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◍ Diseño 1 ◍

Seokjin tuvo que cerrar temprano su taller, por una cancelación imprevista de la entrega de sus materiales. Regresó temprano a su hogar el cual había sido adquirido para vivir con su futuro esposo, ambas familias estuvieron de acuerdo con que la joven pareja viviera junta antes del matrimonio, pues ya estaban comprometidos, aunque todavía no se haya llevado a cabo la fiesta y presentación en sociedad.

Seokjin ingresó a la gran casa estilo barroco, con enormes jardines y árboles de Glicinias que amaba tanto y le daban un toque surrealista. Abrió la puerta principal, se extrañó que no había ningún sirviente esperando en la recepción. Prefirió no darle importancia, estaba agotado y quería ver a su amado Yoongi pues lo había extrañado mucho. Sabía que se encontraba en su habitación, porque el de ojos felinos amaba dormir y más cuando era una tarde tan calurosa como esa.

En sus manos tenía un camisón que él mismo había diseñado y confeccionado para regarle a la luz de sus ojos, Seokjin creía que consentir a tu pareja era la mejor manera de demostrar que lo amas. Por ese motivo, con mucha frecuencia llevaba ese tipo de regalos al pequeño albino de pelos negros y ojos gatunos que había conquistado su corazón. Amaba verlo usar sus creaciones, pero más amaba quitárselo y hacerle el amor con dulzura y pasión.

Una vez llegó al segundo piso, caminó más ansioso hacia el fondo donde se encontraba su habitación. Debido a la emoción que sentía de sorprender a su pareja, no escuchó los ruidos extraños que provenían de su habitación. Al abrir la puerta quedó petrificado ante la escena que sus ojos captaron.

Yoongi, su amado Yoongi, estaba desnudo sobre su cama. Gimiendo sin control con los ojos cerrados, el rostro hundido en las sábanas y de lado hacia donde Jin se encontraba. Su pecho pegado al colchón y su trasero tan elevado lo que sus rodillas lo permitían, mientras el extraño lo tenía de las caderas fuertemente sujetado, entrando y saliendo con una fuerza bestial que provocaba el chillido obsceno de pieles, la cama moviéndose a la par de esos dos seres que estaban tan nublados de placer, que ni cuenta se dieron de la presencia del dueño de casa.

Seokjin estaba paralizado, su mente le gritaba correr hacia ellos y molerlos a golpes, pero su corazón le imploraba salir de allí y dejar de ver cómo el amor de su vida disfrutaba más que gata en celo de otro hombre. Su cuerpo estaba tan tieso pues no podía seguir ninguna orden, sus ojos comenzaron a derramar lágrimas y se negaba a ver el rostro de quién estaba profanando a su amado. No se sentía listo para conocer la identidad del hombre por el cual fue hecho a un lado. En ese momento sus oídos captaron la frase que terminó por destrozar su corazón.

 «Kookie… ¡Así, más!… ¡Ahí, ahí!»

Seguido de un fuerte gemido que anunció el orgasmo del menor.

Lo siguiente pasó tan rápido, Seokjin parecía que recibió diez mil dagas en el corazón, en menos de diez segundos. Alzó la cabeza para confirmar con sus ojos, lo que sus oídos habían captado. Efectivamente, ahí estaba su hermano menor besando desenfrenadamente a quien debía ser su esposo, ambos absortos de su presencia.

El dolor de Seokjin por la doble traición fue tal, que pronto la furia lo invadió por completo. A paso decidido se acercó a los amantes, dándole un certero golpe a su hermano menor quien cayó al piso sin entender de dónde le llegó tremendo golpe que le reventó el labio.

—¡Eres una basura! ¡¿Cómo te atreves a tocar lo que es mío?!— gruñó al momento de darle otro fuerte golpe al rostro de Jungkook.

Yoongi era un mar de lágrimas, no quería que ellos se mataran a golpes, tampoco quería perder a Seokjin, se maldecía por haber cedido a los encantos del menor.

—Y tú… ¿Hasta cuándo pensabas decirme que te acuestas con mi hermano?— retó a Yoongi, volteando en su dirección.

—Jin, Jin… no es lo que parece…

—¿Ah, no? No estás gozando de otra polla, no… ¿Te estaba obligando a pedir más?— Seokjin trataba de controlarse y no denigrar a quien amó y ama con locura, pero sus sentimientos eran un caos en ese momento. Quería golpearlos, a ambos, hasta estar conforme y hacerles sentir el dolor que él estaba sintiendo.

Más no podía, no podía porque, jodidamente seguía amando a ese pequeño y bello hombre de rasgos felinos.

—Jin… mi amor… no…

—¡Cállate! ¡Cállate de una maldita vez!— se acercó a Yoongi y lo tomó del brazo con fuerza.

—¡Déjalo! ¡Golpéame a mí si quieres, pero a él no lo toques!— Jungkook se levantó como pudo y corrió hacia ellos, pues no quería que lastimara al de piel lechosa.

—¡Tú no te metas!— lanzó lejos al menor y ahora era Yoongi el que lo detuvo.

—Basta… por favor…— Yoongi se lanzó a Seokjin, abrazándolo por la espalda para detenerlo.

—Lo amas a él, ¿Verdad?... Nunca me amaste a mí… ¿Por qué me hiciste esto? ¡Nunca te me debiste acercar, si no me amabas!

Seokjin se apartó de los dos, no podía más con todo el dolor que sentía.

—No es verdad, yo te amo…

—No mientas más, no seas tan descarado. ¡Largo de mi casa! ¡Ustedes dos, largo de mi vida!

—Hyung, iba a decirte…— Jungkook intervino, intentando razonar con su hermano menor.

—¿Cuándo, Jungkook? ¿Cuándo me haya casado y en la noche de bodas te lo cojas en mi lugar?— Seokjin soltó una risa llena de sarcasmo.

—¡LES DIJE QUE SE FUERAN!— los agarró de los brazos y los sacó de su habitación, importándole nada si estaban desnudos.

—¡MALDICIÓN!— gritó colérico en su habitación, lanzando y destrozando todo lo que había a su paso.

Yoongi lloraba desconsolado en el pasillo, Jungkook fue al cuarto de visitas por algo de ropa. Vistió a Yoongi y lo sacó del lugar.

Afortunadamente aún no llegaban los sirvientes de la mansión.

—Tranquilo, ya se le pasará. Al menos ahora, ya podemos estar juntos— Jungkook intentaba consolarlo, mientras salían de la mansión de Seokjin.

—¿Crees que se le pasará? ¡¿Eres estúpido o que?! ¡Lo he perdido! ¡Lo perdí! ¿Entiendes? ¡Nunca va a volver conmigo!— vociferó exaltado, llorando de la impotencia.

—¿No que me amabas a mi? ¿Por qué reaccionas así?— Jungkook lo miraba incrédulo.

—Claro que te amo, me vuelves loco, eres tan rudo y sexy. Pero también amo a tu hermano, él es tan dulce y tierno. Ambos son tan diferentes, pero me encantan por igual.

—Sabes que no nos puedes tener a los dos.

—¡Los tuve por 4 años, y los hubiera tenido por más si no hubieras venido como un lobo en celo a cogerme en esa casa!— reclamó dolido, por haber sido descubierto.

—¡Pues deberás aguantarte sólo conmigo, o mejor te quedas sin los dos!— respondió indignado, aunque la idea de dejar al mayor, le rompía el corazón.

Seokjin era un rastrojo humano. Sentado en medio de la habitación destrozada, los ojos le ardían por tanto llorar. Sus nudillos sangraban, por todos los golpes que le dio a la pared, al espejo y a las puertas. Quiso descargar su dolor y frustración con cada cosa que rompía, pero no pudo, nada podía hacer que el dolor en su corazón se esfumara. Nada parecía funcionar, por más que intentaba retener las grietas en su corazón, éstas avanzaban sin freno, hasta acabar destrozándose por completo.

Los sirvientes llegaron a la mansión al anochecer, pues esa había sido la orden que recibieron del joven amo, Min. Más no entendieron qué fue lo que pasó, pues escuchaban los gritos de furia y el llanto de profundo dolor que provenían de la habitación del amo de la casa. Todos apreciaban en demasía a Seokjin, porque siempre los había tratado con tanta amabilidad y cariño, que en ese momento se sentían impotentes por no saber cómo ayudar a su querido amo.

Al día siguiente, Seokjin decidió salir de su desastrosa habitación. Tenía algo importante que hacer, se puso un gran saco, apenas se peinó y salió sin dirigirle la palabra a nadie. El aspecto ojeroso de su joven amo, les causó un gran dolor. Sin entender el porqué de la actitud del joven Seokjin, oraron a la madre luna por el bienestar del amo de esa casa. Sea lo que fuese que le estaba causando tanto dolor, desearon que deje de molestarlo, que vuelva a ser el joven sonriente y carismático que todos querían.

Seokjin llegó a la casa de sus padres, los sirvientes del lugar se espantaron al ver el aspecto desaliñado del joven Kim. Su aura causaba miedo a cualquiera que lo viera, por lo que todos escaparon de su presencia, después de indicarle el paradero de sus padres.

Al llegar al jardín, vio a sus padres sentados cómodamente en las bancas, disfrutando de la mañana soleada.

—No me voy a casar con Min, así que cancelen la estúpida fiesta de compromiso— exclamó en cuanto estuvo junto a sus padres.

—¿Qué estupideces estás diciendo?— su padre se levantó, extrañado por el comportamiento y más por la apariencia tan deplorable de su hijo mayor.

—No es ninguna estupidez, ya les dije. No me casaré— volteó con intención de marcharse de ese lugar, pero su madre lo detuvo del brazo.

—Cariño, hablemos. ¿Por qué ya no quieres casarte?— indagó preocupada.

—Porque no y punto— respondió tajante.

—Si es por alguna tonta pelea con tu noviecito. No seas tan infantil y sopórtalo como hombre. No todo en la vida es color de rosas— intervino su padre, furioso por esa actitud impropia de su hijo.

—No es una tonta pelea de novios. ¡Me fue infiel! ¿Entienden? ¡Mi orgullo y corazón están destrozados, por eso ya no me casaré!— estalló de cólera, no quería volver a llorar. No delante de esos dos.

—Entendemos que eso es doloroso, pero sólo debió ser un desliz. Quizás la presión de que perdería su libertad, lo hizo buscar a alguien más o quizás…

—¡Basta! Madre, ¿por qué lo justificas?— volteó a encarar a su progenitora, no podía entender esa reacción ante el problema.

—Porque ella trata de ser objetiva, no permitiremos que rompas ese compromiso. La familia Min es muy influyente y nosotros también, ¡¿te das cuenta del escándalo que se armaría si se enteran que la unión de dos grandes familias se cancela?!— su padre fue quien está vez trataba de hacer entrar en razón a su hijo. No podía ceder a este capricho de su hijo mayor, no está vez. Ya tuvo suficiente con permitirle ser un simple sastre.

—¿Entonces pretendes que actúe como si nada? ¿Qué lo reciba como siempre? ¡¿Que le felicite por ser un promiscuo?!— los gritos de Seokjin cada vez aumentaban en potencia, mientras que por dentro se sentía más y más lastimado. ¿En serio sus padres estaban negándole apoyo?.

—No estamos alabándolo, tendrá su castigo. Haremos que el otro tipo deje el país, si es que eso te deja tranquilo. Pero no aceptaremos que no te cases con el único heredero de los Min— sentenció con firmeza.

Seokjin no podía creer semejante estupidez, él no quería decirles por quién lo habían hecho a un lado, más ya no pudo seguir soportando.

—¿Acaso exiliarás a tu amado hijo?

Sus padres lo miraron con más incertidumbre. Seokjin se frotó el rostro, en un intento vano por calmarse.

—Así es, con quien Min me engañó… ¡Fue con Jungkook!— estalló de cólera, elevando las manos y sus respiración agitada.

Sus padres quedaron estupefactos con la noticia, era tan increíble y desastroso al mismo tiempo.

—Bien, no te cases con Min. Puedes marcharte, pero no vamos a cancelar la fiesta de compromiso. Afortunadamente nunca dijimos cuál de nuestros hijos se casaría con el único heredero de los Min. Así que, estamos salvados— su padre suspiró de alivio y su madre asintió complacida por lo que acababa de decir su esposo.

Seokjin abrió la boca de la sorpresa, nunca hubiera imaginado tal respuesta. Sabía que sus padres no lo querían desde que dijo que no seguiría el negocio familiar, pero esto era el colmo.

—¡¿Me están jodiendo?!— exclamó furioso y dolido, acercándose más a esos dos.

—¡Compórtate, Seokjin, no hables groserías!— su madre le llamó la atención.

—¡A la mierda los modales con ustedes! ¡¿En serio me están diciendo que aceptarán a Yoongi en la familia, aunque eso me destroce porque lo amo?!

—Si lo amas, entonces cásate con él— debatió su padre.

—¿Acaso si quiera se escuchan? ¿No tienen un mínimo de respeto por mi? … No, claro que no. Debes estar más que felices por mi desdicha, ahora que les dije que Jungkook está con Yoongi. Claro— soltó un risa irónica — eso es lo que siempre desearon, que Jungkook lleve en alto el nombre de mi esta familia. Yo nunca les he importado, ¿Verdad?...¡¿Verdad?!— exigió respuestas, estaba tan lastimado que deseaba escapar de allí lo más rápido posible.

—No es así, cariño…— su madre intentaba explicar algo, que realmente no tenía explicación.

—¡Basta de mentiras! ¡Estoy cansado de ustedes, de sus tratos! ¡A partir de hoy dejo de pertenecer a esta familia podrida! ¿Es lo que siempre han querido, no es así? ¡No vuelvan a contactarme nunca más!— salió de allí lo más rápido que sus piernas le permitieron.

Su mundo se había terminado de destrozar en tan poco tiempo, que su mente y corazón no podían procesarlo. Siempre estuvo consciente de que sus padres nunca terminaron por aceptar su elección, de no seguir sus pasos y convertirse en un artista plástico, o de tomar las riendas de su museo. Pero, nunca pensó que cuando más ayuda y comprensión necesitaba, estos le clavarían más dagas para luego darle l espalda.

Estaba tan lastimado, el caos reinaba en su interior. Ni siquiera notó cuando llegó cerca de su mansión, cayendo exhausto bajo uno de los árboles de glicinias.

Uno de sus sirvientes que regresaba de compras, notó el cuerpo de su joven amo, tendido en el suelo. Asustado llamó a su compañero que venía tras él con el resto de sus compras.

—¡Joonie! ¡Ayúdame, algo le pasó al amo Kim!— clamó por ayuda, corriendo a socorrer al joven amo.

—¡¿Qué le pasó?! — llegó lo más rápido que pudo, dejando las compras a un lado, pues ahora lo importante era Seokjin.

—No lo sé, desde ayer estuvo muy mal ¿Qué habrá pasado?

Ambos tomaron a Seokjin con cuidado y Namjoon fue quien lo cargó en la espalda.

—No te preocupes Minnie, lo que sea que haya pasado. Nuestro amo va a superarlo, sabes que es muy fuerte— le dio ánimos a su compañero, no le gustaba ver esos lindos ojos color miel, teñidos de tristeza y preocupación.  

—Eso espero Joonie, eso espero. Esta casa no es lo mismo sin el alegre amo rondando por el lugar— tomó las compras del piso y siguió a su compañero dentro de la mansión.

Madre Luna, escucha mis plegarias, alivia a nuestro joven amo. Dale consuelo, que su mente y corazón encuentren la paz que necesita— Jimin oró en silencio mientras Namjoon depositaba a un lloroso Seokjin sobre su cama.


—Acá estoy, como todas las noches sin poder mover más que mi cabeza y mi manos.

Al menos agradece que puedes moverte aún. Pronto dejarás de hacerlo y luego tu alma quedará atrapada por siempre en este recipiente. Ah sí, también perderás la lucidez.

—¿Qué te hice para que me hagas esto?

¿No lo recuerdas? Me pediste un favor y claro, nada es gratis cariño. Este es mi pago.

Eres un maldito desgraciado.

No, no. Soy Hoseok, un brujo dimensional. Concedo todo tipo de deseos, pero debo cobrar equitativamente. La magnitud del deseo que pidas, debe ser pagado con algo del mismo valor. Eso lindura, es ser justo, no un maldito.

Ni siquiera cumpliste mi deseo, eres un tramposo.

—¿Cómo sabes que no lo hice?

¡¿Qué?! ¡Vuelve, vuelve!

Se te acaba el tiempo, querido.

◍ ◍ ◍ ◍ ◍ ◍ ◍ ◍ ◍

Holas otra vez, pixelitos de mi corazón 💜

Acá les dejo el primer capítulo de esta nueva historia, les convence? 👀

Nos vemos en los siguientes capítulos, cuídense mucho.
Las amito 🥰
Bye 💜

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