Autostop
Yoongi odiaba la maldita hora en la que su madre lo convenció para ir a buscar a su tía abuela, la noche anterior a la cena de ensayo del casamiento de su hermana.
El problema no era la anciana de ochenta y cuatro años que padecía demensia senil y había adoptado doce gatos a los cuales los bautizó con los nombres de los apóstoles según la biblia, no. Eso no era lo peor. Lo malo era tener que recorrer sesenta kilómetros hasta su casa en medio de la noche durante cuatro horas porque no había recordado tomar el autobús a tiempo.
Y para peor de los males había tenido un día asqueroso en el trabajo, teniendo que rehacer un documento prácticamente desde el principio porque la computadora se había congelado de la nada y cuando la reinició descubrió que no había guardado el archivo. Tuvo que hacer horas extras para recuperarlo y finalmente enviarlo.
Tambien, la noche anterior, le había querido dar una pequeña sorpresa a su prometida llevándole una cena a su departamento, comprada del restaurante favorito de ambos. Pero finalmente la sorpresa se la había llevado él al encontrar a su novia bajo los firmes pectorales de su compañero de trabajo.
Debió sospecharlo cuando encontró el par de copas en la mesa de la cocina y el vino a medio beber. La tanga en la puerta también podría haber sido de advertencia si él no fuera tan inocente como para malpensar de los gemidos descarados provenientes del cuarto que solían compartir cuando él se quedaba allí.
–¿Irene?– había empujado lemtamente la.puerta por si ella se estaba cambiando y si, estaba desnuda pero no precisamente por una ducha reciente– ¡Pero qué mierda es ésta!–
Las manos de la chica volaron hasta las sábanas para cubrir sus cuerpos sudorosos y desnudos todavía agitados. Las nauseas revolvieron el estómago de Yoongi y sintió que dejaría salir el café y la tostada que merendo ese día.
–Yoonie, cariño... Lo siento. Esto no es lo que parece...– Se defendió absurdamente ella mientras el muchacho salía de su interior frustrado por la interrupción
–¿No es lo que parece? Porque a mi criterio, parece que estuvieras gimiendo como una zorra mientras este moreno bien dotado te mete el pene–
Un risa burlona quiso salir de los labios del moreno. La tela se alzaba debajo de él, no se había equivocado en lo de 'bien dotado'.
–Ah, ¿te resulta gracioso? No sabes cómo estoy conteniendo mis ganas de reír de solo ver a mi ex futura esposa restregandose contra tu cuerpo y gritando que la folles más duro. Ja ja si, muero de la risa– Siempre había resultado así de sarcástico, era su método de defensa, pero en realidad estaba llorando en su interior– Bien chicos, dejo la cena en la cocina junto a mis llaves. Sigan en lo suyo. Adiós.–
Escuchó el llamado de Irene y vio el arrepentimiento pintado en los ojos verdes que lo habían enamorado. Pero no se detuvo. Porque hay veces en las que la vida te da solo una oportunidad para huir y debes tomarla antes de que las cadenas te aten nuevamente al mismo lugar.
Pero a nadie le importaba eso. Él debía lucir reluciente y alegre para el gran día de su hermanita, recoger sus pedazos rotos y guardarlos para intentar armarse luego de fingir absoluta felicidad por el dichoso suceso que traía a su familia alborotada desde hace seis meses.
Aún si eso significara soportar los insufribles recordatorios de sus tías, diciéndole que la menor de los Min ya estaba contrayendo matrimonio mientras él seguía con la cabeza entre las nubes regalando rosas y perfumes en lugar de anillos de compromisos.
Si supieran.
Por lo menos la tía abuela Meiji solo hablaba de sus gatos y de qué tan mal estaba la juventud de ahora con sus ropas apretadas e indecentes y sus cuerpos expuestos y sin la minima pizca de pudor. Siempre era un placer reunirse con la familia.
Yoongi suspiró y golpeó frustrado el volante en sus manos. Todo en su vida era una vil miseria. ¡Cuanto deseaba morir de una buena vez! De seguro nadie lo extrañaría. Pero seguía siendo tan malditamente cobarde aún para eso. Si el pudiera enviarse a si mismo un consejo, a su yo del pasado le diría: "El amor no es para ti, los negocios tampoco lo son. Así que no te esfuerces una mierda y no intentes ser mejor. Ni siquiera sueñes con un futuro. Vete de viaje, coge mucho y vive de fiesta"
Al menos llegaría a su mismo estado pero con un poco mas de diversión encima. En cambio él se la había pasado toda su juventud con un palo enterrado en el culo esforzandose por todo y no logrando nada bueno en realidad.
Subió el volumen del estéreo y colocó las luces altas cuando la ruta se fue oscureciendo cada vez más. Siempre había odiado el campo y los espacios demasiado rurales. Era un asqueroso bicho de ciudad y nada ni nadie cambiaría eso, ni siquiera un poco de aire puro. Así que no se sentia muy feliz de estar en medio de la nada bajo una densa niebla que a penas si le dejaba ver el camino.
No se dio cuenta cuando la percusión del heavy metal comenzó a llenar el espacio y sus lágrimas afloraron al exterior mientras el fingía que el volante era una batería y le daba duro una y otra vez.
–¡Maldita, mil veces maldita hija de puta! ¡Maldito sea yo por amarte! ¡Y maldita la hora en la que desperdicie dos años junto a ti!– Se desahogó bajo el potente estruendo de la guitarra eléctrica en combinación con el bajo y la batería y para cuando terminó, él ya había dejado de llorar y su pecho se había alivianado en un cien por ciento.
Secó sus lagrimas y se formuló ideas, es por eso que odiaba la soledad y el silencio del campo, porque lo obligaban a pensar y reflexionar cosas que él no quería traer a su mente.
–Si tan solo hubiese sido ese jodido tipo de hombre que la usa para sexo y luego la tira. Tal vez ella me hubiera amado con locura. A las mujeres parece gustarles esa mierda– Arrugo el entrecejo con dolor– A la mierda las mujeres después de todo.
Dejó salir el aire pesadamente de sus pulmones de manera que sintió la quemazón rasgarle la faringe y sus hombros cayeron. Era increíble lo que un poco de buen rock pesado podía hacer con él. Había un contraste hermoso entre el cielo negro y el horizonte anaranjado por la reciente metida del sol.
Bien, quizás el campo tenia algunas cosas que la ciudad no. Se vio deleitándose con el paisaje casi pintado a su alrededor y luego se enfocó en la ruta una vez más. No había ni un alma.
Claro ¿A quién se le ocurriría andar por allí a estas horas? Ni siquiera habían casas al rededor. Él era el único loco.
Bueno, quizas no el único.
Divisó al costado de la carretera una pequeña figura haciendo autostop, mostrando su pulgar y señalando la dirección en la que él iba. Parecia un chico 'bien' con su pelo rubio y su camisa limpia y planchada. Tenia cierto brillo de esperanza en la mirada.
¿Qué hacía un sujeto como él en la nada y a esas horas? Por un momento pensó que sería un vago, pero estaba muy limpio para serlo. También podía ser un ladrón, un gitano o quizás un escort. Pero nada de eso tenia demasiado sentido.
Detuvo el auto un poco más adelante y miró por el espejo retrovisor cómo el chico corría hacia el vehículo detenido. Abrió la puerta delantera con una sonrisa y el alivio se notó en la forma en la que se inclinó para agradecerle.
–¡Oh, muchisimas gracias! No tienes idea de cuanto tiempo he estado parado allí, esperando por alguien.– Saludó, parecía un joven muy enérgico y charlatán.
Bien, tal vez lo ayudaría a distraerse de toda su mierda.
–¿A donde vas?– Yoongi habló luego de verlo sentado en el asiento de copiloto y colocándose en cinturón.
–¿A donde vas tú?–
–Voy hasta 'Paradise island'– Por raro que sonara, ese era el nombre del pueblo donde su Meiji residía.
El chico sonrió ampliamente, sus mejillas parecían que iban a doler luego. Su mirada alegre fue lo más perturbador.
–¡Qué magnífica coincidencia!– Dio un aplauso –Tambien estoy yendo hacia Paradise.–
Había algo tan raro en la manera en la que lo mencionó que pudo sentir los escalofríos subir por la médula.
–Soy Jimin –
–Yoongi– Asintió poniéndose en marcha una vez más – ¿Por qué estas en medio de la autopista a esta hora, Jimin? –
–Estaba buscando a alguien.–
¿Alli? Él ya no quería preguntar. Tal vez no le gustaria la respuesta después de todo.
El pelinegro subió un poco el volumen del estéreo cuando una nueva canción empezó.
–¡Oh dios! ¿Escuchas a Manson?– oh no, no necesitaba que se burlaran de sus gustos una vez mas.
–¿Qué si lo hago?– se defendió de una agresión inexistente
–¡Adoro a Marilyn Manson! Solo que, bueno... Lo escuchó cuando me siento mal y quiero llorar.– Mencionó jugando con sus dedos sobre el regazo. Yoongi lo miró sorprendido por la confesión– Hay algo con este tipo de musica que me libera y me ayuda a vaciarme, me deja como nuevo. Lo sé, es raro. Pero no pretendo que nadie me entienda. Gustos son gustos. –
Hubo un largo silencio.
–Deja de mirarme así y di algo, Yunyi–
–Es Yoongi–
–Bah, es igual– Desestimó la corrección con una mano– ¿Cuál es el problema? Quedarte mirando así es descortez–
–Lo siento. Si yo... Me sorprendiste. Porque yo hago lo mismo –
–¡¿En serio?! Eso es tan ¡Wow!– Se giró con los ojos soñadores– Bueno, eso significaría que estas triste...– Disminuyó el tono gradualmente hasta sentirse mal
–No importa, me desahogue antes de que subieras a mi auto– comentó despreocupado
–¿Quieres hablarlo?–
Sus ojos se encogieron.
–¿Qué?– Jimin dijo cómo si no fuera rara su pregunta o su tono preocupado
–¿Desde cúando uno va por la vida contando sus desgracias a extraños?–
–¿Desde hoy?–
–No, Jimin, gracias. No quiero recordar esa mierda. – Apretó el volante bajo su mano y afiló la mirada hacia la carretera
Jimin lo miró por un largo rato pero el mayor no cedió ante eso. El chico estaba sentado de lado, mirándolo insistentemente con sus ojos canela y por el rabillo del ojo podía percibir que sus ojos tenían la profundidad de los mares más oscuros, la manera en la que su cabeza se ladeó con desconocimiento le causó un terrible escalofrío en la piel.
–Dijiste que mirar así era descortés – Espetó mientras presionaba un poco mas el volante. Quizás no había tomado una sabia decisión al recoger al chico.
De pronto empezó custionarse un sinfín de cosas.
Qué si Jimin era un maniático suelto y lo convierte en su próxima víctima de una carnicería atroz y luego va por su familia para matarlos y desmembrarlos uno a uno y luego usar sus órganos para algún culto satánico...
–Maldita sea, Yoongi. Olvida toda esa mierda.– Se dijo a si mismo mientras se golpeaba internamente
Lo cierto, es que mientras él tenia su debate existencial en torno al chico en el asiento del copiloto, Jimin, seguía mirándolo con curiosidad obsesiva. Alguna vez le habían dicho que su mirada era muy especial pero nunca había sido consciente de eso mismo.
–Rayos, deja de mirarme así. Me estas poniendo maniático – Gruño el conductor y Jimin supo que ya había sido suficiente escaneo visual.
–Lo siento– Volvió su vista al frente en un movimiento de cuerpo– No fue mi intención incomodarte. Es tan raro encontrar a alguien así en estos días...
–¿Alguien así? ¿Te refieres a que te recoja en la carretera?–
–Bueno, no. Así no– Jugo con sus dedos, de pronto demasiado timido– Decía, tan... Emm... atractivo. –
Yoongi se enderezó en su asiento. ¿Dijo atractivo? Eso sonaba bien y hace tanto no oía algo parecido que en lugar de sentirse halagado, quiso reír. Y lo hizo, una fuerte carcajada salió de sus pulmones y llenó el ambiente por completo.
–¿Por que te ríes?– Arrugo el ceño en confusión y algo de irritación ¿Se estaba burlando de él?
Yoongi secó algunas lágrimas de sus ojos causadas por la risa y volvió su mirada hacia Jimin.
–Lo siento, hace mucho no me decían algo tan cómico. Creo que con eso me doy el viaje por pagado. –
–¿Qué? No, yo no... Tu eres en verdad increíble...– rezongó un poco mas molesto entrecruzando los brazos por el pecho y desviando sus ojos hasta la ventanilla a su lado
–¿Eh? ¿Qué quieres decir? No puedes estar hablando en serio...–
–¿Qué tan herido debes estar para reír cuando alguien está diciendo que eres guapo? Lamento mucho que te hayan lastimado tanto, chico–
Yoongi tragó duro, la diversión se había esfumado por completo y ahora tenia a un chico enojado a su lado cuyo orgullo había sido herido debido a su estupidez. Jimin sólo había querido ser lindo y él no tardo en lastimarlo. -Min Yoongi siempre haciendo de las suyas- se reclamó.
Dejó pasar un par de kilómetros en total silencio mientras avanzaba en completa oscuridad por la nada, las luces del pueblo aún estaban lejanas a su vista.
–¡Hey, Jimin! Realmente lo siento, no quise burlarme de ti ni de tu amabilidad. La verdad es que lo que tu viste en mi, hace mucho no puedo hallarlo. – Se disculpó sinceramente esperando que éste amable desconocido acepte su patética declaración.
–¿Podrias parar un momento el auto? – Solicitó. ¿Acaso quería bajarse? Aún estaban en medio de la nada y la oscuridad de la ruta cubría pesadamente los alrededores, no se veía nada mas allá de las luces del vehículo y de algunos otros que pasaban cada cierto tiempo.
Pero obedeció, quizás la había jodido en grande y el muchacho prefería estar en medio de la nada a merced de los animales acechando el lugar, antes que estar en el mismo automóvil que él. Lo comprendería de ser así. No sería el primero al que jodería y algo le decía que el último tampoco.
Cuando el coche se detuvo por completo al margen del camino, esperó pacientemente a que Jimin bajara ¿Por qué eso le hacia sentir tan mal? Casi como despreciado. Quizas porque se había sumado a la larga lista de fracasos de su vida, ahora ni siquiera era capaz de darle a alguien un aventón.
Pero Jimin no bajó.
En cambio, su mirada se quitó de la ventanilla y se dirigieron a los ojos atigrados del mayor. Su lengua se asomó entre sus labios y barrió por encima de estos con nerviosismo. Yoongi siguió con cautela la acción y tragó un poco de saliva antes de dejar salir un respiro nervioso de los suyos.
–Ji-
Estaba por decir algo cuando fue sorprendido por el chico, abalanzándose completamente sobre él pero mas precisamente sobre su boca. Fue un choque tímido, las pequeñas manos del muchacho se sujetaron a los hombros del mayor.
Yoongi quedó estático ante el repentino ataque, sus ojos permanecían completamente abiertos observando el arrebatado accionar del pequeño chico sobre él.
Jimin permanecía arrodillado sobre su propio asiento, sus ojos fuertemente apretados y su rostro rígido, ese dulce rostro de niño asustado. Tenuemente conmovido Yoongi fue siendo poseído por el mórbido deseo de la entrega, sus manos temblaron mientras subían hasta la cintura de Jimin, haciendo sobresaltar y abrir los ojos cuando terminaron fuertemente aferradas a él.
Sus miradas vacilaron un breve segundo mientras se fundían en conocimiento absoluto sobre lo que iba a pasar.
Los labios de Jimin se aventuraron y suavemente se abrieron paso al remolino de sensaciones que le producía la situación, antes de que Yoongi se dejara llevar y correspondiera al acto como una hiena hambrienta que no ha probado bocado en semanas.
De repente las manos estaban por todos lados, sus respiraciones agitadas en busca de una cuota de oxigeno les quemaron los pulmones pero no había manera de que se detuvieran, no cuando bajo los jeans del mayor su pene golpeaba duramente por tomar el control de la situación.
Mierda, nunca había estado tan caliente antes.
La lengua de Jimin era una golosina bocado en manos de un niño, era dulce y tibio y por un momento pensó que no podría haber nada en el mundo que se pareciera a ella. Su mano se aventuró a bajar hacia el sur de los pantalones negros y gimió sonoramente cuando el bulto de carne redondeada lo recibió. Tuvo que morder duramente el labio del chico para controlar la picazón de sus manos por darle una fuerte nalgada allí mismo, no era bueno tener algunos fetiches reprimidos en su interior, ciertamente a Irene jamás le gustó el sexo rudo como a él
–Mierda – jamás había pasado por algo parecido y su mente estaba demasiado excitada como para pensar con claridad.
Jimin estaba prácticamente entre sus piernas y maldijo entre dientes cuando lo escuchó gemir bajo, su boca se desplazó por el cuello blanquecino donde probó el sabor agridulce de su piel.
–Atrás, vamos – Se las arregló para decir sin dejar de chupar y morder el lóbulo de su oreja. Jimin era agua entre sus dedos, líquido y caliente completamente bajo su dominio.
Con dificultad Yoongi lo soltó para permitirle el paso mientras él rodeaba el auto y entraba por la puerta de atrás.
Cuando la puerta se abrió Jimin ya estaba sentado allí, había cruzado entre los asientos, Yoongi dejó caer su mandíbula. El chico permanecía sentado sobre sus propios muslos, sin pantalones y con la camisa desprendida. Su pecho llano absolutamente brillando por el sudor mientras subía y bajaba por la desesperación. No supo exactamente cuánto tiempo estuvo deleitándose con la imagen hasta que Jimin extendió una mano invitándolo a tomarla y entrar.
Antes de que hiciera algún movimiento, Jimin tomó la hebilla de su cinturón y la desprendió sin dejar de mirarlo a los ojos, bajó el cierre y la polla erecta dio un respingo por el repentino aire frio introduciéndose a través de la fina tela de los bóxers. Los ojos de Jimin jamás descendieron hacia allí, permanecieron inertes bajo su mirada excitada y poco a poco sintió como su fría mano se introducía dentro de la prenda que cubría la erección.
–Umh – Ahogó el jadeo, sintió cada uno de los pequeños dedos envolverse alrededor de su eje y acariciar suavemente la extensión. Definitivamente podía venirse solo con eso, pero quería durar más, quería correrse cuando su pene estuviera profundamente enterrado en ese culo pálido y regordete.
–Ven aquí – Tiró de su cintura hasta sentarlo sobre su regazo. Los pantalones negros estaban en sus tobillos mientras que él tenía una batalla contra el pene del chico meciéndose desvergonzadamente sobre el suyo.
Dejó caer la cabeza hacia atrás, dejando que Jimin llevara a cabo la magia que estaba haciendo con sus caderas bamboleándose obscenamente sobre él.
–¡Carajo, si! – Jadeo cuando Jimin se deshizo de ambos bóxers y su pene quedó atrapado entre las dos mejillas de su trasero.
–Oh dios, Yoongi... – Suspiro Jimin al sentir el grueso falo acariciando la entrada de su culo
–Ji- Jimin, no, no sé hacer eso... no lo sé – Se esforzó por formar la frase mientras estaba siendo sobre estimulado por el movimiento y los gemidos cortos y bajos del chico.
El menor besó la línea de su mandíbula y descendió por el cuello níveo del hombre debajo de él. La mano de Yoongi fue sujetada con dulzura y tuvo que levantar la mirada para ver hacia donde estaba siendo dirigida.
La boca de Jimin.
Jimin sujetó dos de sus dedos y los chupó, lamió y salivó con tanta lascivia que se sorprendió de no haber estallado en semen cual volcán en erupción ante la majestuosa visión. Le estaba haciendo una felación a sus dedos. Cuando estuvieron totalmente húmedos la redirigió hasta sus nalgas, entre ellas.
–Metelos, estírame – Pidió en un susurro profundo
El pene de Yoongi palpitaba con desesperación cuando un dedo se empujó lentamente por el pequeño agujero hasta el final, luego fue otro y finalmente tres dedos tenían a Jimin saltando y gimiendo sin pudor mientras intentaba concretar un beso que terminó en mordidas y lengüetazos errados.
Sin embargo nunca había estado tan caliente y deseoso.
–Jimin... Jimin... si no te la meto en este mismo momento voy a terminar estallando sobre el asiento –
–Oh dios, hazlo de una vez –
Quitó sus dedos de las profundidades de su culo y se enfrentó al sollozo de frustración del chico.
–Tranquilo bebé, enseguida estaré tan hundido en ti que no querrás que la saque de allí jamás–
Mierda, los condones.
No había estado lo suficientemente preparado para algo así y el sexo con Irene era demasiado esporádico para que él cargara con algo así en la billetera. Detuvo sus movimientos cuando la cabeza de su miembro rozaba la entrada preparada. Jimin lloriqueó de necesidad.
– ¿Por qué te detienes? – preguntó entre quejidos
–No tengo condo-
Antes de que pudiera terminar la frase, Jimin se empujó hacia abajo y lo tomó profundamente con un largo gemido. Su pene había sido tragado exquisitamente por su delicioso culo sin aviso previo.
A partir de allí todo lo demás desapareció de su mente y en todo lo que podía pensar era en no correrse demasiado pronto y en cómo de bien se sentía Jimin saltando desesperadamente buscando consuelo a su calor abrasador.
Sus pequeños dedos se enterraron más fuerte en su piel cuando su glande rozo la próstata en su interior, los anillos musculares del chico lo envolvían en un fuego calcinante sin piedad.
–Oh, mierda, cariño ¿Cómo te sientes tan bien? –
–Eres tú, Yoongi. Es tu delicioso pene en mi – Gimió en un cantico de placer infinito.
Los dedos de Yoongi lo sujetaron en la pequeña cintura impulsándolo una y otra vez hacia arriba y abajo hasta que el orgasmo le cosquilleo en el bajo vientre con vehemencia.
Alejo una mano de su firme agarre y lo llevó hasta la delicada polla de Jimin que golpeteaba entre ellos con cada embestida. Lo envolvió en un firme y jaló de él al ritmo de sus movimientos. Su pelvis se endureció y se impulsó al encuentro de los movimientos de Jimin.
–Oh dios, oh dios. Voy a llegar. ¡Gracias, gracias! Esto es el maldito cielo –
No podía detenerse a pensar en ello, no cuando Jimin le rogó por algo que él mismo no podía dejar pasar.
–Dámelo duro, por favor. Golpéame con tus enormes manos –
Yoongi se detuvo y clavó su mirada lujuriosa en sus ojos.
– ¿Qué? – Le preguntó Jimin con serias dudas de por qué se detenía tan abruptamente
–En cuatro – Gruño
La mejilla de Jimin se pegó al vidrio de la ventanilla cuando Yoongi se hundió con rudeza en su interior. Su culo se abría en dos tan eróticamente mientras se tragaba su polla con fiereza, que no pudo evitar nalguearlo con fuerzas.
Una
Dos
Tres nalgadas violentas y el trasero del chico estaba rojo como el infierno.
–Rayos, dame más de eso – Suplicó mordiéndose el labio.
Yoongi golpeo la irritada carne de sus nalgas una y otra vez hasta que sus propias palmas ardieron como carbón caliente. Colocó su mano en la cintura y arremetió salvajemente en su interior hasta que su semilla calentó en pequeño agujero y disparó incontables chorros de semen en su interior.
El asiento trasero era un desastre de semen y sudor y los vidrios estaban empañados por el calor acumulado.
–Demonios, eso fue una locura – Se separó del cuerpo enrojecido cuando su erección se ablandó y el chico se sentó temblando
Acababa de tener sexo gay con un desconocido ¿Qué tan mal estaba eso?
–No pienses tanto, fue fantástico– Argumentó Jimin mientras se inclinaba a besar sus labios una vez más
No lo pensaría más, hacia demasiado tiempo desde la última vez que se sintió tan bien, entrelazó sus dedos con los de Jimin y besó sus nudillos antes de sonreírle mientras intentaba recuperar la respiración.
××
Yoongi condujo hasta que vislumbro la entrada al pueblo. Jimin había caído dormido a su lado en el asiento junto al suyo después de algunos besos más. Era demasiado lindo para ser real, pensó.
¿Cómo de mal estaba su vida para aceptar que el sexo casual con un desconocido era lo mejor que le había pasado en años? ¿Qué tal si le pedía a Jimin volver a verse? No, eso sería demasiado patético. Mejor tomaba todo como lo que había sido: algo del momento.
Aunque se lamentaba de que todo empezara y terminara como lo que fue. Un afortunado autostop.
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