· Capítulo 13 ·
Cian.
Me materializo en mitad de la nada, una brisa fría golpea mi rostro causando que entrecierre mis ojos, respiro el aire puro y limpio de las montañas, no siento la presencia de nadie, mejor dicho de nada, ni siquiera de animales, adoro este lugar, la paz y la tranquilidad que se sienten aquí son increíbles, más para un ser como yo, he vivido siglos y nunca me había gustado tanto un lugar como este, en ninguno me había sentido tan cómodo, tan completo, ni siquiera cuando era humano.
Miro a mí alrededor, observando todo, el cielo es azul, no brilla el sol, comienza a anochecer pero aun la luz de este ilumina bastante todo a mi alrededor, todo sigue igual que antes, los arboles altos y desnudos con sus cortezas de color blanco, se confunden con el suelo cubierto de nieve, aquí todo es de color blanco, frio escalofriante.
La montaña a mi espalda es lo único que sobresalta en este paraje desolado, con ese tono azul grisáceo, es de roca pura y aunque tiene betas blancas donde se ha depositado la nieve en su mayor extensión solo se ve ese frio y oscuro gris.
Me giro hacia ella, contemplando su inmensidad, simplemente es imponente, doy cinco pasos y me detengo, amo este lugar pero las protecciones y restricciones que tiene son un maldito dolor de cabeza. Cierro mis ojos y me concentro debo estar tranquilo, sereno, mi mente en blanco como el resto del lugar antes de seguir avanzando.
Cuando logro serenar mi cuerpo y mi mente doy un paso, espero unos segundos atento a lo que ocurre a mi alrededor, me siento tranquilo y mi mente esta justo como me enseñaron que debía estar para poder hacer esto, luego otro y cuando estoy por echar a andar con total tranquilidad un flashback de lo que Killiam me hizo hace algunas horas regresa a mi memoria, desequilibrándome.
Abro los ojos de inmediato cuando un fuerte tirón energético hace que me doble hacia atrás, la magia comienza a manar de todos lados, cortando mi respiración por un instante, esto no puede ocurrir, pasan algunos segundos en calma donde retomo el control de mí mismo pero es tarde, la alarma ha sido dada, luego de algunos segundos un grito agudo desgarra el absoluto silencio inundando mis oídos, mierda, me quedo inmóvil, mientras el espantoso sonido cubre la inmensidad que me rodea, un escalofrió recorre mi espalda y mis manos se cierran y abren por inercia a mis costados, cuando el grito finalmente cesa aún se escucha el eco en la distancia.
Si fuera un humano mi corazón latería tan deprisa que pensaría que va a escapar de mi pecho, y estoy seguro que estaría aterrado hasta la mierda, pero no soy humano, soy un maldito vampiro y no debería estar aquí, y esto lo hace aún peor. Después de algunos segundos de absoluto silencio, uno que oprime mis tímpanos en lo profundo de mis oídos, otro grito aún más agudo, horrible, desgarrador, cargado de dolor y angustia se extiende por todo el lugar, es aún peor que el anterior, y esta vez lo escucho mucho más cerca, hacia el bosque a mis espaldas.
Me giro lentamente, tenso, porque sé muy bien a lo que debo enfrentarme y el tan solo pensarlo me hiela la sangre, he enfrentado infinidad de criaturas malignas, malditas y aterradoras, en el mundo no solo rondan vampiros y lobos, somos apenas la punta del iceberg, hay criaturas realmente aterradoras allá afuera incluso para nosotros los vampiros.
Cuando estoy nuevamente de cara al bosque este no es el tranquilo y hermoso paraje que vi cuando llegue, ahora una tenue oscuridad lo cubre, los árboles son de color negro, de sus cortezas escurre un material viscoso del mismo color, todo se ha vuelto oscuro, muy oscuro, desagradable, incluso la nieve en el suelo es de color negro.
Mierda no pensé que tendría que volver a vivir esto y mucho menos por culpa del bastardo de Killiam, porque se supone que el debería estar a quinientos metros bajo tierra con una maldita daga en el pecho, rodeado de mercurio y protecciones mágicas como esta, suspiro y cierro mis ojos, tratando de serenarme, para enfrentarme a lo que está por venir, agudizando mis sentidos que aunque ya han sido maximizados al ser vampiros pero aquí, en este momento no me sirven de nada.
Solo soy como un puto humano en este instante, cuando vuelvo abrir los ojos una espesa bruma comienza a salir del bosque en mi dirección, se escucha el lamento lastimero de alguna criatura dentro de las profundidades oscuras y desagradables de este. No me muevo del lugar no tiene sentido hacerlo, no podría transformarme en absolutamente nada, estoy encerrado entre el bosque y la pared invisible de energía y la magia que rodea la montaña de piedra.
El contraste entre una cosa y otra es increíble, abruma, pero he visto esto antes, ya lo viví, solo que soy consciente que ninguna vez es igual a la anterior, porque se aseguran de que así sea. La bruma continua avanzando elevándose en el aire, cargando el aire con un aroma desagradable, a muerte, putrefacción, a lo lejos entre un par de árboles vislumbro un pequeño brillo con el rabillo de mis ojos.
Eso es nuevo, giro mi rostro en esa dirección, doy un paso hacia la pequeña luz, sintiéndome atraído, como si se tratase de un imán, mi mente comienza a sentirse confusa, mierda, tengo que resistir, el movimiento rápido a mi izquierda hace que me distraiga del brillo entre los arboles a mi derecha y me giro de golpe para encontrarme con una enorme, desagradable y horrorosa criatura.
Sus enormes y pesadas patas deformes tienen cayos y pústulas de las cuales brota un líquido obscuro que huele a putrefacción, su cuerpo cubierto de algunos pelos gruesos se mueve con rapidez por lo agitado de su respiración, cuando mis ojos hacen contacto con los suyos, me estremezco. Son de color negro como la noche, pero justo el medio de este, la pupila es de color amarillo dorado haciendo un contraste espantoso.
Su rostro deforme muy similar al de un lobo se mueve de un lado al otro, su nariz se contrae y se relaja olfateando el aire, aunque sus ojos están abiertos no es capaz de verme, ya que están diseñados para ver almas y la mía no existe hace siglos. Pero mi olor es otra cosa, ese puede detectarlo a kilómetros de distancia y se debe a que huelo a sangre y muerte.
Esta asquerosa cosa que tengo de pie frente a mi es un Necropulus un engendro del demonio, una criatura creada con magia negra y mucha ira, la leyenda cuenta que un enorme lobo intento devorar a una pequeña niña hija de una gran bruja, y digo intentar porque al final no logro devorarla, pero las heridas que le causo la llevo a su muerte, estas cosas están destinadas a permanecer entre la vida y la muerte, si creyera en la existencia del infierno estoy seguro que estas malditas bestias serían sus custodios.
Su cabeza se mueve olfateando el aire, da un paso al frente en mi dirección sus fauces se abren y una espesa y asquerosa baba oscura comienza a caer de sus largos y afilados colmillos, el aroma a podredumbre aumenta y se hace aún más perceptible mientras avanza hacia mí, está justo en el límite del bosque, donde los arboles dividen el área en bosque y planicie justo entre la nieve blanca y la negra.
Suspiro porque sé que para poder lograr pasar la barrera tengo que vencerlo y es más fácil decirlo que hacerlo, estas bestias absorben la energía de la criatura a la que cazan, incluso antes de estar cerca de ellas, además se alimentan de almas llenas de maldad ¿y adivinen quien solía tener un alma llena de maldad? Quizás no deba preocuparme por mi alma, dudo que quede algo de ella en mi interior pero si queda algo esta cosa se hará con ella.
El Necropulus continua olfateando, sabe que estoy aquí, solo que he tratado de minimizar por completo mi presencia, pero como he dicho, esta cosa puede que no me vea pero me siente. En el momento en que una de sus asquerosas patas toca la nieve blanca esta se torna de color negro, mi cuerpo se tensa y siento como el poderoso efecto de su presencia comienza a hacer efecto en mí.
Doy un paso atrás, con cautela y tratando de no hacer ningún ruido, la única ventaja que tengo sobre él es que no puede verme, pero de resto estoy muy jodido, su capacidad auditiva es tan buena como la de cualquier vampiro, creo que incluso mucho más.
Aunque trato de hacer ningún ruido y estoy consciente que mis botas casi ni tocan la nieve debajo de mí, su cabeza se gira con rapidez justo a donde estoy de pie, sus pupilas se dilatan y el brillo dorado en ellas es intenso, supongo que es busca de mi alma, pero lo que ocurre a continuación pasa con extrema velocidad, tanta que me cuesta mucho reaccionar pero lo hago, el Necropulus se lanza al ataque, sus fauces abiertas con la única intensión de desagarrar mi cuerpo, porque si, aunque su esencia se alimente de almas, su cuerpo necesita carne y no sé cuándo fue la última vez que este maldito se alimentó, no es que vez a almas llenas de maldad caminar por aquí a diario.
Sus colmillos rosan mi chaqueta desgarrándola, si esa baba toca mi piel se quemara, es como acido, me muevo con rapidez de un salto, pero para mí desgracia es tan rápido y veloz como yo, malditas criaturas adaptables, pueden ajustarse a lo que sea que estén cazando, sé que incluso pueden modificar su cuerpo.
Salto con rapidez de un lado a otro evitando por poco sus mandíbulas, evito por completo el bosque, si entro allí si quiera por error, puedo olvidarme de salir de aquí con vida, por lo que tengo muy poco espacio para moverme en realidad, mierda, esto será demasiado difícil. Si me interno en el bosque para intentar despistarlo con obstáculos, estoy perdido, trato de saltar sobre él y quedar sobre su cabeza pero no lo logro.
Un incontenible dolor se apodera de mi brazo izquierdo cuando la baba de la bestia cae sobre él, deshaciendo por completo el cuero de mi chaqueta y la camisa que llevo debajo, mi piel también comienza a deshacerse un grito de desgarrador escapa de mis labios y caigo al piso arrodillado, genial siglos sin sentir dolor y ahora resulta que me toca experimentarlo dos veces seguidas en menos de un día.
La criatura vuelve atacarme y debo volver a saltar pero esta vez calculo mal y uno de mis pies cae del lado negro de la nieve, justo en el lindel del bosque, mi pie se hunde ligeramente en ella y de inmediato se me hace muy difícil moverlo, el Necropulus confuso por no poder verme, olfatea nuevamente en el aire, lo he despistado pero no será por mucho.
En el suelo una asquerosa mano de color ceniciento sujeta mi pie, mientras junto a ella comienza a moverse la tierra, un par de dedos del mismo aspecto y color del que ya sujeta mi mano se mueven, reptando de la profundidad de la tierra. Joder esto es peor que aquella vez y en aquel momento tenía la ventaja de tenerla a ella conmigo, ahora estoy solo.
Tiro con fuerza logrando desprender la mano del cuerpo que queda enterrado bajo tierra, provocando que el Necropulus, se percate de mi ubicación, la cosa que sujetaba mi pie cruje al caer al suelo y se mueve con trémula lentitud hacia donde aún se ve parte de la muñeca que la sujetaba, sus ojos vuelven a fijarse en mí, sin verme en realidad, corre con rapidez hacia donde estoy, con un esfuerzo grandísimo salto lo más alto que puedo, escapando de sus mandíbulas que se cierran en el vacío causando un ruido sordo al chocar entre ellas, cuando desciendo en el aire caigo sobre su lomo.
El olor a podredumbre es aún peor sobre él, su piel al tacto es desagradable, viscosa y dura al mismo tiempo, en cuanto me sujeto con fuerzas a su escaso pelaje y mi cuerpo entra el contacto con el suyo enloquece, comienza a saltar, moviendo sus patas delanteras y traseras de arriba, abajo intentando deshacerse de mí, me arroja de un lado a otro en el aire pero no me suelto, de hecho con un movimiento rápido de mi mano penetro un costado de su cuerpo y me aferro a su carne, lo escucho gruñir con fiereza y sé que debo buscar la forma de matarlo o simplemente esto será lo último que haga.
De un fuerte sacudón una de mis manos se libera la que me sujetaba a sus pelos y con fuerza me estrello con su cuerpo, mi cabeza impacta contra su costado, cerca de una de sus duras patas quedando totalmente aturdido por el golpe, de la nada un dolor agudo se hace presente en uno de mis costados y mi cabeza se siente como si fuera abrirse a la mitad, abro los ojos tratando de ubicar la causa del dolor, no me he golpeado tan fuerte como para que mis costillas duelan en la forma en que lo están haciendo.
Mis ojos se abren como platos al darme cuenta que se trata de la cola del animal que ha desarrollado alguna especie de hocico. Sus colmillos se entierran con fuerza y ferocidad en mi cuerpo causando un dolor insoportable, si quiero salir vivo de aquí debo hacer algo pronto, cierro mis ojos tratando de resistir el dolor que están causando esas mandíbulas al abrirse y cerrarse con ferocidad y fuerza, la piel que esta contacto con ella se deshace y se me hace casi imposible mantenerme despierto.
Con un último esfuerzo reuniendo toda la energía y la magia que soy capaz de generar en este estado digo las palabras mágicas que me enseñaron.
– Notec allum dellar motec – y sin más todo se vuelve negro a mi alrededor.
Killiam.
Cian desapareció hace un par de horas, desearía poder tener un vínculo con él para poder saber dónde demonios ha ido, pero de momento debo concentrarme en Lexie, que se encuentra aun dormida sobre la cama frente a mí, la herida ya esta curada casi que por completo, dejándome realmente sorprendido, su capacidad curativa cada vez es mejor.
Reviso la herida y solo está abierta un poco, aun se siente cálida, como si volviese a ser una human, esto llama mi atención, los vampiros adquirimos esa calidez cuando terminamos de alimentarnos pero es algo temporal, que dura quizás cuando mucho un par de horas, pero Lex no se ha alimentado he hecho bebí de su sangre y trate de drenarla.
Es casi imposible que pueda sentirse cálida, pero es Lexie y en ella las cosas imposibles son posibles. Hay algo con su sangre en particular que la hace tan diferente, no creo que tenga que ver solo la maldición aquí hay algo más.
Me pongo en pie con una nueva misión en mente, debo conseguir toda la información que pueda y exista sobre Lexie, su familia y sus antepasados, hay algo sumamente poderoso en su sangre. Algo que la hace aún más fuerte, más allá de que tenga mi sangre en ella y que la maldición este haciendo de las suyas.
Si quiero descifrar el misterio en que se convirtió Lexie después que la transforme debo ir mas allá y saber quiénes eran sus antepasados y que hay de especial en ella que su sangre logro despertarme.
Salgo de la habitación, con la intensión de regresar a Londres pero me detengo, no es buena idea dejar a Lexie sola aquí, no confió en nadie, suspiro y vuelvo sobre mis pasos. Pero si puedo enviar a alguien a investigar por mí.
Una vez estoy dentro de la habitación susurro su nombre
– Kaira – de inmediato se materializa frente a mí, una media sonrisa se dibuja en sus labios pero la veo con desprecio, antes de que pueda decir o hacer algo le hablo – necesito que vayas a Londres y busques toda la información que exista sobre Lexie y su familia
Me mira seria, frunce el ceño y se gira para mirar a Lex que duerme sobre la cama, luego me ve con suspicacia y susurra
– ¿Qué le pasa? – mis labios se curvan en una sonrisa maligna
– Duerme – ella vuelve a verla y niega con la cabeza
– No, algo le pasa – comenta, acercándose a ella con curiosidad
– Kaira – la llamo con voz seria, se detiene y se gira con lentitud
– Está bien, estaré aquí al anochecer – comenta inclinándose ligeramente para saludarme, como solía hacer antaño.
– No, no regreses hasta que tengas suficiente y buena información sobre ella – digo señalándola, como respuesta su ceño se contrae aún más y suspira
– de acuerdo, ¿algo más?
– No por ahora es solo eso – me giro y contemplo el exterior, a lo lejos en el horizonte comienza a puntear el amanecer.
Lexie.
Me remuevo incomoda en la cama, el dolor en mi cuerpo es desesperante, abro mis ojos y oteo en la oscuridad tratando de ubicarme, llevo una de mis manos a mi costado donde el dolor es más intenso, levanto mi franela y veo una pequeña línea roja, no entiendo como algo tan pequeño puede doler tanto.
Saco los pies de la cama y me quedo sentada meditando lo que pudo haber ocurrido para que me sienta tan mal, paso mis manos por mi rostro, cuando noto su presencia y todo vuelve de golpe a mi cabeza. Killiam apuñalándome una vez más, cierro los ojos y respiro profundo está aquí puedo sentirle, incluso ahora noto su mirar.
Elevo mis ojos en la oscuridad para ver esos ojazos azules brillar bajo la pálida luz de la luna.
– Hola – me saluda en voz baja, lo ignoro, después de lo que hizo no pretenderá que vuelva a hablarle, al menos no hasta que se disculpe.
Lo escucho reír por lo bajo y lo volteo a ver tiene esa expresión arrogante en el rostro que solo lo hace ver más atractivo de lo que es, lo fulmino con la mirada y camino lentamente hasta el baño, allí enciendo la luz y me observo en el espejo, mierda me veo horrible.
Peino mi cabello con mis dedos tratando de desenredar los muchos nudos que se han hecho por estar dormida.
– ¿enojada? – lo escucho en mi cabeza y frunzo el ceño, idiota.
– sal de mi cabeza y déjame en paz, créeme entendí el sms de que no confié en ti, pero te agradecería que dejaras de estar enterrando ese maldito puñal en mi cuerpo siempre que se te antoje darme una puta lección de que cosas en teoría no debo hacer – pienso cabreada sin dejar de ver mi reflejo
– Puedo hacerlo las veces que quiera – dice apareciendo detrás de mí, su voz es fría, sus hermosos y fríos ojos azules me miran a través del reflejo del espejo.
– genial ¿entonces me convertirás en un maldito alfiletero cada vez que quieras enseñarme algo? – de sus labios sale una risa espontánea y sus ojos brillan con intensidad
– esta es la Lexie que me despertó – hace una pausa y se acerca a mi cuello donde inhala con fuerza y susurra allí, haciendo que mi piel se erice – bienvenida – pongo mis ojos en blanco y me aparto de el
– no me he ido a ninguna parte solo jugaste trucos sucios para mantener mi verdadera personalidad lejos de la superficie – le espeto cabreada, él sonríe con altanería
– ¿en serio vas a tener una discusión conmigo?
– Todas las que quiera – le espeto sin mirarlo saliendo del baño, ahora que me puesto en marcha me siento un poco mejor – quiero salir, ¿siempre que lo haga debo tenerte como perro guardián o puedo hacerlo sola? – veo como su ceño se frunce y después de algunos segundo vuelve a reír
– Tenemos que regresar a Londres – en cuanto menciona Londres me tenso, me giro para verlo seria
– ¿Por qué? – pregunto de inmediato
– ¿Por qué? no quieres regresar – de inmediato cierro mi mente a él, no quiero que vea la verdadera razón de porque la idea de regresar no me apetece, ya que toda las personas importantes que deje seguirán allí, seguro que están angustiados y dolidos por mi desaparición, seguro y ya me dieron por muerta. No, no quiero regresar allí.
– No tengo nada allí – respondo con frialdad, el ríe a mis espaldas y se acerca, rodea mi cintura y mi cuerpo entero se tensa con su tacto
– ¿Cómo es que te atreves a cerrar tu mente para mi Lex? – Su voz es suave, dulce, pero sé muy bien que no puedo confiarme – es interesante como has aprendido hacer cosas que le llevarían siglos a convertidos como tú – susurra
– sí, bueno supongo que tener tu estúpida sangre ayuda bastante ¿no? – lo siento reirá con suavidad y me libera, doy un paso lejos de él tratando de ponerme a salvo, sé que estoy pasándome pero en serio estoy cabreada por lo que me ha hecho.
– Iremos a Londres Lex y no te lo estoy preguntando, pero primero haremos algo por ese mal humor – Se acerca a mí y mirándome directamente a los ojos susurra
– vas a obedecerme y harás todo lo que diga – de inmediato, ese velo extraño que sentí el otro día se hace presente y sin más asiento, él sonríe y echa andar a la puerta, en el umbral de esta me hace señas para que le siga.
– ¿A dónde vamos? – cuestiono como una autómata, ni si quiera mi voz se escucha como mía.
– A jugar – dice sin más.
Salimos de la gran casona, hacia el jardín trasero que básicamente es un laberinto, de inmediato siento la presencia de varias personas, un par de lobos y vampiros, en distintos puntos del laberinto, mi ceño se frunce pero no soy capaz de hacer o decir nada más.
– el juego es simple, buscar y destruir, puedes hacerlo como gustes, haciéndolos arder, bebiendo su sangre o simplemente despedazando sus cuerpos, como mejor te parezca – explica sin mirarme – no debes dejar a ninguno con vida, ¿estamos claros? – dice esta vez mirándome con sus brillantes ojos carmesí.
Simplemente asiento mientras siento que como la autómata que soy camino hacia la entrada del laberinto, pero antes de poder internarme más allá me detiene
– Lex – mis pies dejan de andar – disfruta de la cacería – al siguiente instante se escucha una especie de disparo y las presencias dentro del laberinto comienzan a desplazarse, mi cuerpo se siente ligero una vez más y el olor a sangre inunda repentinamente mis fosas nasales, la sed se hace presente quemando desde muy profundo en mi interior.
Una voz ronca y profunda se escucha desde el interior de mi cabeza, de mi cuerpo entero,
– Sangre – el deseo de beber se hace aún más fuerte y de un salto estoy sobre un árbol, miro a mi alrededor enfocándome en la presencia más cercana a mí.
Es un humano y esta quizás a unos trecientos metros en el interior del laberinto, desciendo de un salto al suelo, cayendo sobre mis pies, me levanto con lentitud y una sonrisa maligna se desliza en la comisura de mis labios, echo andar muy segura de la ubicación del humano.
La sensación de poder, de fuerza que comienza a crecer desde mi pecho hacia el resto de mi cuerpo se siente increíblemente bien, mis sentidos están enfocados en una sola cosa, matar, camino con rapidez entre los altos muros de plantas que dividen el laberinto, hasta que finalmente
– Bingo – susurro quedando delante de un hombre, que al verme queda totalmente de piedra, el terror vivo en sus ojos, satisface mi sádica necesidad de que me teman.
Doy un paso en su dirección y el hombre retrocede negando con su cabeza, rio con frialdad, antes de susurrarle
– no tienes donde esconderte ni a donde huir, lamentable – digo en tono burlón, veo como de sus ojos se desprende una lagrima y sin más demoras me lanzo sobre él.
Mi cuerpo lo cubre por completo, tumbándolo al suelo, tomo su cabeza con mi mano izquierda y la giro con brusquedad a un costado permitiendo que su cuello quede expuesto, inhalo profundamente en él, el olor de su sangre es repugnante por lo que maldigo por lo bajo.
– Apestas – susurro y sin más rompo su cuello, suspiro decepcionada
Me pongo en pie con ambas piernas a los costados del cuerpo inerte, sonrió con malicia recordando a mi creador fuera del laberinto, tomo uno de sus brazos y comienzo a andar arrastrando su cuerpo de regreso por el camino que he tomado, sé que un poco más adelante hay un espacio lo suficientemente grande como para dejarle un pequeño obsequio a ese bastardo.
Nota del autor: hola mis viles criaturas, como les va? que les ha parecido este capitulo, creo que ha estado algo tenso y quizas un poco tenebroso, me ha gustado mucho la parte narrada por Cian, que creen que le ha pasado durante ese encuentro con el Necropulus? Por otro lado Killiam sigue buscando respuestas y Lexie continua actuando extra;o cuando la sed sed se apodera de ella, que creen que sea? me encantaria leerles! un beso sangrieno y un abrazo de muerte, se les ama y se les espera en la oscuridad!
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