[ 10:4 ]

He llorado tres veces en menos de cuarenta minutos cuando Jungkook me arrastra escaleras arriba diciendo que apesto y es hora de que tome un baño de una maldita vez. No recuerdo haber estado usando lo que llevo puesto ahora mismo cuando me desmayé, así que es obvio que me cambiaron de ropa (no quiero ni imaginar quién lo hizo), pero me pregunto si me lavaron de alguna manera. Se supone que todos tomaríamos un baño el día de los incidentes, así que mi desmayo entorpeció todos los planes. Me huelo disimuladamente las axilas cuando Jungkook me deja solo en la habitación. Huelo a basurero.

Tiro toda mi ropa sobre la cama, agarro la toalla que Jungkook dejó para mí y camino descalzo a la bañera, que está repleta de agua caliente. El vapor se pega a las paredes y empaña el espejo. Entrecierro la puerta y me meto dentro del agua, que me envuelve y alivia el dolor de todo mi cuerpo. Cierro los ojos y dejo que mi mente se pierda en el silencio interrumpido por el goteo del agua. El vapor se me pega a las mejillas y siento una paz que no había sentido en años. Inhalo y exhalo. Esto es increíble.

No dura mucho.

Escucho el sonido lejano de pasos cuidadosos, ropa siendo movida de lugar, una espalda apoyándose contra la puerta del baño que es de un material transparente pero distorsionado que me deja ver una silueta oscura de cabello rubio. No pone todo su peso en la puerta para evitar abrirla, pero está aquí. Suspiro y me paso una mano por todo el rostro, mojándolo. Me hundo un poco más hasta cubrir mis hombros. 

Me dejará cuando escapemos de Santalan, así que no me matará intentar ser amable por tres días más.

—¿Cómo te comunicaste con ellos? Creí que solo yo podía hablar contigo.

Da un respingo al escuchar mi voz, como si de verdad hubiera creído que estaba pasando desapercibido. Es ridículo, es un demonio ridículo y tonto. Es torpe, para ser un temible monstruo demoníaco. Es solo... un chico. Un chico que no sabe qué hacer consigo mismo. Un chico que está tan enamorado de mí que estaba por espiarme mientras tomo un baño.

No responde.

—Sé que estás ahí. Te puedo ver por la puerta, y tu respiración no es la cosa más silenciosa —se encoge, y tengo la tentación horrorosa de reírme. No lo hago—. Ya, dime.

Abre un poco la puerta. Puedo ver una parte de su rostro. Está rojo como una manzana.

—Nuestro vínculo —dice. No sabe qué mirar. Está tentado en echar un vistazo en mi dirección, pero también se siente demasiado avergonzado como para hacerlo. De seguro está pensando en que el beso fue más que suficiente para aliviar cualquier pensamiento depravado que cruzara su mente, y que verme desnudo es cruzar límites— estaba desgastado. Tú estabas ahí, pero no estabas al mismo tiempo. Con la cuerda que nos unía perdiendo fuerza tuve la oportunidad de... crear nuevos vínculos —el agua suena con un splash cuando tengo la intención de levantarme. Al ver que no eligió con cuidado sus palabras y consiguió hacerme enojar, Jay empieza a excusarse—. ¡No es lo que piensas! No hice lo mismo que hice contigo hace dos años, no los lastimé, solo... —su respiración se agita a la par que lucha para concentrarse. Vuelvo a hundirme en el agua, aún juzgándolo con ojos entrecerrados— los vínculos temporales son diferentes.

—Explícamelo.

—Es como los Umbras sin un vínculo definitivo consiguen alimento. Es como... hacer lo que hacemos, pero a menor escala. En lugar de unirnos al humano, comprometernos con él y sellar esa unión, solo... aparecemos. En sueños, en visiones, en alucinaciones. No tienen la misma intensidad, no son tan claras, pero son suficiente para crear una pequeña cantidad de energía negativa que nos servirá como sustento por un tiempo. No lo hice con esa intensión con tus amigos. Solo quería... necesitaba hablar con alguien. Temía que no despertaras a tiempo y quería asegurarme de que salieras de la ciudad antes del Juicio Final.

—¿Por qué fue diferente para algunos? Con Joshua y Jeonghan fueron alucinaciones, pero entraste en los sueños de Sunoo y Yeonjun.

—Kim Sunoo y Choi Yeonjun tienen mentes... ligeramente más abiertas, y no lo digo solo porque estén dispuestos a salir con Natálidos —tiene una sonrisa divertida y sutil, y su comentario me hace reír. Ambos nos quedamos pasmados con eso. Él se sorprende y yo carraspeo con vergüenza. No puedo creer que el idiota sea capaz de hacer bromas, mucho menos de hacerme reír. Parece satisfecho, y lo odio por eso—. Fueron más accesibles. Son más vulnerables. Y sé que no estuvo bien, pero me aproveché de eso. Los otros dos —veo como su entrecejo se frunce un poco. Suspira y niega con la cabeza. Se toca las sienes—. Sus cabezas eran dos fuertes protegidos de extremo a extremo, tuve que atacar cuando estaban con la guardia baja.

—Cuando Joshua estaba en el baño —digo, sin poder evitar que las comisuras de mis labios se levanten un poco. Él asiente, y nos quedamos en silencio hasta que le digo que saldré del baño y que necesito privacidad. Jay sale disparado de la habitación sin decir nada, y me permito reír cuando sé que estoy completamente solo.

Hay ropa doblada en mi cama que no estaba antes cuando salgo del baño con una toalla en la cintura. Trago saliva y me siento, tomándola. Quien sea que haya sido, me escuchó hablando con Jay. Es vergonzoso, mucho más ahora que saben la verdad. Debe ser raro para ellos. No puedo imaginar la cara que debieron poner cuando Jungkook les explicó, o las palabras que usó para explicarlo. En cierto modo, es un alivio haberme ahorrado el momento incómodo. Debería agradecerle a Jungkook por eso.

Me aseguro de que la puerta esté cerrada con seguro antes de quitarme la toalla y empezar a secarme. Me siento limpio. No solo porque dejé de apestar a cadáver, sino que... siento una extraña ligereza. Un peso menos. Como si me hubieran quitado una capa de oscuridad de encima.

Oscuridad.

No puedo esperar a sentir que toda ella se desprenda de mi cuerpo.

Tres días. No es una espera tan larga. Podré soportarla.

Me estoy poniendo los zapatos cuando tocan la puerta. Doy trompicones para abrirla y encontrarme con Jeonghan. Tiene una sonrisa apenada y me extiende mi celular.

—Se estaba cargando en mi habitación. Pensé que querrías... hablar con tu mamá.

—Gracias —le devuelvo la sonrisa y agarro mi celular. Jeonghan asiente con la cabeza—, ¿el señor Choi sigue encerrado en su oficina?

—Sí, apenas sale para comer y asegurarse de que sigamos vivos... Ah, hablando de él, se disculpó por no darte la bienvenida cuando despertaste. Dijo que es por nuestro bien, y que lo compensará cuando estemos lejos de Tearscolm y a salvo.

—¿Estás bien con todo eso? ¿Con dejar todo y empezar de cero lejos?

—Sí. Digo —se rasca la nuca—, siempre quise salir de Tearscolm, pero mamá nunca quiso. Decía que este lugar, con la oscuridad y los monstruos y eso, era su hogar. Creo que todos nuestros padres están un poco aferrados a la ciudad —sonríe un poco y suspira—. Yeonjun iba a irse de todos modos, para estudiar. Sunoo... no lo sé, esperaba que aplicara a una universidad de artes en el extranjero. Joshua y yo siempre hablábamos sobre compartir apartamento en Europa, trabajar y abrir un bar. Y con respecto ti —se cruza de brazos y sonríe con diversión. Yo me encojo bajo su escrutinio, y la mueca divertida se suaviza en el rostro de Jeonghan—. La ciudad nunca te hizo bien, Taehyung. Nuestro lugar nunca estuvo en Tearscolm.

—¿Y dónde estará, entonces?

—No lo sé —se encoge de hombros, pero me pone una mano reconfortante en el hombro—, pero sobreviviremos y lo descubriremos. Te lo prometo.

—Nos vamos a separar —bajo la cabeza. Siento la mano de Jeonghan tensa y parpadeo—. Si hacemos todo lo que dijiste... nos vamos a separar.

—Deja de ser tan pesimista —me da unos golpecitos con el dedo índice en la frente y me obliga a mirarlo a los ojos. Tiene el ceño fruncido con preocupación—. Hemos pasado por muchas cosas, Taehyung. Tantas cosas. Nos peleamos, nos reconciliamos, aparecieron monstruos y vampiros. Nuestra amistad es fuerte. Si pudo contra los Feráseos, ¿qué son unos cuantos kilómetros?

Al ver que no le respondo, me da un abrazo fuerte y unas palmadas en la espalda.

—Estaremos bien, y estaremos juntos. No te vas a librar de nosotros tan fácilmente, tarado —ambos nos reímos sin gracia y él me acaricia la nuca—. Estamos aquí, Taehyung. Y siempre estaremos. 

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2024 ]