20.
—Ese vestido me gusta —Daen este en el marco de la puerta, observándome con una sonrisa ladeada. Sus ojos se pasean a lo largo de mi cuerpo, y no paso por alto el recuerdo de la noche anterior—. Pero yo elegiría un par de jeans —dice, entrando sin prisa alguna y revisando entre mi ropa, un par de jeans negros aparecen en mi campo de visión, y me los ofrece con un guiño—. Tiene 5 minutos, dulzura.
—¿Es necesario que los use? —Digo, observando el pantalón con disgusto—. Es una reunión de trabajo...
—Jeans —Sus labios se presionan contra mi frente, indicándome que no jugaba—. Lo digo en serio.
Pongo los ojos en blanco cuando Daen abandona la habitación, y me deshago del vestido con rapidez. Mis heridas estaban completamente sanadas, y ya había empezado el tratamiento de las cicatrices, en pocos meses, no habría ni la más mínima cicatriz.
Con apuro me meto en los jeans, y escojo una de las tantas blusas que había tirado sobre mi cama, por último, sonrió ante la chaqueta negra que Daen me había regalado el día anterior.
Todo parecía ir de viento en popa, pero no era más que una triste mentira.
El tener a Killer pisándonos los pies, no era más que un amargo recordatorio de lo que mi vida se había convertido. Mi padre, un narcotraficante por herencia, y eso me dejaba a mí, alistándome para una reunión son 4 de sus socios más peligrosos.
Lo único que agradecía es que Daen no me dejaría sola, o al menos eso había prometido.
—Estoy lista —Llamo la atención de Daen cuando llego al piso principal. Mis ojos se pasean por el alto espécimen masculino que estaba de pie junto a los sillones, observándome con completa aprobación—. ¿Cómo estoy?
—Lista para acabar con ellos. —Asegura. Y no era para menos, estar cubierta de negro y lista para enfrentar a 4 narcotraficantes, no era algo fácil.
—¿Estás seguro que debo estar ahí? —Suelto, completamente nerviosa. La mano de Daen toma la mía y me observa con esos ojos azules que conocía desde que era una niña.
—Era tu padre, Hel —Su tono es completamente serio—. Debes estar ahí para velar por todo lo que logro. Si, puede que sus métodos no eran los correctos pero, soy testigo de que, hizo muchas cosas buenas.
—Las fundaciones...
—Exacto —Dice—. Todas esas fundaciones las hizo para niños huérfanos Holly, como yo, como tú cuando tu madre murió, él sólo se preocupo por hacer el bien. Nunca mató a nadie.
—Pero...
—Cualquier hombre en Rusia tiene una imagen que mantener Hel —Ríe un poco—. Tu padre no era de los que mataban a sangre fría, de eso estoy muy seguro.
Me muerdo la lengua.
No podía creer ciegamente en la palabra de Daen. El había sido criado dentro de eso, puede que lo vea normal, pero yo no lo veía así. El dinero de mi padre no era más que dinero manchado con sangre, y drogas.
Y ahora dudaba de seguir con aquello.
No quería temer por mi vida ante cada paso que daba, no había nacido para eso.
Cuando Daen me indica que es hora de marcharnos, camino de su mano hasta la salida de la casa. Luego de dos largas semanas, era la primera vez que salía de casa, aunque sólo fuera para un reunió de "trabajo".
—Todo está limpio, señor —Cabo asiente hacia Daen cuando llegamos al auto—. El camino hasta la ciudad está despejado, Arman los espera en la intersección del primer atajo para cambiar de autos, todo el camino estará monitoreado por las cámaras.
—Asegúrate de que el edificio este limpio, Cabo.
Ante el asentimiento de Cabo, Daen abre la puerta del copiloto para mí y subo al auto de un salto. En menos de dos minutos, Daen rodea el auto y ocupa el lugar del conductor, arrancando luego de recibir la orden de Cabo.
—¿Por qué tenemos que cambiar de auto?
—Cabo cree que pueden seguirnos —musita, como si fuera algo normal—. Son medidas de seguridad que tomare si estas de por medio, Hel.
—Si cambiamos de auto con Arman pueden seguirlo a él y hacerle daño —Deduzco, dándole una rápida mirada al castaño junto a mi—. ¿Tomaste medida de seguridad para eso?
—Arman esta con dos hombres de Cabo, estará bien. —Se ríe, dándome una mirada rápida. Algo suena dentro del auto, y ambos parecemos levemente confundidos.
—En el primer desvió tome el lado derecho, señor. —La voz de Cabo retumba con seriedad dentro del auto, y no puedo negar ante las absurdas medidas de seguridad.
Daen acata la orden de Cabo sin rechistar, y nos encontramos frente a un estacionamiento, justo fuera del mismo, un gran Land Rover negro está estacionado.
Arman baja de ese auto cuando nos detenemos a unos cuantos pasos, seguido de dos hombres de Cabo, tal y como Daen lo había dicho. Soy la primera en bajar del auto y dirigirme a Arman.
El hombre entrado en años no pierde el tiempo en abrazarme, tal y como un padre haría con una hija.
—Daen ira contigo, ¿está bien? —Dice, luego de soltarme. Sus ojos se enfocan en los míos y puedo ver la preocupación en ellos—. Muéstrales de que estas hecha, Rusa.
—Debemos irnos, Hel. —Daen llama mi atención, pero no me marcho antes de darle un beso en la mejilla a Arman. Este se sorprende al igual que yo, nunca había hecho algo parecido, pero Arman era como un padre para mí.
Él era quien iba a mi habitación en la madrugada cuando tenía pesadillas, el me cuidaba cuando mi padre tenía cosas que hacer, y no le importo humillarse en una mesita de té para sacarme una sola sonrisa.
Por eso, Arman era importante para mí, y daría mi vida porque él estuviera bien.
Cuando estoy ya en el interior del Land Rover, Daen la da unas ultimas ordenes a Arman antes de ocupar su lugar.
—¿Lista para estar dentro de una habitación con criminales?
—No —Digo con sinceridad—, pero debo hacerlo.
Daen aprieta mi mano antes de arrancar, y luego de que el motor enciende, sé que no tengo escapatoria. Los Petrov tienen que seguir su legado, tal y como mi padre lo había hecho.
Ahora era mi turno.
***
Las oficinas del centro de moda que estaba bajo mi nombre, era el punto de encuentro. Las miradas confundidas se dirigían a mí, y no era para menos, era la única mujer en una oficina con narcotraficantes y mafiosos.
Años atrás si alguien me dijera que terminaría en este lugar, no lo creería, en realidad, me reiría y respondería que era una simple locura.
Pero esto no era una locura, estaba pasando en serio.
—¿Vinimos a perder el tiempo? —Uno de ellos habla, haciéndome sentir incomoda. El acento ruso no pasa desapercibido, y sé que el podría ser uno de los mafiosos—. Creo saber que ese asesino de cuarta está yendo por la cabeza de cada uno de nosotros, y el pupilo de Petrov nos hace reunir en este lugar, ¿Puedo decir que es una completa locura?
—El lugar está siendo custodiado por más de 30 hombres, que tienen la orden de no dejar entrar a personas ajenas al trabajo —Digo, con voz fuerte. Me sorprendo por la tranquilidad que me aborda, pero sé que apenas abandone el lugar, temblaría como gelatina, sólo era cuestión de tiempo—. La reunión no llevará más del tiempo requerido, señor Smirnov.
La sorpresa aborda al hombre mayor, dándome la satisfacción de saber que he acertado. Gracias a Daen, había logrado memorizar cada uno de los apellidos de las personas presentes.
—Esta reunión no es más que rutina, Smirnov —Daen llama la atención de todos. Desde que entramos a la habitación, el no había tomado asiento, en realidad, se encontraba en un rincón detrás de mí—. Ya todos están al tanto de la muerta del señor Petrov.
—Sólo esperamos las guerras en las calles de Rusia, Hamilton —Otro de los hombres, uno más joven, reta al castaño detrás de mí con la mirada—. Petrov era el único que nos mantenía protegidos de los vendedores ilegales.
Era hora de actuar.
Daen me había enseñado cada uno de los problemas que aparecieron luego de la muerte de mi padre, y los vendedores ilegales eran uno de ellos. Solucionar aquello, sería algo fácil, pero también era algo que no quería hacer.
¿Por qué llamarlos vendedores ilegales cuando ellos hacían lo mismo?
Todo terminaba con el dinero.
—Todo volverá a la normalidad —digo, optando por la mejor solución de momento—. Puede que mi padre no esté con nosotros, pero todo estará tal y como él lo mantenía. Daen se encargara de los vendedores ilegales.
Me aclaro la garganta, llamando nuevamente la atención de todos. ¿Qué más podía decir? No podía hacer mucho, mi trabajo sólo era tomar decisiones, y eso era lo que había hecho.
—La pequeña Petrov me ha sorprendido —Dos de los australianos, el más joven, parece divertido con mi decisión—. Acabo de perder cinco mil dólares por tu causa, dulzura.
—El que tenga poco cerebro en los negocios no es mi problema, señor Bacardi —No puedo evitar sonreír con sarcasmo—. Y por si no lo sabía, no vinimos a arreglar sus problemas financieros.
—Tu padre estaría orgulloso de ti, Hel. —Otro de los rusos, uno con la edad de mi padre, sonríe en mi dirección—. Puedo decir que yo también lo estoy.
—No sé a qué se refiere...
—Te conocí cuando eras apenas una niña —Dice con su vozarrón—. Eras una niña que sonreía por todo, nunca pensé que terminarías reuniéndote conmigo en circunstancias como estas.
Estoy algo confundida porque no logro recordarlo, pero lo único que puedo responder es "Trabajo familiar, señor".
Luego de eso, nos centramos en el problema de los vendedores ilegales, lo cual queda solucionado en menos de 10 minutos, cuando quiero dar por terminada la reunión, Bacardi me detiene, mencionando lo que tanto quería pasar por alto.
—¿Qué hay de Killer? —Escupe, el enojo ante el asesino no pasa desapercibido—. No puedo seguir escondiéndome de un asesino de cuarto. Hamilton, dijiste que te encargarías de eso.
—Lo estoy haciendo —Daen responde en un siseo—. Mi principal trabajo es mantener a la señorita Petrov con vida, y Killer es el principal problema que tengo, pero lo dejará de ser cuando le ponga las manos encima.
—Killer vendrá a nosotros por si sólo —Aseguro, recordando aquella mañana—. Y cuando lo tenga frente a mí juró que vengaré la muerte de mi padre.
La firmeza en mis palabras, me asustan, pero me doy cuenta que sería capaz de matar al asesino de mi padre. Sería capaz de quitarle la vida al ser que me arrebato una de las personas más importantes para mí.
Sería capaz de dejar de ser yo, por tan sólo tener esa pequeña satisfacción.
—¿Te sientes bien? —Daen pregunta, una vez que estamos en el interior del auto, a poco tiempo de llegar a casa. La reunión había ido perfectamente bien, más de lo que habría imaginado.
—Si —musito—, sólo estoy algo cansada.
—No confíes en Bacardi —Daen cambia el tema con rapidez. Sus manos se cierran con fuerza en el volante, e inmediatamente sé que hay algo que no me ha contado—. El tipo es hijo de uno de los socios, tu padre nunca confió en el, pero su padre era gran amigo de tu padre.
—Yo no tengo relación con ese sujeto —digo, pensando claramente en sacarlo del grupo—. ¿Hay una manera de sacarlo?
—Matarlo.
Las palabras son tan frías, que el hielo que aborda mi sistema, me hace estremecer. ¿Todo tenía que terminar con la palabra muerte?
—Por el momento no es un dolor en el trasero, puedo lidiar con él.
—Yo no puedo lidiar con él —Daen gruñe. La entrada a casa está igual de protegida que la salida del edificio, pero entendía la sobreprotección de Daen. Ambos habíamos sufrido mucho bajo la mano de Killer—. Quería dispararle en medio de los ojos.
—No tienes un arma.
—Eso es lo que tu piensas, Hel —El horror en mi rostro parece llamar la atención del castaño junto a mí, quien borra su sonrisa de inmediato—. Es mi manera de arreglar las cosas, Hel —Niega con la cabeza—. No tuve una vida fácil...
—Lo entiendo. —Miento.
Una vez que el auto se detiene, me bajo con rapidez del mismo, dejando la puerta completamente abierta. Escucho a Daen maldecir detrás de mí, pero no me detengo.
—¡No le dispare por ti! —Sus palabras me detienen, pero sigo sin mirarlo—. ¡Te vi sentada ahí y sólo quise arrojar el arma al basurero más cercano!
Sé que estamos haciendo una escena, pero al él parecía importarle poco.
Ignoro los latidos desbocados de mi corazón, e ingreso a la casa, seguida de cerca por un Daen agitado. Su mano se aferra a mi muñeca y me apresa contra su cuerpo y una pared.
—Cada vez que te veo lo único que deseo es tener una vida normal. Que tu y yo tengamos una vida como personas normales, pero no fue así, todo esto es una mierda —suelta una risa sin diversión, y yo sólo puedo observar sus ojos fijamente, sin saber exactamente que decir—, pero la mierda suele desaparecer cuando sólo estamos los dos... Cuando me miras y sonríes sin importarte los problemas que nos rodean. Tu desapareces todos los problemas, Hel.
N/a:
Cómo ven, Killer volvió con todo.
Espero terminar la novela en mis dos meses de vacaciones, para así no estar tan recargada cuando empiece clases, pero como ven, habrá capítulos semanales. Los jueves de cada semana, tendrán nuevos capítulos, y mucho mas de Hael.
No olviden de votar y dejar sus comentarios, es lo unico que recibo a cambio<3
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