◍Diseño 19◍
Después de un largo viaje, al fin habían llegado a la mansión. Afortunadamente, la carrosa había pasado desapercibida para todos. Quizás porque tomaron un camino alterno, o porque la repentina lluvia tenía distraído a todos.
Fuera cual fuera la razón, SeokJin no podía estar más feliz, al fin recuperaría su preciada reliquia.
—Espérame acá, no tardaré mucho— le dijo SeokJin, dejando al señor Lee en lo que antes fue la recepción de la mansión.
Subió rápidamente las escaleras, y fue directo a dónde antes era su habitación. Al ingresar vio que todo estaba destrozado, no pude evitar verse a sí mismo lanzando todo a su paso, cegado por el dolor.
Se esforzó por lanzar lejos ese sentimiento, no quería distracciones ni sentirse abatido nuevamente.
Caminó directo hasta el lugar donde era su closet, un vez dentro, accionó un mecanismo que develó una puerta secreta bastante pequeña, debajo del lugar donde se colgaban sus camisas.
—Acá estás, lo siento por olvidarte— exclamó aliviado, al abrir el joyero, develando el hermoso pasador de cabello.
Lo acarició con ternura, lo cual provocó en él una ráfaga de imágenes que se colaron a su mente.
*¿Flashback?*
—No puedes pasar por la puerta, acá ingresan sólo los que pueden renacer.
—Pero ya pasé el ciclo en el Inframundo. ¿Por qué no puedo pasar al Supramundo?
—Tu alma está incompleta. Por lo tanto nunca podrás salir del Inframundo.
—No entiendo, eso no es posible.
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—¡No puedo creer que seas tú! Me siento honrado con su presencia.
—Soy yo quien debería agradecerte, moriste salvando a alguien muy importante para ti, pese a que perdiste la memoria.
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—Ah, entonces… ¿Sirvió que haya dado mi vida por él? Aunque me sigo sintiendo extraño, un poco triste por no recordarlo.
—Eres de mis mejores creaciones, no te contaminaste. Sigues tan perfecto como te creé.
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—No tenía idea que podía tener el alma incompleta. ¿Cómo pasó?
—Sellaste un vínculo de amor eterno.
*Fin de los ¿Flashbacks?*
SeokJin sacudió la cabeza, todo había pasado tan rápido, ni siquiera pudo reconocer a nadie. Sólo una frase seguía en su cabeza.
“Sellaste un vínculo de amor eterno”
—¿Qué significa eso?— SeokJin intentaba comprender lo que pasó.
¿Era un recuerdo? ¿Un sueño lúcido? O quizás era su demencia, que estaba ya llegando a lo absurdamente patético.
Salió de la habitación sintiéndose un poco mareado, bajó las escaleras con cuidado.
—¡Joven amo debemos irnos!— escuchó los gritos desesperados del señor Lee, retumbar en el silencio de la mansión.
Asustado, bajó rápidamente, prefiriendo ignorar lo vivido hace unos segundos.
—¿Qué pasa?— preguntó sintiéndose alterado de pronto, por ver al señor Lee blanco como un papel, como si hubiera visto un fantasma.
—Le digo en el camino, ¡Pero debemos irnos ahora!— lo jaló de la muñeca, histérico.
Ambos corrieron afuera, cerraron el portón principal y subieron a la carrosa, saliendo a toda la velocidad que los caballos podían trotar.
SeokJin no pudo preguntar qué pasó, porque vio tan nervioso al señor Lee, que prefirió no molestarlo hasta que se tranquilice un poco.
El señor Lee agradeció que su joven amo haya obedecido sin rechistar, porque no se sentía capaz de explicar lo que había visto en la parte trasera de la mansión.
Como la lluvia había cesado, el señor Lee prefirió salir y revisar su abandonado jardín, sus amados árboles que seguro estaban necesitados de atención.
Efectivamente, varias plantas estaban algo marchitas, pues no había llovido mucho esos días y si no hay nadie que les de su dosis de agua requerida, era más que predecible su estado actual.
Con pena, fue limpiando algunas malezas, quitando hojas secas. Hasta que llegó a la parte trasera de la mansión, allí había un solo árbol de Glicinias, el cual no se veía tan radiante como los de la nueva casa.
Pero sin dudas era la que en mejores condiciones se encontraba.
En ese momento, escuchó un sonido familiar. Pese a su edad, siempre estuvo orgulloso de tener una capacidad auditiva más desarrollada que el resto.
Al ver que, efectivamente a lo lejos, por el camino que daba a la puerta trasera –una empinada colina– se asomaba unos caballos negros.
En toda la ciudad sólo había una familia que usaba ese tipo de caballos, que más parecían unos de guerra.
Los Min.
El susto de que se encuentre con su joven amo lo hizo correr más rápido de lo que pensaba sus piernas podían lograr.
Dio media vuelta y mientras pasaba por un lado de la mansión, a su lado izquierdo, su vista periférica captó el momento en el que algo –o alguien– envuelto en una humareda oscura, apareció en lo que era, la puerta secundaria a la mansión.
No se iba a quedar para averiguar qué o quién era, el miedo en su sistema aumentó dramáticamente; logrando correr incluso más rápido que antes, en busca de su joven amo.
Debían salir de allí, antes de que esa cosa o el desgraciado de Min, los descubran.
Agradeció que hayan tomado la decisión de ingresar por la puerta principal, todo gracias a la pereza de su amo cuando le dijo que no le importaba que lo vean, él no quería caminar tanto para llegar a la puerta principal de la mansión.
Ahora estaba conduciendo la carrosa, sintiéndose histérico aún. SeokJin pareció haberse distraído en algo, y el señor Lee estaba deseando que no los hayan visto.
Después de todo era un anciano, y esa carrera ya le estaba pasando factura. Además que si eran atacados, él no podría hacer mucho para defender al joven amo. NamJoon sería más indicado para esa labor.
Hizo una nota mental, hablar de esto con NamJoon, de paso exponerle su teoría. Necesitaba alguien con su capacidad de raciocinio, para no sentirse solo en el mar de incertidumbre.
—Y… ¡Se acabó el tiempo!— Hoseok exclamó eufórico, al ver el último grano de arena, caer por el cuello del reloj —, Tae, dulzura. Voy por ti.
Activó su hechizo, para ingresar a la dimensión del maniquí, y ser guiado por su flamante brújula hecha con el trozo de alma de Tae, cortesía de su hermano.
En cuanto ingresó a la dimensión del maniquí, esperó que la luz proveniente de su brújula, apuntara a alguna dirección en específico. Para seguir el camino y llegar a su objetivo. Ya tenía un recipiente con él, una pequeña vasija donde capturaría el alma de Tae.
En cambio, la luz intensa de la brújula, nunca apuntó a ningún lado. Se quedó brillando en su lugar, sin moverse un solo milímetro.
Pronto la furia reinó su ser, salió de inmediato de esa dimensión, antes de ser absorbido por ésta.
—¡¿Pero qué carajos le pasa a esta porquería?!— exclamó furioso, con los ojos más rojos que nunca.
—¡Seguro que el malnacido de Suga no me dio el correcto!— lanzó colérico sus materiales de la mesa.
—No, no creo. Él no puede resistirse a devorar un alma, sólo ésa en especial es la que guardaba con recelo. Aunque el estúpido no recuerda la razón.
Ya más calmado, pudo aclarar sus pensamientos.
—Quizás, aún no ha sido absorbido por la dimensión del maniquí— musitó, observando fijamente su brújula.
Por pura curiosidad la activó, quizás funcionaria en el plano terrenal. No perdía nada intentando, le convenía encontrarlo allí; así no perdería ese hermoso cuerpo.
Al instante en que lo activó, la brújula señaló un punto en específico. Hoseok no pudo sentirse más emocionado, abrió portal tras portal, hasta llegar al lugar que apuntaba la brújula.
Llegó a una casa enorme, no pudo evitar ver a la derecha, pues sintió algo que no le gustó para nada. Efectivamente, allí había un árbol de Glicinias. Para su alivio, era sólo uno, así que si no se acercaba, no pasaría nada.
Cuando estuvo por seguir la dirección que apuntaba la brújula, sintió una presencia que para nada estaba feliz de sentirla.
—¿Se puede saber qué haces acá?— preguntó de manera despectiva, al recién llegado.
—Eso debería preguntar yo, ¿por qué vienes a esta mansión? Ni se te ocurra acechar lo que yo ya marqué como mío— Yoongi lo amenazó con los ojos igual de rojos que su hermano.
—Si con esa apariencia, pretendes intimidarme. Estás equivocado— le restó importancia, y cruzó la puerta. Gracias a su estar en su forma original, no necesita andar abriendo las estorbosas puertas.
Yoongi bufó furioso, pasar por las rejas de la puerta trasera, no había sido un problema, pues él tenía un cuerpo delgado y no era muy alto.
En cambio ahora, necesitaba una llave para ingresar, y no tenía tiempo de estar buscando una en alguna tonta maceta.
Su poca paciencia hizo que cambie a su forma original, después de todo se había alimentado muy bien de su esposo. Su cuerpo soportaría el cambio.
Pronto pasó a ser un cuerpo etéreo, como el de su hermano. Pero con el cabello tan negro como la noche misma cayendo sobre sus hombros, ojos rojos iguales a los de su hermano. Pero con el torso al descubierto, unas alas que en sus época de gloria, fueron asombrosamente grandes. En cambio ahora, no tenía ni la mitad de su tamaño. Y una cola negra que terminaba en forma de flecha.
Lastimosamente sus amados cuernos le habían sido arrebatados, además que los tatuajes –los cuales demostraban su poder– que recorrían su rostro y marcaban sus caderas, apenas eran visibles.
Pero al menos podía moverse, unas cuantas almas más y recuperaría su forma por completo. Si tan sólo comiera el corazón puro de SeokJin, ese que se había encargado de destrozar. Lo que le dio su hermano, no le había hecho nada, necesitaba arrebatar la capacidad de amar. Porque los corazones puros, tenían una increíble capacidad para ello. Al ser destrozados, incrementaba el poder en él. Era la fuerza que necesitaba para al fin estar ciento por ciento recuperado de ese cruel castigo.
Hoseok estaba siguiendo a la luz que le indicaba el camino, no quería ser descubierto por su hermano. No quería que se de cuenta que estaba usando ese trozo de alma de Tae, corría el riesgo de que recuerde algo.
La luz comenzó a ser intermitentemente, quizás estaba por encontrar lo buscado. Pero otra vez, fue interrumpido por su estúpido hermano. Guardando ágilmente la brújula entre sus ropajes.
—Qué deplorable te ves así, prefiero verte en tu forma humana— Hoseok se burló de su hermano, quien lo miraba con ojos rojos como la sangre.
—Deja de ser el bufón de la corte, y lárgate de mi vista— flotó en dirección a la parte superior de la casa.
Hoseok gruñó, por ahora lo dejaría ir, estuvo por seguir su camino, para ser nuevamente interrumpido.
—Te juro que si viniste por SeokJin te…
—¡Ya deja de joder la existencia!— Hoseok estalló furioso, ardiendo en llamas a las que él era inmune.
—Momento, tú sólo te pones así cuando algo le pasa a tu estúpido maniquí. No me digas que aún no lo recuperas— Suga estalló en risas, su hermano era un bufón después de todo, un estúpido bufón.
Hoseok ardió más en llamas como respuesta, acercándose amenazadoramente a su odioso hermano.
—No puedo creerlo, ¿entonces SeokJin te la hizo? — volvió a soltar profundas carcajadas.
—¡No me la hizo nada! ¡Sólo no necesito a mi maniquí aún!— rugió furioso.
—Si, claro. Por eso “no” estás aquí, siguiendo a mi hombre, por encontrar a tu estúpido maniquí que ni gracia tiene— atacó nuevamente, no esperó respuesta y prefirió ir a buscar lo que le interesaba.
Hoseok siguió maldiciendo, no tenía tiempo para estar discutiendo con el imbécil de su hermano.
Sacó nuevamente la brújula, pero ésta dejó de brillar.
—Debe estar cerca— pensó, y se puso a buscar por toda la casa.
Buscó y buscó, pero no pudo encontrar a Taehyung.
—¡No está!— se escuchó rugir en el segundo piso —, ¡Con razón todo huele a él! ¡Seguro estuvo aquí y se lo llevó!
Hoseok no pudo evitar escuchar esos gritos, al parecer ninguno pudo encontrar lo que buscaba ahí.
—La huella está fresca, quizá puedo rastrear aún por dónde se fue— escuchó a su hermano murmurar.
—¿En serio sólo sientes el alma de ese humano despreciable?— preguntó Hoseok antes de que su hermano atravesara la puerta.
—Obviamente siento otra, pero es de uno de sus lacayos. Y lo siento pero en lo que a mí compete, no me interesan los vejestorios. ¿Acaso no diferencias los rastros?... Ah, si. Sólo eres un mago coleccionista, si probaras un alma, podrías diferenciarlos— dijo lo último y se fue.
Hoseok lo vio irse, ni siquiera pudo retarlo. Estaba bastante confundido para hacerlo.
—¿Sólo estaba ese estúpido humano? ¿Entonces por qué la brújula me trajo hasta acá?
Algo no estaba bien, y eso comenzó a preocuparlo, irritarlo y asustarlo. Todo en partes iguales, aunque no aceptaría lo último. Él no podía tener miedo, él causaba miedo.
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Holas pixelitos de mi corazón! 💜
Acá les dejo la última parte de esta mini maratón! 😍✨✨
Una recompensa por demorar en las actualizaciones 👉🏻👈🏻
Merezco besitos, a que si 😏
Qué les pareció? 👀
Ya tienen más claro el panorama?
O aún están en la luna? 🙈
Espero les haya gustado 🥺😌
Cuídense mucho, las amito 🥰
Bye 💜
(3/3)
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