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ʚɞ | Prefacio | ʚɞ

All the things we've seen

They just make us scream

Now they're in our dreams.

Open up the box,

Now it never stops.

Todas las cosas que hemos visto

Solamente nos hacen gritar.

Ahora están en nuestros sueños.

Abre la caja,

Ahora nunca terminará.

- Killing Butterflies, Lewis Blissett

[ ⊱ĭ⊰ ]

Prefacio:

the kid and his blood-sucker

[ ⊱ĭ⊰ ]

Tearscolm, 22 de noviembre de 2015

Residencia Kim, 22:43 pm

—En Tearscolm, hay bestias sanguinarias acechando cada calle —dijo con voz suave Kim Sooyoung, planchando el uniforme escolar de su hijo con manos cuidadosas. La camisa del colegio Bulgogi es linda, pensó. Se aclaró la garganta—. Se dice que, si permaneces afuera más allá del toque de queda y uno de estos demonios te atrapa, te arrastrará hasta el bosque y te desmembrará hasta el amanecer, dejando tus restos en el basurero municipal de la ciudad.

La habitación era pequeña y olía a lavanda por el humidificador en la esquina. La televisión estaba encendida en un programa musical. Entre toda la estática, sonaba suavemente Laughing on the Outside de Bernadette Carroll.

Taehyung, que había cumplido once años hace una semana, estaba sentado detrás de su madre, con la espalda apoyada en el respaldar de la cama. Con un cuaderno en el regazo y un lápiz de carboncillo en la mano derecha, soltó un bufido. Empezó a pasar la punta del lápiz sobre la hoja sin cuidado, asentando con demasiada fuerza y dejándose llevar.

—Esa es una leyenda estúpida. Esas cosas no han aparecido por años.

Su madre ladeó la cabeza, doblando el saco color vino y dejándolo sobre la cama.

—Puede ser. Pero no hay nada seguro, Taehyung. El Gran Demonio no se hubiera ido sin decirnos adiós, sin hacer su acto final.

Taehyung alzó la vista del cuaderno.

¿Qué acto final?

Su madre dudó un poco antes de responder. ¿Estaba bien decirle este tipo de cosas a su hijo? Taehyung ya era un chico grande, o algo así. Seguramente había visto cosas peores en internet y escuchado atrocidades de la boca de sus amigos. En especial de ese niño de cabello teñido, Joshua.

Ella tragó saliva, desenchufando la plancha y enrollando el cable en su mano.

—Matarnos a todos —dijo sin más. Taehyung no respondió, sino que regreso la vista al cuaderno—. Quizás. Probablemente.

—Entonces, ¿por qué se fue?

—El Gran Demonio no se fue, Taehyung —Sooyoung guardó la plancha bajo la cama y se sentó junto a su hijo, rodeándolo con sus brazos-. Solo está... descansando.

—¿Descansando? —preguntó sin mirarla, con tono burlesco.

—Sí. Tómalo... como una advertencia, como la paz antes de la tormenta —le revolvió el cabello a su hijo y lo tomó por los hombros, con una sonrisa surcándole los labios. Levantó su dedo índice—. Y por eso, Kim Taehyung...

—No debo acercarme al bosque —repitió, una voz mecánica con tintes de cansancio. Solo quería que su madre terminara para irse a dormir. Para llamar a Joshua, en realidad.

—¿Y?

—Tengo que llegar a casa antes del toque de queda —su madre siguió mirándolo, insistente. Taehyung suspiró, con los ojos en blanco—. A pesar de lo que diga Joshua.

—Bien —lo estrujó entre sus brazos y plantó un sonoro beso en su frente, sin tomar en cuenta las quejas de Taehyung. Lo miró directamente a los ojos, acunando el rostro de su hijo entre sus manos—. Ahora vete a dormir, hijo —le dio unas palmadas en la mejilla. Taehyung frunció el ceño—. Que el toque de queda será a las nueve, pero tu hora de dormir es a las diez treinta.

Taehyung se despidió de su madre, se puso la pijama y robó un pan de la cocina antes de subir a su habitación. Cerró la puerta con cerrojo, sacó una linterna de uno de los cajones y su estuchera del colegio, y se escondió bajo las mantas. Llamó a Joshua, sacando algunas pinturas viejas del estuche y abriendo su cuaderno.

Eligió una pintura roja en el momento exacto en el que Joshua contestó.

—¿Y bien? —gritó Joshua en un susurro, sin molestarse ni en saludar— ¿Lo conseguiste?

—Baja la voz, imbécil —susurró Taehyung, acercando el celular demasiado a su rostro—. Te puedo escuchar incluso sin el altavoz. Mi madre me atrapará.

—Perdón, perdón —se disculpó, bajando el tono de voz solo un poco— ¿Lo conseguiste?

Lo conseguí.

—Bien. Lleva el libro a la casa de Jeonghan mañana. ¿Estás seguro de que es el que habla de los demonios?

—Se llaman Feráseos.

—Demonios, Feráseos, da lo mismo. ¿Es ese?

—Sí, estoy seguro.

—Bien —repitió Joshua. Sonaba nervioso, o quizás ansioso. Sonaba agitado—. Sunoo encontró en libro de los vampiros en la biblioteca de su abuelo, así que tenemos todo.

—Se llaman Quirópteros, ignorante.

—Es la misma mierda, Taehyung.

—¿Y el libro del Gran Demonio? ¿Lo encontraste?

—¿Por quién me tomas? Obviamente lo encontré —Joshua sonaba ofendido y orgulloso a la vez. Taehyung rió un poco—. Nos vemos mañana. En la casa de Jeonghan, a las dos.

—A las dos. Entendido.

—Si llegas tarde, te dejaremos estéril a patadas, ¿escuchaste?

Taehyung volvió a reír, con el pulgar flotando sobre el botón para colgar.

—Sí, sí. Ya duérmete, Joshua.

—¡Ojalá sueñes con un vampiro dejándote seco! Quizás así por fin despierte esa cosita que descansa entre tus piernas.

Taehyung puso los ojos en blanco.

Quiróptero —corrigió Taehyung—. Buenas noches, imbécil.

Colgó, escuchando del otro lado la risa de Joshua, y dejó su celular debajo de la almohada. Continuó con el dibujo unos diez minutos más. Dibujaba como la mierda, pero era divertido en cierto modo. Le ayudaba a sacar lo que llevaba dentro, aunque sus garabatos parecieran los de un niño de seis años. Guardó las pinturas y el lápiz y tiró el estuche sobre una pila de ropa en la esquina del cuarto. Miró el dibujo por un momento, los ojos vacíos que lo observaban desde el papel, y guardó el cuaderno debajo de la cama.

Apagó la linterna y se dispuso a dormir. Podía escuchar la estática de la televisión en la sala, y aún notaba el olor a lavanda en su nariz. Podía escuchar, si ponía la suficiente atención, los sollozos en la planta baja.

No podría dormir en absoluto.

Cogió el pan que robó de la cocina y empezó a devorarlo mientras veía la ventana.

Quizás, si se quedaba despierto el tiempo suficiente, si aguantaba hasta la hora adecuada, podría ver a un Feráseo arrastrando un cuerpo por las calles. O a un Quiróptero descansando en el techo de un vecino. Tal vez, como decían algunos libros de la biblioteca, el Gran Ojo aparecería en el cielo nocturno y el Gran Demonio miraría a Taehyung directo a los ojos.

Quizás, aunque esas cosas habían dejado de pasar hace décadas.

Al final se rindió y volvió a sacar el cuaderno. El pan estaba seco, y seguramente le daría retortijones en el estómago. Mientras no arruinara su plan con sus amigos al día siguiente, no importaba mucho.

Quería ver el libro de los Quirópteros, después de todo. Era el que más le intrigaba. Más que los Feráseos, o el mismo Gran Demonio.

Joshua tenía razón, esa noche soñaría con un Quiróptero. Y quizás tenía razón en la otra parte también, porque no fue precisamente una pesadilla.

Taehyung se despertó en medio de la noche con la cara sobre el cuaderno y la pintura roja clavada en las costillas. Un sudor frío le recorría toda la espalda. Corrió hacia el baño, trastabillando por el camino.

De verdad quería ver el libro de los Quirópteros. Quería ver cómo eran en persona, para sacarse esa imagen de un chico atractivo y colmilludo de la cabeza, y reemplazarla con un monstruo con ojos rojos y alas de murciélago.

Ya no pudo volver a dormir esa noche.

¡Una nueva tanda de historias! ¡Una nueva tanda de vampiros! :)

¡Bienvenidos a Killing Butterflies!

¡Espero que realmente la disfruten, y nos leemos luego!

[ Noduru, 2023 ]

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