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King's landing


Un matrimonio cuestionado por todos hora estaba recibiendo a su tercer hijo, Aemma con diecisiete años era una tía cariñosa con Jace y Luke a pesar de las críticas de su prometido con quien su relación se había deteriorado gracias a ello.

—Vamos Nyra, tu puedes hacerlo.—Sujetó la mano de su hermana quien con esfuerzos estaba pariendo.—Por los Dioses me haces querer ser infértil.

Entre los quejidos de dolor una risa escapó antes de continuar pujando hasta que finalmente escucharon el llanto, Aemma fue a recibir a su sobrino esperando que finalmente esta vez los genes Targaryen dominaran, pero nuevamente aquellos cabellos castaños se asomaron en el neonato, una media sonrisa se asomó en su rostro antes de envolverlo y dárselo a su madre quien lo recibió gustosa.

—Es un hermoso varón.—Habló.

—Afuera todos.—Ordenó Aemma angustiada.

—Como ordene mi princesa.

El silencio se mantuvo hasta que se quedaron solas, Rhaenyra la miro esperando a que hablara.

—¿No crees que es hermoso?—Bromeó la mayor.

—Es castaño.—Soltó de golpe.

—Es un Targaryen, Aemma, es todo lo que importa.—Habló algo frustrada.

—Nyra... Sabes que puedes decirme lo que quieras.

—¿Qué quieres escuchar?

—¿Es realmente hijo de Laenor?

—Claro que lo es.—La molestia en su voz se hizo notar.—¿Tu también vas a dudar de su legitimidad?

—No, no... Por favor no me malinterpretes.—Se acercó.—Pero si tienes algo que decirme, sabes que te apoyaré.

—Mis hijos son de Laenor.—La miró a los ojos tratando de no hacer ninguna mueca que la delate.—Aemma, puedo mentirle a todo el mundo pero a ti... Sería a la última persona a la que la ocultaría la verdad.

La menor se quedó tranquila, siempre creería en las palabras de su hermana, después de todo ¿Por qué le mentiría?

Al salir de la habitación, Aemma se dirigió al campo de entrenamiento donde sus hermanos menores se encontraban peleando bajo la atenta mirada de Helaena. Sus ojos, por inercia, buscaron a Aegon, quien parecía desenvolverse con facilidad usando su espada contra Aemond. Para ella, no había mejor opción para su compromiso que él. La reina, en más de una ocasión, le había hablado de lo feliz que sería el rey al preservar la pureza de los Targaryen a través de ellos, y ella no deseaba más que hacerlo feliz.

—Hermana —saludó Helaena con entusiasmo al verla—. ¿Lo has conseguido?

—Mi querida Helaena, para nuestro infortunio, no he atrapado a tu escarabajo —respondió Aemma, tratando de mantener la calma.

Aemma adoraba pasar tiempo con sus hermanos y compartir con ellos lo que más les gustaba. Aegon solía invitarla a tomar una copa de vino a escondidas, aunque ella nunca bebía, pues odiaba el sabor de la bebida. Con Aemond volaba sobre su dragón Moonfire, sabiendo lo mucho que le entristecía no haber reclamado uno. Con Helaena, las cosas eran más complicadas, ya que no le agradaban sus "mascotas", aunque podía pasar horas escuchándola. Y con su pequeño Daeron, solía intercambiar cartas pues la distancia no les permitía hacer más.

—Ha sido un varón —comentó Aemma cuando sus hermanos dejaron de lado las espadas y se acercaron a ella—. Un hermoso príncipe.

—Otro bastardo —Habló Aegon, con una mueca burlona.

—Cierra la boca —riñó Aemma, frunciendo el ceño con firmeza—. Si alguien te escucha decir eso, te cortarían la lengua.

—¿Por qué no me la cortas tú entonces? —vaciló Aegon, con una sonrisa desafiante.

Aemma suspiró, sintiendo la frustración crecer en su interior ante la insolencia de su hermano.

—Por desgracia, estamos comprometidos. Si alguien me ve arrancándote la lengua, solo afectaría mi reputación —respondió con calma, aunque su tono llevaba un ligero toque de ironía.

Helaena, viendo la tensión entre sus hermanos, decidió intervenir.

—Dejen de pelear, ¿de acuerdo?—dijo, tratando de calmar los ánimos.—Cuando Rhaenyra se sienta mejor iré a conocerlo, ¿Cómo se llamará?

Aemma le sonrió agradecida por cambiar el tema y dejar aquellos rumores de la paternidad de los niños fuera de la conversación.

—Todavía no lo sé.—respondió con una suave sonrisa.—Yo propuse Rhaegar, pero Nyra no se decide.

Helaena asintió emocionada.

—¿Y de qué color es su cabello?—Ahora fue Aemond quien intervino.

—¿Eso importa?—Se quejó mirando de mala gana al menor.

Aemond soltó una risa nasal antes de marcharse para seguir con sus entrenamientos seguido de Aegon quien no apartaba la mirada de su prometida, realmente no tenía inconveniente con el color de cabello de sus sobrinos pues no entendían de rencores, solo disfrutaba de molestar a su hermana mayor.

—Gracias Helaena, en la tarde te acompañará a ver a nuestro pequeño sobrino.

Con una sonrisa dejo un beso plantado en la frente de la joven amante de insectos.

·━━━━━━━※━━━━━━━·

Durante el entrenamiento de los príncipes ocurrió una pelea a golpes entre Criston Cole y Harwin Strong por un comentario sobre el rumor de la paternidad del castaño lo que le hizo enfurecer terminó en dar un claro indicio de que claramente tenía algo que ver al haber reaccionado de esa forma.

—Luke, Jace.—Su tía corrió a por ellos tratando de calmar la angustia de ver aquella pelea.

Lucerys temeroso por el momento se escondió detrás de su tía mientras Jacaerys la abrazaba nervioso.

—¡Ya basta!—Gritó Aemma en un pedido de paz.

El cual fue escuchado, aunque el Strong sabía que Aemma no tenía conocimiento del amorío que tenía con la heredera, siempre la respetaba ya que como en algunas ocasiones Rhaenyra le había dicho, ella era su única hermana.

—Lo siento, princesa.—Pronunció antes de lanzarle una mirada y marcharse del lugar evitando las desacuerdos.

—Sir Criston Cole, ¿Como puede ser parte de estos alborotos en frente de su rey, príncipes y princesas?—Regañó todavía con sus sobrinos abrazándola.—Largo de aquí, que mis ojos no lo vuelvan a ver o haré que lo degraden de su puesto.

—Acepte mis disculpas, princesa.—Este mencionó antes de marcharse balbuceando cosas que ella no quiso escuchar.

—Mis príncipes, ¿Están bien?—Finalmente se arrodilló hasta quedar a la altura de los niños.

—Lo estamos...—Aunque Luke todavía se negaba a soltarse de ella.

Con una ligera risa besó las frentes de sus sobrinos demostrando el amor que sentía por ellos.

—Ve con tu mamá, Luke... Debe tener muchas ganas de que conozcas a Joffrey.

Este la obedeció, después de todo era como una segunda madre para el.

—Estuve observando tu entrenamiento Jace, serás un guerrero fuerte.—Halagó.

—Lo seré por ti.—Sonrió mientras sus mejillas se tornaban de un suave rosa.—Seré muy fuerte y te defenderé de todos los que intenten lastimarte.

—Estoy segura de eso, mi pequeño guerrero.—Acarició su mejilla antes de apartarse, ya era hora de acabar con ese mal momento e ir a sus aposentos para tomar un cálido baño.

Pero ahí estaba Aegon observando aquella cercanía molesto, claro que en otra circunstancia no le hubiera tomado atención, pero había notado como su sobrino mayor hacía todo por impresionar a Aemma, tarde o temprano dejaría de ser ese enano rechoncho y de bonitas mejillas, se convertiría en un adulto y si tenía intenciones de quitarle a su princesa, no lo permitiría.

—Es hermosa, ¿No?—Aegon se acercó a su sobrino tomándolo por la parte de atrás del cuello.—Luce como un ángel.

—Aemma es muy bonita.—Aseguró embobado.

—Para tu mala suerte ella ya está comprometida conmigo, nos casaremos algún día.—Llevó su cabeza al oído del joven Velaryon para susurrarle.—Quiero que te alejes de mi prometida.

Luego de eso lo apartó con fuerza regresando a su entrenamiento, pero el príncipe Jacaerys no se daría por vencido tan fácilmente.

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