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Lately I've been talking with a ghost
He tells me all the places I should go
He makes me paint my face so that I know
That I'm not the only the person in my soul
He tells me that a monster lives inside
And when It gets too angry I should hide
Cause if I were to try and pick a fight
I would barely stand a chance and I'd die
Últimamente he estado hablando con un fantasma.
Él me dice todos los lugares que tengo que visitar.
Él me hace pintar mi rostro para que sepa
que no soy la única persona en mi alma.
Él me dice que un monstruo vive dentro,
Y cuando se enoja demasiado tengo que esconderme
Porque si intento pelear
Apenas tendría oportunidad y moriría.
— Two face, Jake Daniels
[ ⊱ĭ⊰ ]
Octava parte:
in love with a fiend
[ ⊱ĭ⊰ ]
[ 8:1 ]
Tearscolm, 26 de junio de 2022
Hostal Black Owl, 00:13 am
No estoy en mi habitación cuando me despierto. Estoy en... el patrón del techo me parece familiar. Hay una telaraña en la esquina del cuarto y el techo está adornado con rombos resquebrajados. Tomo asiento, y una manta azul cae sobre mi regazo. Jungkook está a mi lado, con los ojos cerrados y la respiración uniforme. Está dormido, igual que Riki y Sunoo a unos metros de nosotros. Joshua y Jeonghan también lo están. Nos encontramos en el recibidor del bar. Hay mantas en el suelo y almohadas. El señor Choi está dormido en la puerta, sentado en una silla y con la escopeta descansando a sus pies.
Soobin y Yeonjun están arriba, es lo primero que pienso, pero luego siento un peso encima de mi pie y casi suelto un grito al ver la cabeza de Yeonjun sobre él. Vuelvo a inspeccionar cada rincón del cuarto en busca de Jay. No está. Él sí que debe estar arriba.
—Estás despierto —susurra alguien. Giro la cabeza un poco y confirmo que es Jungkook. Suspira y se despereza antes de sentarse también. Me sonríe, sin colmillos—, y estás bien.
—¿Qué pasó?
—Te desmayaste después del ataque de los Quirópteros —explica, mirando sus manos—. Tienes un cuerpo muy débil, Kim Taehyung —le doy un golpe en el hombro y él se ríe bajito. Yeonjun frunce el ceño y empieza a moverse. Jungkook y yo entramos en pánico. Él me hace una señal para que lo acompañe arriba, y yo aprovecho que Yeonjun se mueve para levantarme.
Ambos subimos las escaleras sin ponernos los zapatos y en completo silencio. Pasamos junto a las habitaciones, viendo que la puerta de la nuestra está entre-abierta. Le echo un vistazo rápido: Jay está parado frente a la ventana. No puedo ver bien qué está haciendo, porque Jungkook me agarra el brazo y señala la escotilla con el mentón.
—Estás loco —susurro.
—Es el único lugar en el que podremos hablar.
—Haremos ruido.
—Todos allá abajo están exhaustos. Solo despertarán con el sonido de otro tiroteo. Confía en mí, Kim Taehyung.
—No quiero despertarlos, no quiero molestarlos. Mejor quedémonos aquí. No nos escucharán si susurramos desde el pasillo... —no despega sus ojos de los míos, pero su mano se mueve peligrosamente hacia la escotilla—. Jungkook —advierto, negando con mi cabeza. Él no se detiene—. Jungkook, no. Para. ¡Jungkook!
Me da una sonrisa traviesa, un gesto mitad cejas y mitad colmillos, y abre la escotilla de par en par. Me preparo para el estruendo más escandaloso que me podría imaginar, pero un chillido de las bisagras, tan fugaz que apenas resuena por el pasillo, me deja completamente callado. Jungkook me mira mordazmente, sus ojos diciendo un evidente te lo dije, pero no quiero darle la satisfacción de haber tenido razón y paso junto a él para subir a la terraza.
Hace frío. Hay unas pocas estrellas salpicando el cielo, pero casi todo es oscuridad. Lo contemplo sin parpadear mientras espero a que Jungkook suba también y cierre la escotilla.
Él se para a mi lado y lo observa también.
—El cielo en Tearscolm es bonito —dice.
—Nada en Tearscolm es bonito —le respondo, con un resoplido.
Siento su mirada quemándome el rostro por un momento. Carraspea y regresa la mirada al cielo.
—Hay algunas cosas que no están tan mal.
Jungkook y yo caminamos hasta apoyarnos en la baranda. El Black Owl es un hostal pequeño, así que no tenemos una vista magnífica de la ciudad desde aquí (tampoco es como que la ciudad esté en su mejor estado en este momento), pero vemos cosas. Los cadáveres de las calles, las casas de los alrededores, uno que otro Feráseo acechando silenciosamente los alrededores. Los Quirópteros son mucho más agresivos que los Feráseos, y mucho más inteligentes. Los demonios huesudos solo atacan cuando se sienten amenazados, mientras que los murciélagos lo hacen por mero aburrimiento. Le echo una revisión rápida a los techos de las casas circundantes al hostal en busca de Quirópteros. No parece haber ninguno cerca.
Jungkook apoya los brazos en la baranda.
—Namgil dijo que mañana empezarán a ayudar con los quehaceres. Iniciaremos lavando la ropa.
—¿Está insinuando que apestamos? —me apoyo también y lo miro con una sonrisa. Él me la devuelve y me da un empujoncito.
—Todos ustedes apestan a sudor desde que pisaron el hostal, Kim Taehyung.
—Y aún así te ofreciste a dormir conmigo —digo, levantando las cejas y acerándome a él. Pone los ojos en blanco y me empuja.
—Prefiero eso a... que duermas con la cosa. Hablando de la cosa... Digo, no es que me importe, pero —se sorbe la nariz y tamborilea sobre la baranda. Está nervioso. Es lindo—, ¿por qué no quisiste dormir en mi cama?
—No quería molestarte.
—No me estabas molestando, Kim Taehyung. Mira, escúchame, sé cómo son estas cosas. No experimenté el infierno que fue Tearscolm hace décadas, pero sé cosas. Parte de esa oscuridad vive dentro de mí —frunce las cejas y se toca el pecho. Toma aire—. Me llamaste Quiróptero cuando nos conocimos.
—Lo siento.
—No te estaba reclamando. Me refiero a que —suspira—, somos monstruos. Mis hermanos y yo. Y los monstruos saben qué tan horripilantes y temibles son los otros monstruos. Los Feráseos son horribles, mierda. No quisiera tener que mirar a uno por más de cinco segundos, o vomitaría. Pensar que vives con esa cosa... —los ojos grises de Jungkook brillan bajo una luna que apenas emite luz. Trago saliva, su mirada parece capaz de robarme el alma. Me la está robando—. Te quiero ayudar.
Ninguno dice nada y terminamos por elegir el silencio. Me pregunto qué estará haciendo mamá ahora mismo. Espero que esté durmiendo en la enorme cama que comparte con papá, sola. Espero que papá esté durmiendo en la sala esta noche. Me miro las manos: tengo las uñas sucias. La verdad es que no me vendría mal un baño. Y ropa limpia.
—No eres un monstruo. Ninguno de ustedes lo es.
Su sonrisa acelera mi corazón de una manera extraña. Se ríe muy bajito, agarrando el barandal con ambas manos y balanceándose de adelante hacia atrás.
—Admite que tenías miedo de nosotros cuando nos vimos por primera vez.
—Por supuesto que no...
—Lo olí —ladea la cabeza—, olí tu miedo, Kim Taehyung. Estabas tan aterrado que evitaste por muy poco ensuciar tus pantalones. Y a mí —sonríe con orgullo— es a quien temías más.
Bufo con indignación. ¿Quién se cree que es? Tiene razón, pero no pienso dársela.
—Así que no me equivoqué cuando dije que eras un maldito perro —susurro, un poco para mí mismo, pero me escucha y se ríe—. No me puedes juzgar. Tres chicos con colmillos, ropa desgarrada y con heridas en una noche como esa. Ya era suficiente con los Feráseos, ¿y ahora tengo que compartir cuarto con un vampiro? Por favor, apiádate de mí, Gran Demonio.
—Te encanta compartir habitación conmigo —afirma, aún más orgulloso. Frunzo el entrecejo y gruño por lo bajo, empujándolo. Se está acercando demasiado.
—Por cierto —digo, cambiando de tema—, ¿por qué estaban llenos de sangre esa vez?
—Ah, no es una historia muy larga. Estábamos cazando en el bosque, no nos fijamos en la hora y nos encontramos a un Quiróptero. Somos fuertes, pero ¿esa cosa? Es un maldito demonio. Uno contra tres no era tan difícil, pero estábamos en su territorio y no tardaron en aparecer más. Nos hicieron pedazos.
Me fijo en sus brazos descubiertos. Su piel está blanca y limpia como la porcelana.
—Sanaron bastante rápido.
—Ventajas de ser un Natálido —se regodea y yo pongo los ojos en blanco.
—Natálidos... —repito con aires pensativos. Me pregunto qué otras cosas existirán allá afuera. Deberíamos revisar el diario del señor Choi. Estoy seguro de que, si los vampiros existen, hay otras criaturas oscuras esperándonos—. No sabía que existían hasta hace poco. Creí que la cosa se limitaba a Quirópteros y Feráseos.
—Te sorprenderías con lo horrible que es el mundo —se encoge de hombros.
Me concentro en su rostro por un momento. Jungkook es delgado, pero eso no es un impedimento para que los músculos de sus brazos se marquen cada que se mueve. Tiene ojos filosos, una nariz fina y unos labios rosados que le dan un toque de color a la palidez de todo su ser. El lunar cerca de su ojo es... no lo sé. Llama mi atención. Me pregunto si me dejará tocarlo si se lo pido. Ahora somos amigos, ¿no? El viento le revuelve el cabello. Quiero tocarlo, de seguro está grasoso. Sucio. O suave. No lo sé. Quiero tocarlo.
—No todo es horrible —digo, sin pensar, y él me mira sorprendido—. Ustedes definitivamente son un respiro de aire fresco entre todos los monstruos monumentales de baba negra.
—¿Me equivoco, o acabas de admitir que soy atractivo, Kim Taehyung?
Pongo los ojos en blanco. Ambos estamos sonriendo.
—Piensa lo que quieras.
¡Nos leemos luego! ♡
[ Noduru, 2024 ]
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