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◍ Diseño 23 ◍


Todos estaban preocupados porque Jin no despertaba, ya habían pasado más de tres horas.

 
—No ganamos nada con ponernos nerviosos— el señor Lee trató de calmar los ánimos.

 
—Seguro sólo está durmiendo, ya saben, nada malo puede ingresar— acotó la señora Woo.
 

—Eso fue lo que dije, vieja copiona— murmuró el señor Lee, mirándola de reojo.

Todos se pusieron a reír, porque ese murmuro no había sido tan suave. En el fondo todos sabían que no podían evitar estar preocupados por su joven amo, después de todo lo que había pasado. Pero agradecían que a los mayores aún les quedaban fuerzas para bromear.

—¡Tengo una idea!— Jimin dio un brinco de su silla, asustando a todos y casi cayendo al suelo ante tremendo movimiento.

—Qué le pasa a ese enano, me asustó — Taehyung protestó enojado, conteniendo las ganas que tenía de ir a golpearlo por escandaloso. Porque aunque no podía ver debido a que le taparon con esa molesta tela, aún podía distinguir al fastidioso por su voz.

—Niño, controla esa energía que casi me mandas al otro mundo— se quejó la señora Woo, poniendo su mano a la altura de su corazón y respirando de manera dramática.

—Lo siento — respondió Jimin, apenado por hacer asustar a todos.

Lo siento… sí cómo no. Lo que vas a sentir es mi puño en toda tu carota— Taehyung volvió a refunfuñar — además, ¿cuándo piensas levantar ésta estorbosa cosa de mi cabeza? ¡Quiero ver a mi hombre!— la paciencia de Taehyung estaba esfumándose con cada minuto que pasaba.

—Bueno, Jiminie. ¿Cuál es esa gran idea?— NamJoon se acercó a su novio y así terminaron todos haciendo un círculo alrededor de la cama de Jin.

—Yo… estaba pensando que… aprovechando que el joven amo no despierta aún, deberíamos llevar a su tan preciado maniquí a que lo reparen. Así cuando despierte, le daremos la gran sorpresa de que quedó como nuevo— expuso su idea, mirando fijamente al maniquí.

Claro que no les estaba diciendo que lo que realmente quería, era separar a su amo de ese maniquí porque aún le inquietaba estar cerca. Sumando que su madre ahora no quería ver al maniquí por ningún motivo, razón por la cual no se encontraba ahí en el sótano y seguía en su habitación.

—Es una buena idea, el joven amo nos pidió el favor de conseguir un restaurador de antigüedades, y hoy fuimos a buscarlo pero no pudimos encontrar a nadie. ¿Acaso no lo recuerdas?— NamJoon respondió con una mirada de ligero reproche hacia su novio.

 
Porque él lo conocía muy bien, y sabía que aún no le agradaba el hermoso maniquí.

 
—O-obviamente lo recuerdo — se defendió haciendo un puchero y cruzando sus brazos, volteando al lado contrario de su novio.

Los adultos mayores estaban que morían de risa y ternura por dentro, ese par era todo un caso.

—¿Entonces?— NamJoon siguió exigiendo más explicaciones, aunque se moría por abrazarlo y llenarlo de mimos.

—Entonces… mi idea era, llevarlo al único que conocemos— respondió y el lugar quedó en completo silencio.

Todos entendieron a quien se refería, JungKook. El hermano de su joven amo, era sin dudas el más calificado para el trabajo. Sin embargo…

¿Estaban listos para enfrentar a los hermanos? ¿Su joven amo no perdería el avance que tuvo con su estado de ánimo? ¿Habrá superado la traición?

 
Eran muchas preguntas sin respuestas, tenían miedo. Aunque sabían que ese maniquí era muy importante para su joven amo.

¿Por qué de repente todos se callaron?  No entiendo nada. Nada, excepto que me quieren llevar a reparar— Taehyung estaba más confundido, aunque temeroso por ser alejado de su dulce, hermoso y amable cuidador.

—Sólo no debemos llevar al joven amo con nosotros, así evitamos un enfrentamiento — Jimin se animó a romper el tenso silencio.

—Aún así, si despierta y no ve a su maniquí, quizás se ponga furioso— NamJoon expuso su punto.

—Más bien creo que se pondría ansioso— debatió la señora Woo, porque sabía que su joven amo no era del tipo agresivo, casi nunca lo vieron enojado después de todo.

—Por eso debemos llevarlo ya mismo, mientras el amo no despierta— insistió Jimin, pese a sus segundas intenciones, también quería hacer feliz a su joven amo y sabía que dicha reparación lo lograría.

—En eso tienes razón Jiminie, lo llevaré hoy mismo. El señor JungKook aún debe estar en su taller y …

—Pero, ¿no que se debe sacar una cita o algo así?  — el señor Lee interrumpió a NamJoon — además, puede que la peste esté también en el lugar — expuso su mayor preocupación porque pese a que apoyaba la idea, prefería asegurarse de todo.

—Este viejo y su lenguaje tan vulgar — protestó la señora Woo, aligerando un poco el tenso ambiente.

—Pero tengo razón, no hay otro calificativo para ese— se quejó el señor Lee.

—El señor Min nunca ha visitado el taller ni la sastrería de los Kim. Suele decir que “no le gusta desperdiciar el tiempo en lugares tan sucios”— NamJoon les recordó la típica frase.

—Qué va, de seguro decía eso porque podía aprovechar esas horas para andar revolcándose de cama en cama— refunfuñó el señor Lee, estaba tan indignado que un ser así se haya interesado en su joven amo.

—Da igual lo que haga, porque lo que nos importa es que no esté en el taller— NamJoon trataba de calmar los ánimos que de repente incrementaron. Al parecer la sola mención de Yoongi, ponía a todos furiosos.
 

No sé quién será ese dichoso Señor Min, pero esa descripción sólo se resume en una palabra “Puta” eso es lo que es— Taehyung escuchaba atento a todo lo que decían, y aunque no entendió bien cuál era la relación de ese que todos odiaban, con su lindo cuidador; también sintió el enojo. O quizás sólo lo contagiaron, porque aunque él no podía verlos, el ambiente se sintió diferente. Más cargado de ira.

—Bueno, debemos calmarnos. No sirve de nada ponernos así — NamJoon nuevamente al rescate, todos agacharon la cabeza. Unos queriendo romper algo, otros a punto de llorar. Porque el recuerdo del sufrimiento de su joven amo, aún estaba muy presente en sus corazones.

—Es muy difícil para nosotros, lo entiendo. Hemos visto a nuestro joven amo al borde de la muerte, por culpa de la traición horrible que le hizo el que se supone era su prometido. Pero no debemos dejarnos ganar por la ira. Si nosotros nos ponemos así, imaginen cómo se pondrá el joven amo — NamJoon les dio una reprimenda como sólo él podía hacerlo. Haciendo reflexionar a todos.

Mientras tanto, la mente de Taehyung estaba a mil.

¡¿Qué?! ¡¿Cómo que al borde de la muerte?! — Taehyung no entendía tanta información.

Lo único que entendió fue que alguien había engañado a su amable cuidador y lo puso al borde de la muerte.

¿Quién en su sano juicio se atrevería a serle infiel? Si es tan amable, atento, tierno, dedicado, y qué negar su belleza externa. En resumen, ¡es el hombre perfecto!— Taehyung estaba más que indignado, quería conocer a ese tipo y darle unos buenos golpes, además de gritarle unas cuántas cosas que no precisamente serían decentes.

—Tienes razón, no debemos dejar que se note tanto nuestras emociones. Por el bien del joven amo — La señora Woo apoyó a NamJoon y todos asintieron, mostrando así que también medirían mejor sus emociones y reacciones.

—Entonces… ¿Lo haremos o no lo haremos?— Jimin preguntó irradiando impaciencia.

NamJoon lo reprendió con la mirada, porque al parecer no entendió lo de controlar las emociones.

 
—¡Lo haremos!— Respondieron los demás presentes, y Jimin se disculpó con NamJoon usando su mirada inocente.

NamJoon sonrió, porque su novio siempre lo vencía con esa mirada.

—Bien, entonces alistemos al maniquí para salir lo antes posible— NamJoon se dirigió al maniquí, mientras Jimin corría a su lado.

—Iré contigo — exigió Jimin.

—Está bien, cariño. Pero los demás se quedan a cuidar del joven amo— NamJoon cedió, pese a que quería ir él solo. Sabía que su novio era muy terco y pues mejor no ponerlo de malas.

Entonces, a la final me llevarán a reparar. Tengo miedo, porque ahora puedo sentir más cosas. ¿Y si siento cómo me reparan? ¿Si me duele? — Taehyung se llenó de miedo al recordar las torturas a las que lo sometían los compradores de ese brujo de pacotilla.

Podía recordar los alambres de púas alrededor de su cuello y muñecas, cómo lo destrozaban de a poco. Pese a que su cuerpo era de porcelana, su sentido del tacto estaba intacto y hasta parecía que estaba más sensible.

 
Estaba seguro que el brujo se encargaba de dejarlo más sensible y manipular a esos cerdos compradores para que lo dañen en demasía.

No sabía porqué la obsesión de ese brujo dimensional con su persona, ¿Le habrá hecho algún daño y no recordaba?

Cuanto quisiera recuperar todos mis recuerdos — suspiró Taehyung, necesitaba volver a la normalidad. Tenía la sensación de que estaba perdiendo algo muy importante y no quería que pasara.
 

Mientras Taehyung se perdió en sus pensamientos, los demás ya lo tenían casi listo para llevarlo al taller de JungKook.
 

—¿Qué haces?— NamJoon preguntó a Jimin, quién estaba subiendo a un banquito para alcanzar la cabeza del maniquí.

—No es que no pueda alcanzar su cabeza sin ayuda del banquito, sólo no quiero dañar la cabellera al tratar de sacar este pasador— explicó Jimin con los pómulos levemente rosados.

—Yo podía haberte ayudado— se quejó NamJoon, mientras le llevaba el cofrecito donde supuso tenía que ser guardado.

—Dije que no quería dañarlo, tú eres muy torpe para éstas cosas delicadas— ahora fue el turno de NamJoon para tener las mejillas ardiendo en vergüenza.

—No le saques la corona de glicinias, déjalo puesto— NamJoon recibió el pasador que de por si se veía como una reliquia.

—Pero, ¿Si se cae en el trayecto?— Jimin no entendió el porqué no debía sacarle esa corona toda chueca.

—Pues la recogemos y le volvemos a poner— NamJoon tenía la sensación de que esa corona no debía dejar al maniquí. Si le preguntaban el porqué, no podría explicarlo, así que mejor era obedecer a su corazonada.

—Bueno, si tú lo dices— Jimin se encogió de hombros y bajó del banquito.

—Al fin estamos listos, vámonos.

—NamJoon, Jimin, tengan cuidado y buena suerte — el señor Lee los esperaba junto a la carroza, con una canasta llena de Glicinias.

—¿En serio cree que sea necesario?—  Jimin preguntó al ver cómo el señor Lee los cubría con las flores, claro que en el forro de sus abrigos.

—Es mejor ser precavidos, muchacho— el señor Lee terminó de poner las flores hasta en la carroza. Porque sí, él aún tenía el trauma de la huida de la mansión.

—Tiene razón— Jimin subió a la carroza, y NamJoon subió al maniquí para que su novio lo cuidara.

Después subió a la parte delantera para poder manejar la carroza y se fueron, rumbo al taller, con la esperanza de que JungKook los atienda.

Hoseok seguía intentando abrir el portal dónde la brújula creada con el collar que le dio su hermano, apuntaba. Pero nada, todos sus esfuerzos eran en vano. La barrera de Glicinias parecía ser impenetrable.

 
—Maldita sea, mientras esté ahí dentro, no podré acercarme — Hoseok caminaba de un lado a otro en su tienda, la furia incrementando a cada paso.

 
—Tampoco me ha funcionado el ingresar a la dimensión del maniquí. Tae no está ahí, eso me tiene más preocupado. ¡A estas alturas ya debería estar atrapado en esa dimensión!— Hoseok lanzó un rugido furioso que sonó inhumano.

 
La necesidad de tener a Tae con él, de finalmente hacerlo suyo, estaba carcomiendo su ser. Había hecho tanto por obtenerlo, planeando hasta el mínimo detalle. Hasta se atrevió a engañar a su estúpido hermano y usarlo a su beneficio.

Pero justo al final, tenía que aparecer ese patético humano y arruinarlo todo. M

—Kim SeokJin, ¿Crees que puedes quedarte con mi preciada posesión?— el brujo dimensional se puso a buscar libros sobre hechizos antiguos — Te haré pagar el doble del sufrimiento que me causaste— vociferó mientras tomaba uno de los libros de su estante.

Se puso a hojear, buscando algún hechizo, algún encantamiento que cumpla con su deseo.

 
—Ya que mi hermanito se encargó de destrozarte el corazón — murmuró al encontrar la página exacta — me parece que éste es el mejor hechizo que pude encontrar — terminó soltando una risa tan profunda y malévola que resonó en todo el lugar.

Caminó hacia su caldero donde realizaba dichos hechizos, divisando la caja que su torpe hermano había dejado. Caja que contenía la esencia de SeokJin.

—Gracias al imbécil de mi hermano, tengo el ingrediente principal para este hechizo — sonrió tomando las cosas.

—No necesito que su corazón se encuentre acá, sólo necesito ésta esencia — murmuró sacándola de los objetos con un movimiento ágil de sus manos.

La sustancia de color rosa brillante salió de los objetos y lo vertió al caldero.

—El dolor que te hizo padecer mi hermano no es nada, porque él creó el lazo y lo cortó. Un lazo falso nunca igualará al verdadero. Con este hechizo podré encontrar al receptor de tu hilo rojo ¡Y lo cortaré delante de tus ojos!— carcajeó nuevamente al ver cómo la esencia de SeokJin comenzaba a hilar y tejer ese hilo rojo que todo humano poseía. Ese que te conectaba a tu amor verdadero, o cómo lo decían en otros lados, a tu pareja destinada.

—No puedo creer que el desgraciado me haya tomado tres veces en ese bosque y el maldito terminó todas las veces ¡dentro mío! — Protestó Yoongi furioso mientras tomaba una ducha y sentía cómo aún salía la semilla de ese cochero.

Para su fortuna, JungKook había salido hacia su taller y no lo vio llegar como borrego recién nacido.

Mientras tanto su mente luchaba por descubrir cómo ingresar a ese fuerte de Glicinias. Sabe que estando en su forma humana, esas flores no le hacen tanto daño. Más nunca había estado en un lugar con tal cantidad de esos estúpidos árboles.

No quedaba de otra, tenía que ingeniar algo para sacar a SeokJin de ese lugar. Quizás debía usar a JungKook nuevamente.

En ese momento sintió cómo unos brazos fuertes lo estampillaban a la pared de azulejos.

—No te di permiso que quitaras mi semilla de tu interior —  susurró el cochero Choi, mordiendo el lóbulo de la oreja de Yoongi.

—¡¿Hijo de Puta, qué haces acá?!— Yoongi intentó soltarse, no podía creer que estuvo tan perdido en sus pensamientos, que ni siquiera notó la presencia del humano. Que más parecía una bestia, que un humano en sí.

 
—¿No es obvio? Vengo a usarte, por supuesto — respondió lamiendo el cuello de Yoongi y empalándolo en un ágil movimiento, provocando un gemido ahogado en el más pequeño.

—E-eres un… idiota. Mi… marido— jadeó Yoongi mientras era embestido sin piedad, con las piernas elevadas y apenas apoyándose en la pared.

Mientras el cochero Choi lo tenía fuertemente sostenido de las caderas, para tener todo el control de sus brutales embestidas.

— El amo Kim, no vendrá. Y si viene, qué importa. Igual no te soltaré, que vea lo feliz que tú agujero es tratado. Lo bien que se come mi polla— gruñó totalmente excitado por los gemidos de su amo a quien nunca se imaginó podría tenerlo así, totalmente desnudo, gimiendo sin pudor y tan abierto para él.

Este maldito, no sales vivo de acá. Seré yo quien te use. Aprovecharé toda tu esencia, tu energía y así podré estar fuerte para tener a SeokJin— pensó malévolamente mientras disfrutaba de la manera salvaje en que el cochero lo tomaba.


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Holas, pixelitos de mi corazón!! 💜

Me extrañaron? Me recuerdan aún? 🥺

Después de tanto, al fin les traigo un nuevo capítulo!

Espero les guste y nos vemos en las siguientes historias!

(Porque sí, al fin volví)

Se me cuidan, las amito 💜

Bye bye ~

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