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KING'S LANDING
Aegon Targaryen se encontraba acunando a su niño en brazos mientras compartía la calidez de la chimenea con su esposa, poco faltaba para el juicio y probablemente otra discusión tormentosa.
—Mamá, quiero ir contigo.—Dijo Rhaegar.
—No puedes cariño, papá y mamá no tardarán.—Besó la mejilla de su niño.
—Cuiden del príncipe, no lo dejen solo.—Aegon pidió a las criadas antes de sujetar la mano de su esposa para marcharse.
Caminaron hasta el frente donde se encontraba Sir Otto de pie a un lado del trono, las miradas de las hermanas se cruzaron, Rhaenyra suplicó que fuera de su lado pero Aemma la ignoró. En la sala también se encontraba Vaemond Velaryon junto con hombres que servían a él, Otto dejó que Vaemond hablará primero, esté hizo su petición, deseaba Driftmark para el.
—¿Qué es más importante? ¿Capacidad o Legitimidad?—Aemma murmuró a su esposo.
—En cualquiera de los casos, Sir Vaemond es más capaz y auténtico como Velaryon de lo que Lucerys podría ser en toda su vida.
—Princesa...—Otto finalmente le dió la oportunidad de defender su puesto.
Todos se sorprendieron cuando las puertas se abrieron de par en par y el Rey Viserys entró caminando a duras penas listo para defender a su hija y nietos.
—Ahora pregunto, ¿Que clase de heredera no tiene al capacidad de defenderse sola? Si es así desde ahora no quiero imaginar como nos gobernará.—Rodó los ojos.
—Aún así será la reina.—Aemma habló.—Deja de tratarla así, nuestro destino y el de Rhaegar estará en sus manos cuando papá muera.
—Es más rápido que lo maten Rhaenyra y sus bastardos de un infarto a que su enfermedad lo consuma.—Aemond intervino.
El juicio continuó pero Sir Vaemond objetó pues el rey le había dado la razón a su hija.
—¡Son bastardos!
Aegon miró a su esposa tratando de disimular su risa pero esta se la quitó con una mirada severa.
—Y su madre, ¡Es una golfa!
La espada de Daemon hizo justicia para Rhaenyra cortando la mitad de la cabeza del hombre, todos se sobresaltaron y Aemma solo ocultó su cabeza en el pecho de su esposo.
—Déjalo conservar su lengua.—dijo Daemon al rey.
Con la muerte de Vaemond quedó claro que cualquiera que se atreviera a insultar a Rhaenyra y sus hijos, sin importar el cargo que tuviera, estaría condenandose así mismo en el momento en que abriera la boca. El rey dio por terminado el asunto, Driftmark sería de Lucerys Velaryon.
Toda la familia se encontraba alrededor de la enorme mesa todos lucían incómodos después de lo ocurrido, el rey observaba a todos mientras daba un pequeño discurso al igual que la reina y futura princesa quienes por primera vez dijeron palabras respetuosas para la otra.
—Quiero celebrar el compromiso de mis nietos con sus primas, Baela y Rhaena.
Jace miró a su tía, podía notar la pena en su mirada, todos y cada uno de los presentes conocían el amor que el príncipe sentía por Aemma, incluso Aegon.
—Tranquilo sobrino, quizás pueda enseñarte a cómo tratar a una mujer.—Se burló el mayor quien estaba a su lado.
Discretamente su esposa le dió un codazo haciéndolo callar al instante,
—Yo quiero brindar por los conpromisos de Rhaena y Baela, estar casada no es tan malo como lo imaginan, algunos hombres solo fingen ser duros por fuera pero tienen un gran corazón en su interior.—Todos sonrieron al ver las mejillas rosadas de Aegon quien era grosero con todo el mundo menos con su esposa.
La mayoría sabía que quien tomaba las decisiones en la relación era Aemma y que gracias a ella Aegon había dejado de embriagarse, después de su matrimonio no se apareció en ningún burdel o si quiera salía del castillo, vivía para estar junto a su amada esposa.
—A mi me gustaría brindar por mi querida tía Aemma, aspiro que a partir de este día las relaciones de nuestras familias mejoren y podamos vivir en armonía... Por eso me gustaría invitarla a bailar.
Todos bebieron de sus copas mientras Aemma aceptaba la mano de su sobrino quien la llevó a danzar al ritmo de las hermosas sinfonías, tan pronto se acercaron, Aegon volteó a verlos en todo momento calculando la cercanía que tenían.
—Cuida tus manos.—Aegon murmuró a Jace cuando pasó a su lado.
Mientras tanto Aemond miró hacía el frente y se encontró con Luke viéndolo y riéndose de él por el cerdo asado que habían puesto al frente de el recordando aquella broma que le habían hecho cuando no era un jinete todavía. La sonrisa de Luke se borró en cuanto vio a Aemond mirándolo fijamente.
—¡Quiero hacer un brindis...! Por la salud de mi sobrinos Jace... Luke... Joffrey... Atractivos, sabios y como su padre... Fuertes.
—Hermano...—Helaena trató de calmarlo.
—Vaciemos nuestras copas por los tres niños fuertes.
—Te reto a que lo digas de nuevo.—Jace soltó a su tía para dirigir toda su atención a Aemond.
—Jace.—Intentó recuperar su juicio.
—¿Qué? ¿Acaso no te consideras fuerte?
Jacaerys no pensó antes de abalanzarse contra el dándole un puñetazo el cual no le hizo daño alguno al peliblanco, Aemma se sobresaltó cuando escuchó la mesa ser golpeada, Luke había intentado intervenir pero Aegon lo detuvo.
—No lo volverás a lastimar.—Amenazó.
Luke forcejeaba contra Aegon y una de las princesas intentó intervenir pero Aemma salió a dar la cara por sus hermanos.
—Quítate.—Baela gruñó tratando de empujarla.
—Este asunto no es contigo niñita, no te metas.—Le dio un suave impulso para que Rhaena pudiera calmarla.
Así terminó la noche de todos, en peleas y una nueva disputa, pero a partir de ahí todo cambiaría.
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