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· Capítulo 9 ·


Killiam.

El silencio en la habitación es abrumador, al menos para Lexie, su expresión de incredulidad es épica, aún estoy tumbado junto a ella, con los ojos cerrados pero puedo leer su mente claramente, y por extraño que parezca esta vez no hay mucho que ver, simplemente no puede creer en mis palabras.

– ¿estás hablando en serio? – murmura

– Si – sentencio

- Killiam, como es que dices eso, yo no podría –hace una pausa para mirar sus manos con detenimiento y luego se fija en mi– quieres decir que por mi culpa ustedes... –se mantiene en silencio y suspira– no es cierto

– Lex, mírame –le digo con severidad– lo que tenga que pasar, pasara, ya no hay vuelta atrás en el momento en que desperté, todo estaba prescrito

– ¿qué quieres decir? – suspiro no importa lo que diga ahora, debe aceptarlo y ya

– no importa – ahora que he visto su reacción he comprobado que no esta lista para manejarlo, me fijo en sus ojos con fijeza y ordeno – olvidaras todo lo que acabo de decirte sobre la maldicion – su mirada se pierde por un instante y luego vuelve a ser la misma, sonrió un poco y ella lo hace también

– ha sido la mejor experiencia de mi vida – rio por su honestidad, porque esta es la Lexie que vi y me despertó.

– Te creo – ella se deja caer a mi lado y susurra divertida

– así que su majestad, ¿qué sigue? – rio a carcajadas

– Nada largarnos de aquí, antes que intenten asesinarme – se sienta de golpe y me observa sorprendida

– ¿Quién quiere asesinarte? – rio

– La mitad de los vampiros que están afuera, me odian lo suficiente como para querer hacerlo la otra mitad está demasiado temeroso de lo que puedo hacerles – hago una pausa y susurro mirándola fijo – ¿y tu Lexie?

– ¿yo, que?

– de tener la oportunidad o el poder para matarme, ¿lo harías? – sus ojos se abren como platos y niega frenéticamente.

Rio porque sé que es solo el vínculo respondiendo por ella, Lexie se aferra a su humanidad de una forma enfermiza, teme tanto dejar de sentirse humana que durante todo este tiempo no ha dejado de ser ella misma y evita beber la sangre de humanos, solo toma lo necesario para mantenerse estable y tener la sed bajo control.

Una sed que ambos sabemos que siempre está presente, quemando y amenazando con volverle loca y presiona con dejar salir lo más oscuro y horrible de su ser, esa criatura que vive en el interior de todos los vampiros y que mientras más pura es la sangre de tu creador más fuerte y desesperante se hace tu sed.

– No podría hacerlo aunque quisiera – susurra

– ¿Por qué?

– el vínculo – responde con seguridad y rio

– tienes razón, pero puedes romperlo si quieres – comento como si fuera cualquier cosa

– ¿romper el vínculo? – Pregunta incrédula – ¿en serio se puede hacer tal cosa?

– sí, se puede, solo que no es algo fácil de hacer ni muy agradable – digo recordando cuanto me costó romper el vínculo con él y lo que significo hacerlo.

– ¿tu? – no la dejo terminar, ya que me pongo de pie y con la rapidez usual abro la puerta de la habitación antes de que puedan tocarla, en el umbral una hermosa mujer se encuentra de pie, mirándome sorprendida

– Así que es cierto – susurra, la comisura de mis labios se curvan en una sonrisa y la vampiresa frente a mí se lanza a mis brazos – estas aquí, regresaste – dice entre lágrimas sanguinolentas que empapan sus mejillas, tiñéndolas de rojo.

Rodea mi cuello con sus brazos y yo su cintura con los míos, inhalo su aroma y aunque hace siglos que no la tengo así de cerca todos los recuerdos que vivimos juntos llegan a mi cabeza como un torbellino, ríe y se separa de mí, da un paso atrás y comienza a reír a carcajadas

– Deberías vestirte, no vaya a ser que decida meterme en tu cama una vez más – dice con picardía, estudiando mi anatomía, rio y me giro para encontrarme la expresión fría de Lexie observándonos.

Lexie.

Sin duda alguna esa es una mujer hermosa, una que trata y habla con Killiam como si fueran cercanos, además a el no parece importarle que lo vea desnudo, ni a ella. Después que se separan el me observa con una media sonrisa en los labios camina con tranquilidad hasta donde están sus pantalones, los recoge del piso y comienza a ponérselos bajo la atenta mirada de la vampiresa.

– ¿Dónde has estado? – pregunta sin mirarla

– De un lado al otro, Aria no me quería cerca, no desde que Xander existe – dice con resentimiento

– ¿el juguete de mi hermana te desplazo? – pregunta incrédulo

– así, es Aria ya no es la mujer que conociste, los siglos la han cambiado – Killiam ríe, colocándose la sudadera y se fija con seriedad en la mujer

– Sigue siendo la misma niña mimada dependiente – susurra

– aun así, ha cambiado y sus preferencias ahora también son otras – dice la mujer encogiéndose de hombros, camina dentro de la habitación ignorándome por completo – pero no me libero, sigo atada a ella como un maldito tronco a sus propias raíces – espeta con desagrado, Killiam vuelve a reír, mientras toma asiento en una de las sillas de la mesa

– ¿Cómo me encontraste? – pregunta

– de lo único que se habla en el fondo es del regreso del todo poderoso Killiam el rey de los muertos – dice la vampiresa en tono burlón – no fue tan complicado localizarte, tu sangre no es muy difícil de perderle la pista – comenta con arrogancia

– Así que ya soy noticia – dice con sorna

– yo no diría noticia, diría que eres más como el milagro peligroso que nadie quería ver que ocurriera

– ¿Cómo ocultas tu presencia de los demás?, si saben que estas aquí te asesinaran

– ¿así que también sabes eso? – Killiam ríe a carcajadas y es una risa fría que logra helarme la sangre

– se muchas cosas desde que desperté Kiana – pronuncia su nombre y ella se endereza en la silla y lo observa seria.

– ese nombre – susurra – ya no es el que uso, Kiana murió hace mucho – Killiam ríe y niega con la cabeza

– No preciosa, siempre serás mi pequeña Kiana – los ojos de la vampiresa vuelven a humedecerse y sonríe con calidez en dirección a Killiam que mantiene sus ojos fijos en ella.

A todas estas, yo permanezco en la cama solo contemplando su reunión, que no entiendo de que va, tampoco sé quién es ella pero por la manera en la que se ha referido a ella como su pequeña, ha de ser alguien que fue muy cercano a el

– ¿te unirás a mí? – pregunta finalmente Killiam después de un largo silencio

– Si no lo hago estoy muerta – susurra, de los labios de mi creador se desprende una sonrisa cruel y sé que lo que sea que esta por decir dolerá.

– tienes razón en eso...

– ¿entonces qué debo hacer? – su sonrisa se hace más amplia y comenta como si nada

– Romper el vínculo con Aria, ese sería el primer paso para demostrarme tu lealtad Kiana – la chica se tensa y el color de su piel se desvanece tras escuchar la petición de Killiam, que solo la observa, imperturbable, seguro, frio.

– Killiam eso es – traga duro antes de continua – casi imposible

– no lo es, pero si quieres permanecer a mi lado y seguir con vida, lo único que te pido es que rompas el vinculo

– Killiam Aria es mi creadora, no puedo – dice desviando sus ojos

Ambos permanecen en silencio mirándose y por un instante no entiendo que pasa, hasta que lo comprendo están hablando mentalmente, increíble.

Aclaro mi garganta para hacerles saber que sigo aquí, Killiam sonríe y finalmente los ojos de Kiana se desplazan hasta mi rostro, me ve un poco sorprendida y luego ve nuevamente a Killiam

– ¿es una vampira? – pregunta con curiosidad, mi creador asiente, mientras ella se pone en pie y me mira como si tuviese delante de si la cosa más increíble del mundo – pero huele como lobo – susurra, luego veo como olfatea y después de unos segundos frunce el ceño – y a humano - otra pausa y se detiene en seco, abre sus ojos como platos y observa a Killiam y luego de regreso a mí – le diste de tu sangre – le espeta sorprendida

– sí, lo hice y tienes razón huele como todos ellos y como nadie al mismo tiempo – ella frunce el ceño y susurra

– ¿Quién es?

– Lexie – responde sin más, Kiana eleva una de sus cejas y ríe con sarcasmo

– claro eso explica muchas cosas ¿no? – se mueve con rapidez en la habitación y me toma del cuello pegándome a la pared produciendo un golpe seco con mi cuerpo, pega su nariz a mi cuello e inhala con fuera

– Kiana – la llama Killiam en tono amenazante

– ¿Por qué huele así? – pregunta entre dientes sin apartar sus ojos de mi

– Lex, quémala – dice la voz de mi creador en mi cabeza y como otras veces que me da una orden, solo lo hago, de mis labios sale esa palabra que ya he escuchado varias veces de otros vampiros

Ignis – susurro, de inmediato el brazo con el que me sujeta comienza a arder, ella me libera maldiciendo y me ve con odio

– ¿también dómidas un elemento eh? – pregunta mirándome con superioridad, llevo mis manos hasta mi garganta ya que estaba haciéndome daño.

– Kiana la próxima vez seré yo quien te encienda fuego, ahora decidamos esto, tengo cosas más importantes que hacer – con un movimiento rápido sujeta a la chica del cuello como hasta hace segundos ella lo hacía conmigo, pero veo como sus manos se cierran con mucha mayor fuerza de lo que ella me apretaba a mi

>> ¿Romperás el vínculo con mi hermana? – ella asiente y el la deja caer al suelo

– no poder hacerlo sola, me ordeno no volver acercarme a ella o su residencia – susurra sosteniendo su cuello

– podrás, no voy ayudarte hacerlo... es tu castigo por no haberlo hecho antes – dice Killiam con frialdad, ella baja su rostro y acepta

– Está bien – se pone en pie y camina hasta la puerta – lo hare, pero si necesito sangre

– Solo hazlo Kiana – se gira y me observa – vístete nos vamos

Su voz no solo es fría sino también demandante por lo que con rapidez obedezco, su tono, su porte incluso su mirada ha vuelto a ser fría, el Killiam "amable" desapareció.

– Killiam – escucho la voz suplicante de la mujer, al detenerse en la puerta, me giro para mirarla mientras mi creador no aparta sus ojos de mí, con lentitud se gira para observarla y sin ningún tipo de aviso o advertencia, Kiana cae en el suelo retorciéndose de dolor, su boca se abre pero no sale ni un solo ruido de esta, Killiam se acerca a ella y niega con la cabeza observándola con una sonrisa diabólica

– te he dado una maldita orden... si aprecias tu insignificante vida, solo cúmplela, no me interesa ni me importa como lo llevaras a cabo, si no lo haces, solo despídete – el cuerpo de la vampiresa se relaja y en cuanto Killiam se aparta logro ver que de la nariz de Kiana sale un hilo de sangre, además de su boca.

Su respiración es entrecortada y sus ojos están anegados en lágrimas, mira con desesperación y miedo a mi creador él sonríe una vez más y le hace señas con la cabeza y en un parpadeo Kiana ya no está, se gira hacia mí y me observa de arriba abajo, despectivamente.

– regresemos, necesito verificar algo

Se gira y sale de la habitación dejándome a medio vestir, no se qué ha sido todo esto, tampoco se quién es la tal Kiana, pero de algo estoy segura ella le quiere. Suspiro ya que supongo que habrá muchas como ella, a fin de cuentas estamos hablando de Killiam.

Termino de vestirme y cuando estoy por salir de la habitación un ligero mareo me invade, mi visión se nubla un instante y veo doble, me sostengo de la pared sosteniendo mi cabeza y asi como aparece así desaparece, al instante siguiente solo siente un calor abrazador en mi interior que me hace jadear.

Respiro profundamente y me enderezo, ha sido algo de unos segundos pero ha sido extraño como si la sangre en mi cuerpo ardiera en llamas y me quemara.

Cuando regreso por el pasillo al bar, ya el ambiente no es tan animado como cuando entramos y esta muchísimo más vacío que antes, Killiam se encuentra en la barra sosteniendo una copa con un líquido rojo, que asumo, es sangre, me acerco a él, pero ni se inmuta sus ojos están fijos al otro lado de la sala, donde una mujer aun más hermosa que Kiana, también lo observa con una mirada retadora.

– Killiam un verdadero placer volver a verte y tan bien acompañado – escucho en mi cabeza y me contraigo ya que pensé que nadie más podría hablarme de esa manera.

De los labios de Killiam se desprende una sonrisa arrogante, deja el vaso sobre la superficie oscura de la barra y camina en dirección a la puerta, una vez allí se detiene y se gira para observar a la misteriosa mujer. Ambos se desafían con los ojos, se mira por un instante más antes de que mi maestro y creador se pierda por la puerta principal.

Le sigo no muy cerca, sé que no está de buen humor y puedo notarlo no solo por su expresión fría, sino también por la actitud hostil que siento, me detengo un instante, ya que la sensación hostil no la siento igual que otra veces, se siente como si yo también sintiera esa hostilidad, como si proviniera de mi interior.

Miro mis manos y mi cuerpo, me siento extraña, no puedo describir la sensación pero cuando le observo a él, comprendo que las sensaciones que me invaden son una pequeña muestra de lo que el, está sintiendo, es su sangre, pienso, el me echa una mirada sobre su hombro y ese brillo rojizo aparece un instante en sus esferas azueles, un ligero estremecimiento me recorre, pero no aparto la mirada, la comisura de sus labios se curva en una sonrisa cruel

– Hora de divertirnos – lo oigo en mi cabeza como si acabara de susurrarlo en mi oído, al instante siguiente no está delante de mi, se ha desvanecido, no sé donde está, no puedo ubicarlo, al menos no con mis ojos, que lo buscan con desesperación en la calle vacía.

Doy algunos pasos pero me detengo en seco cuando los siento,

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4... 14 vampiros se acercan a la calle donde estoy, un par más poderosos que el resto, además también hay lobos con ellos, tres para ser exactos. Suspiro nerviosa porque aunque no pueda leer sus mentes en este momento, puedo sentirles y la excitación en sus cuerpos significa solo una cosa, vienen por nosotros... bueno por mí, porque como siempre, Killiam ha vuelto a desaparecer cuando hay problemas.

Comienzo a sospechar que disfruta de estos momentos de peligro, en lo que casi siempre soy yo la que sufre, suspiro meditando en mis opciones, no tengo muchas las verdad, puedo salir corriendo y huir, pero seguro si lo hago el castigo de el será muchísimo peor de si me quedo y los enfrento.

Comienzo a andar mirando hacia todos lados, porque honestamente me siento rodeada, cierro mis ojos e inhalo con fuerza el aire que sé que no necesito pero si voy a quedarme necesito prepararme, los lobos están en su forma humana, los vampiros que sentí siguen acercándose más ellos, se mantienen alejados no sé exactamente a que distancia están, pero sé que no están tan lejos

– Buenas noches – susurra una fría voz a mi espalda y me sobresalto, no he sido capaz de percibirle.

Me giro con brusquedad para ver a un hombre alto, imponente y con expresión fría observarme de arriba abajo, una sonrisa maliciosa se desprende de sus labios y susurra

– Eres un criatura realmente interesante – da un paso al frente y yo retrocedo uno, el ríe suavemente y niega con la cabeza – no tienes a donde huir, estas rodeada pequeña – miro a mi alrededor, porque sé que tiene razón, pero no los veo aun.

Sé que están allí entre las sombras en la distancia cercana, pero están, solo que algo no encaja sigo percibiendo 14 vampiros alrededor más los tres lobos, miro al hombre frente a mí.

ES un vampiro lo sé, porque el destello rojizo en sus ojos color amarillo acaba de aparecer. Pero por alguna razón, no puedo sentirle, ni siquiera soy capaz de detectar su olor y está a tan solo unos escasos metros de mí.

– ¿Qué quieres? – pregunto con una seguridad que no siento y que me sorprende, el me observa de arriba abajo y su sonrisa se ensancha

– A ti – de un movimiento rápido me tiene sujeta del cuello con los pies suspendidos en el aire – Vicent, tenía razón no te ves, ni te sientes poderosa, tampoco puedo sentir el poder que según llevas en ti, aun así, hueles a él, a su sangre – pega su rostro al mío y puedo detallarlo mejor.

Sus ojos son grades, de color amarillo rayado con betas verdes, que están siendo opacadas por el brillo rojizo, sus labios son carnosos, su nariz es prominente al igual que su quijada y sus cejas son espezas y muy pobladas, lleva una cicatriz sobre una de ellas, su cabello rubio es corto en puntas y su cuello, es fuerte, su piel se ve fuerte como si tuviera una capa protectora, humedezco mis labios al notar la sangre fluyendo debajo de su vena y la sed se acentúa un poco, pero no logro percibir el aroma de esta, cosa que me desconcierta.

Sus manos se cierran con más fuerza alrededor de mi cuello y abro la boca, para decir algo pero me interrumpe

– no hables – y como muchas otras veces en las que Killiam me ordena esto, mi cuerpo obedece, sorprendiéndome – bien, entonces sí puedo jugar un poco, el mismo juego que tu creador, veamos si se siente tan poderoso una vez que sepa que he jugado al gato y al ratón con su preciado monstruo.

No entiendo sus palabras, tampoco como rayos ha podido inmovilizarme como suele hacer Killiam, pero no me importa, sus ojos se mantienen fijos en los míos, como si tratara de traspasar una barrera en ellos, que honestamente no quiero que haga.

La presencia de los otros vampiros comienza a sentirse aun más cerca, al igual que la de los lobos, el vampiro frente a mí, se acerca aun más a mi rostro y sonríe mostrándome sus dientes, sus colmillos totalmente fuera, listos para morder.

Me deja en el suelo pero no me libera, solo se asegura de que pueda mantenerme en pie.

– si dejas que beba de ti, me asegurare de hacerte pasar la peor tortura que puedas imaginarte y Lex, he sido dulce con todas las cosas que te he hecho hasta ahora – la amenazante voz de Killiam se hace presente en el interior de mi cabeza, generando un escalofrió que recorre cada rincón de mi piel.

El vampiro desliza su mano hasta mi hombro y aparta mi cabello, luego desliza su dedo índice sobre mi cuello con parsimonia y delicadeza sin apartar sus ojos de mí.

– mi señor no está – dice una voz a mi espalda que no se de quien proviene ni exactamente en qué punto detrás de mí se encuentra

– Si esta, solo que no pueden percibirlo, no la dejaría sola – susurra sin dejar de verme, por un instante siento como el poder del vampiro que me tiene inmovilizada intimida a los de a mi alrededor, incluyéndome.

Todos parecían avanzar pero se han detenido, la seguridad con la que habla de Killiam me hace saber que también lo conoce. Pero creo que se ha equivocado, me ha dejado sola, otra vez.

– hueles malditamente bien – dice pegando su cara a mi cuello y respirando muy cerca de mi piel – y no solo es por su sangre – hace una pausa y rosa sus labios sobre mi cuello, dejando un frio beso – es la tuya, la que está provocando cierto frenesí en mi interior – otro beso y luego otro.

Mi cuerpo tiembla ligeramente, estoy nerviosa pero solo porque no puedo moverme, lo siento reír y se separa de mí, fija una vez más sus ojos rojos en los míos y veo pura maldad en ellos.

– interesante – susurra sin apartar sus ojos de mí, luego suspira, desvia sus mirada y continua – pero terriblemente aburrido que no puedas defenderte – y al instante siguiente soy dueña de mi cuerpo una vez más, con un rápido movimiento me aparto de él, para ser sujeta nuevamente por un par de manos que salen de la nada, un par de vampiros me sujetan con fuerza.

– ¿Quién eres? – le espeto, sin intentar luchar, sé que si quiero quitármelos de encima lo haría con rapidez. El ríe y se encoge de hombros

– alguien que tiene el tiempo suficiente andando en este mundo como para que no notes su presencia – dice con arrogancia, el que sepa que no lo percibí también me hace dudar sobre si puede o no leer mis pensamientos

– Eso no me dice nada – digo entre dientes comenzando a impacientarme.

– ni te lo diré, por ahora fue un placer conocerte Lexie – susurra y así como apareció detrás de mi desaparece dejándome perpleja, las manos que sujetan mis brazos se aferran a mi con más fuerza y de un tirón, me aparto

Me giro para enfrentarme a los vampiros que han osado poner sus manos encima de mí, son dos chicos, no deben de ser mayores que yo, pero sus sonrisas autosuficientes me molestan, una sensación de superioridad se apodera de mi cuerpo, mis sentidos se agudizan con rapidez y una voz que me es ajena pero que siento intima susurra con voz ronca en muy adentro en mi cabeza, en mi cuerpo, mátalos, sonrió de lado y suspiro.

– Ignis – susurro y en seguida uno de ellos estalla en llamas, el otro mira incrédulo a su compañero y luego me observa a mi da un paso atrás, pero deja de moverse al instante.

Comienzo andar hacia él, sabiendo que no podrá moverse, porque así se lo he ordenador, cuando llego hasta el, me detengo justo a unos cuantos centímetros de su cara y susurro con desprecio

– No vuelvas a ponerme una dedo encima – sonrió y continuo – en realidad no podrás volver a tocar a nadie mas

Elevo mi mano y con una fuerza monstruosa, con una sádica lentitud, acerco mi mano a su pecho y hago presión, hasta que la piel cede, sus ojos se abren como platos y la voz en mi interior susurra complacida y excitada, eso, así, mátalo, arranca su corazón mi mano se desliza sin ningún tipo de impedimentos dentro de su pecho rompiendo sus costillas, hasta alcanzar su corazón, la sangre brota de pecho empapando mi mano y mi antebrazo, al igual que su ropa y torso, cuando mis dedos se cierran alrededor de su corazón mi sonrisa se ensancha.

Solo eres basura – susurro con desprecio, de un tirón, saco mi mano de su pecho trayéndome también su corazón, su expresión incrédula y adolorida solo dura unos instantes.

Observo el corazón lleno de sangre sobre mi mano, con una frialdad y un desinterés poco propio de mí, lo dejo caer al suelo mientras frente a mí el chico se convierte en polvo. Sonrió satisfecha, miro a mi alrededor y comento con sorna, sabiendo que todos ellos pueden escucharme

– si quieren terminar como el, vengan a por mí – es una clara invitación a una muerte rápida y dolorosa que ninguno parece muy dispuesto a aceptar y una vez más, como llegaron desaparecen, los últimos en irse son los lobos.

Un destello del pensamiento de uno de ellos llega hasta a mí, "tenía razón, estamos en peligro" sonrió, ampliamente, satisfecha, orgullosa, arrogante, no tienen idea de cuan ciertas son sus palabras, sin más todo a mi alrededor se vuelve negro.



NOta del autor: hola mis oscuros y sangrientos seres, por aca la actualizacion que les prometi, espero poder actualizar mas seguido, esta historia es apasionante y super interesante, besos les amo!

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