Un nuevo día había llegado, era sábado para ser exactos. Todos tenían el día libre por mandato de Seokjin, les juró que no saldría de la casa, así nadie debía preocuparse.

Los demás no pudieron refutar más, no se sentían listos para dejar solo a su joven amo. Pero la insistencia de Seokjin, los hizo ceder.

Mientras todos se preparaban para salir, silenciosamente quedaron en que se reunirían una vez estén fuera.

—Nosotros iremos a la ciudad, podemos traerle algo que desee— habló Namjoon ya listo para salir, de la mano de Jimin.

—Si no es mucha molestia, quisiera que busques alguien para curar a Voo, no creo que mi hermano sea el único artesano con esas capacidades— pidió Seokjin, con la amabilidad que le caracterizaba.

Aunque le habían dicho que esas heridas no eran un riesgo para su maniquí, no estaba demás ir buscando alguien que lo ayudara.

—Está bien, así lo haré. Si no quiere nada más, me despido— hizo una reverencia, seguido de Jimin.

—Por favor no salga de casa, y coma a sus horas. Le dejamos todo preparado en la cocina— expresó Jimin un poco angustiado.

—Ya les dije que no se preocupen por mi, estaré bien— les regaló una radiante sonrisa y todos salieron aún dudosos de dejar al joven amo a solas.

—¿No creen que esto es algo sospechoso? Nunca nos exigió que saliéramos todos al mismo tiempo—  se quejó la señora Woo, al estar ya fuera del radar de su joven amo.

—Quizás sólo quiere de algún modo, hacernos sentir más aliviados— opinó la señorita Khang, abrochando su gran abrigo. Su vientre ya comenzaba a notarse, le quedaban pocos días para seguir trabajando allí, su esposo no quería que en su estado hiciera mucho esfuerzo.

—Es su manera de decir que nos divirtamos un poco y dejemos de sentir miedo— el señor Lee apoyó el razonamiento de la señorita Khang.

—Igualmente no me siento cómodo dejándolo solo, hay cosas extrañas acá afuera. Cosas que por alguna razón persiguen a nuestro joven amo— Jimin no podía aceptar aún el comportamiento de Seokjin, sabía muy bien que no le gustaba estar solo. O quizás simplemente era su paranoia.

—También estoy preocupada, por eso. Yo seré la que vuelva más antes, como soy una persona mayor, él aceptará el hecho de que ya no puedo caminar mucho a mi edad. Iré al mercado, compraré algunos víveres y regreso— propuso la señora Park, ganándose sonrisas de satisfacción.

—Nosotros iremos por abono para las plantas, y un poco de madera que este viejo tonto necesita— la señora Woo señaló al señor Lee, quien bufó ofendido por el adjetivo— así que tampoco tardaremos tanto.

—En mi caso, sólo iré a casa para que mi esposo deje de andar tan preocupado. Así que tampoco creo que me lleve todo el día, aunque quizás tarde un poco más— la señorita Khang sonrió un poco apenada, pero nadie quiso opinar el porqué de su repentino comportamiento apenado.

—Nosotros iremos a la ciudad, a cumplir con el encargo del joven amo, pero también a revisar la tienda. Como parece que el joven amo volverá a diseñar, es mejor tener la tienda en buenas condiciones— explicó Namjoon.

Así todos quedaron en que regresarían lo más pronto posible, para no dejar tanto tiempo solo a Seokjin.

—Voo, estamos solos— dijo Seokjin en cuanto ingresó a su taller.

—¿Por qué me dices eso? ¿Acaso piensas aprovecharte de mi?— Taehyung observó incrédulo a Seokjin quien permanecía parado frente suyo, con las mejillas teñidas de un rosa suave.

—No me malinterpretes, ni siquiera sé porqué me siento nervioso. Soy un tonto— Seokjin se tapó la cara, tratando de calmar sus emociones que no le encontraba sentido al porqué de su estado actual.

Sólo tenía unas inmensas ganas de salir corriendo, o de abrazar al maniquí frente suyo, o gritar a los vientos lo emocionado que se sentía. Era extraño para él, sentirse como un niño con la casa sola dónde podía hacer todas las travesuras que podría y quería.

— Que tierna reacción, pero me haces pensar aún peor. ¿En serio eres un pervertido? Espero que no seas como los anteriores dueños que tuve, eso sí me asustaría y me decepcionaría. Porque me pareces alguien muy especial, extraño, pero lindo; cuando sonríes me haces sentir vivo y eso ... me asusta un poco la verdad— Taehyung estaba analizando al joven que ahora tenía las orejas al rojo vivo.

En ese momento le nació el impulso de querer tocar a Seokjin, se veía muy adorable pese a que seguía sospechando de ese sonrojo repentino.

—¿Por qué estoy nervioso?— Seokjin seguía hablando con sus manos tapando su rostro —no creas que estoy pensando cosas sucias.

—¿Acaso también puedes escucharme? No creo, eso sería demasiado.

—¡Estoy emocionado porque al fin podré inspeccionar este lugar!— al fin liberó su rostro y levantó las manos en señal de estar realmente emocionado.

—Quería quedarme a solas porque no me siento cómodo con tantos ojos sobre mi, ya sé que deben pensar que estoy loco por hablarte así, como si fueras una persona normal. Ayer noté que Jiminie escapó después de que me vio acariciarte. Por eso... preferí tener un día entero contigo, sin miradas que me juzguen. ¿Hice mal?— Seokjin al fin levantó la mirada, observando fijamente a esos ojos color zafiro. Con un gesto que pedía una respuesta.

—¿Era eso? Y yo pensando que te querías aprovechar de mi, eso me deja a mí como un pervertido— bufó enojado, por haber pensado tan mal —Eres alguien muy extraño, demasiado puro de corazón. No creo que merezca que me trates como a tu igual... No me mires así, ¡Me haces sentir nervioso!— Taehyung estuvo a punto de mover los ojos, pero recordó que ya podía controlarlos y eso espantaría al joven que lo veía como la cosa más preciosa del universo.

—¡Si me sigues mirando así, me va a dar el patatus, mi corazón siento que está galopando a toda potencia!— Taehyung no podía controlar el torbellino de emociones que la mirada intensa de Seokjin le estaba dando.

Fue peor cuando acortó la distancia, y se puso a acariciar sus mejillas.

—¿Voo? Tienes las mejillas rosas, no recuerdo que las tuvieras así. ¿Habré enloquecido realmente?— Seokjin seguía acariciando las mejillas y estas se ponían más rosas.

—¡E-es tu culpa! Te acercas tanto, puedo sentir el tacto tan gentil de tu piel, el choque de tu respiración contra la mía. ¡Tú eres el que me va a volver loco! ¡Eres muy intenso!— Taehyung era un manojo de nervios, y Seokjin no ayudaba porque ahora lo veía más y más ilusionado.

—Si realmente he enloquecido, creo que no es tan malo, ahora te veo incluso más hermoso. ¿Eres de este mundo? Te ves tan irreal, me dan ganas de...— Seokjin se acercó más, ambos corazones latían a una velocidad increíble. Uno nervioso por predecir lo que haría el contrario, y el otro perdido en la belleza del más bajo —No, no. ¿Qué me pasa? Ja ja ja ja ja— Seokjin se hizo a un lado rápidamente, tratando de controlar su loco corazón.

—¡Estúpido! ¡¿Me hiciste antojar tus labios de cereza?! ¡Te odio!— Taehyung se sentía tan decepcionado, por un momento había anhelado sentir esos labios sobre los suyos, se veían tan suaves, una tentación para cualquiera, pensó.

Pero ahí estaba, siendo rechazado y sin haber hecho nada.

—Mejor salgamos a pasear por el jardín, como dije. Quiero tener este día sólo para los dos y disculpa mi actitud anterior. No volverá a pasar— sonrió cálidamente y con cuidado tomó al maniquí de la cintura, para sacarlo de su taller.

—Yo quería que se repita— protestó mientras era cargado —Me desconozco, no debería desear eso. Soy un maniquí, un estúpido maniquí, debo mentalizarme que las experiencias humanas están prohibidas para mi— Taehyung se puso triste, porque la realidad lo había golpeado y sin aviso.

Ni siquiera sabia cómo romper su hechizo, y aunque el día de ayer le había dado la corazonada de que Seokjin podría ayudarlo con eso. Ahora no estaba seguro, es más, estaba perdiendo las esperanzas con más rapidez del que quisiera aceptar.

Seokjin colocó a su maniquí sobre un carrito que el señor Lee usaba para transportar sus herramientas. Le pareció perfecto para pasear con Tae.

—Listo, así no te pasará nada— dijo después de asegurar a Tae con unas sogas —lo siento si es un poco incómodo, pero es el único modo que se me ocurrió para que no cayeras de este carrito. El suelo no es muy fino y habrán turbulencias, así que sujétate— le guiñó el ojo y se fue atrás para empujar el carrito.

—-Tonto, ¿Cómo crees que podría sujetarme?— Tae en lugar de enojarse, se puso a reír por cada ocurrencia de Seokjin.

El paseo por esas tierras comenzó, y Tae sentía que a cada segundo de estar con Seokjin, su tristeza se iba.

El viento soplaba, y Jin aprovechaba correr en esa dirección, persiguiendo a cada hoja o pétalo que caía de los árboles.

—Un niño, eso es lo que es— Taehyung sonreía complacido por ver a Seokjin tan feliz.

—¡Voo, mira! ... ¡Una mariposa!— apuntó hacia la mariposa que revoloteaba por uno de los árboles.

Seokjin se acercó y estiró el dedo, pidiendo a la mariposa que se pose en su mano.

—Mariposita ven, no te haré daño. Sólo quiero presentarte a alguien. Vamos no tengas miedo— rogó a la mariposa con la voz más tierna que pudo hacer.

—¡Que tierno maldición!— Taehyung sentía que se derretía al ver otra actitud tan tierna de Seokjin.

—Mariposita, te presento a Voo, eres del color de sus ojos. ¡¿No te parece asombroso?! Ambos son seres únicos y bellos— dijo Seokjin al acercar la mariposa hacia Taehyung para que lo vea más de cerca.

—¿Me estás comparando con esta cosa? ¿Acaso no ves que sus ojos son horribles? Además él quiere comerte, por eso se acercó a ti. Las mariposas no son lindas, sólo en el exterior y de lejitos— protestó Tae al tener tan cerca a la mariposa.

El insecto lo vio a los ojos y Tae le lanzó la mirada más horrible que pudo, la mariposa salió volando despavorida.

—Por meterte con mi hom... digo, por meterme conmigo— se rectificó al notar lo que estuvo a punto de decir.

—Oh, se fue. Quizás se cansó de mi. Todos se cansan de mi en algún momento— dijo Seokjin con un atisbo de tristeza en su mirada, sacudiendo su cabeza rápidamente para no tener pensamientos negativos.

—¿Quién podría cansarse de ti? Eres increíble, dije que eres raro, pero no lo dije con malas intenciones. A mí me gusta lo raro— Taehyung vio cómo Seokjin se fue a una de las Glicinias y abrazó el árbol.

—Definitivamente no me cansaría de verte— Taehyung sonrió nuevamente, sintiendo su pecho cálido.

Pasar el día con él, realmente estaba haciendo estragos con su corazón. Seokjin era alguien tan puro, tan increíble que nunca creyó conocer a alguien así. Al menos no en su estado actual.

—Al fin llegó el día, Taehyung hoy quedarás atrapado en la dimensión del maniquí y estaré allí para llevarte conmigo— Hoseok sonría victorioso, mientras hacía su ritual para abrir la dimensión del maniquí de Taehyung.

Agarró uno de sus collares y colocó el trozo de alma que su hermano le había dado.

—Con esto tengo la brújula ideal para encontrarte— murmuró al momento de colocarlo nuevamente en su cuello.

Pese a que era un brujo dimensional, si no tenía una guía, podría perderse fácilmente en dimensiones que no tienen la regla general de un plano xyz, como la del maniquí. Era una dimensión amorfa, sin leyes de la gravedad que lo afecten. Un lugar realmente difícil para moverse libremente.

Por eso Hoseok estaba preparado con la brújula que hizo con el trozo de alma que tenía.

—¿A dónde vas? Es fin de semana— Jungkook detuvo a Yoongi del brazo, quería disfrutar el día con su esposo.

—Tengo cosas que hacer, vuelvo a la tarde— Yoongi se hizo soltar, de manera un poco brusca. No tenía porqué avisarle que ese día ingresaría a la mansión de Seokjin, aunque por la fuerza.

—¿Por qué cambiaste de actitud? Me tratas tan fríamente ahora, ¿Ya no me amas?— Jungkook expuso su queja, aquella que llevaba días queriendo decirla, más no lo hizo por miedo.

Sin embargo, no podía aguantarlo más.

—Mi amor, no pienses cosas tontas. Sabes que te amo, sólo que no me gusta tu modo de controlarme. Soy un alma libre, quiero mi propio espacio. ¿De acuerdo? Nos vemos— Yoongi le dio un beso fogoso para despedirse, degustando de esos labios finos.

El beso fue tan excitante, que Jungkook se quedó jadeando. Sintiendo la inmensa necesidad de follar a su esposo. Lo tomó de la cintura sin dejarlo avanzar.

—Te dejaré salir, sólo su me dejas joderte en este momento— le habló con esa voz profunda, cargada de deseo.

—¿Así que andas urgido?— le sonrió sensualmente —está bien, hazme tuyo, pero quiero que sea en el jardín.

—¿Qué? ¡Ahí están los sirvientes!— Jungkook se puso rojo ante el pedido de su loco esposo.

—¿No quieres? Yo estoy disponible, pero si es en el jardín, sobre la mesa de té— le sonrió coqueto —si no quieres, está bien. Me iré— se dio la vuelta y comenzó a caminar.

Por alguna razón a Jungkook se le vino el recuerdo de las veces que Yoongi se quejaba que Jin no lo cogía como él quería, y que por eso lo buscó. Ahora tenía miedo que tantas salidas a la calle, fuera porque estaba buscando a alguien que lo satisfaga. Sabía que su esposo era muy libidinoso, pero no creyó que tuviera tantos fetiches extraños.

—¡Espera! Está bien, vamos al jardín— Jungkook corrió y cargó a Yoongi en sus brazos.

—Eres tan fácil de manipular. Creo que comerme tu corazón y tu alma, será más sencillo que de tu hermano— pensó Yoongi complacido.

Porque esto era parte de su plan, hacer que otras personas hablen mal de uno, era lo que causaba que el alma comience a contaminarse. Para luego, romperse de a poco y en ese momento él podría devorarlo.

Seokjin y Taehyung pasaron toda la mañana entre juegos con las flores, con las golondrinas y hasta con mariposas. Fue un experiencia increíble, una sensación muy sanadora para ambos.

En medio de su caminata por el bosque de Glicinias, encontraron una pequeña casita.

—No había visto esto antes— Seokjin se acercó a la puerta, el lugar estaba casi en los límites del terreno, justo en medio de los árboles de Glicinias.

—Se ve que no terminaron de remodelar— Seokjin vio que el techo tenía unas tablas rotas, y en la entrada se notaba el barandal bastante dañado.

—Creo que también fue hecho en la misma época que la casa central— Seokjin ingresó forzando un poco la puerta.

Esta se abrió, mostrando un lugar lleno de artefactos amontonados. Todo muy desordenado, al lado derecho se encontraban herramientas de jardinería.

—Parece que este es el depósito del señor Lee— dedujo por las herramientas.

Antes de seguir avanzando, regresó por Taehyung.

—Creí que ya me estabas olvidando—  se quejó mientras era levantado de la cintura.

—Creo que desde ahora, no quiero ser cargado por el gorila otra vez. Tú eres más cuidadoso, tu tacto se siente demasiado bien— Taehyung estaba en su nube de sensaciones placenteras. Por lo visto este día iba mejor cada vez.

Seokjin lo dejó en el único espacio decente, el pasillo del pequeño lugar.

—Que lugar más horrible ¿Por qué me traes acá?— Taehyung veía gracias a los rayos del sol, el desorden inmenso, un montón de cosas sobre otras. El polvo reinando en el lugar.

—Parece un depósito, pero no recuerdo tener estas cosas— SeokJin fue curioseando, levantando los artefactos que se veían bastante antiguos.

—Prefiero gastar mi día, viendo lo hermoso de este lugar. No viendo estas cosas viejas.

—¿Qué será esto?— Seokjin levantó una cajita de madera, en un extremo tenía una especie de soga, que al jalarlo, la tapa de enfrente saltó de improviso y Seokjin dio un brinco del susto.

—Jajajajaja, eso te pasa por curioso— Taehyung estaba que moría de risa, Seokjin se veía tan gracioso asustado y con las orejas rojas por la vergüenza.

Pese al susto que se llevó, Seokjin siguió curioseando. Después de todo era un fanático de las reliquias y ese lugar parecía el paraíso. Había un montón de vasijas, adornos peculiares, sillas con tallados increíbles; incluso había pinturas. Unos bellos retratos. Aunque algunos de ellos estaban rotos.

—Qué desperdicio, esta pintura se veía extraordinaria. ¿Por qué lo rompieron? No se puede ver quién lo hizo— Seokjin intentaba juntar los trozos de tela, pero parecía faltarle pedazos.

—Ya deja de olfatear cosas viejas, ni que fueras un lobo— Taehyung bufó, estaba aburrido. El quería seguir gozando de la atención que Seokjin le daba, en cambio ahora, parecía que esas cosas empolvadas eran más interesantes que él.

Seokjin seguía sumergido en el desorden, pues al fondo de todo, encontró una gran caja que parecía estar sellada con clavos. Buscó algo con qué lograr abrir lo que parecía ser la tapa. Con ayuda de una pequeña hacha, logró abrir su cometido.

—Parece que alguien no quería que esto se abriera, o se dañará. Lo siento desconocido, pero quiero saber qué hay dentro— Seokjin se disculpó mientras destrozaba la tapa para poder ver el interior.

—Te disculpas y luego sigues dándole de hachazos a la pobre caja, no tienes remedio— Taehyung pese a estar aburrido, le halló gracia a la manera tan curiosa de ser de Seokjin.

Después de su ardua labor con lograr desprender la tapa, esa gran caja dejó ver su interior.

Dentro habían un montón de pergaminos, y en el fondo algo grande, tapado con una tela.

—¡Woo, mira Voo!— Seokjin agitó la mano lleno de emoción, para darse cuenta que su maniquí no podía verlo.

—Estás tonto querido, jajajaja— Taehyung disfrutaba de todas las metidas de pata que Seokjin tenía, tratarlo como a un igual le salía tan natural, que no notaba cuando pasaban cosas que estaban fuera de su alcance. Como en este momento.

—Lo siento Voo, me distraje tanto con las cosas que no me di cuenta que te dejé tan lejos— con cuidado, levantó a Tae y lo llevó más cerca, hasta el lugarcito frente a la caja, que había logrado hacer.

—Listo, acá podrás ver conmigo lo que estoy revisando— Seokjin sonrió y Taehyung sintió nuevamente derretirse. Esa sonrisa se había convertido sin lugar a dudas, en una de sus cosas favoritas.

Taehyung no lo aceptaba aún, pero un sentimiento muy fuerte crecía dentro de él.

—Mira, encontré estos pergaminos— le mostró uno de los muchos que habían en el interior.

Seokjin se puso a leer y se dio cuenta que era un poema.

—Creo que te va a gustar, te lo leeré.

»Tus ojos son como dos zafiros,

tan transparentes, tan puros,

que puedo percibir de tu alma el inmenso amor.

Tus labios contienen el elíxir,

que sin ellos no puedo existir,

soy adicto a ellos, porque me llevan al paraíso.

Tu piel dorada y radiante,

contiene el fulgor del sol y es tan fragante,

es el refugio de mi alma.

Eres todo lo que necesito,

eres más que perfecto,

el amor que siento por ti es eterno.

Por siempre tuyo J.

Taehyung fue transportado al preciso momento en que esas letras fueron cantadas para él.

*Flashback*

—Sé que no es mucho, pero es el regalo que hice por nuestro primer aniversario.

—¿Cómo que no es mucho? Es el tesoro más valioso del universo, porque son tus sentimientos y lo mejor de todo, es que soy el dueño de ellos— se acercó y le dio un tierno beso en los labios.

—No entiendo cómo es que haces que te ame más, eres tan especial y maravilloso. Te amo mi Tete.

—Yo te amo más mi Jwan— subió los brazos alrededor del cuello del contrario y volvió a besarlo.

—Ahora es mi turno, este es mi regalo para ti— le extendió una pintura.

—¡¿C-cómo lo hiciste?! ¡Es maravillosa!— recibió la pintura con emoción.

—Ya que amas a las Glicinias igual que yo, y también me amas a mí. Se me ocurrió hacer un autorretrato, con las Glicinias de fondo. Me costó mirarme al reflejo durante horas jajaja.

—¡Es increíble! Deberías pintar más seguido, tienes el don. Será mi nuevo tesoro.

*Fin del flashback*

—Vaya, parece que este poema es muy personal. Se nota el amor y devoción— Seokjin admiró los bellos versos, que no pudo evitar comparar a su bello maniquí con la persona descrita en el pergamino. Quizás por el color de ojos, que eran idénticos.

—No, no puedo creerlo. Acabo de recordar algo más, pero no pude ver su rostro. ¿Jwan? ¿Ese es un nombre?

Seokjin dejó el pergamino en el suelo y siguió curioseando los demás objetos. Hasta que al fin logró sacar lo que parecía ser una pintura.

Con cuidado lo puso frente al maniquí, lo desenvolvió de la tela que lo cubría. Revelando una imagen que lo dejó sin palabras.

—¿Voo? Este retrato es idéntico a ti, a excepción por el color de piel— le mostró el retrato a Taehyung quien quedó en shock al ver la pintura.

—¡Es la pintura de mis recuerdos!— su corazón comenzó a doler, un dolor insoportable.

—¿Eras un príncipe? Estás vestido con un hanbok de la realeza— Seokjin veía la pintura con detenimiento, analizando cada detalle. Aún no podía entender que fuera tan idéntico a su maniquí.

—Quizás hicieron el maniquí en honor a este príncipe— pensó Seokjin mirando fijamente a la pintura, y a su maniquí —hay una inscripción en la aparte de abajo "Por siempre tuyo, Tete"... ¿Será el que hizo la pintura?

En ese momento, algo en la esta llamó su atención.

—Ese pasador de cabello, lo reconozco. Mi abuelo me lo regaló antes de morir, quizás no es tan igual. Pero se parecen demasiado— Seokjin señaló al adorno que el retrato de la pintura llevaba en el cabello. Un pasador de plata con unas Glicinias hermosas colgando de un lado.

—¿Qué? ¿Lo dices en serio? ¡No puede ser, tendría más de un siglo!— Taehyung hacía el intento por recordar más sobre ese pasador, o algo que le ayude a comprender el porqué ese joven tendría algo suyo.

—Mi abuelo dijo que era una reliquia familiar, que debíamos guardarlo siempre... ¡Momento! ¡Creo que esa caja en la que me lo dio, se quedó en la mansión! ¿Cómo pude ser tan despistado? ¡Tengo que ir a recuperarlo!— dejó la pintura en el suelo y tomó a su maniquí de la cintura.

La conmoción en Taehyung era tanta, que comenzó a llorar. Lágrimas caían sin parar, rodando por su gélidas mejillas.

Seokjin estaba tan apresurado con llevar a Taehyung a su taller, que no se percató de las lágrimas que brotaban de este.

Seokjin sólo quería ir a recuperar aquello que había olvidado, aquello que le dijeron era muy valioso y la razón por la que le comenzaron a gustar las antigüedades.

Olvidando por completo, la promesa de no salir de casa.

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Holas pixelitos de mi corazón! 💜
Al fin les traigo un nuevo capítulo! 🎉🎉

En recompensa a la demora, les traigo un capítulo más largo que el habitual 😏😏

Espero le guste 🙈

Y que también tengan más argumentos para solidificar sus teorías 👀😏

(O quizás están más enredadas xD)

Cuídense mucho, las amito 🥰
Bye 💜

Pdt. Disculpen los posibles errores, no alcancé a realizar la segunda revisión. Estoy en carretera y acá la señal es horrible!