueran sus ojos. Justo cuando estabas terminando, él llegó. Esta vez no te asustó, dejaste el dibujo y acomodaste tu libreta en el último lugar donde se habían quedado. Iguro comenzó a explicarte el tema, tú estabas escribiendo pero entonces su serpiente se bajo de tus hombros y se acercó a ti. Siseó para que voltearas a verla.
—Hola —la saludaste con una sonrisa mientras acariciabas su cabeza —oh, que raro se siente... Nunca había tocado una serpiente.
—_______ —Obanai te habló. —Pon atención.
—¡Claro! —volteaste a ver a Iguro —pero esta belleza no me deja.
Kaburamaru siseó. Luego se subió a tu brazo, el azabache no quitó la mirada de ti.
—Por favor no me veas tanto, Iguro-san —le dijiste mientras desviabas la mirada. —Tus ojos en serio son muy bonitos.
Su mirada seria te hizo estremecer, Kaburamaru siseó a su amigo.
—Bien sigamos estudiando...
Tomaste tu cuaderno y cambiaste de página, la atención de Iguro se centró en el libro que se encontraba leyendo, mientras tú lo mirabas de reojo algunas veces. Con una pluma firmaste el dibujo que habías hecho y entonces interrumpiste a tu profesor. Él volteó a verte en cuanto lo llamaste, arrancaste la hoja de tu cuaderno y lo pusiste en la mesa, moviéndolo un poco hacia el lugar de Obanai.
—¿Qué es esto? —preguntó. —Sí, un dibujo, pero ¿por qué me lo das?
Hablo antes de que pudieras hacerlo tú.
—Porque eres tú, me lo quedaría pero sería raro tener un dibujo de mi profesor... ¿Se imagina? Se prestaría a malas interpretaciones —reíste. —Aparte, es como un agradecimiento por lo que haces.
—No debería de... —Kaburamaru siseó. —Lo tomaré.
—Influyes en sus decisiones, eh pequeño —acariciaste al reptil.
—Sigamos —dijo Iguro mientras comenzaba a leer nuevamente.
—¿Tiene pareja, profesor? —le preguntaste de repente.
—A ti no debería de importarte eso —respondió rápido.
Se había sonrojado.
—Entonces no la tiene pero le gusta alguien —sonreíste. —Que alivio, ¿sabe lo incómodo que es estar junto a alguien con pareja?, me refiero a tener un tipo de relación o si quiera pasar tiempo, la mayoría de veces son relaciones tóxicas y afecta a terceros.
—¿Eso que tiene que ver? —preguntó escondiendo su curiosidad.
—Que independientemente de si tuviera una buena relación, me habría negado a seguir viniendo aquí —respondiste.
—No tiene sentido, ¿seguirías teniendo malas calificaciones a cambio de...?
—De mi comodidad, estoy aquí porque me siento cómoda. Sin embargo pueden pasar cosas como estas, deternos de estudiar y empezar a conocernos... Eventualmente habrá un vincu-
Iguro te detuvo, procesó todas tus palabras; las unió con lo que había visto y escuchado antes. Después de formar una hipótesis te detuvo, hizo que dejaras de hablar para después comenzar a hablar él.
—Tienes curiosidad sobre la persona con la que estaba hablando en la mañana —mencionó, te sonrojaste. —De eso también te encontrabas hablando con tu amiga. ¿Correcto?
—Negativo, señor —tragaste saliva.
—¿Será que tienes interés en mí? —negaste.
—¿Curiosidad? —reíste.
—Pues —Iguro tomó valentía para decir lo que diría —tú a mí...
—¡Sigamos estudiando por favor!
Obanai suspiró, guardo el dibujo que le diste en una de las carpetas que traía y luego tomó tu cuaderno, y comenzó a anotar algunas cosas. Lo miraste con atención hasta que te diste cuenta que eran problemas para resolver. Sin embargo era un tema totalmente diferente al que vieron ayer, y al que se encuentran viendo hoy. Si bien el tema te suena, no recuerdas la formula que se usa para resolverlos. Cuando Iguro te devolvió la libreta viste que había escrito 5 problemas muy rápido.
—Te ibas a tardar mucho escribiendo, lo vimos la semana pasada así que adelante.
—Disoluciones... —suspiraste. —¿Cuánto tiempo más seguiremos aquí?
—Hasta que la lluvia pase seguramente o cuando termines de resolverlos podremos irnos —respondió.
Kaburamaru se bajó de ti, Iguro sin decir nada más; sacó lo que parecían ser examanes de algún otro grupo. Ya que no había dicho nada sobre no revisar, tomaste tu libreta y con las fechas buscaste el tema, viste la fórmula, la escribiste en los problemas que Obanai anotó y comenzaste a resolverlos. Fue un momento muy cómodo de silencio entre los dos, no podías quejarte debido a que tú dijiste que estudiaran. Sin embargo en cuanto terminaste no estabas lo suficiente segura de sí estaban bien o no. Así que llamaste a Iguro, quien se levantó y se puso a un lado tuyo, recargó su mano sobre la mesa y se inclinó para ver.
—Profesor... —lo llamaste, él volteó a verte, te arrepentiste de lo que dirías así que cambiaste de tema. —Me esforcé esta vez.
—Eso parece —dijo en tono tranquilo, se alejó de ti y mientras tomaba tu libreta, volvió a sentarse.
"¿Entonces por qué diablos se acercó tanto?" te preguntaste mientras te recostabas sobre la mesa.
—Aún no se ha quitado la lluvia, ¿estamos en época de lluvia?
—Así es —respondió
—¿Trajo su paraguas hoy? Si no puede utilizar el mío —dijiste mirándolo.
—¿Buscas enfermarte o algo por el estilo? —volteó a verte.
—Sí y no, quiero que Kaburamaru viaje bien y ganarme la confianza de usted, Iguro-san para sacar buenas calificaciones —bromeaste.
—Bueno, por algo no has reprobado la materia, ¿verdad?
Su serpiente siseó.
Ya no dijiste nada más, te quedaste sorprendida y sin palabras. Él te devolvió tu libreta, todos estaban bien; sonreíste debido a que te sentías bien, sin embargo cuando leíste lo que había escrito Iguro, una risita salió de tu boca de puro nerviosismo. Cerraste tu libreta y guardaste tus cosas, te paraste rápido.
—¡Hora de irnos o irme!
—Sigue lloviendo —el azabache volteó a verte. —Llévate tu paraguas.
—Por favor úselo usted —respondiste.
—Entonces espera y te llevo a tu casa —sus palabras entraron a tu corazón.
Tragaste saliva.
—Lo espero entonces.
Comenzaste a caminar de un lado a otro, hasta que Obanai se levantó y los dos fueron hacia la salida. Abrió el paraguas y lo sujetó más cerca de ti, por ello Kaburamaru estaba en su lado derecho. Para no molestarlo demasiado y que te espere hasta que entres a casa; comenzaste a buscar en los bolsillos de tu falda para encontrar tus llaves. Al no encontrarlas buscaste en tu mochila, fue entonces que Iguro vio tu preocupación.
—¿Qué haces?
—No encuentro las llaves para entrar a mí casa, —dijiste sacando tu celular y mandando un mensaje —y mi mamá tampoco está ahí.
Suspiraste.
—Puedes... —el azabache no sabía si decirlo o no. —Quedarte en-
Se detuvo en seco cuando volteaste a verlo.
—¿Puedo? —preguntaste esperando a que terminara su frase.
—Puedes quedarte en mi casa en lo que pasa el tiempo.
Lo que tú no sabías era que Iguro secretamente estaba enamorado de ti, juzgando sus sentimientos como malos intentó ignorarlos. El ayudarte a estudiar había servido como excusa para conocerte mucho más; intentar alejarse de ese sentimiento, pensó que incluso viendo a Mitsuri serviría pero nada funcionó. Tu tonta amabilidad con él, tus bromas y negaciones sólo fortalecieron lo que sentía, el dibujo, el paraguas... Un regalo y un favor tan simple le hicieron sentirse bien; mucho mejor que anteriores veces. Eran acciones tan desinteresadas, sin siquiera quererlo que terminó cayendo. Así que el hecho de saber si tú sientes lo mismo o no es realmente importante para él, y para como va a reaccionar después.
Cuando llegaron a su departamento, él abrió la puerta para después dejarte pasar.
—Puedes sentarte en el sillón, en un momento puedo hacerte un ramen instantaneo, sólo espérame.
Dejaste tu mochila en el sillón y después te sentaste. Iguro fue a lavarse la cara, lo sabes porque lo viste saliendo del baño y secándose con una trapo. Tu sorpresa fue mucha cuando viste su cara¹, es realmente atractivo.
—¿No te mojaste? —preguntó.
Tardaste en procesarlo, tus pensamientos estaban nublados por haberlo visto.
—¡Estoy totalmente seca! —respondiste siendo nerviosa. —No me cayó ninguna gota de agua...
Especificaste.
Obanai se encontraba calentando agua para darte el ramen. En lo que se calentaba se sentó a tu lado para hablar.
—¿No tienes frío? —preguntó, negaste. —Puedes quedarte comiendo mientras voy a bañarme.
—Muchas gracias —sonreíste —¿podría darme un baño también?
Tú pregunta lo tomó por sorpresa.
—Claro... —respondió levantándose y yendo por el agua y el ramen.
Le echó el agua al ramen y con unos palillos lo dejó en la mesita frente al sillón donde estabas sentada.
—Iré a bañarme, en seguida vuelvo.
• • •
Habías salido después de tu baño, Obanai te prestó una toalla limpia para que te secaras, tuviste que ponerte la misma ropa por obviedad. Entonces te fijaste por la ventana y seguía lloviendo igual de fuerte, apenas habían pasado dos horas y aún no se quitaba. Al llegar a la sala tomaste tu celular para hablarle a tu madre nuevamente, aún no llegaba a tu casa, así que no tuviste de otra. Iguro se encontraba sentado revisando algunas cosas, te sentaste a su lado.
—¿Por qué eres tan amable ahora? —preguntaste.
—¿No te gustan los tratos especiales? —preguntó en modo de broma.
—Es raro viniendo de ti, quizás de Tengen-san o Rengoku-san me lo esperaría. Pero... Tú no eres alguien así.
—Sientete feliz de que sea sólo contigo —volteó a verte y te revolvió el cabello.
—Antes había dicho que no quería pasar tiempo conmigo, intentó negar demasiado muchas cosas y amablemente me invitó a estar en su casa mientras llueve —se sonrojó. —Me siento afortunada de tener la oportunidad de conocerte más, Obanai.
Él no dijo nada más, desvió la mirada por un tiempo para que no vieras el sonrojo de su rostro. Kaburamaru siseó, mientras se bajaba de la mesa y se iba.
—¿Qué haces? —preguntaste acercándote a él, poniéndote detrás de él, pegada a su espalda.
—Cosas del colegio —respondió.
Tus pechos se encontraban pegados a su espalda y era fácil sentirlos. Obanai tragó saliva, te alejaste un poco de él en cuanto volteó. Él te miró durante un momento y luego tomándote con cuidado del rostro te besó. Fue en un momento y una situación tan repentina que te sorprendió, pero le seguiste el juego. Lo había negado tanto que era obvio para ti, en cambio tus sentimientos hacia él son los mismos. Escondidos en lo más profundo de tu ser, sí le contabas a tu amiga, ella iría a contarle de inmediato a él o viceversa. Aparte de su personalidad, su apariencia y esas cosas... Realmente te conquistó. Los dos se recostaron sobre el sillón, aún no se separaron del beso y en cuanto lo hicieron se miraron a los ojos.
—Esto es cómo... ¿un sí? —reíste para después abrazarlo.
Obanai te volvió a besar, volviste a corresponder. Los dos olvidaron y les dio igual lo que podría pasar o suceder después. Tus manos se dirigieron a la camisa del mayor para desabrochar los botones de la misma, entonces se separaron.
—No sabía como decirlo —confesó.
—Negarlo tampoco era una opción —bajaste el broche de tu falda.
—¿Está bien hacer esto? —preguntó. —¿Realmente lo quieres?
Lo callaste con un beso, de nuevo. Él tomó tu falda y te la quitó, sus besos bajaron a tu cuello mientras también te quitabas la camisa. Si bien tenías algo de pena, estás feliz. Obanai con un gran sonrojo en el rostro, besó tu frente. Eso no sólo hizo a tu corazón latir más rápido, sino que también fue romántico y reafirmó lo segura que estás de hacerlo. El azabache se quitó la camisa. Se notaba lo inexpertos que son los dos y eso te hizo sentir aún mejor. Él se acercó a tus pechos para quitarte el sujetador y luego lamer y chupar tus pezones, al principio fue una sensación totalmente diferente que te hizo estremecer, se sintió muy bien.
—¿Ahora vas a replantear tu opinión sobre la gente con pareja? —preguntó mirándote.
—Lo podría hacer pero ahora mismo no conozco a alguien con pareja y no tengo ninguna —reíste.
—Me gustaría pedirlo antes de hacer algo más —comentó. —No me gustaría hacer algo sin que seamos pareja... Tú realmente me gustas.
—Obanai... —tus ojos se abrieron de sorpresa. —Es raro escuchar eso viniendo de ti.
Lo abrazaste, él se relajó en tus brazos mientras sonreía.
—Pensar que Tengen es quien menos recto se veía, mírate —reíste. —Te...
—Yo te amo mucho más, _________. —Respondió sonriendo mientras te miraba.
OHHHHH DIOSSD
Me gustó este e inesperadamente duró 4000 palabras.
taeflure espero que te haya gustado 💕 perdón x no poner el lemon, pero ya no sabía como y es muy largo XD
Obanai no me gusta mucho pero está en mi lista 😔👌🏻, este fue el primer pedido de 24. La mayoría de ideas me encantaron, espero que también les haya gustado leer este.
Si se preguntan que pasó con Mitsuri psss, consiguió a alguien antes de que nuestro compa (Iguro) lo lograra 😔👌🏻
Altas ganas le traigo a uno de Uzui que sea así JSJFJSJ
El siguiente pedido será el número 3 creo y luego se hará un sorteo para elegir a los próximos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro