31.
Capítulo dedicado a ShanniaCharoline00 ¡gracias por continuar apoyando esta historia! <3
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~*~
—Un salmón —Daen llama la atención de todos cuando hace un pedido mientras me empuja con suavidad para que logre salir de mi sorpresa. Los mismos ojos de Mi padre...
—Es... es....
—No digas nada —El castaño no me mira y noto su mandíbula apretada. Si Daen no sabía nada de aquel rubio dueño del restaurante, no había duda alguna de que papá sabía guardar sus secretos perfectamente—. Tu padre... me volverá loco aun después de muerto.
Me ayuda a sentarme, observándome con algo de preocupación.
—Y-yo...
—¿No te desmayarás? —Niego. Estaba bien, solo algo confundida. ¿Tenía un hermano? ¿Un... medio hermano? —. Hel, estás pálida y me estás asustando.
—Tengo un hermano... un hermano... —miro al castaño, sujetando su rostro entre mis manos— ¿Sabes lo que significa?
—¿Alguien detrás de mi si te lastimo? —río, negando con rapidez. El que yo esté con él no era problema de nadie más. Si me lastimaba, tenía en mente varias venganzas—. Ahí viene, compórtate.
—¿Solo pedirán un salmón? Vendemos más que pescado en este lugar —La mata de cabello rubio se sacude y noto las raíces negras. Era teñido—. ¿Qué pedirás, lindura?
—Soy Hel Petrov —mis palabras salen tan rápidas que no puedo detenerme a pensar—. Y soy...
—Hel —Daen llama mi atención y niega por un segundo, pero es tarde, toda la atención del rubio estaba sobre mí.
—¿Petrov?
Asiento, tragando con dureza cuando él arquea una de sus cejas en mi dirección, su boca forma una dura línea y lo único que salen de estas es—: Si viene en nombre del hombre que puso su esperma para que esté vivo puede largarse.
>>No necesito ningún donativo de un hombre ruso.
—Mi padre murió —La sensación de tristeza que se apodera de mi pecho me hace saber que aun no superaba la muerte de mi padre. Tampoco estaba segura de si algún día lo haría—. Han pasado cuatro meses desde su muerte.
—Bien —saca una libreta de su delantal—. ¿Están listos para ordenar?
Abro la boca para decir algo, pero Daen me niega, se levanta, tomando mis muletas para luego pasar de Brent y ayudarme a poner de pie. Sus labios forman una línea dura y me sujeta por la cintura, ayudándome a mantener de pie.
—Él que no hayas tenido la oportunidad de compartir un momento con tu padre no significa que debas tratar de esa manera a Hel. Ella no tiene la culpa.
Brent lo observa con atención, más no parece enojado.
—Lo que el señor Petrov y su familia haga o deje de hacer, no es mi problema. Tengo cosas más importantes por la cual preocuparme.
—Él solo te protegió —Sé que el haber escondido a Brent de todo el mundo era eso. Lo estaba protegiendo—. Protegió al único hijo que pudo. Él te salvó.
Su ceño se frunce, pero no le doy oportunidad a decir nada más cuando me libero de Daen y me alejo del rubio. Intento a todas fuerzas no caerme y agradezco en voz baja cuando el castaño me sujeta para bajar las escaleras.
Lágrimas pican mis ojos, pero no me atrevo a llorar. No cuando logro entender a mi padre del todo. Él hizo lo que un padre preocupado haría. Él lo protegió aun cuando no sabía de la existencia de Killer.
—Hel...
—Estoy bien —digo, caminando con algo de dificultad cuando la arena aparece bajo mis pies. Mi voz está ronca por las lágrimas contenidas y tomo un respiro. Necesitaba calmarme o regresaría a ese lugar y sacaría la mierda fuera del sistema de Brent. Era un idiota que no conocía el trabajo de mi padre. Yo no lograba entenderlo del todo pero continuaba ahí, amándolo incondicionalmente—. Mi padre lo protegió y él solo lo llamó donador de esperma. ¿Cómo diablos debo reaccionar con eso? ¡Era mi padre!
Ojos azules caen sobre los míos cuando Daen me alcanza, parece tranquilo, pero noto la tensión que irradia su cuerpo.
—No sabes lo que ocurrió con ellos. No puedes defender a tu padre cuando no conoces la historia completa, Hel. Estoy seguro de que se calmará y te buscará. ¿Entendido?
—Solo vámonos —suelto un suspiro—. Aun no logro entender a donde pertenece la llave que dejó papá con Max. Esta la mujer con cabello castaño... Ya no sé qué pensar.
—¿Piensas que tu madre está detrás de esto? —Me encojo de hombros. Sus palabras no estaban tan lejos de lo que estaba pensando, pero, simplemente, me negaba a afirmar algo tan enfermo como eso. Se supone que una madre debe proteger a sus hijos, no intentar matarlos—. Entiendo completamente si no sientes algún cariño hacía esa mujer.
—Es solo una mujer —digo, es lo único que viene a mi cabeza—. Salí de ella, pero no le pertenezco. Solo tuve a mi padre, y con eso me conformo.
—¡Ustedes! —Daen reacciona con rapidez, sacando su arma para apuntar hacía la dirección del grito. Brent aparece en mi campo de visión cuando logro girarme y lo veo tragar duro—. No la lastimaré, hermano, solo quiero hablar.
—Daen —el castaño me observa, pero parece reacio a bajar el arma. Una de mis manos se posa sobre su antebrazo, obligándolo a bajar aquel instrumento—. Está bien.
—Creo saber por qué llegaron aquí —dice, no aparta los ojos de Daen hasta que este esconde nuevamente su arma—. ¿Vienen por la casa?
—¿Qué casa?
—Andrey Petrov tiene una propiedad a unos cuantos kilómetros —dice, pero su ceño se frunce—. ¿Eres su hija?
Asiento, aceptando gustosamente el apoyo que Daen me da.
—No iremos a ningún lugar contigo —el castaño interviene, sujetándome por la cintura—. Puedes estar mintiendo sobre tu apellido.
—No tengo necesidad de hacerlo —se encoge de hombros—. Realmente no necesito un apellido que no sirve para nada, pero lo hago por mi madre. Ella quiso que tuviera el apellido de mi padre.
—¿Cuántos años tienes?
—Veinticinco —Mi ceño se frunce. Tiene la misma edad que Daen—. Lo sé, algo joven para ser dueño de un restaurante pero ya ves, tu padre puede lavar el cerebro de las personas.
—¿Tu eres aquel niño con la tortuga?...
Siento una pesada mirada sobre mí y un escalofrió recorre mi cuerpo. Daen no lo nota, pero puedo sentir a alguien observándonos. Más cerca de lo normal. Mis ojos se pasean por el lugar, tratando de encontrar el escondite del dueño de la mirada, pero, el desgarrador grito por parte de Brent hace que el pánico estalle en mi sistema.
El rubio cae al suelo, sujetándose el brazo con fuerza y noto el brillo de la sangre en sus dedos.
—¡Daen!
—¡Llévalo al restaurante! —el castaño me grita mientras carga su arma y observa a nuestro alrededor. Trago duro, ignorando el dolor en mi abdomen cuando me acerco y ayudo a Brent a colocarse de pie.
—Vas a tener que ayudarme —digo, entregándole una de mis muletas—, tengo varios huesos rotos y se me es difícil mover mi trasero.
—¿Qué diablos fue eso?
—Llevar el apellido Petrov no es gratis.
~*~
—¡Eso duele como la mierda! —Azucena observa a Brent con el ceño fruncido mientras se encarga de limpiar la herida de su brazo. La puntería de la persona que disparo no era tan buena, solo había rozado parte de la piel, aunque parecía doloroso.
—Será mejor que controles tu lenguaje o me encargaré de que tu herida se quede abierta para siempre.
Daen ingresa a la casa, guardando su pistola mientras Cabo lo sigue. Ambos parecen enojados, lo que me pone en alerta.
—¡Ese maldito hijo de puta conoce a Brent! —Daen sisea, lanzando un adorno al suelo. Azucena lo mira mal, pero este no parece amedrentado, al contrario, su puño se estrella contra la pared. Si, él tenía problemas de ira contenida—. Esto es una mierda.
>>Cada vez se hace más grande.
—¿Me pueden decir de qué diablos hablan? O ¿Por qué diablos me dispararon? —Brent aprieta los labios cuando la limpia la herida—. ¿Por qué me dispararon a mí?
—Por mí —suelto un suspiro. Ser testigo de un tiroteo parecía volverse normal en mi vida—. Al parecer las personas a mi alrededor deben morir. Cosas de la vida, creo.
Daen se ríe, pero no hay ni una sola pizca de humor en el sonido que emite.
—No creo que solo estén aquí por ti, Hel —observa a Brent—. Eres un Petrov, chico —me da gracia el hecho de que Daen se crea el mayor—. La muerte no tiene una hora fija para ustedes.
—Ustedes...
—No te pasará nada —niego, queriendo seguir adelante—. ¿Dónde está la casa de la que hablaste?
—No confió en él, Hel —Max, mejor conocido como Cabo interviene. Sus botas de combate lo hacen ver algo temible, pero toda esa energía iba dirigida al rubio que aun usaba el delantal del restaurante. Azucena niega luego de que venda su brazo, observando con desaprobación al hombre de tez morena.
—Él que no haya crecido con ustedes no significa que sea un mal chico —dice—. Solo míralo, es dueño de un restaurante, el pobre chico no sabe ni sostener un arma correctamente.
—En realidad recibí clases cuando era adolescente —llama la atención de todos—. Mamá quería que estuviera... Oh Dios. ¿Lo hizo porque sabía...
—Es lo más probable —Daen responde, acercándose a mí. Sus ojos se posan en la sangre que cubre mi blusa y lo noto ligeramente preocupado—. ¿Es tuya?
Niego. No quería hablar. No cuando estaba pensando con claridad en nuestras opciones. Tampoco confiaba en Brent. Si, se parecía a papá pero eso no era suficiente. Creció completamente lejos de Rusia. Él no podía llamarse parte de mi familia cuando simplemente había olvidado que un hombre había colaborado en su nacimiento.
—¿Jeff viene en camino? —Cabo asiente—. Bien, iremos a esa casa, sin tus hombres, Cabo.
>>No confió en ellos.
—Sabes que puede estar ahí afuera... es peligroso.
—El peligro y la muerte han sido parte de mi vida desde los siete años —Me pongo de pie, ignorando la mano que me tiende Daen—. Estoy cansada de dejar que ustedes se pongan delante de mí. Si viene por mí, yo iré a por él.
>>Pueden venir con nosotros o simplemente iré con Brent.
—Hel...
—Ya me cansé de toda esta mierda, Daen —suelto, cansada de pasar por lo mismo—. Desde la muerte de papá solo ha habido desastres tras desastres. Primero él, luego Bertha, Zoe... No estoy dispuesta a perder a Mila y a ninguno de ustedes.
—Nunca me preguntaste si quería arriesgar mi vida —Brent se levanta, sujetando su brazo vendado—. Y no, no quiero hacerlo. Te diré como llegar a ese lugar, pero eso es todo.
>>Deje toda la mierda de la familia de mi padre hace mucho tiempo. Es genial saber que hay alguien que comparte mi sangre, pero ambos sabemos que no somos hermanos.
—Bien —mi ceño está fruncido y sé que lo único presente en mi rostro es el enojo—. Cabo te llevará a tu restaurante, desde ahí estarás por tu cuenta, Brent.
—Siempre lo he estado.
—En realidad —Azucena interviene, guiñando un ojo en mi dirección—. Siempre supe que Andrey encontró a otra mujer que amaba en este lugar, pero, lastimosamente, su padre tenía otros planes para él. Deberías hablar con Susana, creo que es hora de que te cuente la historia detrás del restaurante.
¿Azucena lo sabía?
>>Y no, no lo sabía, Hel. Tuve mis dudas por mucho tiempo, pero nunca pude tener algo en concreto. Ahora que encontraste a Brent, sé que él es el chico por el cual tu padre venía a este lugar. Aun cuando no se acercaba a él estaba al pendiente de su cuidado.
Ladridos se escuchan en la calle, seguido de un chirrido de neumáticos contra el concreto, y el lugar estalla en gritos menos de un parpadeo.
—¡Cabo! —Daen mira al hombre junto a él y abandonan la casa con rapidez. Estoy de pie, adolorida y completamente lista para cualquier cosa que se presente, cuando estoy a punto de moverme con camino hacia la puerta, la delgada y descuidada figura de Mila entra en mi campo de visión.
—¡Llama a un médico, mamá!
—¿Mila?... —mi voz es un débil susurro y me muevo con dificultad hacia la puerta, donde Jeff se tiende en el suelo mientras sujeta el cuerpo inerte de la morena. Mis manos tiran de su cuerpo y me estremezco cuando soy capaz de sentir los huesos sosteniendo su piel.
Estaba mal...
Muy mal.
:#L
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