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◍ Diseño 11 ◍

Seokjin miraba una y otra vez a la prenda terminada que yacía sobre su mesa de trabajo. Antes de hacer la obra fina, decidió probar la túnica sobre la ropa que llevaba el maniquí. Optando por cambiarle de atuendo como se debe, en cuanto haya terminado por completo el diseño.

Ahora que por fin había terminado, estaba analizando el bordado que realizó en los bordes. Le tomó todo el día hacer ese detalle, con algunas piedritas que encontró en sus materiales.

—Al parecer no me falta ningún lado, el encaje bordado se ve bien— murmuró para sí mismo al tomar la prenda en sus manos y extenderla frente a sus ojos.

—Acá tiene su té, joven amo— Namjoon llegó con lo pedido, colocando la charola sobre la mesita ya acostumbrada.

—Gracias Namu, ¿qué te parece? Al fin la terminé— le mostró la prenda con una gran sonrisa.

—Está hermoso, creo que es la primera vez que diseña algo así— respondió Namjoon con toda la sinceridad, esa especie de túnica era preciosa. El bordado le daba un toque elegante y glamoroso.

—Así es, debía crear una pieza única, para algo tan único— respondió mirando al maniquí con unos ojos brillantes, llenos de ilusión, de emoción y hasta cariño, según Namjoon.

Eso último le pareció peligroso, optó por no decir nada, pues creyó que eran alucinaciones suyas nada más.

—Disfrute de su té, también le traje unos pastelillos de fresas— hizo una reverencia antes de salir.

—Muchas gracias, Namu— respondió con la peculiar sonrisa.

—No se trasnoche demasiado, por favor— dijo lo último y salió del sótano.

Seokjin agradeció nuevamente por los cuidados de Namjoon, se sorprendió que todo el día no había regresado a él ese malestar de meses anteriores. Sin querer pensar en ello más de la cuenta, fue por su taza de té, le dio un sorbo y decidió por fin hacer el cambio de atuendo a ese bello maniquí.

—Bien Seokjin, no seas un rarito, no pasa nada es sólo un maniquí— se golpeó las mejillas como queriendo darse valor.

Se acercó al maniquí, inspeccionando por dónde se abría ese harapiento intento de túnica. Encontró un pequeño hilo en su espalda, a la altura de su cuello. Lo desató, percatándose que no se abría lo suficiente. Nuevamente el problema se hacía presente. ¿Cómo iba a retirar la prenda?

Voo, discúlpame pero temo que debo intentar mover tus brazos. Espero que sea posible, perdóname si te lastimo— habló con calma, al momento de tomar una de sus manos.

En ese momento Taehyung comenzó a despertar, tratando de aclarar la vista. En cuanto logró enfocar su entorno, casi saltó del susto, si es que pudiera claro está.

¡Pero qué! … ¡Estúpido joven, me asustó!— refunfuñó por sentir que su débil corazón saldría desbocado. Tenía el rostro de ese extraño hombre, muy cerca suyo. Aunque parecía no estar mirándolo, sus ojos estaban concentrados en algún lado de su brazo al parecer.

—¡Sí puedes mover los brazos!— exclamó Seokjin al lograr mover uno con todo el cuidado posible.

¿Qué? Y no grites que no estoy sordo— se quejó, bufando por sentir ese fuerte grito que lo aturdió un poco.

En eso, dentro de su campo de visión pudo captar cómo ese hombre movía uno de sus brazos, tomándolo con delicadeza.

No puede ser posible, ¿cómo está haciendo para que me mueva? Aunque no sea voluntario, el mago ese me dijo que no podía mover nada, ni siquiera si alguien lo intentaba por mí— Taehyung estaba contrariado, sin poder digerir la información.

Mientras su mente era un lío tratando de comprender, no se percató que Seokjin ya no estaba frente a él. Porque el joven amo ya estaba listo para sacarle esa vieja prenda.

Fue a la espalda del maniquí y gracias a que le hizo más grande la apertura, más los brazos acomodados a los lados, logró sacarle la prenda. Aunque olvidó el pequeño detalle de los pies.

—Rayos, discúlpame Voo, pero debo levantarte— habló Seokjin nuevamente pidiendo un tipo de permiso.

¿Sigues hablándome? ¿Acaso no ve que soy un tonto maniquí? No puedo responder, aunque quiera— musitó Tae, triste por recordar su condición actual.

De repente su campo de visión se movió, al parecer el humano ese lo estaba moviendo como anunció.

En eso vio cómo el hombre tenía en sus brazos una prenda muy familiar a él. Trató de enfocarla mejor, cuando entendió lo que acababa de pasar.

¡¿Esa es mi túnica?! ¡¿Bueno lo que quedaba de ella?!... ¡¿Estoy desnudo?!— Taehyung estaba impactado, nunca en todo ese tiempo atrapado en el maniquí, nadie había podido sacarle esa prenda.

Escuchó y vio a varios que lo intentaron, pero nadie lo logró. Ahora, ahora ese hombre sostenía la prenda en sus manos, analizándola por todas partes.

¡¿Eres un pervertido?! ¡¿Por qué desnudas a un maniquí?! … Maldita sea, ¡me siento expuesto!— chilló con todas sus fuerzas, tampoco sabía si su cuerpo de porcelana era como el real. Aún así, se sentía muy expuesto y avergonzado.

Aunque hasta el momento, ese hombre no había volteado a verlo por estar analizando ese trozo de tela como su fuera un perro olfateando algo.

—Parece que esta prenda fue hecha en el siglo pasado— expresó Seokjin al ver a detalle el viejo atuendo, a pesar de lo desgastado que estaba.

—¿Fuiste creado hace tanto tiempo, o solamente lo fue la ropa con la que te vistieron?— preguntó Seokjin al girar su rostro hacia el maniquí.

Creo que no eres tan tonto después de todo— por alguna razón su bochorno estaba desapareciendo —, efectivamente llevo atrapado acá casi un siglo— respondió aunque sabía que no le escucharía.

Seokjin dejó la vieja prenda a un lado de la mesa y caminó de regreso al maniquí. Estando más cerca pudo captar la belleza del cuerpo del maniquí.

No podía creer que este estuviera hecho con tanta precisión, parecía un cuerpo tan real. Sus ojos viajaban por toda la anatomía del ser de porcelana, era magnífico ante sus ojos. Aunque se extrañó de que llevara ropa interior, ¿eso necesitaban también los maniquíes? No estaba seguro. Pronto se golpeó la cabeza por pensar o desear que no lo tuviera.

«Estás enfermo Seokjin»

Se regañó mentalmente.

¿Por qué me mira así? Esos ojos negros, siento que pueden ver mi alma o lo que queda— se estremeció, el humano tenía una mirada muy intensa.

¿Por qué te pusiste rojo? ¡Lo sabía eres un pervertido!— volvió a chillar, deseando poder moverse para tapar su cuerpo y darle sus buenos puñetazos al enfermo que tenía delante suyo.

—Lo siento, Voo…— Seokjin hizo una reverencia torpe y volvió a la mesa para tomar su diseño.

Sentía su pecho a punto de explotar, no podía entender qué le pasaba con ese maniquí. Quizás su belleza era tan irreal que lo dejó fuera de servicio.

Debo admitir que aunque sea un pervertido, esa reacción fue tierna. Además de que me sigue hablando como si fuera algo más que un objeto inanimado— Taehyung sonrió, sonrió inconscientemente al ver los movimientos torpes del bello hombre que se tropezaba con cada cosa.

Nuevamente sintió algo que no pudo explicar, tampoco quería analizarlo a fondo. Prefería seguir sintiendo, ya que hace tiempo no lo hacía.

Voo, acá está la túnica que te confeccioné. ¿Te gusta?— mostró la prenda y comenzó a explicar cada detalle.

Woah, no sólo eres un pervertido. Eres uno con mucho talento, está precioso. Me encantan los detalles y esos brillos que parecen piedritas preciosas— Taehyung amó el diseño, era mil veces mejor que su antigua prenda.

—Te lo v-voy a poner, ¿bien? Bien, — se respondió a sí mismo, no podía negar los nervios que tenía.

Con sumo cuidado colocó la prenda en esa esbelta figura, no pudo evitar tratar de sentir la fría pero fina piel bajo sus dedos. Tampoco entendía esa necesidad de tocarlo, creía que estaba enloqueciendo o había adquirido un extraño fetiche. Por el momento prefirió no pensar en ello, para no sentirse un enfermo.

Taehyung veía lo que podía captar su campo de visión, los dedos del hombre recorrían delicadamente su piel de porcelana.

En cuanto se acercó más para ajustar la prenda a su cuerpo, se puso muy nervioso y deseoso al mismo tiempo.

Cuanto daría por sentir, sentir el tacto que se ve tan delicado. Eres tan extraño y único, ¿en serio me ves como algo más que un maniquí?— Taehyung se sentía abrumado por tantas sensaciones que no podía experimentar, pero anhelaba más de lo que quisiera admitir.

Hace demasiado tiempo que deseaba sentir el tacto humano, era tan ilógico y absurdo para él. Antes deseaba no sentir nada, porque lo habían lastimado tanto, incluso después de convertirse en ese objetivo de porcelana. Aún podía sentir y lo torturaron, según Tae era culpa del mago, él era quien lo entregaba a esos locos que lo lastimaban.

En ese tiempo deseaba no poder sentir, en cambio ahora, deseaba todo lo contrario.

¿Por qué la vida era tan miserable? Le encantaba jugar con la estabilidad de uno.

—Listo, estás precioso— habló Seokjin sacando de los pensamientos a Taehyung.

—Creo que eres tú el que hace que mi diseño se vea aún más hermoso, más que perfecto— expresó lleno de felicidad, sin poder apartar la mirada de la bella obra de arte.

Que lindos ojos, parece que puedo ver a las estrellas en ellos— Taehyung estaba igual de ensimismado en las expresiones de Seokjin.

Ambos admirando la belleza del otro, anhelando algo más que ninguno entendía aún qué era. Pero prefiriendo disfrutar ese momento.

—Así que nadie me va a abrir la puerta esta vez— Yoongi había llegado a la mansión, decidido a que lo dejaran pasar.

Pero al parecer nadie salía a recibirlo, era eso o en serio se viajó como le dijo el criado.

—No me voy a rendir, volverás a ser mío— golpeó con furia la reja y se fue del lugar.

En cuanto llegó a casa su muy pegajoso esposo lo esperaba con esa sonrisa de conejo que le encantaba. Pero en ese momento no lo deseaba para nada.

—Hola mi amor, ¿cómo te fue en tu paseo?— Jungkook se acercó para abrazarlo y besarlo como siempre.

—Bien— respondió frío, evitando el gesto de su esposo.

—¿Te pasó algo? No parece que te haya ido tan bien— Jungkook estaba preocupado y extrañado por la actitud de su mayor.

Normalmente estaría mirándolo con esos ojos lujuriosos, pero ahora parecía ser otra persona.

—Prefiero no hablar de ello, ¿acaso por ser mi esposo debo decirte todo lo que hago y me pasa?— respondió enojado.

Se sentía frustrado por no haber logrado su propósito.

«Aún no quería devorarte a ti, tienes mucho potencial para lo que deseo. Pero si no logro conseguir a tu hermano, no me queda de otra que comenzar a destrozarte el corazón»

Pensó malévolamente al ver los ojos dolidos del menor por su reacción.

—Sabes que no deseo controlarte, sólo me preocupo por ti— Jungkook se sentía impotente, no quería perderlo. No como su hermano, él no podría vivir sin ese pequeño y sensual hombre de aspecto afelinado.

Haría lo que fuera por él, pero si pasaba algo, un mínimo indicio de que le engañaba como lo hizo con su hermano.

Él no le tendría piedad, no era el bondadoso y tonto Seokjin. Él era Jungkook, el mejor artesano plástico de todo Corea. Tenía miedo de su reacción, sentía que podía demolerlo a golpes si era necesario para hacerle entender que ahora era suyo y de nadie más.

—Lo sé, por eso déjame en paz— Yoongi le dio la espalda, sonriendo para sí. Su plan B, estaba por comenzar.

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Holas pixelitos de mi corazón 💜
Les traigo un nuevo capítulo! 🎉
(Aproveché el receso de mi trabajo jajaja)

Qué les pareció? 👀

Espero les esté gustando, cuídense mucho, las amito 🥰
Bye 💜

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