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Oh please
I'm spreading like a disease
The temperature's rising, you freeze
You look like you're about to sneeze
Oh damn
He's everything I want in man
I want to keep him to myself
Leash on, cuffs attached to my bed
Oh, por favor
Me estoy expandiendo como una enfermedad
La temperatura está subiendo, tú te congelas
Pareces a punto de estornudar
Oh, maldición
Él es todo lo que quiero en un hombre
Quiero tenerlo para mí
Con una correa, esposado a mi cama
— Charisma, Jann
[ ⊱ĭ⊰ ]
Treceava parte:
bite marks
[ ⊱ĭ⊰ ]
[ 13:1 ]
Tearscolm, 30 de junio de 2022
Hostal Black Owl, 02:03 am
Jeon Jungkook, en persona, está sentado afuera de nuestra habitación, en el pasillo. Tiene las rodillas casi pegadas al pecho y la cabeza escondida. Todo lo que veo es una maraña de cabello gris. Apoya los codos en las rodillas y está descalzo. Veo a mi alrededor. Jay está parado en el umbral del cuarto de Riki. Da un asentimiento con la cabeza y desaparece adentro del cuarto.
Está acceciendo a darme privacidad, aunque es obvio que es lo último que quiere hacer.
Privacidad...
Me siento a su lado en el suelo. Veo sus brazos y sus pies, todo piel blanca y pulcra. Blanca, tan blanca como si fuera un cadáver o un anémico. Siento la temperatura de mi cuerpo subir al recordar lo evidente: Jeon Jungkook es un vampiro. Sigue oliendo a jabón, y me reconforta el hecho de que no huele a alcohol. Me acerco un poco más a él. Me gusta estar cerca, pero la desesperación por estarlo aún más hace que me piquen las yemas de los dedos. Su cabello ya está seco, y tengo la desesperada necesidad de pasar los dedos a través de él. No lo hago.
—Gracias a tus amigos todo el primer piso apesta a whiskey y a sexo, Kim Taehyung —dice Jungkook, aún sin alzar la cabeza. Trago saliva y miro el techo.
—Tus hermanos son tan responsables como ellos, ¿cómo mis amigos habrían conseguido el alcohol de no ser por ellos? —se encoje de hombros y el movimiento hace que no pueda evitar fijarme en sus brazos. Me aclaro la garganta— ¿Por qué no estás con los demás?
—Nunca me ha gustado el alcohol —por fin levanta la cabeza y me mira a través de mechones de cabello que le caen sobre el rostro. Tiene los ojos entrecerrados y no sonríe. Es intimidante de un modo que me hace sentir demasiadas cosas al mismo tiempo—, ¿qué hay de ti?
—Nunca he bebido.
—¿No?
—No.
—¿Por qué?
—Tengo el presentimiento de que el alcohol tendrá un mal sabor. ¿Sabes? Todos íbamos a tomar nuestra primera cerveza por el cumpleaños de Sunoo el día que toda esta mierda empezó —me río sin gracia y estiro las piernas sobre el suelo—. Creo que es una señal. El alcohol y yo no nos llevaremos bien.
—Nunca vas a saber hasta que lo pruebes, ¿no? —casi pensaría que está coqueteando conmigo si su tono no fuera tan neutral— Creo que se terminaron toda la reserva de Namgil, de todos modos. Él nos matará mañana.
—No tendrá tiempo. Probablemente moriremos a manos de un Feráseo primero.
—O del Gran Demonio.
—O de un Quiróptero.
Lo veo tensarse y se aparta un poco. No fue una buena elección de palabras, entendido. Esto se siente extraño. Es la primera vez que hablamos apropiadamente desde el beso. Todo el día actuó como un chico nervioso evitando a la chica de la que está enamorado, pero ahora mismo parece que me odia. Dios. Esto no es lo que quería.
—Entonces —intento revivir la conversación antes de que muera—, ¿qué hacías en el garaje con la camioneta?
—Jay nos dijo que los Feráseos y los Quirópteros adoran la sangre humana, pero que la de otros animales los debilita. En especial de animales del bosque de Tearscolm. Dijo algo sobre que estaban impregnados con un tipo de magia que debilita la oscuridad... o alguna mierda así. No le presté demasiada atención. Les atrae el olor a muerte, sí, así que será un poco aterrador que intenten acercarse a la camioneta cuando escapemos, pero apenas noten el olor a magia, retrodecerán —su voz empieza a sonar un poco más como el Jungkook de verdad y menos como esta fachada de un robot imbécil mientras habla. Me mira, nota la sonrisa boba en mi rostro y frunce el ceño—. O eso creo, no lo sé.
—Entonces, ¿pasaste el día pintando una camioneta con sangre de conejo?
—Sí.
—Creo que aún puedo olerlo —me acerco a él e inhalo con fuerza. Jungkook retrocede como si yo fuera una amenaza, pero choca con la pared—. La sangre, sigue pegada a ti.
—No, por supuesto que no —agarra el cuello de su camiseta y huele. Levanta un poco la prenda y veo por un segundo la piel de su abdomen descubierta. Piel, piel, piel. Blanco, blanco, blanco—. Me bañé.
—También huelo eso. Me gusta el olor de tu jabón. Huele a ti.
Parece exasperado, a punto de perder el control. Es satisfactorio verlo así, empujarlo hasta el borde del abismo. Es como utilizar una rama para pinchar a un animal salvaje en un zoológico a través de las rendijas. No hay rendijas que nos separen. Jungkook no está en una jaula, está junto a mí. Junto a mí. Si extiendo la mano lo suficiente, si me atrevo, podría...
—¿Qué estás haciendo, Kim Taehyung?
—No lo sé.
—Creí que estabas enojado.
—Lo estoy, estoy muy enojado. Eres un idiota —mis ojos vagan sin rumbo hasta dar con sus labios. Rosados entre la palidez enfermiza de su rostro. Parpadeo muy rápido y miro en otra dirección. No sé cuándo ni cómo, pero estoy con las rodillas y las manos en el suelo alfombrado, como a punto de saltar sobre Jungkook como un maldito animal—. Dijiste que necesitabas tiempo.
Se pasa una mano por el cabello.
—Sí.
—¿Tiempo para qué?
—Para decidir qué haré conmigo.
—¿Ya lo pensaste? —me acerco hasta que nuestras narices se tocan y puedo ver el momento exacto en el que se queda sin aire.
—No —responde, y solo yo puedo escucharlo. Veo el movimiento en su garganta cuando traga—, aún no.
—¿Fue la sangre? —el tono de mi voz me parece más que humillante, pero no me importa. Sueno necesitado. Implorante, es ridículo. Soy un hipócrita, un maldito doble-cara por haber juzgado a mis amigos abajo cuando estoy actuando mil veces peor que ellos— Jay dijo que fue la sangre.
Tarda en responder.
—En... parte.
—¿Fue algo más?
Es entonces cuando lo veo. El león se hartó del mocoso que lo pinchaba con la rama y se lanzó, todo rugidos y dientes y fauces abiertas, contra las rendijas. Aquí no hay jaula, pero aún veo algo en los ojos de Jungkook que lo contiene y lo mantiene cuerdo: él mismo.
¡Nos leemos luego! ♡
[ Noduru, 2024 ]
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