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· Capítulo 57 ·



Killiam.

Me levanto de la nieve con lentitud sintiendo mi cuerpo extraño. Parpadeo repetidas veces porque no puedo creer donde estoy. Miro a mi alrededor confirmando que es el bosque blanco justo al límite de este, giro sobre mí mismo encontrándome la enorme muralla que es la montaña.

La energía que desprende el lugar es abrumadora, pero la percibo de forma... diferente. Observo mis manos, muevo mi cuello y trato de encontrarle sentido a la sensación que me recorre sin ningún resultado. Un movimiento a mi espalda me hace girar con rapidez para encontrarme una vez más ante el bosque negro.

Mi cuerpo se tensa cuando un enorme Necropulus se encuentra al borde de este. Sus ojos amarillos me observan con fijeza, da un paso en mi dirección, pero se detiene olfateando el aire y tras unos segundos, se sienta sobre sus patas traseras, su cola se mueve de un lado al otro, pero se mantiene quieto.

—¿Por qué no me atacas? —murmuro sin comprender.

Tu alma ha sido recompuesta, restaurada...—escucho la misma voz de la diosa, solo que esta vez en mi cabeza— sigue manchada por la sangre, pero no es un alma corrupta la cual puedan percibir las criaturas del bosque negro, sigues maldito, pero no tanto —comenta y solo puedo reír suavemente.

—Un fallo en la magia del lugar —comento interesado.

Puede decirse.

Una vez entiendo que no va a pasar nada me giro para contemplar una vez más el muro que divide mi camino. Podría simplemente intentar escalarla, pero algo me dice que será imposible. Así que simplemente me acerco a ella y elevo mi mano.

Nunca he estado aquí, pero estoy seguro que este lugar tiene una barrera muy similar a la que tenían en Inglaterra las brujas del aquelarre de Alice. De pronto una ligera tensión en el ambiente me advierte de un pequeño cambio y miro sobre mi hombro. Allí el mismo Necropulus ahora se encuentra acompañado por más de los de su especie.

Pero esta vez todos están sentados a su espalda mirándome fijamente. Me giro lentamente sin comprender que ocurre. Mi atención sigue en las criaturas frente a mi mientras que algo extraño empieza a suceder en la montaña.

Abriré el paso para ti —me explica la Diosa antes que un ligero temblor estremezca la tierra.

Unos segundos después todas las criaturas frente a mi están de pie, inclinadas hacia el frente en un gesto de respeto.

—¿Qué pasa?

Rinden sus respetos al ser que puede controlarlos —mi ceño se frunce.

—¿Qué?

Los Necropulus son seres infernales destinados a la tierra para buscar almas y llevarlas a su territorio, junto con el resto de las criaturas del bosque negro, no tienen dueños, ni siguen ninguna norma, de hecho, se atacan constantemente entre ellos —explica mientras el temblor de la tierra se extingue y a mi espalda se abre un camino iluminado por antorchas.

—¿Quieres decir que los controlo? —pregunto un tanto anonadado.

Me parece que están aquí no por control sino por voluntad propia, te seguirán si lo pides Killiam —sonrió de lado porque esto no me lo esperaba.

—Bien, vayamos por Lexie y acabemos con esto.

Me giro e ingreso en el espacio iluminado por las llamas de las antorchas la energía de este lado es muchísimo más fuerte, como si estuviera condensada en el espacio. Sonrió ante la forma en que esta fluctúa ante mi paso. Recorro el camino hasta llegar al otro lado atravesando por completo la montaña.

Del otro lado me recibe un pueblo medianamente pequeño. Casas de dos pisos en su mayoría componen el lugar, camino hacia la calle principal al mismo tiempo que un fuerte viento empieza a soplar agitando las ramas de los pocos árboles que están en el lugar.

Las hojas son arrancadas de las ramas y estas se arremolinan a mi paso. Me concentro en las energías que puedo percibir. Magia de sobra junto a la esencia de los míos. Sonrió al detectarlos a todos reunidos en una de las casas más alejadas.

Me desvanezco volviéndome una especie de nube de humo negro, blanco y rojo. Moviéndome más rápido de lo que jamás lo he hecho y me materializo justo frente a la puerta de una casa antigua de la cual mana energía pura.

La puerta se abre azotada por el viento y en el interior encuentro lo que busco.


Abel.

Los vellos de mi nuca se erizan al verle. Killiam está de pie en la puerta de la casa de una de las brujas más poderosas que conozco y su poder parecer mínimo delante de lo que el transmite. Sus ojos recorren la sala con lentitud deteniéndose unos instantes más en mí.

—Estas vivo —jadea Alice poniéndose en pie y caminando en su dirección.

Pero basta una fría mirada suya para que se detenga y lo vea con tristeza. Su atención regresa a mí y da un paso en el interior de la estancia sorprendiendo a Maggy.

—¿Cómo es que? —murmura llamando su atención.

—¿Dónde está? —pregunta ignorando a la bruja.

—Keller se la llevo, asumimos que está en el castillo —le respondo al mismo tiempo que camina hacia nosotros y directo al pasillo donde están Cian y Anisha.

—Killiam espera —le detiene Maggy y este solo la observa sobre su hombro— no son los vampiros que dejaste —les explica.

—Lo sé —luego se gira y se detiene frente a la puerta donde esta Anisha.

—¿Qué vas hacer? —insiste Maggy haciendo que Killiam la asesine con la mirada.

La anciana guarda silencio mientras Killiam coloca su mano sobre el pomo de la puerta, de inmediato el hechizo protector se activa quemando su piel, pero lo ignora abriendo la puerta como si no tuviera ningún impedimento. El gruñido que sale del interior me alerta que Anisha está una vez más fuera de control.

—Madre —la saluda Killiam y lo siguiente que escucho es un jadeo entrecortado.

—¿Hijo?

Lo veo ingresar en la habitación y le sigo de cerca cuando ingreso Anisha está suspendida en el aire sus ojos están desorbitados y sus colmillos están expuestos en un gesto completamente agresivo.

—Killiam —susurro en su dirección tensándome.

—Necesito hacer esto —responde sin dejar de ver a su madre para luego atraerla hacia sí.

Con un movimiento rápido se posiciona tras de ella y sin mediar palabras o advertencia alguna clava sus colmillos en su cuello. Una ola de energía oscura se desprende de ambos en el instante en que esto ocurre golpeando mi cuerpo y enviándome contra una de las paredes.

La energía sale a borbotones de ambos llenando la habitación de una extraña bruma oscura. Anisha se convulsiona entre los brazos de Killiam mientras este bebe de ella con desespero. Su cabello se eleva gracias a la estática que está provocando la anergia que ambos desprenden.

—¿Qué pasa? —pregunta Maggy desde la puerta mirando la escena con asombro.

—No estoy muy seguro —respondo tratando de comprender que está haciendo.

Unos minutos después Anisha cae en el suelo completamente inconsciente y drenada. Killiam permanece en el mismo lugar con los ojos cerrados, su piel luce más oscura y sus colmillos poco a poco se van ocultando pasando a la forma humana. Cuando sus ojos se abren el brillo carmesí en ellos es intenso y frio.

—Junta a las brujas más fuertes y con mayor conocimiento de magia, no involucres a nadie que no pueda defenderse y defender a otros —explica mirando a Maggy— necesito que te encargues del otro protector una vez vayamos al castillo, repone fuerzas —tras decir eso camina hacia la puerta deteniendo junto a la bruja que lo mira sin comprender— envía a alguien que la alimente.

—No le daré a ninguno de los míos...

—No va a matar a nadie solo necesito que despierte, estarán bien —le espeta pasando de ella— se detiene a un paso de distancia y se gira mirándola con diversión— no te pases de lista y no te acerques a Cian —tras decir eso se desvanece y dejo de sentirle.


Cian.

Trato de acompasar mi respiración antes de girarme y aventar la silla que reposa a mi lado contra la pared haciéndola añicos. Presiono mis manos con fuerza tratando de controlarme, pero la sed y el desespero por ir tras Maggy me envuelve. Me giro con rapidez y corro hacia la puerta que me repele con un choque de energía que me manda a volar al otro lado de la habitación

Gruño enfurecido por mi poco autocontrol y el dolor que el hechizo causa en mi cuerpo cada que intento salir de la habitación. Estoy completamente aislado en estas cuatro paredes, no siento, ni huelo nada fuera del este maldito lugar y lo único que quiero hacer es ir tras ella drenarla y acabar con todo su maldito aquelarre.

Con movimientos rápidos destrozo la habitación entera en un intento por liberar la tensión y el desespero que me h causado beber de ella. No entiendo como he logrado detenerme, pero ha sido casi morir. Justo cuando estoy por correr una vez más hacia la puerta intentando escapar de mi prisión esta se abre.

Mi cuerpo se detiene en seco, preso de una sensación abrazadora. Mi sangre empieza a arder y cierro los ojos tratando de sobrellevarlo.

—Me voy un rato y eres un puto desastre —escucho la voz de Killiam— ¿te duele? —pregunta tras una pausa.

—¿Qué estás haciendo? —gruño cuando la sensación se hace aún más abrazadora.

—Te liberaría como hice con mi madre, pero antes tienes que pagar por tu traición —susurra haciendo que mis rodillas se doblen y caiga al suelo jadeando de dolor.

—¡Para! —suelto entre dientes, pero el simplemente ríe y niega con la cabeza.

—Lo siento, pero no —camina hacia mí y con una agónica lentitud rosa mi cuello con una daga que quema mi piel mientras la abre.

—¿Por qué estás haciendo esto? —gruño.

—Me lo debes —responde con simpleza antes de girarse y quedar a mi espalda para luego clavar la daga en mi costado— este será el pago por lo que hiciste Cian —retuerce la daga en mi interior y grito lleno de dolor.

Luego simplemente caigo en la oscuridad mientras siento mi cuerpo arder sin estar quemándose.



NOta del autor: nos acercamos al finaaaal gente, es doble actualizacion asi que vayan a seguir leyendo.


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