24.
—Estoy segura de lo que recuerdo, Daen —La irritación está impregnada en mi voz, y el castaño parece listo para rendirse, pero se detiene, observando con detenimiento la foto—. Sé lo que vi. Sé como sonrió mientras amenazaba con matarte.
>>Es él mismo.
Una foto de Yerik Petrov está frente a nosotros. Luego del incidente en el supermercado, Daen me había arrastrado nuevamente a casa, no sin antes lograrse sacar algo de información a aquel anciano.
—Es imposible —murmura, la foto sobre la mesa de centro esta carcomiendo mi cabeza. El único recuerdo que tenía de ese hombre era de él sosteniendo un arma, huyendo de aquel lugar en el que me lastimaron junto a una castaña—. Yerik Petrov murió años antes que tu padre. Siete años para ser correcto.
—Es él —Repito, esta vez observando a Daen con seguridad—. Lo vi. ¡Se sentó frente a mí en la maldita mesa!
—Cálmate —Me dirige una dura mirada, haciendo que lo mire con enojo—. Si en realidad es él, no quiero decir que dudo de ti, Hel, pero, ¿por qué quiere hacerte daño?
—Por lo que sé; venganza, o tal vez dinero. ¡No lo sé! —Estoy aburrida. Estar toda un día tratando de encontrar algún cabo suelto por parte de Killer, era cansado. No teníamos nada. Únicamente estábamos al tanto de que mi tío, Yerik Petrov, estaba vivo y listo para matarme—. Esto es estúpido...
—¿No recuerdas nada más de esa tarde? —Frunzo el ceño, tratando de recordar. Las voces, Yerik, la bolsa... el hombre que me lastimó—. ¿El que te hizo los cortes?
—Espera —Lo detengo, recordando palabras que se filtran en mi cabeza—. Me dijo "Mi niña rusa"... luego de eso desperté en aquel barco —Mis ojos se detienen sobre Daen, y soy capaz de reproducir la imagen en mi cabeza—. Tenía barba... bastante barba, alto, lleno de músculos y una cicatriz cruzando por su rostro.
Mis dedos se dirigen a mi rostro, y hago una línea imaginaria que empieza desde mi frente, y termina en mi oído, paralela a mi nariz.
>>Un tatuaje en forma de K...
—¿Algo que se te haga conocido? —Asiento, sintiendo miedo. Tener a varias personas a mí alrededor no minimizaba ese sentimiento. Me levanto, seguida de un Daen que parece bastante confundido. Mis pies vuelan a la entrada justo cuando el auto de Arma cruza la barra de seguridad.
Siento mi corazón golpetear contra mi pecho, y el hombre mayor me mira algo confundido cuando estoy frente a él. Daen no se acerca, sin embargo, se mantiene cauteloso.
—¿Por qué? —susurro, sintiendo miedo de la persona que tenía frente a mí. Este parecía percatarse de todo y, en un abrir y cerrar de ojos desenfunda su arma, mi cuerpo es tirado con violencia cuando su brazo se envuelve alrededor de mi cuello, Daen reacciona con rapidez, sacando un arma de la parte trasera de sus pantalones, apuntando directamente hacia nosotros—. Arman... no hagas una locura.
Quiero echarme a llorar y suplicar por mi vida, pero no lo hago. Mis manos están tensas alrededor del antebrazo de Arman, pero este no se inmuta al colocar el cañón de su arma contra mi sien.
—¡Si disparas se muere, Hamilton! —La voz de Arman es fuerte, pero soy capaz de sentir el nerviosismo en su voz. Daen no es el único que nos apunta. Todos y cada uno de los hombres están a punto de abrir fuego contra nosotros, pero Cabo los detiene, indicando que podrían lastimarme—. ¡Nunca entendieron nada!
>>Ella estaba mejor en Rusia, pero la trajiste aquí y ¡tuve que hacerlo!
—Déjala ir, Arman —Daen es el que habla. No grita, pero su voz se escucha fuerte y clara para todos—. Sabes que ella no merece esto.
>>¿Dejaras que la lastimen luego de verla crecer?, ¿luego de haberte preocupado como lo hiciste cuando estuvo en el hospital? ¡Es como una hija para ti!
—No —Arman gruñe, y un chillido brota de mis labios cuando escucho un leve sonido en el arma. Mi corazón amenaza con escapar de mi pecho, y las lagrimas no tarda en deslizarse sobre mis mejillas—. ¡Lastimará a mi familia!
La idea de enfrentar a Arman no terminaba así en mi cabeza. El iba a terminar contando cada una de las cosas que sabía sobre Killer y, tal vez, Daen lo perdonaría.
Pero me había equivocado.
Nuevamente una persona que consideraba de parte de mi familia, me mentía. Esta vez, Arman había arrasado con todo. Él podría haber sido culpable de la muerte de Bertha o de... mi padre.
—¡No! —grito, tratando de alejarme— ¡No dispares, por favor!
—Cállate, Hel —El gruñe, apretando el agarre en mi cuello—. Sus manos temblaban, y de lo único que me arrepentía era de no haberle confesado mis sentimientos a Daen. Aun cuando lo veo completamente asustado, en lo único que podía pensar era en que lo amo.
Lo amo más de lo que alguna vez podría imaginar.
Sin importar cuantas veces peleemos, él estaría ahí, haciéndome saber que estaba mal. Estaría junto a mí arreglando el problema, aun cuando era imposible hacerlo.
—Te amo. —Lloro, observando a Daen quien parece quebrarse por un momento. Arman gruñe, tirando de mi cuerpo mientras abre me empuja al interior del auto, el arma nunca se desvía de mí, lo que me hace sentir completamente nerviosa. Pienso que van a disparar, pero no lo hacen.
No iba a funcionar; era un auto blindado.
El auto abandona el lugar de un tirón, haciendo que me sujete de la guantera con fuerza. Arman solo utiliza una de sus mano para conducir mientras apunta a mi pierna.
—Lo siento, Hel —dice, mi ceño se frunce un poco. Me está secuestrando y sólo se disculpa. ¿Qué tan loco era eso? Un grito se me escapa cuando el dolor estalla en mi muslo. La sangre brota con rapidez de está, y de inmediato sé que me ha disparado—. Necesito salvar a mis hijos.
—Eres un hijo de puta —siseo, tratando de contener el grito de dolor que se forma en mi garganta. Sé que debo detener la sangre, pero estaba nerviosa, más de lo que podía describir, y mis manos solo atinan a presionar la herida, sintiendo como el dolor venia del interior de mi cuerpo—. ¡Espero te pudras en el infierno!
Arman tira el arma bajo sus pies, sabiendo que no lograría alcanzarla, pero no me dejo amedrantar.
Era hora de darle frente y hacerme cargo de sus actos. Aun cuando el dolor ataca mi pierna, y Arman me golpea con fuerza, logro tirar del volante, desviando el auto del camino.
Soy testigo de las maldiciones y gritos por parte de Arman cuando el auto voltea con fuerza. Mi primer movimiento es enredar el cinturón de seguridad en mi brazo, esperando el impacto del auto contra cualquier muro.
El sordo y tenebroso golpe llega después, logrando arrancar un grito desde lo más profundo de mi garganta. Sé que estoy perdiendo la consciencia, y pienso escuchar un "salva a mis hijos", antes de que la oscuridad me absorba por completo.
~*~
—Debes ir a descansar, Daen —Una gruesa y varonil voz susurra, y siento la imperiosa necesidad de abrir los ojos y saber de quién se trata, pero no puedo, la oscuridad me atrapa con fuerza, negándose a dejarme ir—. Si despierta, te llamaré de inmediato.
—No me moveré de aquí —La otra voz... La voz de Daen resuena con dureza, pero puedo sentir el dolor emanar de la misma—. Esperaré todo el tiempo que sea sólo para verla despierta de nuevo.
—Sabes que tal vez eso no ocurra...
Silencio, es lo único que logro escuchar antes de abrir los ojos de golpe y encontrarme en un amplio jardín. Examino mi vestimenta, y lo único con lo que soy capaz de toparme es con un vestido blanco. Mis pies están descubiertos, y soy capaz de sentir las gotas de rocío en las plantas de mis pies.
—Hel —Mi cuerpo se gira con rapidez, y estoy lista para golpear a cualquiera que se me acerque, pero mi boca cae abierta, y siento mis brazos pesados—. ¿Golpearás a tu viejo?
—¿Papá?... —Él asiente, abriendo sus brazos para mí. No dudo, y corro en su dirección, lanzándome sobre él como cuando era una niña. Fuertes y robustos brazos me envuelven, para luego sacudirme con suavidad—. Oh, dios —Lloro, escondiendo mi rostro en su pecho—. Te extrañé tanto.
—Yo también te extrañe, cariño —Él suelta, pero sus brazos me toman de los hombros para separarme de su cuerpo—. Dios sabe cuánto extrañé a mi rusa, pero no es tu momento, cariño.
—¿Qué?
La confusión llega a mí, y es cuando noto la sonrisa en los labios de mi padre.
—Estás soñando con tu viejo, rusa —Asegura. Una de sus manos se encarga de retirar los mechones rojos de mi rostro, y me observa con atención—. Crié a la mejor mujer del mundo. Fuerte, decidida y no se deja doblegar por nadie. Estoy orgulloso de ti.
—¿Papá? —Trato de luchar contra las lágrimas pero estas parecen tener vida propia. Gruesos y largos dedos limpian las mismas, dejando el rastro húmedo en mis mejillas—. ¿Por qué te despides?...
—No es una despedida —Él repite la frase de siempre, señalando mi pecho, tal y como solía hacerlo—. Siempre estaré en el corazón de mi pequeña rusa.
—Tengo miedo... —Soy sincera, y él niega con la cabeza, presionando sus labios contra mí frente—. No puedo hacerlo sin ti... No cuando eras la única persona que cree en mí.
—No fui el único que creyó en ti, Hel —Su voz es segura, y su sonrisa crece cuando se aleja de mí—. Tienes a alguien que está para ti, él cree en ti más de lo que yo lo haré. Es capaz de entregar su vida para salvarte, rusa.
>>Yo mismo crié a ese hombre, y me iré tranquilo sabiendo que estarás completamente a salvo en sus manos. Daen es todo lo que siempre deseé para ti, hija.
Nuevas lágrimas aparecen en mis mejillas cuando noto la imagen traslucida de mi padre frente a mí.
>>Daen cuidará de ti como siempre lo ha hecho. Siempre te pondrá por delante de todo, y es lo único que importa.
—¡Más potencia! —La fuerte corriente barre mi cuerpo, haciendo que mis ojos se abran de golpe. Luces y voces llenas de alivio es lo único que logro escuchar antes de que mi respiración regrese a la normalidad—. ¿Señora Hamilton? —Una voz gruesa capta mi atención, y una nueva luz se pasea frente a mis ojos, segándome por un largo segundo—. Bienvenida.
Quiero hablar y decir algo, pero lo único que soy capaz de hacer es quejarme cuando un fuerte dolor de cabeza me azota.
—Un calmante. —Alguien dice, y nuevamente siento movimiento a mí alrededor.
Respondo a las preguntas que me hacen con simples asentimientos, y agradezco en un bajo murmuro cuando me dan un poco de agua. Luego de unos minutos, las personas empiezan a abandonar la habitación, hasta que solo soy capaz de observar a una enfermera. Cuando sus ojos caen sobre mí, me sonríe con delicadeza.
—Su esposo está afuera... Parece bastante nervioso. —Mi ceño se frunce ante la palabra esposo, pero recuerdo la voz del médico llamándome Señora Hamilton. Daen.
Daen estaba aquí.
—¿Qué día es hoy? —Ella me observa, parece algo dudosa, pero termina respondiendo mi pregunta.
—Diez de octubre del dos mil catorce. Estuvo en coma por dos semanas, señora Hamilton.
Cuando estoy a punto de decir algo, la puerta se abre y un Daen completamente agotado está observándome con intensidad. Aun siento la garganta seca luego de haber bebido dos vasos de agua, y no tengo fuerzas para decir algo con dirección al castaño.
Este intercambia cortas palabras con la enfermera antes de que esta se marche.
—Daen...
—Oh dios mío —Su cuerpo esta frente a la camilla, y veo como cae de rodillas al piso. Su rostro esta a la altura de mi mano, por lo que no dudo en pasear mis dedos por su rostro. Siento la humedad que desciende de sus mejillas, y de inmediato la resolución de lo que estaba ocurriendo me golpea con fuerza—. Pensé que no te volvería a escuchar.
—Siempre volveré a ti —digo, mi garganta duele, pero no me detengo—. Aun cuando las cosas se pongan difíciles, siempre serás mi luz al final del camino, Daen Hamilton.
En silencio, aun cuando se me es difícil escuchar la respiración errática de Daen, escucho fuerte y claro cuando su voz rompe en medio de la habitación.
—Te amo, Hel.
N/a:
No tengo mucho que decir, también me duele y.y Este capítulo estuvo escrito desde el lunes, pero faltaba algo, y no quería subirlo hasta terminarlo completamente así que... espero que les guste.
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