EPÍLOGO
KILLIAM
Todo es caos y destrucción, muchos han muerto desde que llegamos, pero resistimos. Sus números están siendo disminuidos, pero no todos de mi lado son inmortales o tan fuertes como yo o los vampiros que me acompañan.
La mayor cantidad de bajas son brujas. Brujas que han dado una ardua batalla por vengar no solo la muerte de Maggy sino por su supervivencia. Tristemente, su número desciende con rapidez y nuestras fuerzas menguan.
La ventaja que tenemos es que cada vampiro que me acompaña es quinientas veces más fuerte de los que pelean por mi hermana, quien no ha dado señales de vida y sigue enviando a sus subordinados a morir.
Sé que está en el castillo, puedo sentirla, pero no entiendo por qué demonios no viene aquí y da la maldita cara. Una que pienso hacer mierda en cuanto aparezca...
—¡KILLIAM! —grita Cian en la distancia mientras se enfrenta a dos lobos enormes que intentan con ganas acercarse a él.
Uno vuela en mi dirección enviado por un hechizo que mi colega usa y al que recibo enterrando mi mano en su caja torácica y arrancando su corazón. Su cuerpo se mantiene en el aire al mismo tiempo que un calor intenso me hace girar sobre mí mismo.
Un par de brujas de aspecto siniestro corren hacia mí gritando y lanzando maldiciones que impactan contra el suelo y muy cerca de mí. Elevo mi mano y uno de los Necropulus aparece tomando a una de ellas por la cabeza y a la otra la atraviesa con su cola justo en el abdomen.
Dejo caer el cuerpo del lobo a mis pies y me desvanezco para ayudar a mi madre que lucha con cinco brujas al mismo tiempo arrinconándola. Me deshago de una de ellas, tomándola desprevenida por el cuello y separando su cabeza de su cuerpo. Las demás gritan enfurecidas y se vienen contra mí, pero soy demasiado veloz.
Y tengo protección extra cuando unas ramas negras salen del suelo disparadas hacia ellas atravesando sus cuerpos. La escena es tan dantesca que no puedo evitar negar con la cabeza. Porque, aunque estaba divirtiéndome al principio.
Muchos están muriendo aquí solo por culpa de Aria.
—Killiam tienes que ir por Aria —me espeta mi madre luchando mano a mano con uno de los viejos del consejo.
—No lo hará, —le espeta intentando detenerme, pero es inútil, ninguno de ellos podría detenerme a mí.
—¡Lo sé! —gruño.
Desvaneciéndome en medio de la batalla para tratar de llegar al castillo, pero justo en ese instante ocurre. Un rayo de luz rojiza se eleva en el cielo desde el castillo, iluminando todo a mi alrededor de un tono sangré. Un gruñido le sigue y segundos después la tierra se estremece.
Me detengo atento a lo que está por ocurrir, al igual que todos. Mis ojos ascienden en el cielo mientras el espectáculo de rayos rojos continúa. Entre la luz y la oscuridad se abre un sesgo que deja ver algo.
—¿Qué mierda es eso? —murmura un vampiro a mi lado al cual aprovecho de atacar. Regreso mi atención al cielo mientras él cae al suelo sin corazón hecho un montón de cenizas.
En el aire algo extraño ocurre, justo como paso hace muchos siglos la temperatura desciende drásticamente y todo se oscurece aún más. La energía oscura que sale de la abertura acojona a la mayoría de los vampiros jóvenes que se agazapan contra el suelo haciéndose un ovillo.
Sus bocas se abren con desesperación, mientras gritos mudos salen de ellas, de sus narices, ojos y oídos sale sangre copiosamente. Sus venas se marcan en su piel debajo del aplastante poder que emerge de allí.
La piel de los lobos se esponja y todos gruñen hacia el cielo intranquilos. Las brujas retroceden poco a poco sin dejar de contemplar lo que ocurre arriba. Sé muy bien que Keller está por aparecer, porque nadie más aquí podría afectar tanto a todos y con tan solo su presencia que no sea él. Sonrió porque finalmente está aquí, porque podre darle inicio al fin a la verdadera batalla por mí, por todos...
Por ella...
De pronto todo es un completo y absoluto silencio, como si la abertura se hubiese tragado todos los ruidos del exterior. De ella comienzan a salir una especie de tentáculos que de inmediato distingo son enormes columnas de humo negro, los rayos rojos continúan brillando como si estuvieran decididos a partir el cielo a la mitad...
—¿Pero qué es eso? —murmura la voz de Cian muy cerca de mí.
—Es un borde multidimensional —responde Abbel y me giro para verlo sorprendido de tenerlos tan cerca.
—¿Qué mierda es eso? —repite Cian y vuelvo los ojos al cielo.
De la abertura, que se ha ensanchado considerablemente y brota una cantidad insana de este humo negro, emerge una figura oscura que solo desprende maldad...
Una capucha de humo negro tapa su rostro, al igual que envuelve todo su cuerpo, impidiendo así poder verle con detalle, pero sé que es él y me alisto de inmediato para atacarlo, para terminar con esto antes que inicie, pero en cuanto empieza a descender al suelo la capucha se desvanece y un largo cabello negro, ondula en el aire.
Mis ojos se abren como platos, mi cuerpo se tensa y siento que mi corazón de alguna forma vuelve a latir... Pero algo no va bien... Sus ojos completamente ennegrecidos miran a la distancia mientras desciende sin prestar mucha atención a lo que ocurre. Sus labios cubiertos de sangre se distienden en una media sonrisa arrogante, despiadada y cruel...
—Lexie...—es todo lo que puedo murmurar antes que sus botas toquen el suelo y una vez lo hacen todo es un completo y absoluto caos...
Continuará...
¿Hola? De nuevo, lo sé todos quedaron como KHA? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿De Qué HABLAS? ¿QUÉ COÑO ACABA DE PASAR AQUÍ TAMY MARÍA?
jajajajaja lo sé, lo se quieren matarme, pero antes que sus instintos asesinos los dominen y terminen arrancándome la cabeza, les pido calma. ¿Por qué?, porque esta historia sigue, tendremos más Killiam y más Lexie en una segunda entrega, que tendrá por nombre repique de tambores
Killiam EL FIN...
(taaaa taaaa taaaaaa... JAJAJAJAJAJA inserte aqui a brazo la mascota de Gai de los CROODS)
No desesperen, aunque sé que ya quieren matarme, pero aja... gracias infinitas por seguir aquí, haber leído esta novela y apoyarnos tanto en todo este tiempo.
¡Un beso enorme les amo infinitamente y GRACIAS TOTALES!
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