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King's Landing
U N D I A A N T E S
Aemma Targaryen se preparaba para montar a su amada Moonfire con su corazón destruido volaría a ver a su hermana y darle las noticias.
—Princesa Aemma.—La voz del hombre que había seguido a su padre se hizo presente.
—Sir Otto Hightower.—Lo saludó colocando su mano en la áspera piel de su dragona quien gruñó al verlo acercarse.
—Veo que piensa marcharse, ¿Acaso irá por su hermana?
—Lo que haga o no, no le importa.—Entrecerró los ojos.—Marchase antes de que lo coman vivo.
—Me importa mucho lo que haga princesa.—Se acercó sin importar aquella hemosa dragona quien amenazaba con sus gruñidos.—Por que está llevando a mi nieto, en su vientre crece el príncipe que heredará el trono después de Aegon y Rhaegar.
Su mano rápidamente sujetó su poco abultado vientre, ¿Como es que se había enterado de su condición? Aquel hombre tenía ojos y odios en todos lados y eso le daba escalofríos.
—Aemma... Esto no se trata de hermandad, se trata de ti viendo por el bienestar de tu esposo e hijos, ¿Crees que Rhaenyra tendrá piedad de ellos? No la tuvo ni siquiera con su primer esposo... El supuesto padre de sus hijos.
—A Laenor lo asesinó...
—Rhaenyra y Daemon, no intentes cegarte, bien sabes que lo hicieron para poder casarse...—Otto sujetó a la princesa por los hombros.—No te mientas a ti misma, ¿Ella realmente merece el trono? Una princesa que nunca le aportó nada al consejo, una princesa que nunca se preocupó de aprender cómo gobernar, una princesa que no le importan las reglas... ¿Que clase de reina podría ser alguien que lo único que ha hecho es poner por los suelos el apellido Targaryen?
Una lagrima resbaló por la mejilla, temía por la vida de sus hijos, no quería que esto le afectara.
—Aegon solo te escucha a ti, contigo a su lado guiándolo harán del reino un buen lugar para todos los que lo habitan.—Continuó.—Una reina sabia, un rey justo, unos príncipes legítimos... Eres la única que decidirá el destino de tu familia y de tu casa.
Otto terminó de hablar, Aemma se odiaba a sí misma por si quiera pensarlo... ¿Era capaz de traicionar a su hermana por su propio bien? No había persona que amara más en ese mundo que a su esposo... Y haría lo que sea por el.
—Sir Otto.—Lo llamó y este sonrió victorioso.—Aceptaré con una condición... Será mi respaldo en todo momento, si algo le llegara a ocurrir a mi esposo o hijos usted será el único responsable... Y yo misma cortaré su cabeza.
—Estoy dispuesto a dar mi vida por usted... Mi reina.
Los preparativos terminaron iniciando una nueva era, Aemma y Aegon Targaryen serían coronados reyes de King's landing ante todos los pueblerinos quienes habían sido citados a la ceremonia.
—Pobladores de King's Landing, hoy es el más triste de los días. Nuestro amado rey, Viserys el pacífico, está muerto... Pero también es de los días mas gloriosos pues cuando su espíritu se alejaba, susurró su último deseo, que su hijo primogénito, Aegon, lo sucediera.
Aemma mantenía su cabeza en alto manteniéndose firme a su decisión, los aplausos y gritos de alegría no demoraron en oírse en todo el salón. El sonido de las trompetas los acompañaron anunciando la llegada del príncipe, Aegon caminó debajo de las espadas que alzaron los guardias.
—Es su gran fortuna y privilegio estar aquí para presenciar esto.
Un nuevo día para nuestra ciudad. Un nuevo día para nuestro reino. Un nuevo rey que nos guiará...
La reina recibió a su primogénito con un beso en su frente, por un momento Aegon miró a su esposa quien le transmitió toda la paz que ese momento disponía.
—Que el guerrero le dé valentía. Que el herrero le dé fortaleza a su espada y escudo. Que el padre lo defienda en su necesidad.—Septón Supremo inició su discurso.—Que la anciana levante su brillante lámpara e ilumine su camino a la sabiduría.
La corona de Aegon el conquistador pasó a manos de Sir Criston Cole, el más fiel aliado de la reina.
—La corona del conquistador, heredada a través de generaciones.—Colocaron la corona en la cabeza de Aegon.—Que los siete sean testigos. Aegon Targaryen es el verdadero heredero al trono de hierro
Entre la multitud se escucharon murmullos, el Septón Supremo ayudo a Aegon a ponerse de pie y los pueblerinos lo reverenciaron aceptándolo como su rey.
—Salve, su majestad... ¡Aegon, segundo con el nombre, rey de los Ándalos y de los Rhoynar, y de los primeros hombres, señor de los siete reinos y protector del reino!
Alicent tomó su propia corona la misma que alguna vez le otorgó el título de reina, ahora estaban madre e hija una frente a otra.
—Mi reina...—La reina viuda agachó su cabeza ante quien alguna vez crió como a su propia hija.
Ella misma coronó a la reina, la nueva consorte del reino, una vez más la gente se inclinó, Aegon alzo su espada haciendo que la gente celebrara más.
—Aemma, Helaena.—Aemond abrazó a sus hermanas cuando la gente empezó a gritar pues el piso se empezó a abrir y de este salió un dragón.
La princesa Rhaenys montada sobre su dragón, Meleys.
—Aegon.—Aemma llamó intentando ir hacia el pero Aemond no lo permitió debía proteger a sus hermanas sobre todo.
Alicent se colocó frente a su hijo sin importarle que la bestia se acercaba más a ellos, cerro los ojos esperando por aquella palabra que terminaría con todo, pero el dragón solo soltó un fuerte gruñido para después darse vuelta e irse volando.
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