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Hace frío, así que termino por dar media vuelta y volver a bajar las escaleras en silencio, escabulléndome como un criminal y mirando a ambos lados en busca de el señor Choi. Tararea en el comedor, reorganizando las tazas, y me da la espalda por un momento. Aprovecho para correr y esconderme en el primer cuarto que encuentro. Cierro la puerta y me apoyo contra ella, con el corazón en la garganta latiendo como loco.
Me calmo después de unos segundos de respirar profundamente y miro el lugar: Parece una oficina. Hay libros en estantes enormes, muy viejos y con los costados ya amarillentos y desgastados. Huele a polvo y es un cuarto pequeñito, así que se siente un poco asfixiante y me empieza a picar la nariz. Me acerco a la repisa y estornudo un par de veces. Me acerco a un escritorio, con una computadora vieja apagada y algunos cuadernos con cubierta de cuero. Me sorbo la nariz.
Tomo uno al azar y empiezo a ojear sus páginas. Hay dibujos a mano algo descuidados de monstruos y criaturas enormes y huesudas. Hay descripciones escritas con letras gruesa y redonda. Nombres desconocidos, y otros que me resultan más familiares. Parece un glosario, o quizás el primer bosquejo de uno. Algunas páginas tienen anotaciones al pie en bolígrafo azul, y reconozco la letra, inclinada y alargada, enseguida: Es la letra de mi mamá.
Así que este glosario de monstruos es de Choi Namgil y mi mamá. Por Dios...
Encuentro descripciones de los Feráseos en una página, y en otra de los Quirópteros. Son bastante similares a lo que dicen los libros de la biblioteca municipal. Las fotos y los dibujos también son idénticos. Incluso hay una sección de cinco páginas para el Gran Demonio, pero no hay dibujos de él. Paso las páginas un poco más rápido. No todas parecen ser de un glosario, algunas parecen anotaciones de un diario. Me detengo cuando veo un rostro conocido, un retrato a bolígrafo. El título de la página dice Natálidos, y el chico del retrato...
Es Jungkook.
Esta sección luce mucho más reciente que las otras, y está incompleta. Dice que los Natálidos nacen del cruce entre un humano y un Quiróptero. ¿Qué humano en su sano juicio lo haría con uno de esos monstruos? Es tan horroroso como pensar en hacerlo con un Feráseo.
Ellos ni siquiera tienen consciencia. Son tontos, solo siguen su instinto y... matan sin pensar. ¿Cómo... ?
Hay otro dibujo que llama mi atención. Es una persona mirando hacia el frente, con la misma máscara de Jay. Los cuernos de papel maché, la sonrisa dibujada con crayón...
La puerta es abierta de par en par y alcanzo a esconder el cuaderno bajo mi ropa en el último segundo. El señor Choi luce sorprendido al verme, aún con la mano en el pomo de metal. Hacemos contacto visual por un momento y trato de sonreírle con inocencia.
—Me equivoqué buscando el baño —armo una excusa poco creíble, pero él solo se aclara la garganta y se ríe, inspeccionando con disimulo el lugar.
—Está bien, Taehyung. Solo... intenta pedirme permiso para entrar aquí la próxima vez, ¿sí? —se rasca por debajo de la oreja con nerviosismo— ¿Podrías pedirles a tus amigos que llamen a sus padres, y les avisen que pasarán unos días más aquí? Afuera sigue siendo un infierno, así que lo mejor sería prevenir cualquier posible catástrofe. Tú —se acomoda los lentes— deberías llamar a tu madre también...
Asiento y salgo, con cuidado de no hacer movimientos bruscos y que el cuaderno se caiga y me delate frente al señor Choi. Eso estuvo tan cerca de salir horriblemente mal, pero el destino estuvo de mi lado y ahora tengo una pieza de información que parece importante. Si descubro qué es Jay, tal vez también descubra cómo hacer que desaparezca. Saber más sobre Jungkook y los otros vampiros también será de ayuda.
La puerta de la habitación que comparto con Jungkook está abierta, pero no hay señales de él. El baño también está vacío, y me resulta muy extraño no saber dónde está Jay. No suele alejarse de mí muy seguido, por no decir que nunca lo ha hecho antes. Escondo el cuaderno debajo de mi almohada y me dispongo a subir hacia la azotea. Subo la escalera que da a una escotilla antigua y la abro con un empujón, porque se niega a ceder en un inicio. El escenario no es tan distinto a como lo imaginé, pero hay ligeros cambios. El viento golpea mi rostro y definitivamente me arrepiento de haber subido sin un abrigo más grueso. Joshua es el primero que nota mi presencia.
—¡Taehyung! —dice, después de expulsar el humo de un cigarrillo. Jeonghan, que estaba junto a él en la barandilla, me mira de igual manera y me saluda con su mano y una sonrisa sutil. Saludo también y regreso la mirada a Joshua. Tiene el cabello mojado— ¿Dónde estabas? ¿Por qué no subiste antes? —echa la cabeza un poco hacia atrás y enarca una ceja.
—Eh, yo... —rio, un poco nervioso. Antes de que pueda excusarme, Joshua me agarra el rostro y me inspecciona—. ¿Qué pasa? —pregunto, mi voz sonando extraña al tener las mejillas aplastadas por él. Joshua me suelta con suavidad y frunce las cejas.
—¿Estás bien, Taehyung? Estás pálido... ¿Seguro de que el vampiro no te hizo nada anoche? Yeonjun y Sunoo también han estado actuado así.
—No pasó nada, estoy completamente bien —sonrío un poco, asintiendo con la cabeza y alzando las cejas—. Me conmueve tu preocupación —pone los ojos en blanco y lo empujo amistosamente en el hombro—. Pero en serio, Jungkook no es tan malo.
Se encoge de hombros.
—Supongo que tienes razón. Los vagabundo no son tan malos —saca una cajetilla de cigarrillos a medio terminar y me la enseña con orgullo—. Mira lo que conseguí. Soobin nos lo dio.
—¿El chico de cabello azul? —sonríe, y me ofrece un cigarrillo, pero empujo la cajetilla con suavidad y me niego. Los únicos que fuman en nuestro grupo son Joshua y Jeonghan— ¿Te los dio gratis?
—No gratis, pero —carraspea y ladea la cabeza— vino y dijo que quería hablar con Yeonjun, así que intervine y le dije que no había forma en que dejaría a mi amigo irse con un chico como él. Ya sabes, no quería que Yeonjun —saca sus dedos como si fueran garras, enseña los dientes y hace un movimiento como si mordiera a alguien. Después, deja caer la cabeza a un lado y saca la lengua con los ojos cerrados, simulando estar muerto. Me rio; Joshua es un tonto, pero un tonto divertido—. Así que Soobin sacó los cigarrillos y dijo que me daría la caja entera si me callaba y dejaba de meterme en sus asuntos. ¿Cómo supo que esa era la respuesta? Dime, Taehyung, ¿tengo cara de fumador?
—¿Vendiste a Yeonjun por una caja de cigarros? —pregunto, haciendo una mueca e ignorando su pregunta. Él suspira con resignación.
—No lo vendí. Yeonjun accedió a ir por voluntad propia. Soobin solo me chantajeó con esto para que no los molestara. Soy fácil de complacer, no voy a mentir —se encoge de hombros y le da otra calada a su cigarrillo—. Yeonjun no es el tipo de persona que se rinde ante alguien con facilidad. Si necesitara ayuda, nos la habría pedido.
—Entonces Yeonjun y Soobin están juntos.
—Sí, por allá —señala con el mentón algo detrás de mí.
¡Nos leemos luego!
[ Noduru, 2024 ]
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