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◍ Diseño 14 ◍

*Flashback*

Mi amor, ¿Qué tienes?

¿Disculpa? ¿Acaso nos conocemos?

¡¿Qué?! Estás jugando, ¿verdad? … Si es por lo que dije el otro día, lo siento. No quise decir eso, yo te amo y no dejaría de hacerlo nunca.

Disculpe, esto es incómodo pero… creo que se confundió de persona. Es la primera vez que lo veo.

*Fin del Flashback*

¿Qué fue eso?... Me siento muy triste... ¿Estoy recordando cosas?... Mi vida pasada, eso debe ser. Creo que estar con este joven me está ayudando a recobrar la memoria— Taehyung veía cómo Seokjin dormía plácidamente en la pequeña cama del taller.

¿Qué estarás soñando?— Taehyung se sentía más curioso por ese humano tan singular, era increíble lo bondadoso y caballeroso que era.

Sumando que en momentos se veía como un niño grande cuando lo veía hacer pucheros, totalmente concentrado en lo que hacía.

Aunque tenía que admitir que no era bueno haciendo cosas con las manos, porque la corona de flores que le hizo se veía toda chueca y para nada tenía la forma de una corona. Pero no le importó, era la primera vez que alguien le hacía un regalo de ese tipo. Por ello lo amó, la intención es la que cuenta decían, y estaba comprobándolo ese día.

Extrañamente ese joven de labios como una cereza, era increíble al elaborar prendas. Sin duda la túnica que vestía ahora era la mejor que había tenido. Aunque, claro tampoco es como que haya tenido varias en todos esos años. Solamente vistió la que fue reemplazada por esta nueva. Aún así, sabía que era la mejor sin dudas.

En ese momento los rayos del sol se colaron por la pequeña ventana.

Maldición, quería seguir despierto para poder ver más y saber más de este extraño joven que olvidé su nombre— Taehyung se lamentaba mientras esperaba quedar inconsciente.

Más eso no ocurría, los minutos pasaban pero él seguía despierto.

¿Qué está pasando? ¿Ahora puedo estar más tiempo lúcido? … Esto sí que es extraño— Taehyung no podía parpadear, pero juraba que en ese momento estaría parpadeando como loco, por querer comprobar si realmente estaba despierto o era otro de esos sueños o recuerdos extraños.

En ese momento, Seokjin se levantó, estirando los brazos y tallando sus ojos. Tenía el rostro hinchado, los cabellos negros revueltos y un poco de baba seca en la comisura de los labios.

Cualquiera que lo viera pensaría que se ve horrible al despertar, en cambio para Tae, parecía más y más irreal verlo así, pensar que se ve incluso más bello y varonil que nunca.

El joven se desplazó perezosamente por el lugar hacia el lado derecho, rascando su pecho, par luego darle un golpe a uno de los cojines, con otro cojín que tomó de la cama y desapareció a través de esa puerta que seguro era el cuarto de baño.

Bien, eso sí fue extraño y tierno a la vez. ¿Por qué golpeaste al pobre cojín?— Taehyung estaba riendo por la ocurrencia del somnoliento hombre.

Inevitablemente volvió a sentir esa calidez en su pecho, pues hace mucho que no reía por algo. Normalmente se ponía a discutir con el brujo de pacotilla y terminaba llorando, maldiciendo su destino.

En cambio ahora, estaba deseando que ese joven vuelva a aparecer en su campo de visión y que siga sorprendiéndolo con cada acto tan único digno de él.

Después de unos minutos, un más despierto Seokjin salió del cuarto de baño. Ya aseado debidamente, aún vistiendo su pijama de seda color beige.

—Buenos días Voo, ¿Quieres desayunar conmigo en el jardín?— se acercó con una gran sonrisa, acariciando el rostro frío del maniquí.

B-buenos días… sí, sí quiero— respondió Tae, sintiéndose tímido de repente ante ese acto y la mirada tan intensa que estaba recibiendo de esos ojos negros que volvía a jurar podía ver las estrellas en ellos.

—¿Sí? Eso pensé, voy a cambiarme y regreso por ti— se despidió con un beso volador y salió del taller rumbo a su habitación que por el momento parecía estar de adorno, pues pasaba más tiempo en el taller que en otro lugar.

Taehyung sintió su corazón galopar a toda velocidad después de ver el beso volador y el guiño del hombre.

¿Qué me pasa? De seguro eres un casanova, debes tener a todo el mundo a tus pies, eres tan dulce y coqueto que de seguro nadie se te resiste— bufó sintiéndose furioso de repente.

¿Qué estoy pensado? ¿Que tengo una oportunidad con él? ¡Ni siquiera puedo moverme o hablar! — Taehyung se sentía frustrado, no se dio cuenta que esos sentimientos hacia Seokjin crecían cada segundo en el fondo de su ser.

Seokjin ya listo para comenzar el nuevo día, se fue directo a la cocina para avisar que quería desayunar en el jardín y si era posible en el nuevo lugar que le pidió a Namjoon que construyera.

Al ingresar notó que la señora Woo no estaba, con una sonrisa grande en el rostro y mirada amenazante, ingresó sigilosamente para buscar el tarro de las galletas. Era su oportunidad y no podía desaprovecharla.

Revisó el gran espacio a toda prisa, notando que el tarro estaba en el estante del fondo, ese que se encontraba al lado de las estufas. Con cuidado abrió las puertas y se estiró un poco pues el frasco estaba en la repisa más alta, seguro Namjoon había ayudado a la señora Woo para esconder las galletas.

Ágilmente tomó el frasco y sacó cinco galletas, lo cerró y colocó de regreso a su lugar. En ese momento escuchó unas pisadas, rápidamente cerró el estante y se fue al otro extremo de la cocina, saliendo por la otra puerta.

Seokjin se sintió tan pero tan emocionado de no haber sido descubierto, que infló el pecho de orgullo. Se notaba que no había perdido el toque.

Con todo el disimulo posible ingresó por la puerta principal, como si recién estuviera apareciendo en la cocina.

—Buenos días señora Woo— saludó con una reverencia.

—Buenos días joven amo, ¿quiere desayunar? Ya tengo casi todo listo— la señora Woo se limpió las manos en la servilleta y dio la vuelta para responder el saludo con una reverencia y una gran sonrisa.

—Quiero desayunar en el jardín, si fuera tan amable de avisar a los demás, por si también quieren desayunar conmigo— respondió tomando la charola para colocar las tazas y la tetera.

—No se preocupe, nosotros lo haremos— la señora Woo no permitió que el joven amo siguiera haciendo su trabajo.

—Pero sabe que me gusta ayudar— puchereó por ser empujado lejos de la charola.

—Y usted sabe que mientras esté viva, quiero consentirlo— respondió la señora con una sonrisa de arrugas.

Seokjin no pudo evitar abrazar a la mayor, agradeciendo sus cuidados. Pues para él, desde niño, la señora Woo era como su madre. Era a quien la veía así y no a la biológica que nunca se había preocupado por él.

—¿De qué me perdí? ¿Es hora de los abrazos?— el señor Lee interrumpió la tierna escena, ingresando a la cocina con un ramo de flores para colocarlas en los floreros.

—No, viejo tonto— respondió la señora Woo, dándole la espalda para regresar a lo suyo.

—Si quiere le puedo dar uno— intervino Seokjin, abriendo los brazos camino al anciano.

—Esa vieja tonta me va a molestar por el resto de mi vida si digo que sí— se defendió, aunque la verdad era que sí quería un abrazo del menor.

—No se ponga arisco, venga para acá. Sabe que en esta casa no importa las apariencias, todos somos como queremos ser— Seokjin corrió y atrapó al anciano en un fuerte abrazo que el mayor agradeció en el fondo, pero respondió arisco en el exterior.

—Ya, ya… quería avisarle que terminamos el refugio bajo el árbol más grande de Glicinias que encontramos. Le encantará, creamos una especie de plaza, porque pusimos un armazón para que las flores se mantengan en un mismo lugar y aparenten ser el techo. También colocamos unas cuantas bancas y obviamente, más a un costado hicimos el refugio que pidió para que no le moleste si llueve o nieva cuando usted quiera disfrutar del exterior— explicó el señor Lee, apartándose del abrazo.

—¡Muchas gracias!— Seokjin no le importó y volvió a abrazar al anciano, elevándolo lo más alto que podía.

—¡Mi ciática!— se quejó el anciano, para que lo liberara de ese abrazo de oso.

—Viejo aguafiestas— protestó la señora Woo, riendo por las caras que puso el anciano y la sonrisa brillante de Seokjin.

—Bien, entonces desayunaremos ahí. Voy por Namu para que me ayude a llevar a Voo también— se despidió de los mayores rumbo a buscar al moreno.

Otra vez no— se quejó Taehyung al ser cargado por ese hombre moreno nuevamente.

No le gustaba la sensación de que todo su alrededor se movía, más no pudo seguir quejándose al ver a Seokjin nuevamente en su campo de visión, con esa típica sonrisa que levantaba sus pómulos y marcaba pequeños hoyuelos sobre la comisura de sus labios.

Taehyung sintió que esa sonrisa derretía su interior, además que esas mejillas tan rellenitas al momento de sonreír, le hacían recuerdo a algún panecillo, pues se veía muy suavecito.

—¡Es momento de desayunar! Al fin estamos todos juntos— dijo Seokjin en cuanto llegaron al mágico lugar que había pedido construir.

Este lugar estaba algo lejos de la casa principal, para ser más precisos, se encontraba en el medio del bosque de Glicinias del lado norte. El lugar era perfecto pues allí se encontraba el árbol más grande de Glicinias, donde con ayuda de los demás lograron colocar las mesitas, formando una más grande para que todos entraran en ella.

Seokjin se encontraba en la cabecera, con el maniquí a su lado izquierdo. Los demás estaban dispersos por todo el lugar, admirando la mágica escena que les proporcionaba el brillo del sol que se colaba a través de las ramas del gran árbol.

Todos estaban tan distraídos en sus asuntos, que nuevamente nadie notó que ese brillo del cual disfrutaban, no era provocado por el sol, sino que era causado por el propio árbol de Glicinias que estaba brillando más intensamente.

Woah, es mucha gente. Todos se llevan muy bien, en sus miradas detecto lo mucho que aprecian a este joven. Seokjin, que lindo nombre— Taehyung al fin escuchó cuál era el nombre del peculiar y apuesto joven que estaba haciendo estragos con su estabilidad emocional.

Siento que conozco estas flores. Este árbol, me parece tan familiar— Taehyung suspiró, sintiendo una nostalgia que no comprendía del todo, pero lo hacía sentir cálido.

Todos los sirvientes se habían retirado, llevando de regreso todo lo utilizado, dejando tal como estaba el precioso lugar.

—Mira Voo, pedí que construyeran este lugar para disfrutarlo contigo— Seokjin tomó la mano del maniquí y la subió un poco para que pudiera tocar una de las flores que colgaban del gran árbol.

Taehyung sintió un escalofríos en cuanto tocó la flor.

¿Qué?... Puedo... ¡Puedo sentir!— Taehyung estaba tan emocionado y confuso, sus dedos fríos podían sentir la suavidad de la flor.

Eso realmente era algo nuevo, lo dejó sin palabras, sólo disfrutando del tacto.

Voo, eres tan bello, junto a estas flores te ves más etéreo. No sabes cuánto deseo que fueras real, poder tomar tu mano y caminar juntos. Trepar a este árbol y admirar la belleza de ambos. No sé porqué, pero a tu lado me siento en paz, me siento mucho mejor y más libre. Me siento con vida y capaz de luchar contra el mundo— Seokjin acariciaba con parsimonia la mejilla gélida de Taehyung.

Tu tacto es tan gentil, ¿por qué puedo sentirte? … ¿Por qué me tratas como si no fuera un objeto?... ¿Será que eres el indicado para romper mi hechizo?... No sabes cuánto deseo que así sea y poder responder todas las palabras tan lindas que me dices— Taehyung se perdió en esa mirada oscura.

Ojos negros y ojos zafiro, absortos en el otro, pidiendo por ser más que sólo un humano y un maniquí. Uno rogando por sentir un amor verdadero y el otro rogando porque todo lo que sentía fuera real.

—¿Qué está pasando? Hoy tampoco había nadie en esa mansión y esta tienda parece que no la han abierto en meses— Yoongi miraba furioso la puerta empolvada del lugar donde Seokjin vendía sus trajes.

—Kim Atelier— leyó las letras sintiendo más impotencia al percatarse de una nota que decía:

«Kim Atelier

A toda nuestra clientela, esperamos tengan un buen día. Lamentamos informar que cerraremos temporalmente, pues el dueño ha salido a un viaje extenso, en busca de nuevos materiales y más inspiración para elaborar nuevos diseños.

No se preocupen, este no es un adiós, es un hasta pronto. Esperen por los nuevos diseños que sin duda serán mucho más alucinantes que los anteriores.

Atte. Kim»

¿Así que realmente viajaste?... ¿Acaso piensas que te creo? Seguro quedaste devastado por lo que te hice y tus lacayos pusieron esto para no alterar el gallinero— Yoongi murmuraba analizando cada frase de ese papel pegado en una de las ventanas.

—Seguro se están escondiendo en esa mansión, hacer parecer que no hay nadie. Pero están ahí dentro, como ratas en su ratonera. Pues qué creen, soy un cazador y los hallaré. Seokjin no te me vas a escapar— sentenció firme y se fue del lugar, decido a ingresar a la mansión aunque a la fuerza.

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Holas pixelitos de mi corazón 💜 aprovechando mi feriado, les traigo un nuevo capítulo! 🎉

Qué les pareció? Alguna teoría? 👀

Espero les esté gustando 😌

Cuídense mucho, las amito 🥰
Bye 💜

Pdt. Estaba olvidando dejarles una fotito de cómo son los árboles de Glicinias, y el lugar que hizo construir Jin se vería algo así. (Es un parecido a cómo de ponen a brillar las flores 7w7)


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