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—Apenas son las diez, podríamos... —revisar el cuaderno. Quiero aprender sobre los Natálidos, quiero aprender sobre él. ¿De verdad se alimenta de sangre? ¿Por qué los tres estaban tan heridos cuando llegaron al hostal ayer? El señor Choi solo los cuida, ¿es su familia? ¿Tienen familia? La idea de pasar la noche hablando con Jungkook va tomando forma en mi cabeza, pero se rompe en mil pedazos cuando veo mi cama por encima de su hombro—. Mierda.

Jay está acostado boca arriba, mirando el techo. Tiene la máscara sobre el pecho y la sostiene con fuerza. Sus ojos están húmedos, como si hubiera llorado o estuviera por hacerlo, y tiene sangre seca sobre los labios. El inferior le tiembla y parece estar susurrando en voz baja. El cabello sucio se desparrama sobre la almohada. Me mira, y todo el rostro se le contrae en una mueca de dolor horrorosa. Se encoge en un ovillo cual niño aterrado y permanece ahí, temblando.

Suspiro. Saco de nuevo mi celular. Jungkook se acerca, atento, y lee lo que escribo en el app de Notas.

Jay está en mi cama.

Le paso el celular, me mira de reojo y le echa una disimulada mirada a la cama. Tuerce los labios.

la cosa ? tu demonio personalll ?

Río nasalmente al ver cómo escribe. Para ser un novato con los celulares, no está nada mal. Jungkook me golpea en el hombro. Es adorable, en serio.

Sí, la cosa.

q vamoss a hacer ????1?

No lo sé, está desparramado sobre toda la cama.

No le doy mi celular y pienso un poco antes de agregar:

Finjamos que estamos discutiendo y yo diré que dormiré en la bañera esta noche.

Me frunce el ceño y niega con su cabeza.

no

¿Por qué no?

no dormiras ahi. no bañera

¿Entonces? ¿Duermo encima de Jay?

Tarda un poco en escribir una respuesta y borra el mensaje un par de veces.

duerme. conmigo.

Me atraganto con mi propia saliva y hago tal escándalo que me tiene que dar palmaditas en la espalda y Jay se gira para mirarnos. Le doy una mirada mordaz al demonio y vuelve a temblar antes de ovillarse de nuevo.

No (???). Estás demente. Puedo dormir en la bañera, no es necesario.

no t dejare

Entonces dormiré en el suelo.

no no no no yo duermo piso, tú cama, sí ?

¿No crees que Jay notará algo extraño si casualmente dejamos mi cama libre y decido dormir en tu cama? Hay que hacer que parezca creíble. Discutamos.

cómo hacias para dormir con esa coosa antess ?

Cierro los ojos. Aguantar. Cerrar la boca, esconder los gritos en el rincón más alejado, aguantar la respiración. Contar hasta diez y rogar que el demonio desaparezca nunca funcionó, al menos no las primeras diez veces que intenté hacerlo. Lloraba y lloraba, y Jay me cubría la boca y amenazaba con asesinarme si no me callaba. Decía que mi llanto era inútil, una molestia, y que mis lágrimas no valían nada. A la semana, decidí que lo mejor sería hacerle caso y aguantar.

No se lo digo a Jungkook, no quiero que lo sepa y preferiría no hablar sobre experiencias pasadas con Jay si puedo evitarlo. Si tengo que ser sincero, preferiría disfrutar de esta noche libre-de-Jay en una cama de verdad y no en una bañera que luce pequeña e incómoda, pero...

Pero.

No puedo.

Aún escucho su voz en mi cabeza, las marcas de sus dedos nunca se borrarán.

Sé que Jungkook no puede verlo, pero me gustaría no involucrarlo en todo este lío llamado Jay. Sé bien que el Umbra no puede hacerle daño, pero es más que suficiente con que me haya escuchado y decidido creerme. Es un peso que ahora lleva gracias a mí, y se lo agradezco. No quiero molestarlo más de lo necesario. 

Eres una molestia, Kim Taehyung.

Tecleo en el celular empezando a sentir un latido molesto en mi cabeza.

Olvídalo, no es para tanto. Dormiré en mi cama.

Buenas noches, Jungkook.

Puedes utilizar mi celular si quieres. La batería está por morir, así que déjalo en la mesita cuando se apague y mañana lo cargaremos, ¿sí?

Jungkook agarra mi celular cuando se lo paso y no me quedo para ver su reacción. Empiezo a caminar hacia la cama junto a la ventana. He hecho esto millones de veces, y esas millones de veces fueron peores porque Jay era un monstruo de baba negra, un demonio. Pero, por ciertas razones sobre las que prefiero no pensar, estar cerca de él con la nueva apariencia humanoide me parece mil veces más incómodo.

Me quito los zapatos y toco a Jay en el hombro. Elige no mirarme, aún prestándole atención al techo agrietado y sosteniendo la máscara como si yo fuera a quitársela. Suspiro. Lo empujo con suavidad y consigo que sus ojos y los míos se encuentren por tres segundos antes de que vuelva a apartar la mirada, tragando duro antes de hacerse a un lado. Me acuesto junto a su cuerpo tembleque, sobre el edredón, e imito su postura mirando el techo. Escucho su respiración, y la de Jungkook al otro lado de la habitación.

Tengo los ojos cerrados cuando siento un peso caer sobre mi pecho y mi corazón deja de latir. La respiración se me queda atrapada en el pecho y abro los ojos de golpe, solo para ver una maraña de cabello sucio y rubio esparciéndose sobre mi pecho. La máscara queda atrapada entre su cuerpo y el mío, los cuernos clavándose en mis costillas. Jay está frío, pero se aferra a mí y no tarda en contagiarse de mi temperatura corporal.

Mis latidos siguen siendo erráticos cuando veo de reojo a Jungkook. Parece querer decir algo, pero no lo hace y se acuesta en su propia cama, dándome la espalda. Puedo ver la luz reflejada de la pantalla de mi celular, pero termina por decidir no utilizarlo y lo deja en la mesita.

—Lo siento —dice Jay después de un rato. Jungkook está durmiendo, puedo escucharlo en la cadencia de su respiración. La voz de Jay es un susurro entrecortado que suena como el estruendo de cien trastes cayendo al suelo en el silencio sepulcral del cuarto. Trago saliva—. Lo siento, lo siento, lo siento.

—¿Qué sientes? —le pregunto en un susurro, muy bajito. Está tan cerca que me escuchará.

—Todo.

Le doy unas palmadas en la cabeza que se convierten en caricias incómodas.

—Ya cállate, quiero dormir.

Jay, por primera vez en ni siquiera recuerdo cuánto tiempo, me hace caso y se queda callado. Se duerme también, su pecho sube y baja con suspiros casi inaudibles. Mi mano sigue sobre su cabeza, acariciándolo como a un maldito perro. No puedo dormir. Afuera empieza a llover y escucho el chillido lejano de un Quiróptero. Abandono el cabello de Jay y me paso la mano por el rostro. Esto es una mierda. Una completa mierda.

Quiero llamar a mamá.

Alcanzo el celular en la mesa de noche y reviso la hora. Son las diez y cuarenta.

Siento los ojos secos y me pregunto qué tan peligroso será bajar a la cocina por un vaso de agua. Me imagino que el señor Choi está haciendo guardia en el piso de abajo y no me sorprendería que tuviera encima una escopeta, solo por si acaso. Me río al imaginarlo, el hombre con la apariencia más amigable del universo, cargando un arma. Dejo de reír cuando me lo imagino con mi madre, hace décadas. Riendo, investigando en la biblioteca, entrevistando a víctimas. Hablando con Chaeyoung sobre su Umbra. Pasando los toques de queda juntos. Me imagino al señor Choi confesando sus sentimientos y a mamá, con la mano en su vientre y una sonrisa lastimera, diciendo que no puede aceptarlo. Que quiere, pero que no puede.

Me pregunto qué hubiera pasado si mamá y el señor Choi hubieran estado juntos. Quizás yo no existiría, pero es el precio que estoy más que dispuesto a pagar si significa tener a mamá viviendo una vida feliz, una lejos de papá.

Veo el contacto de mamá en mi celular hasta que se queda sin batería y la pantalla queda en negro. Empiezo a sentir el cuerpo entumecido por el peso de Jay y la máscara en medio, pero, por más extraño que suene, no es tan malo como pensé que sería. Me niego a tener una buena relación con Jay, incluso con el testimonio de Chaeyoung y su Umbra y sus bellísimas fiestas de té. Pero quizás una relación neutral no estaría mal...

Recuerdo la última parte del testimonio, lo que hizo la Umbra antes de desaparecer.

Un beso en los labios.

¿Tengo que besar a Jay para que me deje en paz? ¿O él tiene que besarme a mí?

Prefiero no pensar en eso, mucho menos después de que el rostro de Jungkook aparece en mi cabeza al pensar en la palabra beso. Dejo el celular en la mesa intentando no hacer mucho ruido.

No tengo sueño en absoluto, pero empiezo a sentirme mareado. El cuerpo de Jay se vuelve más pesado, y lo siento como bolsas de concreto sobre mi pecho. Quiero hacerlo a un lado, pero no tengo las fuerzas necesarias para apartarlo. Me cuesta un poco respirar, el corazón se me acelera y la habitación empieza a dar vueltas, así que cierro los ojos.

Solo quiero dormir. 

¡Nos leemos luego!

[ Noduru, 2024 ]

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