Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

32.



Todo parece ser imágenes inconexas reproduciéndose frente a mí mientras siento como el peso del cuerpo de Mila es retirado del mío. La morena no habla y mantiene sus ojos cerrados mientras Daen la carga, dejando a la indefensa morena sobre el sillón.

Azucena es la primera en correr con dirección a la cocina mientras prácticamente me arrastro hacia ella, mi pierna duele, pero lo ignoro por completo, lo único que podía tener en mente era a la pálida y delgada chica que descansaba sobre un sofá notablemente más grande que ella.

—¿Mila? —Pregunto, mi voz suena ronca, y sé que estoy luchando contra las lágrimas, mis ojos se desvían a Daen, quien parece bastante preocupado y el nudo en mi estomago aumenta su tamaño—. Mila, háblame, por favor.

—Daen, sácala de aquí —Azucena indica, y mis gritos se liberan al mismo tiempo que Daen tira de mi cuerpo, alejándome de la débil morena inconsciente. El dolor en mi pierna aumenta su intensidad cuando lucho contra el castaño, pero este no se rinde hasta que me lleva escaleras arriba.

Mis sollozos son fuertes y siento mi garganta arder, pero a él no parece importarle, sus pisadas son fuertes aun cuando intento tirarnos lejos de las escaleras.

Sin lograr nada.

Su pierna empuja una puerta y, en medos de un parpadeo, me deja caer sobre la cama. La puerta nuevamente es azotada con fuerza cuando la cierra y sus ojos se han oscurecido unos cuantos tonos cuando me observa de nuevo.

—¡Vas a cerrar la maldita boca y te vas a calmar, Hel! —Sisea, haciendo que me quede congelada en mi lugar. Parece cansado, como si toda la mierda de años cayera sobre sus hombros en solo una noche. Pasea la mano por su cabello, para luego agacharse frente a mí y tomar mis manos—. Necesito que te calmes, debes ser fuerte y esperar lo peor, Hel. Mila está en muy mal estado.

>>Tu misma lo viste.

—Quiero estar con ella —Mi voz es baja, pero sé que él logra escucharme—. No debería estar aquí cuando Mila, tal vez, esté muriendo.

—No regresarás ahí —Indica, se levanta, para luego alejarse de mí y apoyarse contra la puerta—. Tampoco dejaré que vayas detrás de ese psicópata.

—Ya estoy cansada de esto, Daen —Repito las mismas palabras que le había dicho a Brent, pero esta vez observando a Daen a los ojos—. ¿No lo entiendes? Él me quiere a mí. Ya no se trata de mi padre o las personas que me rodean, se trata de mí terminando toda esta masacre.

>>No necesito ser testigo de más muerte para saber que se acabó. Quiero terminar con esto.

Daen suelta una risa, una carente de humor, una risa que me hace estremecer por dentro. Sus ojos no me observan, pero sé que me observa cuando dice—: No se acabó. No estoy dispuesto a dejarte ir cuando ya te tengo conmigo.

>>No mientras yo siga respirando.

Y se marcha, no sin antes cerrar la puerta con llave.

Mi cerebro se queda en blanco, y reacciono cuando escucho sus pasos alejándose de la habitación. Intento levantarme de la cama, pero el dolor que me embarga no me deja mover ni un solo pelo.

Mis mejillas aun están húmedas y logro escuchar las voces provenientes del primer piso, aun cuando no logro descifrar lo que dicen, sé que algo va mal, sé que algo está mal con Mila, y lo único que quería era estar con ella.

Pero, en lugar de eso, me encontraba encerrada en una habitación, incapaz de moverme de una cama, esperando, tal vez, que alguien se diera el tiempo de subir y abrir la estúpida puerta.

Lágrimas empiezan a descender nuevamente por mi rostro y de inmediato sé que no estaría tranquila. Necesitaba saber que ocurría con Mila. Quería saber si yo era la razón principal por lo que se encontraba en aquel estado.

Quería que estuviera bien, aun cuando yo estuviera sufriendo.

Quería que todos estuvieran felices, aun cuando eso dependía de si moría o vivía.

~*~

Mis ojos están fijos en una de las paredes, las voces habían cesado una hora atrás, y ahora lo único que escuchaba era el sonido de platos chocando entre sí. Cómo si alguien estuviera lavando, pero al mismo tiempo, enfocado en otra cosa.

Daen no había regresado, y el dolor en mi pierna había cesado, al menos un poco. Suelto un suspiro. Quería saber que pasó con Mila. Despues de escuchar un auto y ver como se marchaba Brent, Cabo, Jeff y una Mila completamente inconsciente en él, sabía que no estaba tan mal como pensaba.

Tal vez iban a un hospital.

O tal vez ella había muerto.

Sacudo aquel pensamiento lejos de mi cabeza. Ella era fuerte, Mila saldría adelante, se pondría bien y no podía dudar de eso.

La puerta se abre, sobresaltándome, pero respiro con tranquilidad cuando observo a Azucena entrar a la habitación con lo que parecía ser un plato con sopa.

—Daen me dijo que estabas enojado con él —dice, regalándome una sonrisa algo tensa—. Tienes todo el derecho, cariño, ese cavernícola no tiene derecho a encerrarte en esta habitación.

—No lo tiene —Concuerdo—, pero sé que lo hizo porque fue lo mejor. Cuando se trata de Mila... o de mi padre, nunca pienso con claridad. Creo que él presenció todo eso cuando me vigilaba de lejos.

—Daen te ama —Deja el plato sobre una pequeña mesita de noche, para luego dejar toda su atención sobre mí—. Creo que has sido la mujer de sus sueños desde siempre. Cuando lo conocí, supe que alguien más ocupaba su corazón. Habías logrado que la muerte de sus padres solo sea un recuerdo amargo, hiciste que un pequeño niño huérfano viviera solo para estar junto a ti.

La voz de Azucena es cariñosa, y no dudo en aceptar el apretón que me ofrece cuando dice cada una de esas palabras.

—Daen me ha cuidado desde siempre —Mi voz es baja, y algo tímida—, no recuerdo parte de mi niñez, todo recuerdo que hubo antes del accidente fue eliminado, pero sé que lo conozco, algo me dice que él siempre estuvo ahí para mí.

>>Por primera vez desde que lo conozco, quiero protegerlo y solo puedo hacer una cosa para lograrlo. Necesito su ayuda.

Ella parece dudarlo un poco, y noto como desvía su mirada a la entrada, sé que tal vez no cuente con su ayuda, pero no perdía nada con intentarlo.

—Sí quiere que Daen viva, debe ayudarme. Debemos protegerlo —Sé que no es bueno presionarla, pero era la única salida. Ahora ella era mi única vía de escape—. Daen merece salir de esto, no quiero morir sabiendo que sacarificó su vida para mantenerme a salvo. No me lo perdonaría nunca.

—Daen no me perdonaría si te ocurre algo —Ella dice, a su vez, haciendo una mueca cargada de duda. Sus ojos cafés están sobre los míos y no puedo evitar observar su cabello. Azucena era regordeta, pero aquello no importaba cuando te centrabas en su rostro. Aun teniendo varios años encima, era una mujer hermosa—, pero sé que proteger a mi hijo está por encima de todo. ¿Qué debo hacer?

Sé que no debo sentirme contenta por poner a la madre de Daen en su contra, pero tenía que hacerlo. Tenía que protegerlo de las garras de ese asesino. Él acabó con la vida de sus padres, no podía permitir que Killer acabara con la suya.

—Necesito que coloques uno de los somníferos que hay en el botiquín en la comida de él —Recuerdo los materiales que habían en el interior de aquella caja, eso lo mantendría noqueado al menos una hora y todo tendría que acabar en ese tiempo—, deberá hacer lo mismo con los guardias, sé que dos de ellos se quedaron en la entrada.

>>No confío en ellos.

—Yo tampoco —Un ceño fruncido adorna su frente esta vez—, ¿solo haré eso?

—Daen tiene un armario con armas ahí abajo, creo que necesitaré algunas.

Ella asiente, pero mis palabras parecen desaparecer con rapidez cuando Daen llega a la puerta, está completamente serio y observa a su madre arqueando una ceja.

—¿Debo preocuparme por ustedes dos solas?

—No —Azucena ríe, quitando algo de la tensión que hay en mis hombros, Daen me observa, y simplemente niego en silencio—. Traeré tu comida en un momento. Hel, necesitas tomarte la sopa, te sentirás mejor, linda.

Y dicho eso, se marcha, dejando que el aura cargada de tensión cayera sobre mí y sobre Daen. Lo observo tragar duro mientras se encarga de cerrar la puerta detrás de él.

—No estoy enojado —digo, porque en realidad no lo estaba. Tal vez momentos atrás lo había estado, pero saber que sería nuestra última noche juntos, eliminaba cualquier residuo de ira de mi cuerpo—. ¿Qué ocurrió?

—La llevarán al hospital —murmura—, Jeff se encargará del papeleo. Come algo, debes tomar tu medicina.

—No tengo hambre —Es mi respuesta. El castaño abre la boca, pero la cierra de un segundo a otro, completamente tenso—. Comeré más luego.

—Hel...

—Por favor —Interrumpo. Tiendo mi mano con dirección a él y este la observa, claramente dudando si tomarla o no. Cuando creo que no lo hará, suelto un suspiro, pero me sorprendo un poco cuando camina hacia mí y, sin cuidado alguno me empuja sobre la cama.

Su alto y duro cuerpo está frente a mí, y observo cómo se deshace de la camisa negra que cubre su torso, luego, en menos de un parpadeo, se cierne sobre mí, capturando mis labios en un duro beso.

No me niego, al contrario, enredo mis dedos en su cabello, atrayéndolo aun más hacía mí. Siento el pecho de Daen vibrar contra el mío y sus dedos se encargan de desviar aquella atención cuando se deslizan hacia la parte delantera de mi vestido. Él podría quitarlo en un simple y cerrar de ojos, pero se frena, simplemente tirando de mis bragas, deshaciéndose de ellas.

—Tenemos menos de diez minutos antes de que Azucena regrese —murmura, sus gruesos dedos trabajan en el botón de sus pantalones y sus labios se conectan nuevamente con los míos cuando tira de ellos hacía abajo.

La dura tela de su pantalón raspa contra la piel interna de mis muslos, pero no me molesta, al contrarío, me concentro únicamente en su toque cuando sus dedos viajan hacía la v entre mis piernas, presionándolos en mi centro con cuidado.

Cuando estoy a punto de soltar un largo gemido, la puerta suena, haciendo que Daen se separe con rapidez de mí, subiéndose los pantalones en medio del acto.

Respiro con dificultad, sintiendo la repercusión del toque de Daen en todo mi cuerpo, aun cuando estaba casi totalmente vestida.

—Eso no fueron diez minutos —murmuro, soltando un "gracias" en voz baja cuando lanza mis bragas en mi dirección. No alcanzo a colocármelas, así que las escondo en uno de los bolsillos de su pantalón, recibiendo una mirada divertida de su parte.

Ahora no solo estaba nerviosa por lo que haría, sino, también, me encontraba sin ropa interior dentro de la casa de la madre de Daen.

—¿Chicos? —Daen abre la puerta, aun sin colocarse la camisa de vuelta. Azucena arquea una ceja en su dirección pero no dice nada más.

—¿Qué es? —Pregunto, tratando de llamar su atención.

—Lasaña —Indica, entregando el plato más grande a Daen y el pequeño a mí—. Daen la ama, pensé que también te gustaría.

—Me encanta —Sonrío, recibiendo un guiño por parte de esta cuando le da la espalda al castaño. Sé que con esa simple seña, mi plan entraba en acción—. Gracias.

Daen caería rendido y esa sería mi oportunidad para acabar con todo.

Azucena se marcha, no sin antes darle una mirada dura a Daen, claramente refiriéndose a su falta de ropa. El tatuaje cubriendo su brazo capta mi atención, pero luego los desvió a la mancha rosa cubriendo su estomago. Aquella marca solo era el recuerdo de que mi madre intentó acabar con su vida.

Tal vez yo era la culpable de todo lo que había ocurrido en su vida. Tal vez, sino hubiera conocido a mi padre, sus padres todavía estuvieran con vida.

—Déjalo —dice, llamando mi atención—. Es pasado y las cosas ocurren por algo.

—Tu vida se destruyó desde el momento en que entraste a la mía —murmuro, sintiendo como la culpa invade mi cuerpo—. ¿No te has detenido a pensar que hubiera ocurrido si nuestros padres no se hubieran conocido? Ellos estuvieran con vida.

—No estaríamos aquí justo ahora —Él responde, por su parte, observándome con intensidad—. Volvería a sufrir cada uno de esos momentos si termináramos siempre aquí.

>>Tú y yo juntos.

Tal vez, después de lo que haría, no terminaríamos juntos, y nada de lo que pasó valdría la pena.

—Te amor, Daen —musito, sonriendo a fuerzas—. No lo olvides nunca

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro