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No sleep, you're in my dreams
Wake me up with my favorite things
You know, know what I mean
Follow me now, please.
I wanna be loved, I wanna be afraid,
Want you to be the drug inside of my head.
Sin dormir, estás en mis sueños
Despiértame con mis objetos favoritos.
Tú sabes, sabes a lo que me refiero
Sígueme ahora, por favor.
Quiero ser amado, quiero sentir temor,
Quiero que seas la droga dentro de mi cabeza.
— Up All Night, The Tech Thieves
[ ⊱ĭ⊰ ]
Primera parte:
the butterfly who killed me
[ ⊱ĭ⊰ ]
[ 1:1 ]
Tearscolm, 24 de junio de 2022
Avenida Seongcheom, 22:31 pm
—Corre, Taehyung. Corre con todas tus fuerzas, hasta que no sientas las plantas de los pies.
—¿Por qué? —pregunto, a punto de quedarme sin aire.
—Porque las mariposas están llegando.
Su voz me envuelve, se enrosca alrededor de mi espina dorsal como una serpiente negra que trepa hasta mi nuca y me susurra directamente al oído. Es lo único que puedo escuchar con claridad en este momento: Los siseos de Jay. Me pregunto si es porque está cerca, o porque está impregnado en mi cabeza.
Intento voltear un poco la cabeza mientras corro, alcanzando a ver por el rabillo del ojo al resto viniendo detrás de mí, corriendo con la misma intensidad que yo. Un poco más atrás de ellos, hay una figura huesuda de unos dos metros de alto cuyo cuerpo está compuesto únicamente de una asquerosa baba negra.
Son idénticos a Jay. Parecen demonios, pero Jay los llama mariposas.
Se arrastra sobre sus cuatro patas como una bestia. Y viene por nosotros.
En estos momentos le debo, en el sentido más horriblemente literal que puede haber, mi vida al club de atletismo y a la entrenadora Kang. Esa mujer de metro cincuenta y su silbato me hicieron correr a una velocidad aceptable. Al menos lo suficientemente rápido como para encabezar al grupo de estudiantes que huyen de la mariposa.
Tal y como lo dijo Jay, empiezo a dejar de sentir los pies. Busco un lugar en el que podamos escondernos del monstruo, pero en esta maldita ciudad del Diablo el alumbrado público es una mierda. Los únicos faroles que siguen funcionando parpadean agonizantes y apenas alumbran objeto alguno.
Quiero salir de Tearscolm. Es todo lo que he querido desde que soy un niño.
Tearscolm es (o fue en algún momento) una ciudad maldita, literalmente. Había caído en el ojo de un ser conocido como el Gran Demonio (Jay me dijo que en realidad su nombre es Santalan) por allá de 1945, y fue cuestión de un par de meses desde entonces para que se convirtiera en el infierno terrenal. Los niños bautizados empezaron a vomitar una interesante baba negra de consistencia viscosa. Las mujeres vírgenes lloraron sangre por cinco días seguidos y casi todas las iglesias de Tearscolm fueron consumidas de repente en un incendio de enormes llamas rojizas que empezó sin motivo aparente.
La ciudad se quedó atrapada en una noche interminable que duró un poco más de tres meses, y ninguna persona pudo cruzar más allá de los límites de Tearscolm por otros seis meses más.
Y a nadie más allá de los habitantes de Tearscolm le importaba lo que estaba sucediendo, porque el Gran Demonio pareció encapricharse con la ciudad. Ni siquiera era tan grande, no era la mejor opción para una invasión demoníaca, pero a Santalan le bastó con atormentar solamente a Tearscolm. Para las personas de afuera, era preferible no mancharse las manos y disfrutar del espectáculo.
Las mariposas también aparecieron, aunque algunos libros de la biblioteca Seojeon (la única de la ciudad con libros acerca del pasado oscuro de Tearscolm, la del abuelo de Sunoo) las denominaban Feráseos. Incluso habían algunas fotos: Eran criaturas delgaduchas y altas, edificaciones de dos a tres metros compuestas de aquella baba que los niños santos habían vomitado hasta que les ardiera la garganta. Entre el cúmulo de baba y suciedad del que estaban hechos, habían dos agujeros que, dentro de su vacío, parecían excavar hasta lo más profundo de tu ser.
Se decía que eran bestias irracionales que se originaban de los sentimientos negativos de las personas. Que los humanos los creaban, pero que Santalan se encargaba de darles una forma material. Solo se aparecían en un horario específico, así que Tearscolm decidió establecer un toque de queda que permanece hasta el día de hoy.
Si merodeas las calles de la ciudad pasadas las nueve de la noche, estás entrando en la boca del lobo.
Creo que mi deseo de escapar lo antes posible de la ciudad maldita en realidad apareció cuando lo hizo Jay.
Fue hace unos dos años. Yo tenía dieciséis y, al despertar a las tres de la mañana por una pesadilla, él estaba sentado al borde de mi cama. Era idéntico a los monstruos de las fotos en la biblioteca: Un demonio horripilante sacado de una novela de horror. Antes de poder gritar, se me abalanzó encima y me cubrió la boca con su mano viscosa. Aún recuerdo el momento como si hubiera sido ayer, aún recuerdo con todo detalle el pavor que sentí cuando mis extremidades se congelaron bajo ese cuerpo negro, bajo esa mirada vacía. Aún recuerdo la gota de sudor frío surcando mi espalda bajo la pijama.
Así como el sentimiento de inquietud nunca se fue tras esa noche, tampoco lo hizo Jay. Al parecer, nadie podía verlo. Solo yo. Y tampoco nadie podía tocarlo. Pasé varias semanas intentando descubrir qué mierda era este sujeto, por qué había aparecido, comparándolo con los Feráseos de los libros. Jay no era violento. No me dejaba dormir, y a veces se acercaba tanto que sentía que me hundiría entre la baba negra, pero no parecía tener tan malas intenciones. Por lo menos no lucía como una bestia sanguinaria que buscaba asesinarme.
Jay parecía tener consciencia, un ser racional.
Lo confirmé cuando empezó a hablarme.
Su voz no me agrada. Es como un susurro chirriante que hace eco en las paredes de mi cabeza cada vez que me habla, como si alguien pasara sus uñas sobre un pizarrón. Pero ser capaz de hablarle a un Feráseo fue de ayuda para aclarar mis dudas sobre esta ciudad.
¡Nos leemos luego! ♡
[ Noduru, 2023 ]
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